Barra libre
Sep 10, 2010 6:46 pm
Inception / Origen - 2010 - Christopher NolanVamos por partes. Di Caprio. Tengo un verdadero problema con este asunto. En algún momento de mi pasado le vi las pernas fofas y con vello rubio de Leo y ahora no me creo sus papeles de duro. Hay algo melifluo en su persona, en su aspecto más bien, algo que lastra su carácter, si bien es verdad que los años lo están corrigiendo. Lo cierto es que me parece que esta soberbio en la película, aunque la actriz que encarga su esposa, tal como pasaba con Cameron Diaz en Gans of New Cork, parece demasiada mujer para él. No obstante, imagino que es me mejor que sobre a que falte. Yo preferiria padecer exceso a sufrir carencia en este apartado. El asunto es que le han procurado una chica, Ellen Page, de aspecto aniñado que si que parece su tipo, con la que se insinua un yo que se qué lleno de candor por parte de ella que no deja de mirarle con la boca abierta por el asombro en ningún momento. Le mencioné al final de la película a mi acompañante que adivinaba un enamoramiento en Ariadna hacia el hombre lleno de cicatrices emocionales que interpreta Di Caprio. Ella discrepó, pero creo que en el nombre del personaje hay un mensaje cifrado más que claro. Ariadna fue quien proporciono a Teseo el modo de escapar del laberinto cuando se adentro en él en busca del Minotauro. Esa es la tarea que tiene asignado el personaje en el film, ayudar a Di Caprio a escapar de su laberinto interior, dentro del cual habita su mujer muerta, en perpetua busqueda de satisfacer su venganza por un amor que juzga que fue traicionado. Mientras lo escribo me convenzo más, casi lo juzgo evidente. Al final del film no parece que le aguarde a Cobb un final junto a cualquiera de las mujeres que intenta arrastralo hacia si. Pero es que Teseo, después de gozar del amor de Aridna la abandono, y la muerte del Minotauro fue su logro más aplaudido.
El tono y el ritmo del film son quizás sus cualidades más idenificativas. Una música repetitiva y que no cesa en ningún momento, ayuda a crear esa sensación de continuo avance que procura la película. Sin tener un ritmo vertiginoso en ningún momento se detiene. No hay pausas para la reflexión, para similar la información que se nos aporta. Ni siquiera para subrayar las claves de una trama que a veces es algo difícil de transitar. Hacia el final el ritmo parece acelerarse. Pero quizás solo sea el esfuerzo emotivo acumulado. Por que la emotividad es otra de las señas de identidad del relato.
Cobb perdió a su mujer en la vida real, y ahora ella habita en su subconsciente, furiosa por que no querer ir a buscarla para compartir la eternidad. Su profesión es la de crear mundos onníricos en los que sitúa a determinadas personaspara compartir los sueños, siendo el objetivo de este juego extraer aquella información que le solicitan los clientes y que las victimas de su engaños guardan en lo más recóndito de su conciencia. Solo el sueño baja la guardia y permite acceder a esos secretos. Por eso Cobb introduce a sus victimas, a los objetivos de sus clientes, en su propio sueño, para que lo sueñen con él mientras burla sus defensas. No solo los quiere soñando sino en un sueño creado y con reglas impuestas por él. Esta vez no le encargan extraer información sino insertarla, plantar la semilla en una persona de una idea que transformará el ámbito de la economía mundial.
Pero todo lo anterior solo da la decoración del film. Lo sustancial es la necesidad de enfrentarse a su mujer, cuyo poder en su subconsciente se acrecienta por momentos. Vivieron en un mundo virtual por un tiempo subjetivo de más de 50 años, por que en los mundos ficticios el tiempo transcurre más lentamente. Se amaron durante 50 años y el ahora no soporta su pérdida. Cualquier sombra de ella, incluso el monstruo que lo habita, es preferible a su ausencia. La carga de esta evidencia se va volviendo más y más pesada a medida que avanza la película. Ariadna no procurará en este caso el hilo para escapar del laberinto, sino la motivación para adentrarse en él en busca del cubículo del monstruo.
Si, hay un evidente paralelismo entre esta película y la trilogía Matrix. En cierto momento los sueños de entrenamiento a los que Cobb somete a Ariadna recuerdan a los espacios simulados en los que Morfeo entrenaba a Neo. La idea es la misma, la ambigüedad de la realidad, la angustia de no ser capaces de distinguirla de nuestras propias propias mentiras, de las que son dicen los demás. Pero estos préstamos tampoco me molestaron. La originalidad del film para mi esta en su ritmo constante y en la carga de emotividad que se va condensando poco a poco y amenaza con estallar hacia el final del metraje. En el abortorgamiento que hace tan creibles los espacios oníricos.
Hermoso film que vi entre cabezadas, como creo que corresponde hacer en cierto modo. Vivi a lo largo de la película en un estado de aturdimiento en que me era deficil dar un rumbo rectilineo a mis ideas. Con problemas de sueño hace algunos años se ve que solo me resulta bastante más factible de lo que quisiera dormir en los lugares donde me encuentro a gusto y relajado, en la butaca de un cine y detrás del volante. En mi vieaje de retorno desde Gijón hace pocos días estuve dormido al menos dos veces por espacio de instantes de segundo. Mi coche avanzaba por León y en una quiebra de la conciencia me vi conduciendo por el arcen de la autopista y tuve que corregir la trayectoria del vehículo con un volantazo. Sin embargo, las grietas de la relidad no son el peligro, sino la amargura de la consciencia. Cobb lo sabe, no puede dejar de soñar con su esposa. Necesita su sombra. Renunciar a su reflejo en su subsconciente es como verla morir de nuevo. Solo el candor de Ariadna le puede proporcionar el arma homicida. Conduzco entre la vigilia y el sueño. Soñé esta película hace ahora una semana y no me arrepiento.
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