lunes, 11 de febrero de 2013

El Fútbol y sus aledaños (99) - Bautismo

Bautismo

Tenía pensado que el tema que propongo en este escrito formara parte de otro artículo que hace tiempo vengo posponiendo. Siempre hay algo más urgente o sobre lo que tengo las ideas más claras. El tema a tratar en ese otro escrito sería el que considero uno de nuestros mayores logros como colectivo, la presencia en un debate de TVE, concretamente en Estudio Estadio, de alguien que más o menos puede considerarse representativo de aquello que nos une, aunque el madridismo activo tenga sus facciones, sus diferencias. Y es bueno que así sea. Y es que la persona que ha materializado ese logro, Manuel Matamoros, @Chamartin4ever, sé que anda inmerso en una campaña para convencernos de que renunciemos al término Yihad. Ayer noche, por ejemplo, Matamoros trataba de convencer en Twitter a una madridista de las que sigo: @luuciahg. Yo mismo sustituí en mi último post, a sugerencia de mi amiga y colaboradora habitual, @DiosaMaracana, las tres referencias que había en lo que redacté, sustituyendo Yihad por "Madridismo Underground". Y confieso que me dejé llevar, que acepté la sugerencia sin casi discutirla; que algo protesté, pero que me rendí antes de empezar siquiera a pelear. Porque lo cierto es que casi es tanto lo que me gusta el término Yihad, como lo que me disgusta el término Underground.

¿Es importante cómo nos llamemos? Para el enemigo es evidente que sí. Buscaron un término para definirnos, para poder abarcarnos con una sola palabra. Una palabra con la que pudieran referirse a nosotros cuando hablaban entre ellos y se contaban sus batallitas en Twitter, como si fueran experiencias en el campamento de la "mili". No tenían claro quiénes éramos ni lo que queríamos y este avanzar a tientas pareció solucionarse con una palabra: Yihad. Claro está que buscaron el término más ofensivo que pudieron, con el que poder ahorrarse buena parte de la definición, y luego pasaron a hacernos un perfil, al modo en el que el departamento de Ciencias del Comportamiento del FBI realiza de los asesinos en serie con los que le toca lidiar. Que si jóvenes airados y descontrolados, que si abueletes nostálgicos en esa segunda inmadurez que trae la senectud. Fue divertido mientras duró, hasta que @AlbertoCuellarr se sentó en la mesa de debate de Marca TV y @Chamartin4ever en la de TVE.

Un nombre es importante, aunque no deja de ser marketing, en especial en la fase en que el nuevo concepto se va perfilando. Cuando el concepto que bautiza empieza a ser conocido, aquello que evocan las palabras, el efecto subliminal sobre quien escucha, pasa a tener una importancia secundaria, a disiparse incluso, a dotar al concepto de una parafernalia que le era ajena cuando el concepto se acuñó, un sello de identidad distinto al original. Vikingos somos porque en su tiempo los atléticos, pioneros en el tema de los insultos, buscaron una palabra que evocase lo que en realidad querían llamarnos: Cabrones. Por aquello de los cuernos en los cascos. Una vez adoptada la palabra por el madridismo, ésta ha añadido a la iconografía madridista infinidad de elementos que no están, y que en realidad no tienen relación con el motivo del nombre. Jugando con el término, podríamos llamar walkirias a nuestras aficionadas por lo guerreras que son, y aunque tuvo éxito la idea, estaríamos yendo en contra del espíritu de este especial bautismo. Aunque quizá las walkirias porten casco con cuernos, en realidad lo desconozco, a pesar de haberme criado leyendo tebeos de la serie Thor de la Marvel. En todo caso, siento lástima por quienes osen engañar a tan valientes y belicosas hembras.

Daré algunas razones por las que me gusta el término Yihad como identificativa de lo que somos:

1.- Porque está en la tradición madridista adoptar como propios los insultos de nuestros enemigos. Nuestra  reacción al vídeo de TV3 con ñus y hienas es un buen ejemplo, y además reciente. Reírse de quien te trata de ofender es también costumbre madrileña. A los atléticos fuimos los madridistas quienes los bautizamos como indios, en respuesta a su hallazgo "vikingos". Y lo hicimos también con intención de herir, en alusión a la gran cantidad de oriundos sudamericanos que había siempre en sus filas. Ellos no sílo tomaron el insulto con buen espíritu, como habíamos hecho nosotros con el suyo, sino que lo adoptaron de buena gana y desarrollaron a partir de ahí una iconografía opuesta a la original, sintiendo antes indios norteamericanos, que del sur. Una vez eliminada la carga dramática que trae el primer impacto, adoptar el insulto de tu enemigo equivale a desarmarlo, convertir sus lanzas en cañas, más fáciles de quebrar.

2.- El término Yihad cuadra con el apodo que se le ha querido dar a cierto sector de la prensa, desgraciadamente mayoritario, cuya principal motivación es desacreditar ya sea al madridismo en general (por no ser de sus simpatías el equipo), o a sus actuales representantes (por meros intereses empresariales). Cruzada cuadra bien Yihad, es un alter-ego adecuado, es un contraataque ingenioso y al tiempo efectivo, porque como una cruzada se comportan. Yihad, corríjanme si me equivoco. Alude más a un modo de actuar que a una ideología, aunque ésta última esté bien definida, al modo que guerrilla, tan parecida a ella en algunos aspectos, alude a una forma de enfrentarse al enemigo más que a unas señas de identidad de quienes inventaron esta estrategia bélica. La Yihad ha actuado aparentemente de forma descoordinada, y sin embargo ha sabido golpear siempre de forma contundente y sincronizada. Twitter es nuestro, pero algún factor que se nos escapa logra una unicidad en lo que es muy diverso y se muestra también muy disperso.

3.- Una vez perdida la carga dramática inicial de un nombre que se usa como insulto, la repercusión de su primer impacto, habla peor de quien lo profiere que de quien lo escucha. La estrella de David en la ropa de los judíos en los tiempos que precedieron a la Segunda Guerra Mundial y durante la contienda, a quien debía avergonzar es a quienes obligaban a los fieles a esta religión, incluso a los no practicantes, a cosérsela bien visible en las vestimentas. Queda fuera de toda posible discusión el que seamos terroristas, ni siquiera en sentido metafórico. Quienes insisten en este debate se descalifican a sí mismos. Conservar el nombre que nos han dado es para su vergüenza, no la nuestra; por haber tenido en su momento tan nefasta idea, carente de cualquier base. Rebate además la idea de que se justificase en que fuéramos proclives al insulto. Ellos han tenido siempre más inventiva y han ido más lejos que nosotros en ese apartado. Porque ellos no rebaten ideas sino personas, una actitud muy propia de los totalitarismos. Quieren exterminar los discursos alternativos al dominante. Terroristas son siempre los que se oponen al poder establecido en las dictaduras.

4.- El cambio de denominación supondría la necesidad de que muchas líneas de acción, léase blogs, tuvieran que rebautizarse. Una fragmentación del discurso tampoco sería dramática. La diversidad, sana de por sí, impide que el enemigo, normalmente poco espabilado, encuentre estrategias adecuadas cuando establece líneas editoriales. Porque ellos sí que obedecen a unos mandos. Nosotros sólo lo hacemos a un sentimiento. @RealYihad, sería un ejemplo de lo que expongo, una página web que acaba de editar su primer podcast, que recomiendo vivamente, aparte de por su contenido en sí porque se trata de una tertulia dirigida por una mujer, además con mucho acierto, lo que supone una enorme novedad, al menos en la parte del yihadismo que conozco. Novedad en cuanto a que sea una chica quien lleve la batuta de la discusión, no a lo del acierto. Dios me libre de ir en contra de las mujeres, que tanto me gustan y tanto me pueden cuando intento enfrentarme a ellas.

Pero si ya digo que Yihad es un término con el que simpatizo mucho, aunque podría estar dispuesto a renunciar a él, el de Madridismo Underground me parece harto desafortunado. Para empezar, utiliza un vocablo extranjero, lo que me parece imperdonable tratándose de un sentimiento que tiene en el mundo castellano parlante su núcleo y de un idioma que ofrece infinidad de alternativas siempre. Subterráneo es un calificativo que creo que está bien lejos de lo que queremos ser. No queremos que se nos margine, que se nos entierre, que se nos silencie. Queremos salir a la luz y que se nos escuche. Los movimientos Underground se sienten a gusto en los ámbitos marginales y desarrollan actitudes y modos de expresarse que dejan bien clara esta preferencia en la mirada ajena. Además, si lo que se pretende es obtener legitimidad, respetabilidad, ser interlocutores con un discurso útil, el vocablo me parece que es el menos indicado. Es cierto que la metáfora de la red de Metro como elemento integrador de una población -colectivo- con barrios -sensibilidades- muy heterogéneos tiene un enorme potencial. Madridismo Suburbano sería una posible traducción a lo que se nos propone. Si adoptando el término Underground queremos aludir al intento de silenciarnos, de apartarnos del debate, de evidenciar las malas actitudes de nuestros contrarios, Yihad cumple mejor ese papel, al menos en mi opinión.

¿Y que términos propongo si desestimo Underground y acepto la falta de idoneidad de Yihad? Para mí el ideal sería Madridismo Subversivo. Subversión (del Latín subvertere: trastocar, dar vuelta) es el proceso por el cual se eliminan para sustituirlos por otros, o se invierten, los valores y principios de un sistema establecido, preexistente a la revuelta en la que se materializa el propio proceso. Si no da en el clave esta definición se acerca bastante. Bien es verdad que el nombre es también el de una conocida página web perteneciente al propio colectivo del que hablamos, y ello podría dar lugar a equívocos, rencillas, malentendidos.

Otra opción, que suelo utilizar a veces, es Madridismo Activo, en alusión a nuestra aspiración de dejar de ser meros receptores pasivos y acríticos de la información que se nos suministra. La prensa ha de entender que su actividad exige diálogo si quieren que aceptemos sus tesis. No me gusta mucho esta alternativa porque parece convertir el debate futbolístico en debate político, y aunque en buena medida lo sea en el fondo y en las formas, es algo que debería tratar de evitarse, no de fomentar. Madridismo Combativo es otra posibilidad que recoge en parte el espíritu de la anterior y que usa la retórica bélica que, se quiera o no, tiene mejor aceptación que la política.

Y aquí lo dejo. Más que oponerme al debate -capital o no, porque reconozco que se me escapa su nivel de importancia- pretendo que no se cierre en falso, que se reflexione antes de darle una respuesta. Siempre queda la posibilidad de que algunos acepten la idea y otros no, que sigan autodenominándose Yihad, adoptando una pose marginal dentro del colectivo, lo cual sería una curiosa paradoja. No creo que fuera tan perjudicial ese hecho, siempre y cuando no se renegara de ellos por como eligen ser llamados, sin atender a sus propuestas o modos de exponerlas.

Un saludo a mis hermanos de fe. En especial a los críticos con lo establecido.

Contestación al comentario de Eselsdistel del 11/2/2013

Ya hemos hablado en Twitter de tu propuesta. Resumo las conclusiones porque enriquecen el post:

1.- Me gusta la propuesta #MadridismoGuerrillero, pero me suena mejor aun #GuerrillaMadridista, que además usa un vocablo aceptado por los diccionarios de todo el mundo, siendo como es plenamente español: Guerrilla. Pequeña guerra, su significado real, en el sentido de obrar a base de escaramuzas, de golpear donde interesa sin atender a la logística, me parece muy acertado para describir lo que hacemos.

2.- A la Guerrilla se le opuso el ejército francés napoleónico. Dentro del cual se encuadraban los famosos mamelucos, la caballería egipcia. Hay mucho mameluco en la prensa. Me encantan las posibilidades que da esta denominación.

3.- En Twitter me has propuesto también el término Maki-distas, derivado de un tipo de guerrilla. Y me encanta. Tendríamos hasta una posible mascota la mar de underground: Makoki. Que no es un maki, pero vete a saber si su nombre no es un juego de palabras con el término.


1 comentario:

  1. Para mi el calificativo más natural ya lo has escrito sin querer allí arriba. ¿Qué caracteriza a este movimiento, lo llamen como llamen? Actitud y organización guerrillera. Pues blanco y en botella: Madridismo guerrillero.

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