Sáb Sep 11, 2010 7:01 pm
Giro de 180 grados
Donde se vivió con especial terror el 11-S fue en casa de mi amiga Aicha, con la que me casé para que pudiera obtener sus papeles de residencia. Es marroquí, y el que luego se convirtió en el padre de Soraya y que la estuvo chuleando hasta que ella se hartó era argelino. Los dos estuvieron todo el día pegados al televisor pensando que el mundo se les venía encima. Me llamó preocupada para decirme que ella estaba en contra de aquello. Me sobrepuse al enfado para tratar de calmarla. ¿Que por que estaba enfadado? Mejor no lo cuento, pero está claro que si algo he aprendido de la vida, algo que ya he dicho otras veces, es que jamás se le debe hacer un favor a una mujer. Vengo viviendo a espaldas de esta verdad desde que recuerdo. No, las imágenes de los palestinos eufóricos tampoco ayudaron mucho a calmarla. Y es que habiamos discutido infinidad de veces por mi no disimulada simpatía por los judios. Y es que soy español, trataba de hacerla entender, mucho más judio que moro, y sin apenas trazas de raza árabe, que es la suya.
Años después, tras el 11-M nos bombardearon con información bienitencionada sobre el mundo musulmán. Sin embargo las bocas de metro del barrio de tetuán, el mío, y donde está la colonia musulmana más amplia de Madrid, permanecieron custodiadas por la policia y el ejercito durante días. El doble discurso de los que mandan, que si los escuchas atentamente te das cuenta de que se contradicen cuando hablan, cada vez me asquea más. ¿Que hicieron los del "papeles para todos" en cuanto consiguieron la responsabilidad de gobierno?, pues empezar a expulsar sin papeles como posesos. En la televisión nos pusieron unos cuantos reportajes de familias musulmanas madrileñas para que nos hicieramos cargo de su normalidad. Lo que yo saqué en claro es que ninguno de esos afables padres de familia estaba dispuesto a que ninguna de sus hijas se casara con tipos de la tierra. Las visicitudes para conseguir candidatos a yernos eran dignas de escucharse. Por supuesto la familia de Aicha jamás supó de su boda. La hubieran colgado de algún árbol ipso facto, por su bien, por supuesto, y para restablecer el honor de la familia. Aunque les hubiese explicado las circunstancias. Ahora vive en Málaga con su hija, que es tan española como la tierra en la que abrió los ojos. Algún día iré a conocerla, cuando el mar devuelva los restos de aquel naufragio.
No se trata de odiar, pero creo que es muy peligroso fabricar un mundo feliz a base de mentiras piadosas. Para apreciar a la gente basta normalmente con conocerla. Supongo que conocer a Aicha me vacuno de la enfermedad del odio o el terror a los musulmanes. A lo mejor esa fue la forma de devolverme el favor. Tendría que analizarlo. Pero también me hizo saber algunos datos que me incitan a pensar que tampoco es bueno establecer alianzas tan alegremente con civilizaciones que rechazan nuestros valores.
Lo curioso es que cuando hablas de estas cosas con la gente suelen acudir a los tópicos bienintencionados, cuando lo cierto es que el trato que se dispensa a los extranjeros en España es casi vejatorio. El trato administrativo me refiero. Se de lo que hablo. Cierto que en sus paises de origen los tratan mucho peor. Pero eso no nos libera de la responsabilidad de intentar tratarlos con el debido respeto. ¿Alguno conoce las dependencias, vamos a llamarlas así, donde se realizan los trámites administrativos de los asuntos de extranjería? Pues yo he conocido alguna y me dieron vergüenza de ser español.
Donde se vivió con especial terror el 11-S fue en casa de mi amiga Aicha, con la que me casé para que pudiera obtener sus papeles de residencia. Es marroquí, y el que luego se convirtió en el padre de Soraya y que la estuvo chuleando hasta que ella se hartó era argelino. Los dos estuvieron todo el día pegados al televisor pensando que el mundo se les venía encima. Me llamó preocupada para decirme que ella estaba en contra de aquello. Me sobrepuse al enfado para tratar de calmarla. ¿Que por que estaba enfadado? Mejor no lo cuento, pero está claro que si algo he aprendido de la vida, algo que ya he dicho otras veces, es que jamás se le debe hacer un favor a una mujer. Vengo viviendo a espaldas de esta verdad desde que recuerdo. No, las imágenes de los palestinos eufóricos tampoco ayudaron mucho a calmarla. Y es que habiamos discutido infinidad de veces por mi no disimulada simpatía por los judios. Y es que soy español, trataba de hacerla entender, mucho más judio que moro, y sin apenas trazas de raza árabe, que es la suya.
Años después, tras el 11-M nos bombardearon con información bienitencionada sobre el mundo musulmán. Sin embargo las bocas de metro del barrio de tetuán, el mío, y donde está la colonia musulmana más amplia de Madrid, permanecieron custodiadas por la policia y el ejercito durante días. El doble discurso de los que mandan, que si los escuchas atentamente te das cuenta de que se contradicen cuando hablan, cada vez me asquea más. ¿Que hicieron los del "papeles para todos" en cuanto consiguieron la responsabilidad de gobierno?, pues empezar a expulsar sin papeles como posesos. En la televisión nos pusieron unos cuantos reportajes de familias musulmanas madrileñas para que nos hicieramos cargo de su normalidad. Lo que yo saqué en claro es que ninguno de esos afables padres de familia estaba dispuesto a que ninguna de sus hijas se casara con tipos de la tierra. Las visicitudes para conseguir candidatos a yernos eran dignas de escucharse. Por supuesto la familia de Aicha jamás supó de su boda. La hubieran colgado de algún árbol ipso facto, por su bien, por supuesto, y para restablecer el honor de la familia. Aunque les hubiese explicado las circunstancias. Ahora vive en Málaga con su hija, que es tan española como la tierra en la que abrió los ojos. Algún día iré a conocerla, cuando el mar devuelva los restos de aquel naufragio.
No se trata de odiar, pero creo que es muy peligroso fabricar un mundo feliz a base de mentiras piadosas. Para apreciar a la gente basta normalmente con conocerla. Supongo que conocer a Aicha me vacuno de la enfermedad del odio o el terror a los musulmanes. A lo mejor esa fue la forma de devolverme el favor. Tendría que analizarlo. Pero también me hizo saber algunos datos que me incitan a pensar que tampoco es bueno establecer alianzas tan alegremente con civilizaciones que rechazan nuestros valores.
Lo curioso es que cuando hablas de estas cosas con la gente suelen acudir a los tópicos bienintencionados, cuando lo cierto es que el trato que se dispensa a los extranjeros en España es casi vejatorio. El trato administrativo me refiero. Se de lo que hablo. Cierto que en sus paises de origen los tratan mucho peor. Pero eso no nos libera de la responsabilidad de intentar tratarlos con el debido respeto. ¿Alguno conoce las dependencias, vamos a llamarlas así, donde se realizan los trámites administrativos de los asuntos de extranjería? Pues yo he conocido alguna y me dieron vergüenza de ser español.
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