lunes, 25 de febrero de 2013

El Fútbol y sus aledaños (107) - En tierra de nadie

En tierra de nadie

Dos días después del último partido, que tantas dudas y certezas arrojó. A dos días del próximo, que tantas cosas parece que decide. En tierra de nadie. El Real Madrid siempre está en la cuenta atrás de un nuevo hito. Los enemigos cambian, pero el Real Madrid permanece, esa es su gloria y no otra. Quienes quisieron pisar la tierra del triunfo hubieron de apartarnos primero a nosotros. La inercia de las cosas es un Real Madrid campeón y, a partir de ahí, es tierra de nadie y la lucha contra el viejo dinosaurio que se enseñoreara en la tierra y se resiste a extinguirse. El Real Madrid siempre vuelve, como Edie "Fast" Felson, siempre genera envidias. Con los pulgares rotos aun hay certeza de su vuelta. Los peores antimadridistas suelen ser los que estuvieron o vieron frustrado ese sueño. El Real Madrid es tan grande, en cambio, que quienes llegan olvidan de donde vivieron, curan cualquier herida del pasado, como Figo o Hugo Sánchez. Tiene conflicto con un futuro que no pudo ser Dani Alves, y por eso anda alborotando los preliminares del encuentro de Copa. Cuando nadie lo recuerde, al igual que empiezan a olvidar a Luis Enrique o sólo unos pocos saben ubicar ya a Ignacio Solozábal, cuando todos ellos sean carne de enciclopedia y solo pervivan en ellas, el Real Madrid seguirá generando motivos para ser odiado por otros envidiosos que tomen su relevo. Dos días quedan y, como siempre, parece que nos lo jugáramos todo, como en París ante el Valencia, como en Eindhoven con el PSV, como en Glasgow cada 40 años. Cifra bíblica, como empieza a serlo en club madridista. Ya sólo puede comparársele con los siglos, medirle en centurias. Y eso es posible porque su historia está hecha de muchas tardes que parecía que iban a decidirlo todo. La aguja pequeña del reloj madridista marca cada 90 minutos de gloria o fracaso, y luego vuelve en su giro a señalar lo más alto de la esfera para que comienzo otro ciclo de victorias.

El estadio de Riazor, junto a la playa del mismo nombre, siempre fue feudo madridista, mientras la ciudad de La Coruña no tuvo un equipo en primera. En él el Real Madrid jugaba su segundo torneo social, el Teresa Herrera, trofeo que disputaba como si estuviera en casa y que, además, era el más importante de los que se jugaban en verano. después, con el ascenso del Depor, la afición fue decantándose por el equipo local y adquiriendo cierta animadversión por el club merengue de resulta de la gran hinchada existente. Aun hoy, siendo territorio supuestamente hostil, sorprende escuchar la alegría con la que desde las gradas se celebran los goles. El Madrid tiene estas paradojas: equipo de masas al tiempo que clandestino en muchos lugares, a veces donde más afición hay, como en La Coruña o Barcelona. De donde nos llega mayor oposición también procede el cariño más intenso. En la ciudad estuve hace tiempo y es como una isla rodeada por el mar. Ciudad cambiante donde el Atlántico esta en todas partes, a veces delante, otras detrás, al fondo de la urbe, haciendo difícil encontrar referencias. Sólo lo es la línea de costa, donde un hermoso paseo marítimo, en cuya ejecución algo tuvo que ver mi trabajo entonces, posibilita una de las caminatas más hermosas que puedan hacerse en España, aunque preferentemente en verano, como dijo alguien de allí, ya que el tiempo invita poco a hacerlo el resto del año. Me decía aquella persona que construir una senda peatonal junto al mar era casi dinero perdido, un capricho, por la tendencia del mar a enfurecerse una vez superado el estío, y yo le quería convencer de las ventajas del mar en invierno cuando uno pisa tierra firme, incluso en el territorio del norte. No hace mucho paseé por la Playa de san Lorenzo, en Gijón, un día gris de lluvia, y las fotos hermosas que saqué están en el otro blog. El Mediterráneo en invierno, en Castellón o en Gerona, cuando el sol se oculta a media tarde, es también un regalo que, además, no ha de compartirse casi, por que pocos son los que se acercan a la orilla.

La alineación de Mou trajo sus sorpresas, más o menos esperadas. En la defensa, un Marcelo muy mermado ocupaba la banda izquierda, jugador al que duele verle jugar en su actual estado de baja forma. Medroso siempre, se limitaba a devolver enseguida la pelota nada más llegar a sus pies. Algún tímido intenso de pase en largo, para evitar tener que recorrer el campo hasta el área rival, dirían los más malvados, y poco más. Y con Marcelo por este lado y Di María por la derecha, tan empeñado como siempre este año en hacer la guerra por su cuenta, apenas tenía opciones el Madrid para llegar a los dominios de Aranzubía. El apoyo de Di María en ataque por su banda tampoco es excesivo. Arbeloa actúa más como dique de contención que como ariete. Un año en el que ha estado muy mermado de fuerzas le ha enseñado a ser precavido y, solo ahora, cuando empieza a dominar el espacio que tiene asignado, le vemos frecuentar el área rival, pero nunca complicándose en exceso la vida, sin apurar el campo hasta el final. Antaño, en temporadas pasadas, Marcelo era capaz de descargar de tráfico la franja izquierda del ataque al obligar a las defensas rivales a aplicar un torniquete por su lado, haciendo más fácil la vida para Di María. Éste basa su capacidad de desborde en su velocidad, y cualquiera sabe que la forma más fácil de arrebatar un balón al delantero contrario es esperándolo tras rebasar a un compañero. Cualquiera que haya jugado al fútbol, siquiera en un patio de colegio, está al tanto de esto. Sólo aquellos que son capaces de sortear defensas con el balón cosido a los pies son inmunes a esta estrategia. Lo es Marcelo, que penetra en el entramado defensivo rival sin siquiera acelerar en exceso su paso, apoyado en su capacidad de manejar el balón con gran solvencia con ambas piernas, sin necesidad de esconderlo siquiera. Por eso lo hecha tanto en falta el Real Madrid, porque es capaz de proponer soluciones en ataque posicional, justo la suerte en la que es menos efectiva la delantera merengue, al tiempo que descarga de efectivos a la defensa rival por la banda contraria.

En el centro de la defensa estuvieron Pepe y Carvalho, aun por debajo los dos de su mejor versión. Lento el primero y escaso de cintura el segundo, se vieron muy superados por Riki durante toda la primera parte. Les hacía bailar a ambos con sus recortes. En uno de ellos quedó Pepe sentado en el suelo, disparando el canterano del Madrid a continuación para batir a Diego López por su palo. La mayor parte de la afición vio el lance como un grave error del portero madridista, aunque lo asumió sin problemas, ya que venía cuajando un buen partido y siguió así hasta el final del mismo. Sería discutible en todo caso la existencia de fallo. El balón entro como una exhalación por el hueco existente entre el cancerbero y el poste que, quizá es lógico recriminarle que existiera, pero también es cierto que se esperaba el pase y no el remate, que pudo materializarse en gol por su extraordinaria violencia y por la también extraordinaria puntería de Riki al acertar a situar el balón en el único lugar posible. Esta suerte es frecuente que la ejecute con éxito CR7 y casi nadie duda que sea acierto suyo en vez de fallo del portero rival. En la medular Essien y Modric cuajaron un irregular partido. Ni el balcánico ni Kaká tuvieron nunca opciones de pase en Higuain, muy lento en sus reacciones y con tendencia a quedarse descolgado y en fuera de juego. Mejor opción era Callejón, que tuvo muchas oportunidades, pero al que se le vio muy fallón toda la noche. Tras el descanso, el gran sacrificado en los cambios fue Modric, ya que la sustitución de Marcelo casi era obligada y la labor de Essien ha sido siempre complementaria, su rol en el equipo no es el mismo que el de Luka. Con Özil para asociarse, con Khedira para asumir el trabajo de contención y con la referencia de CR7, que siempre es una opción acertada de pase, Kaká comenzó a brillar. Pero es justo pensar que probablemente también lo hubiera hecho Modric, al que se le ve poco compatible con el brasileño al realizar tareas parecidas, más ahora que Kaká también colabora en defensa y tiende a partir de más atrás. El brasileño es letal en el borde del área por su disparo muy colocado, capaz de ajustar a cualquiera de los dos palos, y su capacidad combinativa. Ambas alternativas brillaron en los goles que hicieron posible la remontada.

Lo que vimos en Riazor casi hace posible trazar un esbozo de la alineación del primer choque ante el Barça. Con Diego López en la portería, al menos tenemos asegurada una labor aceptable. La peligrosidad de los saques de esquina y faltas en contra se ha visto muy mermada desde su fichaje. En los laterales parece claro que estarán Coentrao y Arbeloa. Más dudas ofrece el centro de la defensa. me inclino por el concurso de Ramos y Varane, aunque la jerarquía de Pepe, en especial en los partidos contra el Barça, podría convencer a Mourinho para incluir, aunque no queda claro en detrimento de quien. Si fuera por Ramos ardería la prensa, lo cual no es que importe mucho a estas alturas, pero resulta realmente molesto. Para el medio campo la alineación de CR7, Özil y Khedira parece más que clara. También la de Xabi Alonso si está en condiciones. El que haya un partido a la semana siguiente en Olf Trafford invita a pensar que tal vez haya cierta prudencia en la decisión pero, a pesar de lo que el tolosarra haya manifestado recientemente, jugará aunque aun tengo molestias, siempre y cuando el riesgo no sea excesivo de cara al choque con el Manchester. El puesto de delantero centro parece claro para Benzema, quien incluso en un mal partido aporta cosas, poco remate últimamente pero sí capacidad combinativa en el tercio final del campo. La principal duda de la alineación es el puesto que se disputan Kaká y Di María. Es muy probable que jueguen ambos a lo largo del encuentro. Parece más razonable la titularidad del argentino, que se adapta mejor a ese juego altra rápido del Madrid ante el Barça, de contraataques fulgurantes, quedando Kaká como relevo óptimo tanto para dar fortaleza al medio campo si el resultado a mitad de encuentro es favorable como si hay necesidad de un revulsivo. Las prestaciones de Di María no son tan polivalentes desde el punto de vista táctico.

Así pues, mi apuesta es la siguiente: 1) Diego López; 2) Arbeloa; 3) Varane; 4) Ramos; 5) Coentrao; 6) Khedira, 7) Xabi Alonso; 8) Özil; 9) Di María; 10) CR7; y 11) Benzemá. Tengo buenas vibraciones, pero también las tenía en el último partido de Champions. El Barça de este año es el peor de la era Guardiola, entiendo que la misma incluye la de su delfín, y dentro de la temporada ofrece ahora su peor versión. Más que nunca el equipo depende de Messi. El Real Madrid está en alza, aunque también es verdad que parte de una situación casi crítica. Que Dios reparta suerte, pero sobre todo entre los merengues.

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