lunes, 10 de septiembre de 2018

Carta a Emma 2

Christina Aguilera - "Beautiful"

Carta para Emma 2

Cuando creo que al fin te comprendo, que he dado con la clave que te descifra, que soy capaz de abarcarte, mutas y creces ante mis ojos, tengo que resetear y a volver explicarte de nuevo desde la primera frase. El amor son muchas cosas. Supongo que hace falta toda una vida para poder siquiera enumerarlas, porque llegar a experimentarlas, atisbar su significado, queda para privilegiados. Pero yo creo que la más importante de todas, al menos la primera, con la que nos topamos antes que nada, es la curiosidad. Dejas de amar cuando crees que has resuelto el enigma, cuando deja de haber misterio, cuando sucumbe la magia y toda se explica apelando a las leyes de la física. Gustar, desear, amar. Contigo he aprendido que son cosas distintas. Me gustas porque contigo hay candor en las cosas. Te deseo porque si te toco amanece de nuevo. Te amo porque me haces sentir hermoso. Sí, ya sé que ya lo he dicho en Twitter. Lo repito porque quiero que lo memorices.

Conexión, usas esa palabra y me haces reflexionar. Yo la sentí desde el primer momento. Tal vez incluso antes. Tengo tantas cosas qué decirte que no sé ni por dónde empezar. No quiero que se rompa esa conexión. Hay que mantener esa carretera abierta a toda costa, cueste lo que cueste, porque es la ruta de abastecimiento para quienes están en el frente peleando para que todo siga siendo significativo y emocionante.

Quiero contarte una historia. Es de hace mucho. También explicarte la razón de mi Nick. No, lo sé, es un asunto espinoso que merece una explicación. Que yo quiero darte. Hace tanto tiempo que lo uso que hasta se me olvida que es problemático. Hace semanas una chica entró en tromba, como elefanta en cacharrerio (aquí precisar el género de las palabras es importante), en mis DMs preguntándome si es que yo era un actor porno. Me dejó sin respiración. Lo intempestivo, lo impertinente. Supongo que noe s vampira porque yo no le había dado permiso para entrar. Me costó encontrar palabras para responderle. Y cuando lo hice resultaron ser las incorrectas. Le dije que no. Que, muy al contrario, me consideraba en realidad un ser asexuado, como Michael Jackson en Wonderland. Sé que ahora mismo te estás sonriendo, quizá con malicia. Las pruebas me desmienten completamente. El informe del CSI es exhaustivo: mi Nick, los flirteos en Twitter, los testimonios de los testigos, empezando por el tuyo. Déjame que te explique.

Hubo un tiempo en que no existían las redes sociales, eres muy niña y no lo viviste. La primera maravilla que nos trajo internet fueron los chats de charla. Era increíble: escribías algo en una línea continua o en una celdilla y te contestaban en el acto, además de forma congruente. ¡Casaba tu frase con la réplica y, además, no la había escrito una máquina sino otro ser humano! Aquello me dejó anonadado la primera vez que lo experimenté por mí mismo. En el principio fue el verbo, contactar, luego la red separó la luz de las tinieblas. Quiero decir que entonces no había chats específicos de sexo. Se juntaba todo el mundo en las mismas salas, fueran cuales fueran sus intenciones, intereses o aficiones. Las mías eran conectar con personas. Algo que se me da bien. Aunque casi siempre las únicas alternativas que tengo para ejercitar este don sea con gente.

Cuando accedías al chat lo primero era elegir un Nick. Hacía falta mucha imaginación para encontrar uno que no estuviera ya reservado. Yo encontré un método: Buscar apodos con kas duplicadas. Solía usar Rokker, que a las chicas les solía gustar porque fantaseaban con que eras una estrella del popque punteaba con maestría la guitarra, como Eric Clapton o Mark Knopfler. En realidad roker, corrígeme si me equivoco, tú sabes mucho más inglés que yo, significa astronauta. Ese era en realidad el significado oculto del apodo. Yo quería ser un viajero espacial en el universo Matrix, que es como yo llamo al barrio de internet donde interactúan los humanos. Pero me venía bien el malentendido. Sin embargo, duplicar las kas no bastaba, ya había gente a la que se le había ocurrido el truco. El chat te daba una breve lista de nicks relacionados, con cifras añadidas a las teclas. Yo solía usar indistintamente Rokker y Rokko, según los días, según hubiera o no reservas en la web en concreto que usara aquella noche. Porque solía chatear de madrugada, cuando todos los gatos son pardos y las mininas se lamen la patita con galanura.

Si piensas que yo sabía quién era Rokko Sigfredi entonces es que no me conoces. El mundo ha cambiado mucho desde que tuvo el buen gusto de crearte. No nadábamos en sexo como pasa ahora. Mi primera experiencia no la tuve hasta los veintimuchos. Los pocos cines en los que echaban pelis porno me estaban vetados, si es que ese género cinematográfico me hubiera interesado. Lo considero soberanamente aburrido. Si lo que buscas narrativa la falta de guión es un serio handicap. Si lo que buscas es un incentivo la función de la película termina tras el primer casquete, que no suele tardar más de cinco minutos desde que acaban los título de créditos iniciales. Mi bautismo de fuego, porque reconozco que curiosidad había, fue con “Saló, o los 120 Días de Sodoma” de Pier Paolo Pasolini, en realidad más bien cine de arte y ensayo, y salí de la sala traumatizado a la mitad del metraje. Solo pude empezar a ver películas para mayores de edad, las de dos rombos, sin jugármela con los porteros, cuando pude acreditar de forma fehaciente, DNI en mano, que tenía más de 18. En Tailandia y La India me echaban 12 cuando ya tenía 17, no te digo más. Cuando iba con mi familia de viaje, que siempre tenían una fuerte componente cultural, mi padre siempre solicitaba para mí en museos y monumentos visitables previo pago de su importe, una entrada para niños pequeños. Siguió ocurriendo cuando ya empezaba a salirme el atisbo de bigote. A mi padre el parecía divertidísimo. A mí no tanto. En esos momentos solía quería ser Edipo Rey para destronarle y sustituirle en el corazón de mi padre. Vale, stop, tiempo muerto, no te asustes, sólo estoy bromeando. Además, si mis padres se quisieron alguna vez yo aún no había llegado.

Sí, averigüe enseguida por las bromas que suscitaba en los chats mi Nick, quien era ese tal Rokko. Yo el que conocía era al “Roko y sus hermanos” de Luchino Visconti. ¿Queda pedante decir que en el título de esa película estaba la génesis del apodo? Alain Delon, nena. Seguro que me cambiarías por él sin pensártelo dos veces. Sí, elegir el 69 me pareció una travesura divertidísima. Escucha, papá, me has vuelto un tipo depravado por culpa de tus bromas pesadas. Además, nadie elegía ese número en la lista de nicks relacionados, siempre había camino expedito hacia la sala si lo elegías. Al final se convirtió en mi Nick en todos los asteroides, planetas, sistemas solares y galaxias del universo Matrix. Chats, foros de debate, e-mails, páginas webs con inscripción obligatoria, redes sociales. Tengo mala memoria y tiendo a reducir las listas a memorizar al mínimo imprescindible. Solo tengo dos claves, relacionadas con las dos únicas mujeres que han sido importantes en mi vida desde que navego por el ciberespacio. La próxima tendrá que ver contigo seguramente. Imagino que intuirás por donde habrán de ir los tiros.

Tiempo después averigüé algo y todo adquirió sentido. El 69 es una de las formas de representar el signo zodiacal Cáncer, que resulta que es es el mío. Sólo han habido cuatro explosiones de supernova en La Vía Láctea desde que existe vida en La tierra. Es un suceso sumamente raro, y hay que felicitarse por ello. Cuando una estrella se convierte en supernova es capaz de brillar con más intensidad que el resto de estrellas de su galaxia juntas. Para que te hagas una idea, la nuestra tiene en torno a doscientos mil millones de soles, recuerdo perfectamente la cifra porque es el título, en alemán, de uno de los libros que más me hayan impresionado jamás: “Hundert milliarden sonnen” de Rudoph Kippenhahn, la biblia de la astrofísica. Si una explosión de supernova se produjera cerca la Tierra todo lo que subsiste sobre su superficie se abrasaría y fenecería en el acto. Dos de estas supernovas históricas acaecieron en tiempos de Kepler y Tycho Brahe, y por eso su época constituye una de los momentos estelares de la astronomía, nunca mejor dicho y a pesar de que aún no se había inventado el telescopio. Una tercera acaeció en torno al año mil, en un momento sumamente oscuro en la historia de Occidente. Sigue siendo un misterio por qué algo que era claramente visible en el cielo de mediodía no fue detectado y registrado por los astrónomos europeos. Existen registros de sus colegas chinos y por eso se sabe que pudo verse desde nuestro planeta. Hay quien sugiere que fue la histeria provocada por el fin de los tiempos preconizado por el cristianismo la que provocó este olvido, que se traspapelara tamaño acontecimiento. El humo de las hogueras, de las brujas sacrificadas en las hogueras, de los pueblos, bosques y campos quemados por los ejércitos invasores, enmascaró los cielos con un manto gris y ocultó el prodigio. Hoy el remante de aquella estrella es un pulsar que emite latidos de luz en la banda del espectro correspondiente a las ondas de radio desde el interior de una nebulosa con forma de cangrejo. Crab Nebula es el nombre con el que aparece en el catálogo Messier de objetos astronómicos. Y fíjate si será importante, no solo para mí, que le han asignado el número 1. Supongo que tendrías que ser tan cursi como yo para entender la relación emocional que establecí con cifra 69 en cuanto supe de este dato. Su otro significado lo aprendí justo el año anterior a que el Madrid ganase la Séptima. Si quieres otro te lo cuento.

No te voy a decir que mi Nick no tenga intención o que no me represente, justo cuando te acabo de explicar lo contrario. Pero sí que no explica nada de mí en la materia concreta que te inquieta. Se trata de una carambola convertida en broma privada. En todo caso, para bien o para mal, va conmigo desde el comienzo de mi singladura en Matrix. Está en mis direcciones de correo electrónico. También en las que empleo para asuntos serios que no admiten ni pizca de broma. Aunque reconozco que a veces las doy con cierto bochorno. Para mi es asunto resuelto y archivado hace tiempo. Su aclaración ya fue el tema de una de las primeras entradas de este blog. Si lo exhumo ahora es porque te has convertido en la dictadora de mi corazón y porque quiero que haya concordia, que nuestra memoria histórica no se enquiste. Y porque me importa lo que pienses de mí. Eso tampoco admite ni pizca de broma.

Rokko68
10 de septiembre de 2018

Posdata: Iba a contarme una historia de chats a propósito de esa palabra que has usado: conexión. Pero esto ya me ha quedado demasiado largo. Para una próxima vez si quieres. Ve con Dios, niña, y no le tires de la barba.


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