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Mr. Smith - Operativo en Puerto Banús (2)
A las 3:20 Zulú alcanzamos la caseta del jardinero. Bueno, casi no comento. El grifo para abastecer la manga riega era de oro, y el espacio disponible en armarios para herramientas hubiera servido de sobra para que pernoctaran todos esos que pasan la noche junto a las taquillas del Bernabeu, incluso en vísperas de semifinales de la Champions. La niña se desperezaba en un rincón, mientras jugaba con su barbie. Kosa y yo aprovechabamos para repasar lo más importante. “¿Si algo sale mal y hay que huir, donde nos reunimos?”. “Esa es fácil. ¿Va a haber premio si la acierto?”. “Kosa, deja de pensar en el catre y céntrate, que nos jugamos mucho”. “Jesús, que carácter. ¿A ti cuantas veces dices que te han baneado?”. “Solo una”. “Pues sería por que eres un enchufado”. “¿Dónde, Kosa? Es importante que no lo olvides”. “En el Chat del 2.0, que ya nadie lo visita. Mira, un lugar recogido para jugar médicos y enfermeras”. “¿Y si te atrapan?”. “Si es el papito, dejo que me torture. Tiene cara de vicio. Supongo que tendrá un culo muy masculino cuando se lo remite a todas por emilio”. “No se puede hablar contigo en serio”. “Ya te dije que yo soy seria, pero me gusta bromear cuando somos muchos”. “Pero si estamos solos tu y yo”. “También esta esa”. “Pensaba que erais amigas”. “En el terreno de juego no hay amistades. ¿No lo sabes y particpas en los foros de fúrbol?”. “Pero que terreno de juego ni que gaitas”. “Es que solo le dan puntos a ella. Y tiene una personalidad muy resumida”. Nerea se nos acercó sonriente. Vaya novedad. “ ”, dijo con su voz de niña. Se había levantado locuaz. Cuando hablo con ella a veces me siento como en un comic. Pero me encanta su parloteo. Lástima no haber estado más atento a la saga Mira quien habla. Tal vez ahora podría entenderla mejor. “Un momentito, bebé, que Kosa y yo estamos hablando cosas de mayores”. “Jajaja”. Que público tan agradecido. Se ríe siempre de todo lo que le digo. Si fuera del Barcelona a lo mejor me mosquearía. Como adoro a esta niña.
“Perdona, pero te estoy hablando”. “¿Cómo dices?”. “Que llevo cinco minutos hablándote sin que me contestes. Y, además, lo que te estoy diciendo no es para que pongas esa cara de felicidad”. “A ver, repítelo”. “Pues que Gorbachov, Dinio_Llobregat y Stoicov acaban de llegar en coche y están entrando en el emporio”. Me asomé a la ventana y comprobé que era cierto. Como se parece Gorbi a su gemelo Dinio, casi se diría que son la misma persona. “Bueno, ya que volviste del jardín de infancia, te recuerdo que empieza a echársenos el tiempo encima”. “Nose, ¿has anotado la matrícula del coche?”. “Ni que fuera un canterano. Llevo mucho en esto”. “¿Lo has anotado o no?”. “Coche alquilado. Matrícula de Cádiz”. “Seguro que vienen del Puerto de Santa María. Tenía yo razón. El traslado era esta noche”. “¿Allí es donde tiene el Tío Gilito el bunker del dinero. Verle al lado de la piscina me ha hecho tener una asociación de ideas. Mañana me baño en dinero. Yuju”. “No, Kosa. Lo que han trasladado no es dinero. Pero si mucho más valioso. ¿Alguno de ellos portaba maletín, Nose?”. “Uno bien grandecito”. “Me encanta cuando los planes salen bien. M.A., digo, Kosa, en 5 minutos nos ponemos en marcha, cruzamos el jardín hasta el Pussycats y entramos en el emporio”. “Por fin acción”. “Pero solo de trabajo, ¿eh Kosa?”. “Es que Dinio tiene mucho morbo”. “¿Y el gemelo no?”. “Pues, mira, no sabría decirte por qué, pero me parece como un sucedáneo del otro”. “Desde luego no entiendo a las mujeres”. “Pues vete pidiendo el libro de instrucciones para cuidar koalas, que te veo muy interesado en la cría de mascotas”. “Kosa…”. Menos mal que el koala se había vuelto a dormir. Es comprensible, es una criatura diurna. Siempre por la acera en la que da el sol. Estar con ella en un subforo me hace sentir sombrio a veces. “La verdad es que no se que tiene pero enamora. Mirala ahí tan sonriente, con los ojitos cerrados”. “Rokko, te advierto que eso lo has dicho en voz alta”, dijo Kosa refocilándose de mi estupidez. “¿Podrías describirla más en detalle para quienes solo escuchamos la radio?”, su la aportación de Nose. Desde luego urgía esa charla. “Nose, si digo que no se lo que tiene va a ser difícil que peda desribirlo”. “Pues sea lo que sea lo que se te ocurra lo dices, que se te dan bien las palabritas". “Lo que tiene es un par de peluches”. “Tú siempre tan basta, Kosa”.
Metí a la niña en la mochila y me la eche a la espalda. “No se por que la tienes que llevar tú. Me parece más propio que lo haga una chica”. “¿A que chica te refieres, Kosa”. “Ahí te has pasado”, dijo Nose. Ahí es cuando me cosque que la había etiquetado como plan B para el fin de fiesta. “No se, no conoces a Kosa. A ella le gustan los que le dan caña”. Y, entonces, ¿Por qué se la estaba dando ahora? Estaba cometiendo un error estratégico. Tal vez el dejar a Nose en retaguardia obedeciese a razones de las que yo mismo no quería darme por aludido. Lo cierto es que sin la atención de Kosa tendría bien poco. Anoté en la bitácora: tratar mejor a Kosa a partir de ahora. Pero lo cierto es que Kosa presta atención a todos. Añadí en la anotación: Pensaba que no era celoso. Siempre se me llena las libretitas mentales de mensajes que luego, cuando los leo en casa, me llevan solo a callejones sin salida.
Equilibré el peso de la niña en la chepa. La quería bien cerca por que habia notado cierto interés no confesado por ella a Gorbi. Y ahora que lo sabía dentro del emporio me ponía en guardia ante posibles eventualidades. La niña se lleva bien con todo el mundo. Eso es lo malo. Llevarla a la espalda no solo me iba a servir para tenerla protegida. También me iba a procurar un salvoconducto en caso de huida. ¿Quen sería capaz de dispararme por la espalda con el peluche saludándole con la mano, y con un emoticón de los amistosos dibujado en la cara?
“Nose, ponme música, que tengo que motivarme”. “¿Qué quieres, Kosa?”. “Nada de lo que cuelgas habitualmente en el foro, que es todo del tiempo en que me fabricaron”. “Pues así saliste tan lista y tan guapa, que lo que mereces es un dentista”. Anotación: Plan B, confirmado. Que empezaba a dudar de que me molestaba más, que flirteará con la chica que tenía que cubrir mi flanco derecho, o con el koala que me iba a cubrir las espaldas. “A la niña le pones música de Barrio Sésamo o Los Lunis, que no la necesito despierta hasta dentro de una hora por lo menos”. “Parezco el disc-jokey”. “A mi me pones lo que ya sabes, Nose. ¿Dónde está cada uno?”. “Patufet y Punto Pelota están reunidos con la gente del 1.4 en el comedor. Que no veas, por dimensiones parece el de Manderley. Adalid sigue en la piscina trasteando con el portátil”. “Te va llegar unos planos por e-mail de una dirección desconocida. Quiero que le envíes un mensaje al remitente diciendo que procedemos”. “Vale, Rokko Bond. Ya nos contarás a los soldados rasos en algún momento quien es tu contacto", "Tal vez algún día". Se me estaba pegando la muletilla de la niña cuando le pido una cita en los MP. “Ahora mete la música, a cada uno lo suyo”. "Pues a ti que te den". No se quien dijo eso. La niña descartado, que no sabe lo que significa todavía.
A las 03.35 Zulú exactamente salte por la ventana de la caseta con Wax a todo meter, seguido de Kosa y su potpourri de AC&DC, Barricada y Leño. Miré por encima del hombro y eché un vistazo a su rostro. Primero me guiñó el ojo derecho sonriente y luego se puso seria. Estaba totalmente concentrada por fin. En otras circunstancias no, pero siempre me he rodeado de magníficas guerreras en el momento de la batalla. Merengue en el 1.0. Kosa en mis operativos encubiertos. Esperaba no tener que cruzarme con Sonia dentro del emporio. Si llegaba a reconocerme, vaya desilusión que sería para ella. Pero es que estaba también lo otro. Como atizaba la tía. La más dura del pelotón allí en Nam, en el 1.0. Me aflojé la media instintivamente para que no aflorarán los ragos de mi cara a través de la seda. La niña se agitó como en sueños. Me puse a pensar en el viaje a Bilbao. Kosa me dio una palmadita en el hombro. Sabe instintivamente cuando me distraigo. Alguno se habrá pensado que las elijo al tun-tun. “Nose, métele caña, que lo has puesto muy bajo”. No iba a ser la primera vez que me metiera en un burdel, desde luego. Pero de esta manera tan guerrera. Cargué la recortada con una sola mano, mientras con la otra tanteaba las correas de la mochila por si iban flojas. "Ale, al fregao". Os aseguro que en su voz no había esta vez ni una nota de diversión. Me apiadaba de quien se cruzara con esta pantera a lo largo de la madrugada.
PD: Lo repaso luego para quitarle las erratas. me voy a echar una siesta casi seguro.
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