jueves, 20 de septiembre de 2018

Rescates de Twitter (40) - La guerra que mató a Aquiles

La guerra que mató a Aquiles

1.- Esta noche no he podido dormir. No preguntéis. He rellenado el tiempo primero pensando, luego escribiendo y, finalmente leyendo.

2.- Eran como las seis de la madrugada y he comenzado a leer el último libro que he solicitado en la biblioteca: “La guerra que mato a Aquiles”. Es un ensayo sobre “La Iliada”.


3.- Curiosamente, el libro está editado por Acantilado, en cuyo diseño de los tomos domina el negro, el ámbar y el rojo, lo que de algo manera evoca la cerámica ática de figuras rojas y ayuda a entrar en situación.


4.- Está escrito por una mujer, Caroline Alexander (apellido con reminiscencias también). Y es un dato para mí relevante. Por doble motivo. Uno personal que me desacredita a mí y uno colectivo que lo hace a todos los hombres. Para mí doble ración.

5.- Durante buena parte de mi vida creí, hasta creí tener pruebas, que la mujeres no podían escribir ensayos que pudieran satisfacerme. Eran muchas desilusiones ya.

6.- Dicho en crudo suena fatal. Y aunque lo cocine dudo que hay quien quiera hincarle el diente. Es uno de esos secretos que uno ha de llevarse a la tumba si es que quieres sobrevivir al transcurso del día en Twitter.

7.- Pensaba que les faltaba gravedad, rigor, enfoque, capacidad para segregar la emoción de los hechos, que es algo que prefiere mezclar el lector por su propia cuenta, que tenían un criterio distinto a la hora de decidir qué es lo importante.

8.- Sé perfectamente quien me hizo cambiar de opinión y avergonzarme de ser tan tarugo: Jaqueline de Romilly, una mujer de ochentaitantos, con los huesos livianos por la edad pero gravedad en su prosa.

9.- Fue catedrática en La Sorbona, una de las primeras. Al jubilarse comenzó a escribir libros para el gran público, éxitos inmensos todos ellos. Y sin ceder un ápice en el rigor ni tener que renunciar a su negociado: La cultura griega clásica.

10.- Su ensayo sobre Alcibíades, el que me despabiló de un sopapo, es lectura que recomiendo a quienes se dedican a la docencia, además de por su amenidad y erudición, por su pregunta de fondo.


11.- ¿La mejor educación disponible asegura la generación del mejor hombre posible? Si la respuesta es sí, y en eso confiamos, la vida de Alcibíades parece ir a contracorriente, ser la excepción que desbarata la regla.

12.- Educado en lo moral y lo privado por Sócrates, un santo precristiano, y en lo político y lo público por Pericles, el primer gran estadista, no sé si hay mejor dúo para cantar el Gaudeamus en una inauguración de curso, sus logros personales estuvieron muy por debajo de su potencial.

13.- Nadie de su generación, quizá ni de las anteriores ni posteriores, le aventajó en inteligencia, astucia, capacidad de seducción y liderazgo. Era la gran esperanza de Atenas y fue quien propicio su ruína en las guerras del Peloponeso.

14.- Alcibíades es el tipo que irrumpe borracho en el banquete que da nombre al diálogo sobre el amor de Platón, para confesarle a su maestro que está perdidamente enamorado de él.

15.- Se mascaba la tensión sexual entre ellos. Habían sido compañeros de armas, con todo ese rollo griego del soldado veterano que adiestra al novel al tiempo que lo amanceba. Le debía todo lo que sabía y hasta la vida.

16.- Alcibíades será el caballo de Troya para Atenas. Convencerá a la ciudad de emprender al conquista de Sicilia, lo que acabará en desastre mayúsculo, y luego desertará al bando espartano para no tener que afrontar las consecuencias.

17.- El ejército de Esparta, miedoso y muy poco imaginativo digan lo que digan las películas, un arma de represión interna al más puro estilo fascista en realidad, solo tendrá opciones de inclinar la balanza a su favor bajo la jefatura de Alcibíades.


18.- En lo colectivo, se me ocurren pocos relatos más machistas que la “Iliada”. Es el relato de la guerra por antonomasia, un oficio casi exclusivo de los hombres, así de poco lucido nos queda luego el currículo.

19.- Todos los personajes femeninos acarrean sus taras y culpas. Helena es el casus belli, el desencadenante de la tragedia. Son además sus cualidades femeninas el detonante: belleza, vanidad, pasión maternal y amor por quien no lo merece…

20.- Andrómaca es la viuda. Su desconsuelo sólo sirve para subrayar la pérdida de Héctor, su amor por él lo que lo ha hecho mortal, débil. Impotente, nada puede intentar para torcer su destino, sólo se le permite llorar y quejarse.

21.- Casandra lo sabe todo, pero su sabiduría es lo que propicia su tormento. Ni puede extraer nada positivo de su conocimiento ni es creída por los suyos cuando trata de instruirlos y prevenirlos.

22.- A las mujeres en la “Iliada” no se les permite desear, preferir, hacer o saber. Contravenir esta regla solo acarrea la destrucción. Que serán los hombres quienes ejecuten para trascender al tiempo e incorporarse al poema épico.

23.- Que de todo esto me hable una mujer (o no, aún estoy al comienzo del libro), me resulta curioso. Tampoco parece Alexander una Femen de las que lo explicase y argumentase todo a tetazos. En ese caso ni tocaría el libro.

24.- Nada más iniciar el libro hay un dato que me ha dejado tiritando. La guerra de Troya duró 10 años, al menos en el relato de ficción. El dato histórico no lo sabemos. La “Iliada” narra tan sólo 2 semanas dl último de ellos.

25.- ¿Cómo es entonces que conocemos los pormenores de toda la contienda? Porque la “Iliada” no es la única fuente para conocer el mito. A Virgilio, sin ir más lejos, le acusaban de haberla plagiado para componer parte de su “Eneida”.

26.- Un tal Prolo, filósofo del siglo V d. C., me instruye Alexander, hizo un resumen sumario de fuentes hoy pérdidas en su mayoría en parte o en su totalidad. Hasta 6 iliadas más se sospecha que existieron un día en las bibliotecas. Cuánto se ha perdido en el camino.

27.- Pero ¿Por qué un caballo? A esto contesto yo sin necesidad de Alexander. Poseidón había engendrado al primer corcel, había sido el primero de la manada, y Troya estaba bajo la tutela del dios de los mares. Era la ofrenda perfecta. Ulises sabía que no la podrían rechazar.

28.- Curiosamente, no es en la “Iliada” sino en la “Eneida” donde se narra con más detalle el episodio del ardid de Odiseo y cómo fue su desenlace. Apenas si hay información al respecto en el poema de Homero. El mejor momento de la función es de otros autores.

29.- Cierto personaje irrelevante en la “Iliada”, no sé siquiera si se le menciona sólo, adquiere notoriedad en la “Eneida” y es su trampolín a la inmortalidad en el arte. Hablo de Laocoonte.

30.- Laocoonte era el sacerdote del templo de Apolo en Troya. Era nuevo en el puesto. A su antecesor le habían dado boleta para los Champs Elysses por no acertar ni una en sus predicciones, empezando por la llegada de los griegos, que fue una sorpresa.


30.- Sumo su voz a la de Casandra para oponerse a la entrada del caballo en la ciudad. Fue como clamar en el desierto. Peor aún, los dioses partidarios del bando de los aqueos se enojaron y le castigaron por tratar de escamotear sus planes.

31.- Una serpiente surgió del mar para atacar al sacerdote y a sus dos hijos. El momento previo a la muerte en el que lucha por su vida y la de su progenie es un instante recurrente en la historia del arte.



32.- Colla: He encontrado en el libro otro nombre para ti: Helena. Cito a Alexander: “Procede del indoeuropeo Swelénā, cuya raíz swel significa sol [¿de medianoche?], resplandor solar, ardor, brasa”.

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