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Carta a Dafne
(Esta no recuerdo si la envié, pero creo que sí)
Vamos a pensarlo con calma, Dafne. Es una propuesta seria. ¿Y si pongo más jajas en mis contentaciones? No se, tenemos que sopesar si el que estemos juntos te hace brillar más la cara o te ensombronce el rostro. Podemos caminar cada uno a un lado en una acera, tu en la del sol y yo confundiendome con la penumbra, también podríamos intentar esto. Entiendeme, Dafne, yo no quiero acertar en las decisiones ni estar en lo cierto, proponer las mejores soluciones, solo quiero estar contigo mientras dure la galerna. Pero intuyo que aquello de mi que te haga brillar será lo que logrará retenerte conmigo otro ratito más mientras llega la calma. Eres un ser de luz por capacidad y por voluntad propia. Y yo quiero que mi amor sea solo para tu lumbre.
Ayer estabas rara y eso me perturbó un poco. Me preocupa, Dafne, no convenirte. Eres del genero lindo, avecilla de paso que ojalá tuviera en mi su reposadero. Y marchitar tu alegría es pecado que procura el infierno. Yo soy de los que prefiero el frío, Dafne, de los que busca el cobijo de la sombra. No se si fui yo, si te perturbo, si era otra cosa. Tal vez ni siquiere pese en tu vida. ¿Como decidir si eso es lo que quiero o lo que no quiero? Me haces sentir sombrio al tiempo que me das alegría. No quiero que la alegría que te procure estar junto a mi le quite un solo brillo a tu cielo. El sol en tu cara, esa es la definición exacta de un día de verano. El pelo negro y denso, como la madera de teca, partiéndose en dos sobre tu frente como una v intertida, como un comecocos camino de tus labios. La boca roja de un dulce patito. Un hombro arriba y el rostro arqueado como un Modigliani auténtico y certificado. Mirando de soslayo para enamorarnos a todos. Niña, ese truqui es muy bueno. El que tus hombros jueguen en el balancín ya es una obra maestra, Tan redondos, tan niños, tan coquetos. Te se de memoria, Dafne. Lo que se de ti ya lo he memorizado por si algún día lo único que reste de ti sea lo que tenga capacidad para escribirlo.
Ayer en el bar no sabía que hacer. Distraje la confusión disparando sobre el pianista. Creo que dije muchas tonterías. Pero si me alajeba tu te ponías tensa, si me acercaba solo veías lo malo. Todo está en mi cabeza, lo se. Pero es que tú eres alguien que me he inventado. Bueno, ojala tuviese tanta inventiva o tan buen gusto. Entiéndeme lo que te digo. Te agradezco, sin embargo, que digas que estabas rara, es generoso por tu parte. Podrías haber salido de lo de ayer cargando sobre mí toda la culpa. Y ahora viene el dilema que explica como soy. ¿Quiero que ese "estar rara" sea por mi? ¿Sobrevivíría a la culpa de fomentar tu rareza? No se si quiero provocar tus estados de ánimo. Bueno, si lo se, y también se que tu lo sabes. Lo se, son muchas las cosas que te digo, te pones a barlovento de ellas y crees que te va a arrastrar el viento. Lo que te atrae de mi es lo que te espanta. Lo que te da calma es lo que te pone tensa. Se llama contactar, Dafne. Y urge sentir, te lo aseguro. Sea lo que sea. El orden procura cosas pero no personas, ya lo irás entendiendo. Pero, yo no soy como tu padre, jamás te haría daño si pudiera evitarlo, tu alegría es lo que me atrae de tí, sería un necio si quisiese borrarla. Pero sí, no se que quiero, por que no se si lo merezco, si sabre custodiarlo. Anda, hazme un favor, Dafne, dime que me calle que no puedo pararme. Pero es que agobiarte es tan divertido a veces. Por Dios, es broma. Un día me explicarás las cosas y me convertiré en una polilla abrasada en la luz de una vela.
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