Tutorial para novatas – Astrofísica
4.- Turno de preguntas – Cuestión planteada por la alumna Nereikah
Planteamiento de la pregunta:
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"Los científicos nos han tranquilizado respecto a la tormenta solar pero aún quedan otras teorías apocalípticas en el tintero. El cine nos ha puesto sobreaviso. ¿Tenemos razones para preocuparnos?
Deep Impact, Armageddon. "El riesgo de impacto existe, aunque la probabilidad de que ocurra es muy baja, especialmente para los objetos de mayor tamaño", asegura Jesús Martínez Frías, experto en Meteoritos, investigador del CSIC y el INTA (Instituto asociado a la NASA). Gran parte de los Objetos Potencialmente Peligrosos están ya catalogados. El mayor riesgo de impacto, y la mayor dificultad de localización y seguimiento, recae en los objetos pequeños de entre 50 y 100 metros. Numerosos organismos y agencias espaciales vigilan el cielo para prevenir un impacto pero ya existen numerosas estimaciones ya tabuladas que permiten establecer las consecuencias, aclara el investigador.
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A ver, que no se de donde sacan estos expertos. Las probabilidades del choque de un meteorito con La Tierra no son bajas. Es más, se trata de un suceso que ocurrirá en el futuro con total certeza. Aquí entramos de nuevo en el problema de las escalas de tiempo. Las posibilidades de que ocurra el próximo verano son muy reducidas, pero no lo descartemos. Una de las maneras que tienen los que comen gracias a la carrera espacial de convencer a los que deciden en que se invierte el dinero público de que se "meta" más dinerito en mandar artefactos al espacio es hacer creíble esta amenaza. Por que parece que ya a nadie le entusiasma la idea de que un carrito con ruedas se pose sobre Marte y se de un garbeo para tomar una serie de datos científicos. A mi esto me tuvo en vilo en el verano de 1972, cuando algunos no habíais nacido. Las generaciones que han venido después de la mía parecen estar más intereados en otros asuntos.
¿Que los más peligrosos están catalogados? Venga, tirate ya de la moto. Todos los días se descubren cuerpos en el espacio. Los que nos importan para este asuntos son diminutos comparados con el grueso de la tropa que puebla el cielo, así que las dificultades a la hora de detectarlos son enormes. El killer que vaya a borrarnos del mapa puede estar de camino, próximo y no haber sido visto nunca. Lo que si afirmo es que es un suceso que sucederá tarde o temprano.
¿Que entendemos por tarde? ¿Lo que tarda en pestañear una estrella? Desde mi punto de vista no. Un científico llamado david Raup, amigo de los Alvarez, quienes demostraron que hace 75 millones de años un meteorito se estrello en la Península del Yucatán causando la extinción de los dinosaurios, además de un barullo importante en el Planeta Tierra, publicó en 1999 un librito muy interesante, traducido por Alianza Editorial, llamado "El asunto Némesis". En realidad el ensayo trataba de denunciar algunos abusos que según él se producían en el mundo de la ciencia, en el que afirmaba que se marginaban teorías perfectamente plausibles en favor de otras más dudosas, por causa de lo habitual en estos casos, manías, intereses creados, etc. Lo más interesante de este libro es que resumía su teoría sobre las extinciones en masa de especies que se han producido a lo largo de la historia de la vida en el planeta. Resulta que si se enumeran todas, las probadas, las que son bastante factibles y aquellas otras de las que solo existen indicios, existe una marcada tendencia a que se produzcan a intervalos regulares, concretamente cada 150 millones de años. La Tierra se formó hace 5 mil millones de años, así que tampoco es un periodo tan largo. A una estrella desde luego que no le da tiempo a pestañear en tan poco poco rato. La propuesta de este científico, uno de los mayores expertos mundiales en extinciones, es que algún suceso cósmico que ocurre con una frecuencia determinada provoca una lluvia de meteoritos sobre la Tierra. Si caen chuzos de punta las probabilidades de que una gota nos de justo en un párpado y nos deje el ojo “a la virulé” se elevan drásticamente.
¿Que puede ser ese suceso cósmico? Para poder contestar hay que explicar primero que existe algo denominado Nube de Oort rodeando el Sistema Solar. Se trata de una esfera, un cascarón hueco formado por meteoritos, asteroides y cuerpos rocosos de muy diversos tamaños que orbitan alrededor del sol. ¿Cual es su origen? Se afirma que se formó con los remanentes de materiales no utilizados en la creación de los planetas. El gas y el polvo a partir de los cuales se originó el sistema solar se concentró sobre todo en dos grandes aglomeraciones de materia. Una dio origen a la estrella y la otra a los planetas. Con el remanente se formó la Nube de Oort, cuyo radio excede en tamaño al radio órbital del más alejado de los planetas, Neptuno. También excede al radio orbital de Plutón, que recientemente ha sido reasignado como simple pedrusco, destituyéndole de su condición de planeta, de la que podía presumir hasta hace muy poco. De vez en cuando dos de los cuerpos que forman la nube se acercan demasiado y eso provoca una reacción en cadena de choques, empellones y collejas entre algunos elementos de la nebulosa de pedruscos. Algunos tal ves podrían ser expedidos hacia fuera y otros hacia el interior del Sistema Solar, donde empezarían a trazar trayectorias erráticas, bucles en su avance al verse influenciados por la estrella y los diferentes planetas. Tarde o temprano podrían chocar con algo importante que encontraran a su paso, por ejemplo, Tunguska.
En Tunguska, un paraje desolado de Siberia, se produjo en 1908 una gran explosión, que desde entonces es un jugoso misterio. Mira que gracia, me acaba de recordar Wikipedia, ya se me había olvidado, que fue un 30 de junio, el día de mi cumpleaños. La misma fecha de “La noche triste”, en la que Cortés tuvo que salir por patas de Tenochtitlan, perdiendo casi el oremus en la retirada. A ver si alguien me encuentra una efemerides grata, que en su día esto me tenía bastante contrariado.
Dos cosas destacan en el suceso Tunguska, que hubo suerte de que no se produjese medio siglo después, en cuyo caso estaríamos gozando de un invierno nuclear, por que habrían saltado sin duda las alarmas en el entonces país soviético, y que aquello que chocó con la tierra no dejó rastro. Eso dejó margen para que se plantearan las más arriesgadas hipótesis, tres de ellas epatantes. Hay que decir que los Alvarez, Luis Senior y Luis Junior, son famosos al demostrar la existencia de acumulaciones de cenizas y materiales de origen extraterrestre en las capas geológicas desimentarias correspondientes a la época del impacto del meteorito que devastó México. Probablemente se levantó una nube de polvo que ocultó la luz del sol, reforzada con las cenizas generadas por los incendios generalizados en todos los bosques del planeta. Se nos vino encima un invierno nuclear. Este moledo, muy similar al que se dice que es el más probable tras una guerra atómica, fue diseñado una serie de científicos entre los que se encontraba Carl Sagan, que ya se va viendo que era un tipo que me caía muy bien.
Sin posibilidades de alimentarse, máxime cuando sus necesidades eran enormes, ya que las plantas apenas eran capaces de crecer en un mundo en permanentes sombras, los dinosaurios pasaron a mejor vida y cedieron su lugar a otras especies, entre ellas lo mamíferos. Esro es algo que n o conviene olvidar, los cataclismos son también oportunidades de progreso. Es más, además de las extinciones en masa, se tienen evidencias de periodos en la evolución de la vida en La Tierra en las que el proceso de aparición de nuevas especies animales y vegetales se aceleraron extraordinariamente. Es un misterio de la biología por que ocurrieron y que consecuencias trajeron, aparte de mejorar sustancialmente eso que ahora se denomina la diversidad genética.
Pero retomemos la narración del fenómeno sucedido en Tunguska. Las explicaciones epatantes de las que antes hablara son las siguientes:
1) Impacto de un miniagujero negro. No se que efectos produce ese evento, pero me los imagino mucho peores que lo que paso en Tunguska. Los agujeros negros, en puridad las singularidades esencial que encierran, desgarran el espacio-tiempo y engullen la materia, no van tirando petardazos como si fuera el día de las Fallas.
2) Accidente de una nave extraterrestre. Esto solo se plantea por que mola pensarlo, por que esta tesis no explica por que se carece de rastros de materiales o minerales en el entorno del lugar de impacto. También es verdad que si uno es asiduo a las revistas de lo misterioso y a programas del tipo de Iker Jiménez ahora y Jiménez del Oso en el pasado, uno escuchara noticias de expediciones que se dice que encontraron rastros y evidencia de materiales muy raritos, que reforzarían la tesis de que el padre de ET no sabía pilotar era un peligro en la carretera.
3) Choque de una masa de antimateria. Esto casi mola más, y explicaría lo que la hipótesis tipo Star Trek no puede. La entrada en la atmósfera dejaría un rastro de desintegración con aparato notable de radiaciones y fuegos artificiales, y si la cantidad de antimateria fuese pequeña daría tiempo a su desaparición antes de llegar a la superficie del suelo, con un efecto devastador en los últimos metros, que ecidencian las fotografías captadas en su momento, con bosque senteros con los árboles abatidos.
Lo más plausible es que el meteorito que impacto en Tunguska estuviera formado por hielo, y que ni siquiera llegara a tocar el duelo al derretirse por completo en su trayectoria a través de la atmósfera. El recalentamiento por el roce explicaría las emisiones masivas de energías. En todo caso da igual para lo que nos importa cual es la explicación de este suceso. Lo relevante es que hace falta muy poco pedrusco para causar un importante destrozo. Incluso un cubito de hielo puede ser mortal de necesidad.
¿Qué tipo de causa podría explicar una hipotética lluvia de meteoritos a intervalos regulares? David M. Raup, que solo es un geólogo y la cosmología no es su materia de estudio, no se decantaba por una explicación concreta. Lo que si aventuraba, y creo que con tino, es que dicha explicación muy probablemente sería un proceso cósmico. Por ejemplo, el momento de máximo acercamiento al sol de una estrella acompañante, que alteraría el orden precario de la Nube de Oort con su gravedad. Hay que hacer notar que casi la mitad de los sistemas solares son binarios, es decir, están formados por dos estrellas, que trazan trayectorias complicadas la una alrededor de la otra, tal vez con una gran distancia entre el punto de máxima aproximación y el de máximo alejamiento. Más aun, lo normal es que haya una gran desproporción entre las masas de las compañeras estelares. Bien pudiera ser que la acompañante aun no detectada del Sol fuese una enana marrón que, como su nombre indica, tiene un brillo bastante escaso y desilusionante, por que su poca masa apenas es capaz de encender la caldera de fusión nuclear que hay en su núcleo. Eso explicaría que nadie la hubiese detectado aun. Tal vez dentro de 75 millones de años haya una opotunidad. Otra explicación podría ser la fluctuación arriba y abajo del Sol en el plano de la Galaxia. Al pasar por dicho plano a intervalos regulares tal vez tenga que cruzar zonas del espacio con mayor acumulación de materia que podrían causar desavenencia en la comunidad de pedruscos de la Nube de Oort.
Caben muchas posibles explicaciones. De lo que hemos de felicitarnos es que aun nos quede la mitad del tiempo del periodo para anticipar una solución antes de que vuelva a repetirse la lluvia asesina. ¿Para entonces todos calvos? Pues es posible. Incluso podría sr que existiese la posibilidad de gozar d una vida casi eterna por mor de los avances de la medicina. Eso si, habría que disfrutarla en otro sitio. Tal vez en Proxima Centauri, la estrella que nos pilla más cerca.
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