martes, 5 de febrero de 2013

El Fútbol y sus aledaños (93) - La prensa el día del match (2) - El cebado de Marcelo




La mala gestión de Marcelo
Diego Torres
El País - Madrid - 30/01-2013

La temporada 2010-11 fue una época feliz para Marcelo Vieira. Aquel año el lateral zurdo gozó de la amistad de Pepe, el afecto de Cristiano Ronaldo, la complicidad de Di María y el respaldo del mánager José Mourinho. Jugó casi todos los partidos y participó en el contragolpe que dio la Copa del Rey al Madrid en la celebrada final de Mestalla. Todo le fue bien hasta el día en que se negó a que lo representase Jorge Mendes, agente de Pepe, Di María, Cristiano y Mourinho. Entonces el brasileño supo que todo había sido una ilusión. Un gran cortejo coordinado cuya frustración sólo le acarrearía dificultades. Desde el verano de 2011 ha visto a quienes creyó sus amigos hacerle el vacío y a Mourinho contratar a Coentrão para ocupar su puesto. El técnico lleva año y medio reservando los mejores partidos para su fichaje. El plan era que Coentrão jugara hoy contra el Barça. Pero su expulsión en Valencia abrió una incógnita innecesaria. Un problema de mala gestión.

Marcelo permaneció dos meses inactivo tras sufrir una fractura del pie derecho en un entrenamiento con Brasil. Volvió a entrenarse con el equipo blanco el 7 de enero. Según fuentes del club, los médicos informaron a Mourinho de que tenía unos seis kilos de sobrepeso y que la causa no se podía atribuir a Marcelo. Dijeron que había cuidado su dieta pero que, debido a su especial metabolismo, tenía tendencia a engordar hasta tres veces más que otros jugadores en situación de sedentarismo. Los compañeros le vieron gordito, sufriente en aquellos primeros entrenamientos. Todos, jugadores y médicos, se llevaron una sorpresa cuando descubrieron que Mourinho le incluía en la alineación del partido de ida contra el Valencia. El resultado fue el que todos previeron: Marcelo quedó en evidencia ante la hinchada y la prensa. Mourinho lo señaló sustituyéndole en el descanso, no le convocó para la vuelta de la Copa, y no volvió a concederle ni un minuto en los otros dos partidos disputados desde entonces.

“Mourinho retrasó la puesta a punto de Marcelo todo lo necesario para ganar un mes para Coentrão”, opina un jugador madridista. “Por este tipo de cosas el vestuario se ha cansado de Mourinho”.

La mayoría de los compañeros del jugador se pregunta por qué, si estaba para ser titular el 15 de enero, no pudo jugar unos minutos el 19 en Liga, o el domingo pasado contra el Getafe. La plantilla no comprende cómo el entrenador ha sido capaz de descuidar tanto el afinamiento del hombre al que la FIFA agasajó con el premio al mejor lateral zurdo del mundo en 2012. El jugador al que todos reconocen tanto poder desequilibrante como Cristiano. Pieza imprescindible en la conquista del último campeonato.

Después de su lesión, los médicos vieron que el brasileño tenía seis kilos de sobrepeso La previsión de Mourinho contemplaba que Coentrão sería titular en las semifinales de Copa. Así lo observaron los jugadores, atentos a cada palabra que pronunciaba el mánager en público. Precisamente, la última vez que habló Mourinho en conferencia de prensa fue en Pamplona, tras el 0-0, uno de los peores encuentros desde que dirige al Madrid. “Me gustó la actitud de Albiol y Fabio [Coentrão]”, observó el técnico, rompiendo la norma que él mismo se impone, según la cual prefiere no individualizar. “Creo que estos dos jugadores han hecho un gran partido”.

Susceptibles, varios jugadores se pasaron la semana siguiente ironizando al respecto. “El ejemplo es Fabio”, decían. “Hay que ser como Fabio”, se carcajeaban, indignados ante el voluble sentido de la justicia de un jefe capaz de mostrarse implacable con jugadores excelentes como Kaká y paternalista con un defensa casquivano como Coentrão. Mourinho se pasó medio partido contra el Valencia haciéndole gestos para que se calmase, pero resultó inútil. Coentrão, enajenado en la brega, se ganó la expulsión y destrozó el plan que le situaba hoy como titular en el Bernabéu ante el Barcelona.

Ahora Mourinho afronta un dilema: poner en el lateral izquierdo a Essien o Arbeloa, contra sus perfiles naturales, o poner a Marcelo sin más rodaje en los últimos tres meses que 45 minutos de competición hace dos semanas frente al Valencia. “Es un poquito difícil para él pero ahora está listo, preparado para jugar más”, dijo ayer Benzema, con su característica cara de póquer. “Y es bueno que esté con nosotros”.

Abran paso a Coentrão
La extraña lesión de Sahin, la baja de Khedira y la exclusión de Granero propician la titularidad en Zaragoza del fichaje más caro del Madrid
Diego Torres
El País - Madrid - 28/08/2011

Los médicos le advirtieron de que, si ponía a Nuri Sahin a entrenarse con normalidad, con el resto de los jugadores, su lesión se agravaría. Todos lo vieron claro en Valdebebas. Los fisioterapeutas, los recuperadores que trabajan con el futbolista alemán e incluso los compañeros que lo contemplaron haciendo ejercicios de recuperación. Según fuentes del club, todos entendieron que Sahin no había sanado completamente de su esguince de rodilla y que necesitaba reforzar la pierna en el gimnasio. Todos lo vieron así menos el entrenador, José Mourinho, que el lunes pasado decidió acelerar los plazos. El técnico puso a Sahin a entrenarse como si su rodilla izquierda estuviera fuerte, tonificada, lista para las torsiones, los giros y los traumatismos inherentes a la práctica normal del fútbol. Los compañeros le vieron sufrir. Vieron que hacía gestos de dolor. Que cojeaba. Los médicos le advirtieron a Mourinho de que por ese camino su lesión se agravaría. No hubo caso. El martes, Sahin volvió a entrenarse con el equipo. Más cojo que el lunes. Y luego desapareció. Ya no le vieron con el grupo. Ayer Mourinho ofreció una conferencia de prensa en la que anunció que Sahin está inhabilitado para empezar la Liga en La Romareda contra el Zaragoza, que sufre "otra lesión" y que su lugar lo ocupará Fabio Coentrão.

"No es una recaída", explicó Mourinho ante la pregunta sobre el futbolista alemán. "Es otra lesión", apuntó; "pero no está. No está para jugar. No puedo ser mucho más específico o no quiero ser mucho más específico. Es cosa del departamento médico. Pero ya no estaba para jugar en Zaragoza. No se trata de una situación nueva".

El técnico asegura que Sahin no sufre una recaída, que lo suyo es una dolencia distinta. Los partes oficiales del club le contradicen. El 13 de julio, el primer día de la pretemporada en Estados Unidos, después de que el centrocampista abandonase el entrenamiento, el parte médico anunció que sufría un esguince de grado uno en el ligamento lateral interno de la rodilla izquierda y que se recuperaría en un máximo de tres semanas. Ayer, el parte médico informó que Sahin tiene un esguince de grado dos en el mismo ligamento. La misma patología, solo que agravada.

Sahin es uno de esos centrocampistas ligeros, con buen toque, capaces de echar una mano en todos los frentes y, sobre todo, con criterio para la organización. Asociado a Xabi Alonso, a sus 23 años estaba llamado a dar mayor continuidad al juego del Madrid. Sus datos estadísticos en la Bundesliga en las últimas tres campañas, desde 2008, no refleja bajas significativas: 1.630, 2.902 y 2.593 minutos en 25, 33 y 30 partidos respectivamente. Ahora, sin embargo, no podrá comenzar la Liga. Khedira, su sustituto natural, tampoco viajará a Zaragoza, aquejado de una sobrecarga muscular, según el parte médico. Granero, el otro centrocampista de la plantilla, fue descartado por Mourinho por "decisión técnica", según el departamento de Comunicación del club.

El camino se allana para que Coentrão, el fichaje blanco más caro del curso -30 millones de euros que le sitúan en el puesto 12º en la lista de contrataciones más elevadas en la historia del Madrid- debute en la Liga como centrocampista. Por condiciones, Coentrão es carrilero zurdo, pero Mourinho no le ha encontrado un hueco en esa zona del campo. En el lateral se le interpone Marcelo, probablemente el mejor alero izquierdo del mundo. En el extremo le tapa Cristiano. El atacante portugués ha dicho a Mourinho que él no quiere jugar por la derecha. Le avala su récord de 53 goles en 54 partidos la temporada pasada. En cuanto a Marcelo, su suplencia en el Camp Nou, durante la Supercopa, le inspiró tal contrariedad que, mientras estuvo sentado en el banquillo, no dejó de manifestar su malestar. Dicen que habló lo suficientemente alto para que le escuchara el entrenador. Fue una advertencia: Marcelo no aceptará un papel secundario.

"Fabio va a jugar en el centro del campo con Xabi", dijo ayer Mourinho; "él puede jugar en todas las posiciones. Le voy a poner en todos los puestos, menos de lateral derecho, de central y de delantero centro... Me gusta más Fabio en la banda. Es su posición. Pero, de momento, es en el medio donde tiene que jugar. No tenemos otro... Además, lo hace bien incluso ahí porque es un jugador que hasta cuando no juega muy bien tiene un tipo de mentalidad y de actitud que siempre hace cosas positivas para el equipo".

Coentrão vuelve a La Romareda después de que en 2008 estuviese cedido media temporada por el Benfica al Zaragoza. Solo jgó siete minutos en la Segunda División porque no convencía a Marcelino, su entrenador. Ahora Mourinho no necesita que le convenzan. Coentrão, cuyo agente, Jorge Mendes, es amigo y representante del propio entrenador, fue reclamado como el fichaje estratégico del verano. La pieza que, a juicio del técnico, dará al Madrid el toque de excelencia que necesita para que su juego evolucione. Alguien demasiado importante para sentarse en el banquillo.

La prensa el día del match (2) - El cebado de Marcelo
(Escrito con la colaboración de @DiosaMaracana)
(Editado originalmente en el Blog: El Minuto 7)

El período que va del verano de 2010 al de 2011, nos asegura Diego Torres, fue la hora feliz de Marcelo, su momento de triunfo. Un tiempo en el que gozaba de la amistad y la camaradería de todos los jugadores del Real Madrid. Bueno, no de todos, sino de aquellos que, además de madridistas, formaban parte de los intereses económicos del agente Jorge Mendes. O, más bien al revés, de los representados por Jorge Mendes que, al mismo tiempo, tenían como segundo oficio ser peloteros del club de Concha Espina. Que ya sabemos cuál es la teoría de la conspiración que propone el club de "Los Pistoleros Solitarios", los ayudantes ocasionales del agente Mulder en sus Expedientes X, y que también trabajan habitualmente con la Corporación PRISA: Que Mendes es un Lobby de presión él solo, que sujeta con sus fuertes y adineradas garras el entramado directivo del Real Madrid, donde se habría enseñoreado hasta alcanzar el poder suficiente como para hacer y deshacer a voluntad, en especial en lo que a la confección de la plantilla se refiere, aunque no sólo. Marcelo en el Paraíso y Mou como el ángel de la espada flamígera que lo expulsa de allí. "Trabajarás con el sudor de tu frente y parirás como las bestias. Bueno, tu novia", le advirtió Mourinho a Marcelo, nada más ser desterrado al este del Edén, por no querer morder la manzana que le tendía la serpiente de Mendes. Y tanto ha debido hacerlo a las órdenes del tirano, tanto ha sudado para lograr fama este año -porque la fama cuesta, decía una de las protagonistas de la serie de televisión con ese mismo nombre, "Fama",  y es con Mou con quien hay que empezar a pagarla, en la academia militar en la que ha convertido el Real Madrid el entrenador portugués-, que al final ha terminado cogiendo unos kilos de más. Todo es de lo más lógico en los artículos del señor Torres, y sin perder en ninguno de sus episodios ese tono de comedia, esa socarronería soterrada, que caracteriza su serie para El País.



The Lone Gunmen es una creación del productor Chris Carter, una serie cuya existencia se deriva de "X Files", armada alrededor de los tres estrafalarios personajes secundarios que ayudan a Scully y Fox en algunos de sus casos. Del mismo modo, Diego Torres, Juanma Trueba y Carlos Forjanes son una creación del Grupo PRISA. Y los tres protagonizan un amenísimo spin-off de las aventuras del periodismo deportivo patrio en un universo merengue alternativo, el Matrix que nos propone la prensa. Siempre con buenos guiones, aunque requieran de la complicidad del espectador para ser creíbles, dado el despliegue de imaginación e imaginería esotérica. De que se produjeran apariciones Mourianas en Canillas, por ejemplo, pudimos enterarnos gracias al trabajo de campo periodístico de Carlos Forjanes, intrépido reportero, capaz de soliviantar la rutina diaria de un colegio de enseñanza media para hacernos llegar la buena nueva. Así mismo, Juanma Trueba, tan metido de lleno en su labor de descodificación de la Biblia, del descifrado de los mensajes ocultos en sus distintos pasajes, ya nos puso sobre aviso en un memorable tweet sobre la posibilidad de que se produjera una multiplicación de los Cristianos, al modo de la de los panes y los peces junto al Lago Tiberíades, con la venta del inútil CR7 "A cambio de Silva, Barry y 30 millones de euros". Por último, la primera explicación cabal de los ovnis avistados en cierto túnel de vestuarios se la debemos a Diego Torres, que identificó los objetos volantes como botes de Red Bull sabor a frutos de Del Bosque, que quizá no estén muy allá en cuanto a sabor -¿Quién querría lamerle las pelotas al seleccionador, aparte del jardinero fiel de Tarrasa?-, pero te dan alas, y eso explica el vuelo. Con la serie aun en curso, pendiente, eso sí, de la decisión de si se verá ampliada con una nueva temporada, que los EREs acechan, aun no sabemos si al final lograrán rescatar al Real Madrid, abducido por invasores lusos del espacio exterior, del mismo modo que nunca llegamos a saber del paradero de la hermana de Mulder, secuestrada por aquellos invasores alienígenas de ojos de tamaño desmesurado. Tal vez sea la sorpresa final de la sesión actualmente en antena, o puede que siga siendo una incógnita incluso tras su cierre, porque los actuales modos de la prensa están a punto de acabar con la rama del periodismo que mayor volumen de negocio generaba hasta ahora, porque la paciencia de los lectores, en concreto la de los madridistas, su principal clientela, está próxima a agotarse.

Creo que una parte de esa felicidad de Marcelo de la que Diego Torres nos advierte, descontando la debida a su carácter jovial -aunque conviene no confundir alegría con felicidad-, una parte sustancial además, se debió a que al fin alcanzó el reconocimiento de la prensa y el mundo del fútbol en general. Difícil es abstraerse del mundanal ruido, cuando el principal sonido de fondo son las burlas que sobre tu persona realizan todos los inicios de semana con la excusa de tu mal desempeño profesional. Si algo hay que agradecerle a Pellegrini, lo repito mucho porque lo creo firmemente, es que se empecinase en Marcelo, que no le relegase a la suplencia a pesar de las abundantes críticas recibidas por esta decisión, que incluso tratase de reconvertirlo en interior izquierdo para aprovechar su abundante talento en ataque, que creo fue el primero en reconocer o, al menos, en apostar por él. Fueron tiempo duros los de la temporada de Pellegrini para el brasileño, hazmerreír de los periodistas con patente de corso para mofarse de los profesionales del conjunto blanco, diana preferida de las maledicencias periodísticas en las derrotas, al igual que el año pasado lo fueran Altintop y Khedira o este mismo Coentrao. Al portugués, supuesto protegido de Mourinho, tal como nos cuenta el periodista en su artículo, la presión mediática ha acabado pasándole factura. A mi entender, ha terminado convirtiéndose en un jugador que cumple los mínimos exigibles, en especial en defensa, y que apenas arriesga, en especial en ataque. Nada queda de aquel Coentrao que atisbamos en la pretemporada, voraz jugador de ataque, casi extremo, que suplía cierta endeblez atrás con un robusto desempeño en el área rival, que penetraba una y otra vez como el cuchillo de un psicópata en la carne de la víctima, emperrado en la muerte futbolística del rival. ¿Cuándo fue la última vez que vimos a Coentrao ganar la línea de gol dentro del área contraria e intentar el pase de la muerte? ¿Cuántas veces en total esta campaña? Sin embargo, Marcelo ha sobrevivido a todos los ataques y se ha ganado el respeto de la prensa, que ahora exige su incorporación a las alineaciones iniciales y se solivianta cuando no se le hace caso. Ellos siempre son los responsables del invento cuando hay consenso de que funciona, aunque hayan sido sus más fieros detractores en el pasado. Esperemos, aunque eso sea quizá ya mucho pedir, que Khedira, en un recorrido similar al del brasileño, acabe siendo una exigencia, con berrinche incluido si no es satisfecha, de los Segurolas y los Julio César Iglesias de este mundo.

Los artículos de Diego Torres han sido algo así como fuente de argumentos, emponzoñada o no, para muchos anti-mourinhistas de la prensa, armería donde abastecerse de munición que poder disparar al madridismo. Es de agradecer, entonces -dicho con bastante menos ironía de lo que parece-, que el periodista aclare enseguida que la última lesión de Marcelo, aquella de la que ahora está en el tramo final de su recuperación, se produjo durante una concentración con su selección nacional. Que ya me imagino a Mourinho, en el Matrix que nos propone la prensa, partiendo dedos y piernas, como si de un matón de la mafia se tratase. La mafia lusa, por supuesto, con Jorge Mendes como gran capo del cartel de Madrid. Y con los cinco ex-amiguitos de Marcelo, que pasarían de ser la guardia pretoriana de Mou al gang del capo Mendes. Y toda esta preocupación, pensará el lector poco versado en los protocolos de actuación del Grupo PRISA, quizá sea quizá excesiva, pero es que el señor Torres ya había acusado al entrenador portugués de favorecer el mal estado de forma de un jugador, precisamente con el mismo fin que argumenta en el caso Marcelo, para favorecer a su protegido Coentrao. En aquel caso, el damnificado habría sido Nuri Sahin, ahora fuera de la disciplina del Real Madrid. Aquel artículo, que reproduzco íntegramente también al inicio del post, tenía mucha más carga dramática: "Los médicos le advirtieron de que, si ponía a Nuri Sahin a entrenarse con normalidad, con el resto de los jugadores, su lesión se agravaría". De eso hace dos años y se evidencia un desgaste en la labor del periodista, con mucho menor empuje que el actual. "El técnico puso a Sahin a entrenarse como si su rodilla izquierda estuviera fuerte, tonificada, lista para las torsiones, los giros y los traumatismos inherentes a la práctica normal del fútbol. Los compañeros le vieron sufrir. Vieron que hacía gestos de dolor. Que cojeaba". A pesar de sudar, de retorcerse los ligamentos, de que Mourinho convirtiera Valdebebas en su cárcel de Guantánamo particular, Sahin nunca alcanzó la fama en el Real Madrid, y hubo de marcharse con más pena que gloria, casi sin estrenarse como jugador merengue, hace bien poco. Lo más curioso es que en ese artículo la titularidad de Coentrao la lograría Mou, se supone que por encargo de Mendes, a costa de Sahin, mientras que en el del día del partido con el Barça sería Marcelo el objetivo. Y me pregunto yo, puestos a buscarle un hueco en la plantilla a Coentrao, a costa de lo que sea, tal como dice Diego Torres en su artículo de 2011, una vez fuera Nuri Sahín de la plantilla, ¿para qué... córcholis necesita Mourinho seguir cargándose jugadores, o es que ya le ha cogido gusto, como Dexter a descuartizar congéneres?

El caso es que, lo reconozco, tanto insiste Diego Torres en el sobrepeso de Marcelo, seis kilos exactamente, que hasta he tenido que leer cuatro veces su escrito por si se me había pasado la mención de que habría sido Mourinho quien habría cebado al brasileño para su engorde industrial, a base de bollos industriales y aperitivos Matutano, ya que nos describe a los jugadores como si fueran niños de parvulario, o quién sabe con qué otros menús repletos de grasas insaturadas e hidratos de carbono. Hemos de suponer, siguiendo el hilo argumental del periodista, que cuando Marcelo recupere la forma, si es que Mou no logra impedirlo -a base de retorcerle el tobillo dañado por las noches en las concentraciones, por ejemplo, entrando en su habitación a hurtadillas-, tendrá que buscar a Coentrao otro puesto para que pueda seguir siendo titular, ya que la posición de Sahín ya no es de su gusto. ¿Tal vez será la de portero, propiciando la lesión de Diego López, al que acaba de fichar? ¿Les pedirá a los chavales del gang de Mendes que intenten romperle la nariz en los ensayos de los lanzamientos de penalti? Lo cierto es que Mou considera a Coentrao un jugador muy polivalente y, salvo lateral derecho -puedes respirar tranquilo, Espartano- y el de delantero centro -mira, ahí no vendría mal una alternativa con el bajo estado de forma de Higuaín y la irregularidad de Benzema-, puede ser cualquiera. Que se lo disputen al juego de la pajita más corta y el que pierda que se dispare un tiro en un pie o se induzca una lesión en él, como hacían los soldados americanos en Nam para que les sacaran del frente. Que la academia militar que dirige Mou debe ser un infierno y más de uno ya no siente las piernas ni la vergüenza.

El caso es que, nos dice Diego Torres, cuando Marcelo se negó a "fichar" por Jorge Mendes, toda esa fuente de alegría, el buen trato recibido por todos, que le hacían sentirse en el Séptimo Cielo -o en el Décimo, ya que hablamos de un madridista de hoy, y el Séptimo ya se lo apropió la quinta de Mijatovic-, resultó ser mera ilusión. Desde entonces ha visto a quienes "creyó sus amigos hacerle el vacío y a Mourinho contratar a Coentrão para ocupar su puesto". Todo habría sido "Un gran cortejo coordinado", es la expresión que usa el periodista, un matrimonio de conveniencia, entiendo. Lo que no se nos explica en el artículo es el papel del resto de la plantilla, de quienes no están representados por el agente portugués, en el día a día de Marcelo en el club. Descontando a los cinco jugadores ya citados, a los que papá Mendes y mamá Mou habrían prohibido que compartieran juguetes con el lateral brasileño, quedan otros 20 jugadores a quienes arrimarse en los recreos, entre tanda y tanda de entreno. Cierto que con los castigados le une en casi todos los casos, salvo con Di María, el uso del mismo idioma. Pero siempre se nos ha dicho que el del fútbol es un lenguaje universal, que eso hace posible que se entiendan jugadores en el terreno de juego que no comparten apenas referentes culturales y, a fin de cuentas, España y Portugal, sus respectivas ex-colonias, forman parte de la misma balsa de piedra de la que nos hablaba Saramago en su libro. Por otro lado, Marcelo lleva muchos más años en el club que la mayoría de los niños castigados, luego hemos de suponer que tendría con quien amigar, al menos hablar, antes de su llegada. Es más, miro el vídeo de la última comida de Navidad del club y compruebo que Di María estaba sentado al lado de Marcelo. ¿Tal vez para presionarle e inducirle a cambiar de opinión, a firmar por Mendes, robándole el postre y el pan quizá, al más puro estilo de las películas de ambiente carcelario? ¿El poder del capo luso alcanza hasta el extremo que puede decidir la distribución de los invitados en las comidas oficiales del club? Porque si la respuesta es que no, quien decidió la distribución en las mesas debe pensar que Di María no ha acatado la orden que se le impuso, y quizá eso explique que Mou esté enfadado con él -le regalo el argumento a Diego Torres para el próximo guión-. Y si la respuesta es sí, ni con la marcha de Florentino le alcanzará para salvarse de la quiebra al periodismo deportivo, porque llevarían 4 años disparando a objetivos equivocados y al importante apenas le habrían hecho mella.

Para Diego Torres la alineación de Marcelo ante el Valencia, en el partido de Copa en Mestalla, tuvo como única motivación ponerlo en ridículo ante su afición y la prensa. Y yo me digo al leerlo que este no es el Mou que nos vienen vendiendo hace tres años, que nos lo han cambiado. El Mou del Matrix que nos propone la prensa es amante de los castigos, ha de interpretarse siempre en clave de los jugadores de deja en la grada o el banquillo. El que nos propone Diego Torres en su artículo, por el contrario, en función de los que pone sobre el césped al inicio del partido. Y lo cierto es que la explicación es mucho más fácil que todo eso. Mou sabe que necesita a Marcelo para la mejor versión posible del Real Madrid, que es el mejor abrelatas cuando los partidos se atascan, una opción diferente cuando el ataque se muestra inoperante con los recursos habituales. En realidad, Marcelo no necesita un gran estado de forma para rendir a buen nivel. Otro mejor que el actual desde luego que sí. Pero no es la rapidez, por más que el recuerdo de Roberto Carlos y la manía de quererlo comparar con él nos induzcan a pensarlo, su principal arma. Marcelo es capaz de penetrar en las defensas contrarias por su capacidad de llevar el balón cosido a los pies, por ser ambidiestro y por su extraordinaria calidad para cambiar de dirección sin perder el impulso. En realidad es el jugador de la plantilla que mejor desborda, capaz de hacerlo arrancando de una posición estática. La explosividad es un recurso más en su juego, no su principal cualidad. Pero esos kilos de más impiden acoplarlo a cualquier plan actualmente. En el último partido de liga contra el Granada lo vimos hasta sofocado, torpón, casi como el Ronaldo Nazario de Lima, Jumanji, de su última etapa profesional en Brasil. Puede que Mourinho lo quisiera sacar, sustituirlo por Coentrao, para que volviera a hacer el ridículo, pero me parece poco probable. Porque si el objetivo último de sus tejemanejes es dar minutos al segundo a costa del primero, a ser posible todos los disponibles, no tiene sentido privar al portugués de la última media hora de encuentro. Pero la lógica no es el negociado de Diego Torres, como buen periodista deportivo, cree que se dirige a un público carente de sentido común.

Rueda de prensa de Mourinho tras el partido Osasuna 0 - Real Madrid 0 del 12/01/2013

"Me gustó la actitud de Albiol y Fabio [Coentrão], observó el técnico, rompiendo la norma que él mismo se impone, según la cual prefiere no individualizar". Ésta anomalía que señala Diego Torres no me parece acusación grave, al menos comparadas con otras que salen de su boquita, mejor dicho, de su teclado, pero picó mi curiosidad. Tampoco es que podamos decir que sea Albiol sospechoso del favoritismo de Mourinho. Ya se nos intentó vender en su momento, con poco éxito, por su escasa credibilidad y por la falta de constancia en los agentes vendedores, el propio artículo de Torres podría valer como prueba de que la campaña ha cesado, que Mourinho tenía especial interés en "cargarse" a Albiol. Por múltiples motivos: 1) Para favorecer a Carvalho, al que ahora relega, por preferir a Varane. A su vez también antiguo objetivo de Mou, sólo por fastidiar a Zinedine Zidane, su valedor. Sí, cierto, es harto complicado todo esto, pero, tratándose de los argumentos de la prensa, antes muertos que sencillos; 2) Para mermar el poder de La Roja, de cara al momento en que el entrenador asuma la dirección de su selección nacional; 3) Sólo por ser español, que al entrenador portugués le presumen la misma xenofobia que los periodistas muestran a diario. Incitado por la curiosidad que antes apuntaba, he buscado un vídeo con la rueda de prensa tras el partido contra el Osasuna y he visto que su apunte es coherente en el contexto en que lo hace, siendo su sentido último sustancialmente diferente al que quiere darle Diego Torres. Destaca a ambos jugadores por salir de lesiones largas, lo cual no parece nada descabellado ni maquiavélico, si por una vez se piensa en positivo, y luego destaca al resto de la alineación. No estamos ante una quema generalizada de la que habría salvado a dos por capricho, sólo del agradecimiento por el sobre esfuerzo que supone jugar sin haber adquirido aun el adecuado ritmo de competición. Que Diego Torres no lo entienda tiene un pase, pero que no lo comprendan los compañeros de vestuario: "Hay que ser como Fabio, se carcajeaban, indignados ante el voluble sentido de la justicia de un jefe capaz de mostrarse implacable con jugadores excelentes como Kaká y paternalista con un defensa casquivano como Coentrão". La forma en que describe Torres la rechifla en el vestuario, por cuya veracidad no apostaría ni unas pocas monedas de cobre, mueve a su vez a la risa. Que ponga a Kaká como ejemplo de lo que sea, en este caso de excelencia, hasta parece ironía, casi autocrítica, no sé si involuntaria. Y que use el adjetivo casquivano para referirse a Coentrao, como si hablara de una lumi en una catequesis, resulta más que pintoresco.

Lo cierto es que ante el seguimiento exhaustivo que sufre el lateral portugués por parte de la prensa, la presión que recibe de la opinión pública -cuatro artículos, que yo sepa, lleva ya escritos Diego Torres, por ejemplo, en torno a su apadrinamiento por parte de Mou-, entiendo que quiera marcharse del Real Madrid, que incluso se dé a la mala vida mientras le licencian del cuartel, que se eche un pitillo de vez en cuando para aliviar la tensión. Yo en su lugar quizá me habría dado a la bebida, habría sido más casquivano aun y hubiera quemado llantas en todas las discotecas de lujo de Madrid a las tantas de la madrugada, para llevarme algún buen recuerdo de la ciudad. Aunque, para casquivano el proceder de Diego Torres todos los días que el Real Madrid se enfrenta a un partido grande. Porque ya nos barruntamos que el principal cometido de este periodista, que forma parte del trío The Lone Gunmen, es herir todo lo posible al Real Madrid en los momentos de máxima tensión deportiva. Como el de Carlos Forjanes es firmar los artículos que atentan contra la intimidad o el honor de Mourinho y el de Juanma Trueba es describir el juego del equipo en los términos que en cada determinado momento más interesen a la Corporación PRISA. Hasta hace unas semanas CR7 era un chulo y un inútil al que había que vender y hoy es un titán que se merece su oda a lo Rubén Darío. Ese sea quizá el problema de Coentrao, que no es un Caupolicán como su compañero Cristiano, y siempre se podrá poner en entredicho sus logros. Nunca será objeto de un trato justo, ni tampoco exageradamente injusto, que es otra forma de acceder a la excelencia, ni podrá convertirse en aliado estratégico coyuntural de un grupo mediático, como Ronaldo o Casillas. Pero hay algo claro también, que el poder de intimidación de Diego Torres merma con el paso del tiempo. Me extrañó la semana pasada comprobar que su artículo apenas había levantado polvareda. El periodista de El País, llamado a ser el cuchillo afilado con el que rememorar cada matinal de partido grande la escena de la bañera de Psicosis en la sección deportiva del diario, ha ido perdiendo su filo. O bien esa carismática y voluptuosa Janet Leigh, que es la afición blanca, ha ido endureciendo la piel, que de todo habrá seguramente. Ya apenas salpica la sangre y escurre por los azulejos hacia el desagüe tras cada puñalada de Diego Torres a la ilusión madridista. El remolino es cada vez menos rojo, entre otras cosas, porque el periodista argentino empieza a repetirse en sus argumentos, a fabricar sus propios lugares comunes, a convertir la sorpresa en rutina. Este Barça merecía un esfuerzo mayor por parte de Diego Torres si, como se nos insiste una y otra vez, se trata del mejor equipo de la Historia del Fútbol. Que en vez de hablarnos de los michelines de un defensa nos hablara del atentado a los ligamentos cruzados de algún medio campista. Otra vez será. Por falta clásicos no será. Veremos si hay suerte la próxima vez.

Es algo formidable que vio la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo:
«Basta», e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

(El Caupolicán. Rubén Darío)

Rescates de Twitter

1.- Ahora entiendo porque el artículo de Torres del miércoles apenas levantó polvareda. Ya sabéis, ese para joder los días de partido grande.

2.- Es que la barbaridad de turno ya la había usado antes. Golpeó donde ya había callo, y como que apenas si se notó el puyazo. Menudo truhán.

3.- El País va a tener que pensar otra cosa, idear otra estrategia. A Torres se le agotan los temas, la imaginación tiene un límite, se repite.

4.- El cuchillo de psicópata de prisa se está quedando sin filo y ya es imposible rodar la escena de Psicosis en el diario como Dios manda.

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