sábado, 23 de octubre de 2010

Intervenciones en PuntoPelotaForo (2)

El cuento de nunca acabar

David Ortega en su blog: http://bit.ly/8ZRg3D Bkball
22-10-2010 a las 10:12 pm

En un mundo que mueve tantos millones y sentimientos, la introducción de las nuevas tecnologías es imprescindible, pero no la única solución para evitar arbitrajes tan indignos y vergonzosos como los que sufre cada semana el fútbol mundial.

Es el ataque a los colegiados, la cruzada contra aquellos que tienen que decidir en décimas de segundos lo que otros juzgamos recreándonos en decenas de repeticiones en el DVD. Ello es un recurso pobre y manido, en el que todos hemos caído alguna vez. Sin embargo, no deja de resultar curioso, a la par que molesto, que se agudicen esas embestidas, esas críticas, esas feroces garras de la pluma o la palabra en virtud de qué equipos intervengan, quién sea el presuntamente perjudicado o favorecido y, por supuesto, quién sea el árbitro.

Estas condiciones, en sí mismas, delatan el argumento del interés y renuncian a la independencia y a la objetividad en el juicio. No es igual que jueguen los grandes a que lo hagan los más modestos. Cuando se predispone al espectador contra la labor del árbitro, se contribuye a elevar el grado belicoso y el clima agresivo. Ello nos conduce inexorablemente al estado violento.

Sin ser violencia lo que genera el deporte, sí es violento lo que la sociedad, mediante la intervención de un sector de conductas atrabiliarias, aporta a los recintos deportivos. Una cosa es discrepar y otra alterar el orden intelectual del público con opiniones desmedidas basadas en hechos sin certeza acreditada. El fútbol se harta de desmontar con datos objetivos los resultados. E incluso las mismas imágenes de televisión, campañas extemporáneas, más propias de los años ochenta o noventa del pasado siglo que de las primeros lustros del XXI, dejan en mal lugar a quienes las generan y alientan con el único y exclusivo objetivo de dañar a terceros, creyendo equivocadamente que así se ganan el favor de lectores, oyentes o espectadores y, en consecuencia, el aumento de su negocio.

Lamentablemente a esta guerra, el árbitro, juez técnico y disciplinario del juego, sólo puede responder con el silencio.
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Por Rokko69. 23-10-2010 a las 10:37

Uno de los grandes tópicos de los tiempos que corren, redactado desde la supuesta certeza y acuñado en bronce para que sea perenne en la conciencia, es lo violentísimos que somos comparados con nuestros antepasados. Que mira, ahí tienes a los griegos, siempre charlando de filosofía en el ágora, que si el canon de belleza, que si a los cuatro elementos hay que sumarles el éter, mientras que hoy en día nos partimos la cara unos a otros al mínimo pretexto que tenemos. Qué violento se pone uno detrás del volante, ¿verdad?. Y, claro, como en los tiempos de la Gracia Clásica no existía el tráfico, imaginamos que aquella sociedad tenía el don apacible del que carece la nuestra. Se dice que el siglo XX ha sido el más violento de todos. Supongo que a medida que nos sintamos más de éste que de aquel en el cual nacimos la mayoría, diremos que el más violento está siendo el siglo XXI. Uno que ha leido un poquitito de historia, tampoco sin mucho orden y sistema, se atreve a dudarlo. Siempre me acuerdo de aquella anécdota que leí en la biografía de Mehmet II, en la que se explicaba como tras una batalla con resultado favorable para ellas, las huestes cristianas de los balcanes celebraron el triunfo con una fiesta sonada, allí, en el mismo campo de batalla, utilizando los cadáveres de los turcos como mesas para el banquete. Creo recordar que quien organizó el evento fue el chavalote ese que con el correr del tiempo se conviertó en el Drácula literario y cinematográfico. En casi todos los siglos que han sido una de las profesiones más honradas y mejor pagadas ha sido la de saqueador de las ciudades del prójimo, es decir, la de soldado. Si es que ejemplos hay mil. Pero bueno, supongo que como casi todas las teorias, hasta las que son evidentemente erróneas, esta también quedará sujeta a las opiniones de unos y otros.

Hay verdadera obsesión por hacer que nos sintamos culpables. Ahora que la Iglesia Católica ha perdido ascendente sobre nosotros, y capacidad para hacer que nos arrepintamos de todo, son las nuevas pseudo-religiones las que tratan de enfermarnos la conciencia. El ecologismo se lo tiene muy bien "montado", y hasta nos vaticina el apocalipsis sino cesamos de cometer pecados. Pero los falsos Gandhis del deporte tampoco se lo han organizado a lo pobretón y de mala manera. ¿Que nos volvemos violentos en los estadios? Bueno, no se, yo más bien diría que no. Coléricos lo mismo. Yo pasó por ser un cascarrabias y jamás he llegado "a las manos" discutiendo con nadie. Otro ejemplito histórico: en tiempos de la Constantinopla de Belisario, el que reconquisto fugazmente Roma y también Cartago a los bárbaros del norte Europa, los partidos políticos se organizaban alrededor de los equipos de carreras de cuádrigas. Cada equipo de los que corrían en el coliseo tenía un color y sus seguidores lo tomaban prestado para organizar un movimiento ciudadano. Así, podías ver a los verdes y a los azules matándose por las calles de la ahora Estambul tras una carrera emocionante. Una carrera disputada o dudosa en su desarrollo podía derrocar a un gobierno si la masa de simpatizantes del equipo agraviado se movilizaba, tomaba las armas y se enfrentaba a los del equipo que tenía entre los suyos a los que mandaban. Qué cosas, ¿no? Aquello no era meter la política en el deporte, era hacer política desde el deporte.

Yo hace años que dejé de fijarme en quien arbitra y a quien han evitado designar para un partido. Me parece mala política si quieres seguir considerando el fútbol como un divertimento, por que te puede predisponer ya de inicio contra el desarrollo de un partido. Me parece que en España los árbitros desarrollan su labor un tanto a tontas y a locas, es decir, sin mucho criterio y en completo desorden. Lo que en la jugada anterior no les parece digno siquiera de analizarse, en la siguiente puede ser motivo de una decisión que altere profundamente el transcurso del partido. En las competiciones europeas creo que el lema es "jueguen, jueguen" y pocas faltas se pitan. No digamos ya penaltis. Lo dije una vez y lo sostengo, los 5 supuestos penaltis al Chelsea en la semifinal de la Champions que disputo al Barcelona, no se pitaron por que el árbitro fuese con un equipo sino por que los arbitros europeos son fanáticos de escurrir el bulto. Lo que tenía que haber hecho el Chelsea era hincharse a cometer penaltis también.

Volviendo al articulo del amigo David, me hace sonreir su condescendencia con la especie arbitral. Que lo mismo va a proponer que se la incluya en el Libro Rojo de las Especies en Peligro. Son los propios mandatarios del fútbol, entre los que se encuentran supongo los dirigentes del estamento arbitral, los que se niegan a introducir mejoras técnicas para ayudar a los colegiados. ¿Y por qué será? Pues me temo que para seguir teniendo la sartén por el mango, para que la última decisión sea la del árbitro, aunque claramente sea errónea y sea fácil corregir el disparate. Ni tan víctimas ellos ni tan violentos nosotros.

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