martes, 11 de septiembre de 2018

Rescates de Twitter (33) - El tesoro

El tesoro

1.- Sí, lo reconozco, me causa placer imaginarte mientras lees un mensaje mío en el móvil delante de gente, tratando de parecer seria y formal mientras engulles tu propia risa y el color de las mejillas (en tu caso son mofletes) adquiere una tonalidad púrpura.

2.- Me divierte ponerte en apuros, que me cuentes alborozada cuales han sido los aprietos más divertidos. Tienes una alegría contagiosa. Pero desde que ayer me llamaste tesoro el juego ha accedido a un nivel superior.

3.- Quizás ni te diste cuenta. Era un apelativo cariñoso nuevo. Ni siquiera parecía algo de tu cosecha. Di un respingo en cuanto lo oí. Luego a solas estuve cavilando sobre el asunto. Te hago partícipe de las conclusiones.

4.- Un tesoro es como un secreto, pero hecho de cosas tangibles. Para entendernos, un cofre lleno de doblones de oro españoles es un tesoro, se entierra para quede fuere del alcance de otras tripulaciones piratas y de aviesas camaradas.

5.- Un novio que se oculta a compañeros, familiares y amigos es un secreto, cuyo conocimiento se hurta a quien pudiera interesarle porque no estás segura de estar obrando como te enseñaron de niña las monjitas.

6.- La cuestión es la siguiente: ¿soy un tesoro o un secreto? Cada vez que tu móvil avisa de un mensaje mío tu corazón se pone a hacer el pino porque hay gente en tu entorno, luego soy un secreto. Pero noto la avaricia en tu voz cuando me lo cuentas entre risas, luego soy un tesoro.

7.- No te arriendo la ganancia. Fuiste a enterrarme en mitad de la selva, entre tres cocoteros, junto con otras tres bucaneras para repartir el trabajo, y tras cavar el hoyo para mí tuviste que improvisar sola tres tumbas.

8.- Lo imagino perfectamente. Tu móvil suena y todos se enteran. Como para no hacerlo: el tono musical es el coro de los hebreos de Aida y la advertencia visual la pantalla parpadeando como si fuera el árbol de Navidad del Rockefeller Center un 25 de diciembre.

9.- Justo en ese momento tu jefe pasa junto a tu cubículo, a tus espaldas. Primero lees mi mensaje. Luego adviertes que hay moros en la costa. Te vuelves. Una de sus cejas te apunta, como esos perros de caza que señalan con la patita donde está la presa.

10.- Quisieras ser un matorral espinoso pero ante él eres tan solo un tierno conejito. “¿Quien era?”. “La confirmación de la cita con mi dentista”. “Entonces, ¿por qué sonríe?”. En un tono de voz dos octavas más alto: “Señorita Stone, venga conmigo a mi despacho”.

11.- “Yo le aseguro, señor Gutiérrez…”. “¡Ta-ta-ta, señorita Stone, no me replique! Le he pedido el informe para primera hora, hace rato que fue mediodía y ahora mismo se estaba rizando un mechón de pelo con un dedo mientras miraba el móvil”.

12.- Como eres como eres, del género adorable, sólo me cuentas los embarazos divertidos, para compartir tu risa, pero estoy seguro que te he puesto en más de un aprieto serio sin quererlo. La vida de corsaria es pura aventura pero también peligrosa.

13.- Y ya que de embarazos hablamos, ¿abortamos la situación o seguimos adelante? ¿Cena de presentación con tus padres, de parejitas con las amigas? ¿Soy un tesoro, soy un secreto? No sé si enfadarme y comerte a besos.

14.- En estas reflexiones estaba cuando se me ha ocurrido una idea: Voy a doblar la apuesta. Voy a ponerme hablar de ti a todos mis followers. Los mensajitos al móvil a partir de ahora a través de Twitter. Convirtamos la risa en una pandemia.

15.- No, no me pongas esa cara, que la próxima vez te menciono con Nick y todo. Ayer te dije que no delatases tu posición a los francotiradores. Hoy estoy dispuesto a agitar un espejito junto a donde te acurrucas.

16.- “¡Ta-ta-ta, señorita Stone (¿me sale bien el tono de voz?), usted no me conoce”. Bueno, un poco sí. Pero apenas me sacas del hoyo para mirarme y contarme. Seguro que no has visto en tu vida un puñado de doblones más mohíno y compungido.

17.- Por cierto, secreto… Un poco jamona estás, ¿no?... Bueno, vale… Por cierto, tesoro, ¿a quién retuiteas lo que te escribo, alma de cántaro, carita de azucena, si solo te sigo yo?

18.- Mira, ya está sonando la sirena de la patrulla móvil anti-cursis. Ale, otros tres meses de servicios comunitarios. No gano followers suficientes para pagar tantos unfollows. Venga, te dejo, que me llevan esposado.

19.- Posdata: Por si has leído mi bio. Qué sepas que hace tiempo que arraigaste en el hueso… No, agente, no se lo digo a usted. ¡Qué cruz de tiempos estos, ya no existe el respeto a la intimidad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario