jueves, 13 de diciembre de 2012
El Fútbol y sus aledaños (55) - "Corneta, toque a reunión"
"Corneta, toque a reunión"
(Celta de Vigo 2 - Real Madrid 1 - Octavos de Final de Copa - 12/12/2012)
Oí la frase otra vez en una del oeste hace poco, aunque no estoy seguro de en cual. Probablemente a Jonh Wayne en una de las películas de la trilogía sobre la caballería de John Ford, "Misión de audaces" ("The Horse Soldiers", 1959), que volví a ver una tarde, hace poco, en Tele Madrid, cadena que, cuando no está sufriendo huelga sindical, tiene una programación más que decente. O tal vez fuera a Jeffrey Hunter en "El sargento negro" ("Sergeant Rutledge", 1960). Aunque no creo, Hunter es sólo teniente y dirige apenas un pelotón de soldados de color -"¿De qué color?", preguntaría mi amiga Patricia, frunciendo el ceño fingiendo estar enojada, si leyera esto. "Negro, claro está"-, y por parajes desérticos en los que es difícil perder de vista al resto del grupo, mientras que Wayne tiene a su mando dos brigadas. El nexo de unión de ambos films, al margen de algunos secundarios de la truope del director, es la actriz Constance Towers, una mujer claramente fordiana, que sabía imprimir a sus personajes ese fuerte carácter y fortaleza moral que exigían las historias que narraba el director, pero sin que por ello perdieran su femineidad. En fin, da igual, que me voy por las ramas y no arranco en la redacción del artículo. Quizá por cierta pereza al adivinar lo que se avecina. La prensa es más que probable que aproveche el desconcierto causado por la derrota de ayer para atacar los puntos débiles de la estructura del club. Por eso es el momento de que alguien, el que sea, aquel a quien corresponda esa responsabilidad, ordene al corneta tocar a reunión. Para que nos reagrupemos y esperemos al enemigo mejor preparados y con las filas más prietas. Si uno lo piensa detenidamente, es lo que viene haciendo Mourinho en muchas de sus ruedas de prensa, a su estilo bronco y desabrido, como el John Wayne de "Centauros del desierto" ("The Searchers", 1956), Ethan Edwards, que parece un personaje que tuviera acumulada en la memoria las experiencias vividas por los protagonistas de las tres películas de la trilogía de la caballería. Mou viene de mil batallas. Una mañana apareció en el horizonte, avanzando hacia nosotros montado sobre su caballo. Y probablemente se marche cualquier tarde de estas, cuando menos lo esperemos, ojalá quiera Dios que tras cumplir su misión. Porque es, según dicen, alguien que se autoexcluye, un apátrida, guerrero para ejércitos de desertores, como el de William Quantrill, más que para uno regular, que parece que lucha sin una causa, aunque esta siempre haya sido la misma. Es ese espejismo habitual para quienes cambian de bando según la dirección en la que sopla el viento, que creen que los desertores son los otros, porque piensan que los principios han de moldearse para aprovechar las circunstancias o plegarse a ellas. Se cerrará la puerta de la casa madridista cuando se recupere lo perdido en los años anteriores a su llegada, y el quedará del otro lado de la hoja, por voluntad propia. Pero, como en la película, quedará la oscuridad dentro, y será fuera donde la luz bañe el paisaje. Toca que suene a reunión y es Mou nuevamente quien da la orden al corneta.
Mou sale siempre que pierde. Ultimamente sale en casi todas las ruedas de prensa. Mala señal. No?
García Caridad, anoche, hacía chanza de la salida de Mou a la sala de prensa. No entiende su poder de convocatoria, su capacidad para reunir en torno suyo a parte del madridismo, el más militante. No solo no lo entiende sino que se siente amenazado por él. Tras la llegada de Mou, la figura del entrenador ha pasado de ser pieza secundaria a ser la reina sobre el tablero de ajedrez, de ser una pieza más que al cobrarla tan sólo desequilibraba la partida, entre la prensa y el club en este aso, a ser pieza decisiva, cuya caída no supone la derrota automática de las blancas, pero la anticipa, porque acapara buena parte de la capacidad de defensa, y también de ataque. Mou no es un pasivo peón que aguanta el avance de las piezas contrarias, las faltas de respeto en sala de prensa de forma pasiva, como hacían Pellegrini o Capello. No solo se defiende sino que a veces responde, incluso elige de cuando en cuando el rincón del tablero donde habrán de desarrollarse las escaramuzas. Y su ataque no es oblicuo, como el de Shuster, que no era reina sino alfil y a cuya caída sobrevivió la partida, sino que puede proceder de todas las direcciones. A veces es directo y otras soterrado. Puede ser incluso que no se advierta hasta varios movimientos después, como cuando dijo que Higuain jugaría de lateral derecho y la ironía fue titular, como noticia, en algunos periódicos. Mou es el Bobby Fischer que Florentino envió a Reikiavik para que le ganase al campeón de los rusos. Un tipo que piensa a otro nivel, al que muchas veces no se le entiende, que desconcierta a casi todos e irrita a muchos, por su aparente desplicencia con quienes considera que no son protagonistas de la partida. Aunque ellos lo crean y se pavoneen en sus columnas de los diarios. Mou es el tipo encargado de derribar la hegemonía que quiere imponerse hace unos años, y que no solo surge de lo que ocurre sobre la superficie ajedrezada, sino que quiere imponerse también con decisiones que se toman en lugares muy alejados de ambos lados del tablero. Y claro que participa en las ruedas de prensa cuando hay derrotas, sean muchas o pocas. Si no viera en ello necesidad u obligación no lo haría, que está claro que su pasión por la soldadesca periodística es perfectamente descriptible. Lo hace para lograr que se reagrupen las filas del madridismo. Para dar la cara, por supuesto. Y también para poner algunos puntos sobre las íes. Lease para mandar "recaditos" si se prefiere. Y no solo ala prensa, también a los suyos. Un buen rato estuvo el locutor de Canal +, el que duró en acabarse el partido desde que ocurrió el suceso, comentando de forma machacona la orden de Mou a Varane para que se situara como delantero centro. A mi me llegó a irritar la insistencia del reportero. Y no me refiero a Michael Robinson, que molesta poco, por que tres cuartas partes de lo que dice no se le entiende y el cuarto restante son simplezas intrascendentes. No, me refiero al otro, que machacaba el tema sobre el yunque cual herrero en la fragua, creyendo moldear así una espada que poder clavar el entrenador portugués. Este estuvo incluso benévolo en la rueda de prensa. Al contrario que Ethan Edwards, dejó a los indios que retiraran sus muertos, el tipo este de Canal +, por ejemplo, antes de su última ataque, al tiempo que mandaba recado a su plantilla: "Varane hizo lesionado mucho más que otros jugadores". Con esta frase evitó que los periodistas siguieran haciendo el ridículo por ese flanco. Porque ¿en que cabeza cabe que un jugador lesionado, que no puede ser sustituido, juegue de central, en la línea más frágil de todas? En la de un periodista desinformado, revanchista y rencoroso, que acude sin pensar al olor de la sangre. Pero sólo si esa sangre es portuguesa, que nos han salido gourmets los tiburones. Aun después de la aclaración alguno insistía en Twitter sobre lo poco que debía querer Varane a su entrenador. Tal vez debió ordenar que se le sacara del campo a la sillita de la reina, como a Messi el fin de semana pasado.
Fue un partido desabrido, frío, con lluvia, en Vigo, lejos de los principales intereses de la temporada, pero cerca de otros que se consideran choques más importantes, como el próximo de la Liga. Y más de un jugador evidenció pocas ganas o, al menos, intención de reservas fuerzas, de gastar las justas. Es este un mal endémico del Real Madrid desde siempre, para al que parecía habérsele encontrado la cura. El propio Mourinho concretamente. Dos años corriendo como animales, es de ley reconocerlo, con un segundo ejercicio en el que la falta de fuerza al final evitó que se acabara con un éxito pleno, tal vez sea humano que haya sin querer tendencia a aflojar un poco, a reservar para luego, entendiendo por luego las últimas jornadas de la Liga y las eliminatorias finales de los torneos que se deciden por KO. Ni siquiera pienso que haya maldad, aunque reconozco haber pensado al inicio de la temporada que más de uno le estaba "haciendo la cama" al entrenador. Pero ayer no jugaron los principales sospechosos en estas cosas. Ni Iker ni Ramos fueron convocados. Higuain sigue lesionado y Özil entró en el terreno de juego bien avanzado el encuentro. Y entre los que había había mayoría de los supuestos incondicionales, de los que la prensa señala como mourinhistas yihadistas: Arbeloa, Callejón, Pepe, CR7, Di María... Creo que el mal es más bien colectivo, sin culpables ni promotores. Es una actitud del grupo, una pereza que va más allá de arrancar con actitud fría los partidos. En el Real Madrid de hace unos cuantos años el portero Paco Buyo se especializaba en solventar la jugada que, mano a mano con el delantero rival, solía producirse siempre al principio, durante el rato que tardaba el equipo en espabilarse. El Bernabéu asumía con tranquilidad que en el primer cuarto de hora algún rival se iba a presentar con insolencia solo ante el portero, casi siempre un mero susto. Pero ayer no fue el caso. El Real Madrid carburo mal desde el arranque hasta el descanso. Con un Essien que no llegó a convertirse en un engranaje del grupo, un Di María una vez más desacertado y un Modric perfecto combinando pero sin llegar a tomar las riendas del partido en ningún momento. Sólo brillo Pepe, lo cual nunca puede ser buena señal. Rápido en los cortes, comando de emergencia de un solo efectivo, hasta ejerció de capitán arengando a los suyos para que subieran las revoluciones. Se vió claramente en algunos contraataques del Celta como les costaba bajar a los de las camisetas azul oscuro y como a medida que el balón se acercaba a la portería de Adán el número de efectivos azules se incrementaba más rápido que el de merengues en el grupo de corredores que encuadraba la cámara de televisión. En uno de estos contraataques llegó el primer gol del Celta. Tras encadenar dos fallos de bulto seguidos, el bueno de Arbeloa sumó un tercero viendo pasar de largo, cerca de él, casi con desinterés, sin hacer nada por interceptarlo, un balón que iba a llegar Bustos, situado cerca del palo derecho y que le había ganado la espalda. Desde allí batió de fuerte disparo raso a Adán, que poco pudo hacer. Decir que hoy, viendo la jugada con tranquilidad y con mejor calidad de imagen, me he dado cuenta de que en el momento del centro de Krohn Dehli el coreano Park está en claro fuera de juego, muy cerca del punto de penalti. Se desentiende del balón y lo deja pasar, apartándose de su trayectoria, para que pueda llegar a Bermejo. Esta acción tal vez pudo despistar a Álvaro, al que en ese caso habría acusado sin merecerlo de cierto pasotismo, con lo que tendríamos un fuera de juego posicional, pero con repercusión en la jugada. Si mi planteamiento es correcto quizá el tanto no debió subir al marcador. En todo caso, eso ocurrió en el minuto 55, es decir, después del descanso. Hasta entonces casi todo habían sido malas noticias. La principal, peor incluso que el gol, la lesión de Benzema, que prolonga la agonía de la línea delantera esta temporada. Es duda para el domingo. Ocasión tal vez para Morata, quebel propio Mou reconoció en la rueda de prensa que debería haber convocado. No todas las culpas las cargó sobre las espaldas de sus jugadores, también asumió parte de ese peso.
No le gusta a los periodistas que los entrenadores se metan con los jugadores. No en balde algunos son sus compadres de borracheras. En Twitter solemos ver fotos de sus franquachelas, con alcohol de por medio. Libres son de compartir tragos con quienes quieran, pero este intimar con ellos hace poco creíbles luego las críticas, en especial si son positivas. Por otro lado, los periodistas suelen interpretar los reproches hacia los jugadores como debilidad, como síntoma de desavenencias conyugales entre plantilla y míster, como las últimas bocanadas de aire de un profesional que se ahoga. Hay mucha lógica en este razonamiento. Sobre derribar entrenadores no les vamos a enseñar nada. Razón de más para apretar las tuercas a quien preguntan y tratar de acelerar su caída. Pero con Mou las críticas vienen luego. Durante la ronda de preguntas él es el jefe de pista, el domador también, y ningún león se mueve de su silla. Se le ha criticado mucho por querer escurrir el bulto. Ya pasó con Pellegrini y ahora le vuelven a tratar de ussia. Poner a caldo al entrenador forma parte del oficio. Aunque con Mourinho a nadie se le escapa que se añaden también componentes personales, sentimentales y hasta cuasi-religiosos. Una reciente descalificación de Joaquín Caparrós a un periodista en una rueda de prensa ha pasado sin pena ni gloria por los periódicos, porque con él esos componentes adicionales no funcionan. Y siempre hay algún colega que se erige en adalid de la tropa. El ínclito Diego Torres suele hacerlo en Valdebebas. Ayer fue Antón Meana quien trato de banderillear al bicho. Con división de opiniones en el respetable en cuanto al éxito en su desempeño. Es decir, aplausos entre los colegas y palmaditas en la espalda de la gente de su emisora, Radio Marca, y pitos entre el madridismo, que ya está harto del divismo de algunos plumillas. Preguntaba el periodista si los cambios del descanso se debían a un mal planteamiento de inicio. Pregunta retórica que solo pretende exponer la propia opinión de quien formula, y que Mou no respondió porque no hacía falta.
Tras el gol de Bermejo el Real Madrid no tuvo una reacción fulgurante, pero si adelantó líneas y, poco a poco, fue apretando el acelerador. CR7 se enganchó al partido. Me parece tan injusto señalarlo como culpable cuando hay descalabro como decir que ayer fue el salvador. De la actitud pasota de la primera parte tampoco se libró, aunque es verdad que fue quien más apretó, quien más porfió y lo intentó ante el marco rival, siendo casi el único argumento en ataque tras la salida de Benzema. Sin embargo, como premio al relativo cambio de actitud llegó el segundo gol del Celta. Un mal entendimiento en un saque de banda entre Pepe y Alonso en su propio campo permite al Celta robar el balón, que llega los pies de Bustos, quien, de fuerte disparo desde fuera del área, bate a Adán, colándose la pelota como una exhalación por la escuadra derecha. Precioso gol que dejaba al Real Madrid a los pies de los caballos. Menos mal que el equipo pudo ir a más, intensificar el acoso de la portería del Celta y acortar distancias muy cerca del final. Alonso recibe un pase en corto de Kaká y, al ver la irrupción de CR7 en el área, por el centro, le cede el balón en una magistral vaselina, que el portugués siquiera controla, rematando según le llega el balón a bote pronto. No se hasta que punto asumió riesgos innecesarios en la conclusión de la jugada, pero el tanto de Cristiano es extraordinario y muy importante en el desarrollo de la eliminatoria. Se puede decir que el Real Madrid naufragó bajo la lluvia incesante de Balaidos, pero que pudo ganar la costa sin ahogarse. No debemos dejarnos llevar por la histeria. El resultado no es óptimo, pero tampoco malo. Como señaló el propio Mou en la rueda de prensa, el Real Madrid sigue siendo claro favorito, no es necesaria una remontada épica en el Bernabéu para pasar la eliminatoria. Tal vez el encuentro haya servido para detectar los síntomas de un mal larvado, para diagnosticarlo y ponerle el consiguiente remedio.
Pues, lo dicho, toca reorganizarse para resistir el embate del enemigo, que no solo ve en este momento una oportunidad, sino al que le urge la victoria porque se está desgastando tanto o más que nosotros. Eso quien este a favor del presente proyecto, el que Florentino Pérez propone con José Mourinho como entrenador. Porque me imagino que algunos estarán en desacuerdo con sus modos o sus logros, con sus objetivos o sus consecuencias. Por mi parte, yo me adhiero a él. El partido de ayer, si algo mostró, fue un escenario habitual en épocas previas a la llegada del entrenador portugués. Lo vimos con Pellegrini, con Shuster y con algunos otros antes. Hay en el equipo cansancio, falta de hambre o cierto desentendimiento, esto último en el peor de los casos. Entrar a dilucidar si los jugadores están faltos de motivación por el trato de Mourinho o si es justo al contrario, que las reprimendas vienen por esa falta de tensión, es caer en el acertijo de que fue primero, si el huevo a la gallina. Tampoco se puede obviar que llevamos más derrotas en esta temporada, de la que solo se ha consumido la mitad, que en toda la temporada pasada. Como único dato positivo está en la capacidad de reacción del equipo en el tramo final, articulada en torno a CR7, algo que no se vió en el partido que se perdió con el Betis en el Benito Villamarín. Lo que si veo es una carencia de liderazgo en el terreno de juego. Lo ejerce Pepe en los momentos de emergencia. Ayer no estaban los capitanes habituales, que normalmente viven ajenos a estas exigencias. Urge organizar la capitanía del equipo, en lo que al momento del juego se refiere y también ante los medios. Las voces de cordura ayer las pusieron los de siempre. En especial Arbeloa, que es la mejor cabeza del vestuario, aunque ahora esté lejos de su mejor momento futbolístico.
Contestación al comentario de CHJ del día 14/12/2012
Gran problema este. Culpa de Casillas también, y de la estúpida normal de que se tenga que elegir al capitán no por aptitud para el puesto sino por antigüedad. Casillas solo ejerce de ogro para lo que a él le compete, los goles. Se limita a los sorteos iniciales y a echar broncas a su defensa, que además ya no surgen ningún efecto. Es mera conjetura, por supuesto, pero por el lenguaje corporal creo que está desacreditado. Pepe últimamente es quien trata de despertar al equipo cuando está dormido, también le falta capacidad de convocatoria. Como Di María, es capaz de contagiar su dinamismo, arrastrar al resto de compañeros con su actitud, pero no es un líder que se imponga. Al menos eso me parece. Alonso creo que ese tipo de persona que cuando habla se le escucha, por su sensatez y su autoridad, pero me parece un tipo retraído sin vocación de mando. CR7 es un huracán en medio del océano, totalmente desconectado del resto, y buena parte de esto es culpa suya. Tampoco se le puede reprochar porque las cualidades que le hacen ser así también ayudan a que sea un fenómeno, inconformista y que siempre quiere mejorar. Ramos es un "echao palante", sin más cualidades para el mando, y cuando toma iniciativas apoyándose en su carácter casi siempre la pifia. Arbeloa me parece un gran proyecto de capitán, pero con su escasa relevancia actual en el juego no me lo imagino imponiéndose a los díscolos. Puede ejercer, y de hecho lo hace, y mejor que nadie, el papel de portavoz de la plantilla, que también es muy importante. Del resto ni me molesto en comentar sus opciones. Por supuesto, todo lo que acabo de decir son puras especulaciones basadas en intuiciones. Puedo estar equivocado al cien por cien.
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Me quedo sobre todo con la parte final de tu artículo. ¿Cuánto tiempo lleva el Real Madrid sin un lider en el campo? Un Hierro, un Redondo o un Raúl...un tipo que, además de talento futbolístico, tenga la personalidad suficiente y ascendencia sobre sus compañeros para dar una voz y ponerlos a todos a remar en la misma dirección con plenitud de esfuerzos.
ResponderEliminarLa pega es que es un tipo de futbolista del que cada vez quedan menos.