Ni fútbol ni periodismo
Marca.com - Madrid - 09/02/13 - 01:55
El video difundido por el programa Esport Club, de TV3, es impresentable del primer al último minuto. No tiene nada que ver ni con el fútbol ni, desde luego, con el periodismo. No se trata de dar lecciones de ética. Lo mismo pensaríamos si un material semejante se hubiera emitido por Telemadrid —como ya sucedió en el pasado— o si MARCA incurriera en algo similar en cualquiera de sus soportes. Las disculpas de TV3 rebajan la tensión aunque son tibias y se quedan a medio camino, ya que se vuelve a hablar de “cacería al hombre” por parte del Real Madrid a Messi.
El vídeo es un flaco favor a la sana rivalidad que debería presidir los enfrentamientos entre los dos clubes más grandes del mundo. Todavía permanencen frescas en la memoria las imágenes de los jugadores abrazados tras el formidable último Clásico. O, más reciente aún, el espectáculo de rivalidad y deportividad ofrecido por los dos equipos en la Copa del Rey de básket. Comparar a los jugadores del Real Madrid con hienas o disfrazar a Pepe de Hannibal Lecter es, además de un insulto, un paso atrás. Es volver a la época más oscura de la rivalidad Madrid-Barça cuando parecía un episodio superado gracias a comportamientos ejemplares como los de Casillas, Puyol o Xavi.
Con la serie de partidos que se avecinan en las próximas fechas, alguien tendrá que cargar con la responsabilidad si el ambiente se caldea por culpa de una violencia generada de modo gratuito. No se pueden calentar así las vísceras del aficionado. Eso, y no otra cosa, se desprende del repudiable vídeo de TV3.
Que ocurra algo similar en la Premier League o en la Bundesliga es inimaginable. Es muy probable que los propios aficionados boicotearan iniciativas de semejante bajeza. Tristemente, el video habrá dado ya la vuelta al mundo ofreciendo una imagen irreal de la Liga española y de la rivalidad de los dos grandes.
La indignación en el Real Madrid es comprensible. Ahora cabe esperar que el Barcelona manifieste su oposición frontal al video de TV3. Lo contrario sería caer en la laxitud, en la permisividad y en la complicidad.
Por encima de todo, cabe hacer un llamamiento a la inteligencia y la sensibilidad de los auténticos aficionados al fútbol y a su capacidad para discernir que el vídeo no es más que una burda provocación. El Real Madrid, el Barcelona y las dos aficiones, soberanas, deben estar a la altura y dar ejemplo.
Escena de Pretty Woman
A nosotros no, a la chica
(Artículo escrito con la colaboración de @DiosaMaracana)
(Editado originalmente en el blog: Soy Madridista)
La escena es mítica, quizá la mejor de la película, por su toque gamberro, de desquite con todo lo adverso, de venganza por las penurias pasadas. Richard Gere, Edward Lewis en la película, se acerca al responsable de la boutique, y le pregunta con descaro, mientras Julia Robert, la particular Galatea de la función, se le acerca, se sitúa junto a él y trata de adoptar una postura sexi e inocente a la vez, sugerente pero desenfadada: "¿Ve usted a esta joven?". "Sí", contesta aquel tipo, con una respuesta que casi es más pregunta. "Dígame, ¿tienen en la tienda algo tan bonito como ella?". Entonces, sin transición alguna, sin esperar a que le aclaren a Richard Gere su duda, comienza a sonar en la banda sonora de la película la canción "Pretty Woman" de Roy Orbison, como fondo a una ráfaga de escenas cortas en las que Vivian es agasajada por tres o cuatro solícitas dependientas. Acostumbrada a recorrer las aceras ante la mirada curiosa de la mayoría o descarada de algunos varones, se siente por una vez persona de valía. Su sonrisa, ya de por sí hermosa, ilumina toda la pantalla, gracias sobre todo a esa bombilla de 120 watios de potencia que supone el que por primera vez te traten con respeto. Mientras, Edward la mira fascinado desde el fondo de la angosta estancia, en un segundo plano, y sólo la atiende a ella, a la fascinación que empieza a sentir por la chica, y contesta con gestos a las preguntas que por mímica ella le plantea. "¿Te gusta lo que llevo puesto?", le pregunta ella sin palabras, como si no hubiera nadie más en la tienda. "Comsi- comsa… No, no, ese no. El de al lado", le contesta él ya sea con un gesto significativo de la mano o de la cabeza. Cuando ya llevan mucho comprado, cesa la música por un momento. El encargado se acerca a Edward, que se está tomando un café mientras ojea un periódico, para saber su opinión de cómo marchan las cosas. "Señor Lewis, ¿qué le parece todo? Creo que la cosa va bien". "Quiero que nos hagan más la pelota", le contesta sin siquiera volverse, dándole la espalda en un gesto lleno de displicencia. "Muy bien, señor. No sólo es usted guapo sino convincente, en cuanto ha entrado he entendido que había que atenderle bien...". Edward se vuelve muy lentamente mientras escucha los agasajos. No sabemos si demora sus palabras porque le gusta lo que oye o está tratando de elegirlas con cuidado. "Hollister". "¿Sí, señor Lewis?". "A mí no, a la chica". Y a partir de entonces la música vuelve a sonar justo en el acorde donde cesó, a todo volumen, y el resto de la escena es una ordalía de imágenes para el lucimiento de la actriz protagonista, a la que vemos probarse infinidad de vestidos, sombreros y sonrisas cautivadoras, mientras agita la melena pelirroja como si fuera el toque final de un sortilegio para hechizarnos. Como si necesitara las artes oscuras para lograrlo, como si no nos hubiera ganado para siempre ya hace muchas películas.
Después, enfundada en un favorecedor traje color hueso, con el largo por las rodillas, un sombrero oscuro a juego con la abotonadura, se pasea por Rodeo Drive, la calle más selecta de Hollywood, buscando la tienda donde no quisieron atenderla por ser evidente, se supone, su condición de prostituta. Allí restriega las muchas compras que acaba de realizar en la competencia a la dependienta que poco menos la echó a la calle. "¿Va usted a comisión? ¿Verdad?". "Sí". "Pues metió la pata, hasta el fondo". Quizá parezca un exceso para tan dulce criatura, pero la película, a pesar de tratar un tema escabroso como si fuera un cuento de hadas, en su espíritu no elude del todo los temas menos dulces de la cuestión que plantea. Además, la directora de casting ha sabido elegir muy bien a los personajes, y si a Julia Roberts estamos dispuestos a perdonárselo todo, en esta función o cualquier otra, incluso que sea una puta, a la chica de la tienda, con su cara avinagrada y expresión autosuficiente, no estamos dispuestos a pasarle ni una. Menos que maltrate a la que va a ser nuestra musa durante hora y media de película. No hay perdón cuando alguien maltrata lo que más queremos, cuando trata de humillarlo para regocijarse con su sufrimiento, esa podría ser una lectura aproximada, la moraleja, de lo que se nos cuenta en las sucesivas escenas de puro shoping. Vales según las tiendas donde puedas comprar, para la gente cínica que trata de desacreditarte. Vales lo que tu corazón desea, para quienes no te miden por el dinero que tienes, para quienes no desean que compartas tus riquezas con ellos, sólo tu compañía.
"San Sebastián", de El Greco. Museo del Prado
Olvidémonos por un momento de la prensa catalana, con sus vídeos de hienas, sus artículos sobre los más odiados en Cataluña y en el vestuario blaugrana, y otros anteriores de similar o, incluso, de peor gusto, porque en lo que ahora trato de plantear, esta gente ni siquiera aparece en el encuadre, estorba en él su presencia. Como si se tratara de la pérfida dependienta de la película, la prensa madrileña lleva varios años martirizando al Real Madrid. Especialmente ruines han sido con Mourinho, al que han asaeteado con una campaña de difamación que nos ha hecho recordar el martirio de San Sebastián. Quizá en la versión del Greco que conserva el Prado, porque han llegado a trocear su imagen vilmente, disociando de ella la parte humana del personaje, convirtiéndolo ahora en psicópata sin sentimientos, sin capacidad empática para conectar con quienes le rodean -conductor que atropella y se da a la fuga; tirano del vestuario-, ahora en bestia sólo con instintos, sin raciocinio -el chimpancé Mike y su bidón vacío de gasolina-. Es mucho lo que llevamos tragado los madridistas, carros y carretas; mucho lo protestado sin más resultado que las respuestas cínicas de los periodistas, cuando no su desprecio explícito. Han hecho falta millones de bloqueos en Twitter, además por tipos inanes, como Roberto Morales o Juanma Trueba, para que el madridismo "underground" haya podido colocar un hombre en la Luna, que viene a ser más o menos lo equivalente en cuanto a dificultad técnica, de situar un underground, Manuel Matamoros, en la mesa de debate de Estudio Estadio, además como tertuliano permanente. Ya se había logrado poner en órbita a uno de los nuestros para que circunnavegara la tierra unas cuantas veces. El pionero de la astronáutica tuitera madridista fue entonces Miguel Queipo de Llano, que durante cierta madrugada, en Punto Pelota, intento radiar al espacio exterior, con la virulenta oposición de casi todos sus contertulios, que parecían más bien lluvia de meteoritos que otra cosa, algunas de las tesis que comparte todo el madridismo activo.
Sólo los mejor preparados de todos nosotros han podido salir de nuestro -para según qué aspectos-, reducido planeta, para atisbar lo que hay más allá de él, para darnos a conocer. Si el periodismo que se practica actualmente supone una tortura para la mayor parte de los corazones blancos, la Yihad también ha supuesto a su vez un molesto mal que ahora aqueja a la prensa deportiva. Y donde más le duele a una industria -aunque ésta en concreto esté mejor dotada en su tropa de zánganos que de abejas obreras-, es en el bolsillo, en el balance de cuentas de final de mes, en el alcance del producto y su éxito en él. El estropicio es tal, los EREs son una amenaza tan cierta, que el que más y el que menos ya ha empezado a plegar velas en su singladura organizada únicamente para saquear las tierras madridistas. AS, como gesto de buena voluntad, nos entregó hace unos días, de manos de su director, la cabeza del topo del vestuario (pobricos, como si no conociéramos su identidad hace tiempo). Pero es que la primera regla en cualquier negociación es ofrecer lo que estás obligado a dar como primera propuesta, y tratar de que parezca un arreglo generoso. Relaño le quitó el pasamontañas a quien entró en el Santa Santorum para saquear sus secretos, para romper el ancestral Arca de la Alianza, la buena convivencia, imprescindible para obtener logros. Y resultó ser una chica, mire usted por dónde. Una que también habría bordado el papel de la dependienta antipática en Pretty Woman, por lo mal que nos cae a todos los merengues y por dar tan bien el tipo de personaje. Pero es un cambio de prisioneros inaceptable: La topo a cambio de nuestro cariño comprador, secuestrado tras tanta portada ignominiosa. Y lo es por la sencilla razón de que ella ya no obra en su poder ni a nosotros nos interesa que nos la entreguen. No la queremos, ni siquiera regalada, sin contraprestaciones. La de los novios del Mundial de Selecciones de Sudáfrica, la de los amantes que fueron líderes de audiencia en España por un beso perpetrado ante las cámaras de TVE, es una historia que hace tiempo acabó su recorrido por el país madridista. No nos ocupa, ni nos preocupa, si ella está sopesando dejar su profesión de periodista. Será sin duda una baja que podrá asumir el gremio de los plumillas, y nosotros ya sabemos a qué atenernos con ella, no necesitamos escuchar más opiniones suyas para conocer su forma de pensar y de sentir respecto al fútbol. Ya habrá otro que se encargue de ir en busca del penalti perdido de Iniesta. Carlos Forjanes, intrépido periodista de campo, Indiana Jones de la cámara portátil y la crónica de urgencia, ya demostró su valía en la jungla amazónica de Canillas. Su "Será hijoputa el tío", escuchado en el vídeo que filmara, nos impactó en su día cual dardo de cerbatana india y nos estuvo persiguiendo una semana como la piedra gigante a Harrison Ford.
Y ahora, quien trata de hacernos la pelota es nada menos que el Marca, a quien le parece intolerable el vídeo de las hienas emitido por TV3. Parece ser que es más una postura corporativa, que nos anticipó ayer Pedro Jota Ramírez en un tweet, que una opinión generalizada. Porque poco o nada hemos oído a los primeros espadas de los distintos medios que engloba el sello Grupo Editorial acerca del asunto. A Paco García Caridad, que tan de acuerdo está con los escupitajos de Messi al banquillo madridista, con sus insultos a jugadores y técnicos blancos (y que no supo reprimir las ganas de manifestarlo en Twitter), nada le hemos leído sobre este asunto, así que imaginamos, por coherencia, que tampoco estará en contra de los insultos de TV3. Y en cuanto a los que dirigen Marca, Campillo y Segurola, otro tanto de lo mismo. La postura del diario, en consonancia con la del director de El Mundo, viene reflejada en un escrito, con el antetítulo de "Marca opina" y que no firma nadie, siendo además un texto totalmente impersonal, que tiene toda la apariencia de haber sido impuesto desde las más altas instancias al periódico. Triste cuando la rectificación en una mala conducta reiterada no se debe al arrepentimiento, siquiera a la mala conciencia o al deseo de recuperar una amistad perdida, sino al mero negocio pecuniario. Triste cuando quien rectifica no lo hace de corazón, sino porque se lo imponen y se ausenta en el momento de pedir disculpas. Nada hay ya que nos sorprenda en el cinismo de Marca, sólo que aun sigan pensando que no los tenemos calados; que piensen que nos engañan con sus maniobras de aprendices de Maquiavelo. Y es que, además, el comunicado de los Supertacañones está lleno de lugares comunes, de retórica vacía y medias verdades, cuando no mentiras enteras. El escrito intenta establecer unas equidistancias que no vienen a cuento, citando a Telemadrid de pasada, que ni tiene vela en este entierro ni jamás ha tenido comportamientos de este tipo, por más que se diga en el primer párrafo. Su departamento de deportes no se las gasta como sus homólogos en Cataluña, que son muchos y todos bastante faltones. El que en el escrito se diga que la opinión sería la misma si el vídeo, o un material similar, lo hubiera emitido el propio diario Marca o cualquiera de sus filiales (marca.com, Radio Marca y Marca TV), es una forma de admitir que quien redacta no pertenece a la franquicia. Ni en eso han puesto cuidado. No es Marca quien habla, por mucho que se asegure que "Marca opina". A otro perro con ese hueso.
"Que bien sabéis cruzarle la cara a una chica los hombres. Parece que os dieran lecciones", se queja Julia Robert, mientras Richard Gere trata de rebajar con hielo el rubor y la calentura de la mejilla de ella, causadas por una bofetada propinada por su propio socio en los negocios. Innumerables bofetadas nos lleva propinadas al madridismo la prensa con sus portadas insultantes o incendiarias. Marca, sin ir más lejos, se lució, mostró ser buen alumno del curso que mencionaba Vivian, con aquellas dos recientes, la del ultimátum de los capitanes a Florentino Pérez y la de los mensajes de whatsapp del día después. Queda sospechoso este repentino instinto protector, tan masculino, que ha de entenderse más como producto de sus deseos de llevarnos nuevamente al huerto, de sus impulsos económico-hormonales; que de su sentido de la ética, que ya sabemos que es un objeto completamente huero para ellos y que no saben en qué balda de la estantería colocar. No es de caballeros insultar primero a una chica y luego desvivirse por defender su honor frente a terceros. Ni tiene ningún señorío tampoco.
Gente de Marca, dejen el asunto del vídeo de las hienas en nuestras manos, dejen que la respuesta la de el propio madridismo. Sabemos usar la pluma y el bolígrafo para defendernos, mejor que ustedes, mejor que el personaje de Joe Pesci en “Casino”. Ustedes desde hace tiempo dejaron de formar parte del ámbito madridista, ni siquiera están cerca de ser parte de su entorno. La forma en que Santiago Segurola alude a la ciudad de Madrid, como si se tratara de una ciudad lejanísima en lo geográfico y en los afectos, una Tombuctú dorada o una Samarcanda mítica, venidas a menos a ojos de un ilustrado del norte, así me lo hacen pensar, que media entre ustedes y nosotros un espacio inabarcable, que no puede recorrerse con media disculpa (que además no es explícita y es impuesta). Nada tienen ustedes que tratar en este negocio. Si quieren hacerle la pelota al Real Madrid, ustedes mismos, no hay problema, preferimos las palabras educadas a las soeces que habitualmente les escuchamos. Pero no nos hagan la pelota a nosotros, hágansela a la chica, a Mourinho, cuya reputación llevan mucho tiempo tratando de enterrar a base de calumnias, como esos mafiosos de las películas que entierran los cadáveres que pueden incriminarles en el desierto de Nevada, en el primer descampado solitario a la salida de Las Vegas. Su profesionalidad, su sabiduría futbolística, su temple, les deja a todos ustedes en evidencia. "Get out", le grita Edwards a su amigo, Jason, después de arrastrarlo hasta la puerta a golpes y empujones, tras sorprenderle tratando de violentar a Vivian. Como que me ha quitado las palabras de la boca, se me ha adelantado por décimas de segundo. Se han hecho ustedes ricos haciendo lo que más les gusta, hundir a la gente, y nosotros se lo hemos permitido. Es hora de que cambien de negocio, y nosotros de prioridades cuando busquemos una fuente de información fiable.
"Its Must Have Been Love" - Roxette
Epílogo
"¿Mou sería la puta...?", me pregunta socarrón un follower, @tuteabarca, cuando propongo en Twitter la misma analogía que en este post. "Ahora, con Eurovegas, ¿qué puede haber más oportuno? Te viene Julia Roberts y te vas a fijar en qué trabaja. Menos lobos", le contesto, tratando de salvaguardar el honor de la dama. Bueno, más bien tratando de recordarle sus evidentes virtudes. Y es que, del mismo modo que no le haríamos ascos a Julia Roberts si la viéramos apoyada en la esquina de la farola, con el largo de la falda quizá más alto de lo que exige el decoro, y el escote más bajo de lo que exige la prudencia, o al revés, tampoco creo que ningún manager general de club de fútbol o presidente se lo haría a Mourinho, aunque le llegase la propuesta de su representante, Jorge Mendes, tras ser defenestrado por los amantes precocinados y condimentados a la carbonara, esos dos que tiznan como el carbón. "¿Quién dices? ¿Abramovich? ¿El Manchester City? Anda, Diego Torres, calla un poco, que cada vez que abres la boca haces el ridículo".
Contestación al comentario de CHJ del 11/2/2013
Ese simple gesto de escribir algo, aunque quizá muchas veces no tengas intención de decir nada en especial, solo hacer saber que has pasado por aquí y que has visto lo que el paisaje te ofrece, es importantísimo, más incluso que lo que yo escribo. Convierte el blog en un lugar transitado, vivo, casi diría que habitado. Porque a veces da las ensación de ser algo así como una nave industrial abandonada en un descampado. Envidio esa gente que escribo hola en un post y es comentada por docenas de personas. Una envidía no del todo sana. Porque muy a menudo tengo la sensación, por más que se me repita lo contrario, de que: 1) No me lee nadie; 2) Aburro a las piedras; 3) No suscito el más mínimo interés. Así que, gracias por pasar también por este post y por perder unos minutos en saludar. No sabes cuanto te lo agradezco.
Me resisto a dejar pasar cada oportunidad de decirte que, de nuevo, vuelves a dejar un artículo magnífico. Siendo nulo el aporte que uno mismo realiza a tu espacio, creo que es de justicia, decirte, aunque sea de vez en cuando, que es una gozada leerte.
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