La bancada madridista (1) - Manuel Matamoros en Estudio Estadio
(Artículo redactado con la ayuda de @DiosaMaracana)
(Artículo editado originalmente en el Blog: El Minuto 7)
Hace unas semanas ocurrió algo que, muy probablemente, pasará totalmente inadvertido a la mayor parte de la afición madridista, que ni tuvo noticia de ello ni hubiera entendido su alcance de haberlo sabido, aunque un pequeño sector de la misma, el más bullicioso, lo vivió como una gran victoria. Un sector cuyas dimensiones soy incapaz de estimar, siquiera de forma aproximada. Si bien es verdad que se mueve dentro un ámbito marginal (lo que podría hacer pensar en unas dimensiones reducidas), también lo es que cada vez es tenido más en cuenta por la prensa -en principio como enemigo al que desacreditar, aunque ahora también como público potencial al que adaptar el enfoque o el envoltorio de su producto, es decir, la noticia y el análisis. Esto podría ser indicio de la rápida expansión de esta parte de la afición. Tampoco pasan desapercibidas sus principales señas de identidad, su carácter tremendamente combativo, la relampagueante rapidez de su respuesta, sus enormes reflejos para personarse de inmediato en el debate, nada más plantearse, cada vez que se suscita un nuevo tema de discusión sobre la actualidad madridista, la contundencia de su respuesta y sus opiniones, ya que nunca es un interlocutor pasivo ni mucho menos silencioso, ayudan mucho a calibrar la amplitud de su territorio y lo populoso de sus huestes, que podrían sobrestimarse. Estoy hablando de La Yihad, el colectivo al que José Joaquín Brotons trataba de evitar nombrar en el primer programa de Estudio Estadio al que asistió Manuel Matamoros como invitado, aunque se muriese de ganas de discutir con él sobre el mismo, sobre su implicación en este movimiento. Aunque creo que estaba en la estrategia de no nombrar para no publicitar, aunque no hablara de otra cosa prácticamente.
El hecho al que me refiero es precisamente la presencia en la mesa de debate de ese programa de Televisión Española, coincidiendo en ella con el periodista antes mencionado -y que seguramente vivió la tertulia como una derrota parcial del periodismo frente al madridismo activo-, de don Manuel Matamoros. Ilustre tuitero, al que se hace complicado no conocer, no tropezarse con él en algún pasillo de las redes sociales, a poco que uno se mueva por el sector más merengón de las mismas. Si antes decía que La Yihad es combativa y bulliciosa, Manuel Matamoros, @Chamartin4ever en Twitter, es buen ejemplo de ello, y le pido perdón por usar el término Yihad, que se que a él no le gusta demasiado. En deferencia a él usaré en el resto del escrito una expresión alternativa, de las varias que existen y se usan en Twitter: Madridismo Underground Don Manuel parece multiplicarse en el tiempo y el espacio virtual. A veces parece tener el don de la ubicuidad. Y ciertamente lo tiene, porque es posible en el ámbito de Matrix cuando, por ejemplo, le vemos atender a Twitter en un descanso en la emisión del programa de televisión. Su posicionamiento es muy crítico con la prensa aunque, y es necesario decirlo cuanto antes, don Manuel cumple a rajatabla esa máxima tan importante y, al mismo tiempo, tan difícil de aplicar cuando la discusión se acalora, de participar en los debates rebatiendo ideas, nunca a personas. Ejemplo de lo contrario, de la vulneración de esta regla, imprescindible para que el diálogo sea posible, es precisamente José Joaquín Brotons, tan amante de las descalificaciones personales, de las ironías con las que faltar al respeto a sus interlocutores, de aludir a asuntos que se escapan enteramente de lo que se discute, que aluden a los que con él hablan y no a sus argumentos o de lo que de ellos se deriva. Así, por ejemplo, en mitad de una intervención de don Manuel en su primera asistencia al programa, que trataba de agradecer que se hablara de la historia del Real Madrid en el debate, no sin ironía, oímos a José Joaquín Brotons interrumpirle con la cara casi desencajaba, parada decir, con palabras cargadas de rencor y con bastante retintín: "La historia nos la ofreces tú, que eres una eminencia". Se entiende el amago de enfado de don Manuel que, con los lógicos nervios del debut, por un momento se vio llamado a una discusión desagradable, innecesaria y, sobre todo, boba. Es muy habitual que, tras hacer uso de estas prácticas, desviando de forma irritante los debates del cauce por el que discurrían, y obligar a quien es agredido verbalmente a defenderse, Brotons trate de culpar al otro de la digresión, como si sus artimañas no fueran evidentes, casi diría que pueriles. El abuso de las trampas y las estrategias en un debate es siempre indicativo de la ausencia de fortaleza en los argumentos y, también, de la falta de confianza en ellos de quien los esgrime.
En ese mismo primer debate, le exponía José Joaquín Brotons a don Manuel, el caso tremendo, en su propia valoración, que se había producido "en el mundo vuestro, y cuando digo vuestro, me refiero al que tu quieres representar. Y es que un personaje como Roncero, amigo mío... Eh, amigo mío personal... Roncero.... Cuando defiende al Real Madrid le han llegado a llamar pipero. Frase que a ti te encanta, por cierto". Quizá fuera este el momento más curioso y más festejado también por los madridistas en Twitter. Por varios motivos. El primero, porque provocó no poca hilaridad que tanto énfasis, tanta carga dramática en lo que parecía iba a ser una tremenda acusación, tuviera como desenlace al suspense suscitado, el que a alguien le hubieran llamado "pipero". El segundo, porque hay antecedentes de descalificaciones del propio Brotons hacia el redactor jefe de AS, y sorprendió a todos la desfachatez con la que -quien fuera agresor- se convirtiera ahora en abogado defensor, y además de pleitos pobres. El titubeo de Brotons al recalcar su amistad con Roncero, seguramente se debió a que era consciente de la hipocresía inherente a sus palabras. El tercero, por el subrayado de Brotons "Frase que además a ti te encanta", que se escuchó al tiempo que don Manuel, por lo bajo, aseguraba que él mismo acudía al campo con su correspondiente bolsa de pipas de Tarancón y se declaraba pipero de pro. Algunos son inasequibles al desaliento en lo que a hacer el ridículo se refiere.
¿Es Manuel Matamoros un madridista underground? Aunque la primera intención que uno tiene es decir que sí, considerarlo incluso evidente, creo que sería arriesgado afirmarlo de forma tajante desde dentro del campo de batalla. El propio Juan Carlos Rivero lo presentaba como contertulio habitual en debates de fútbol y desde hace muchos años como analista de largo recorrido, tras una de las andanadas de descalificaciones de Brotons con la que trataba de desacreditarle como contertulio válido en la mesa de debate del programa. Y si don Manuel hace tiempo que se le escucha en los mentideros del fútbol, o bien su la propuesta de que somos un grupo underground o podría incluirle a él, o habría que optar por otra definición que sí permitiera aludir a un analista de categoría, como él. En todo caso, es bueno que sea así, que se planteen dudas, que nuestras alternativas para definirnos y denominarnos no se ajusten por igual a todas las facciones. No somos un grupo homogéneo, de una sola faceta, sin matices, como nos ven los periodistas, como a Brotons le gustaría que fuésemos para que le fuera más fácil enfrentarse a nosotros y afrontar el disgusto que le provocamos.
"Tú llevas un brazalete de personas", le espetó el periodista a Matamoros en su primer cara a cara, tratando de desacreditarle como madridista al ser favorable a Mourinho. Brotons participa de esa idea tan extendida por las redacciones de la prensa de que cabe demostrar la falsedad de una premisa o la inconveniencia de una iniciativa por reducción al mourinhismo, del mismo modo que en matemáticas cabe demostrar la falsedad (o veracidad) de un teorema por reducción al absurdo. Es decir, llegando a una conclusión que se derive de ella (o de su contraria) que sabemos que es errónea. Así, si algo es sospechoso de ser mourinhista, del gusto de Mou, queda automáticamente desacreditado. Un ejemplo chusco de esto serían los análisis torticeros sufridos por Alex Ferguson en su reciente visita a España simplemente por ser amigo de Mourinho, sólo por llevarse bien con él; porque alguno ha llegado a dudar de esta amistad, ya que Mou sería incapaz de tener amigos en base al perfil psicológico elaborado por el Departamento de Ciencias del Comportamiento de la prensa.
Esta práctica, tan habitual en las tertulias de las emisoras de radio y en las columnas de opinión de los diarios, es una de las explicaciones de que la existencia del Madridismo Underground es tan irritante para la mayoría de los periodistas. Éstos creían haber dejado demostrado hace tiempo, tras su primer año en el Real Madrid, que Mourinho es contraproducente para el fútbol español y para cualquier equipo que dirija, y nuestra irrupción hace ahora un año y medio aproximadamente, ha venido a desmoronar su castillo construido en el aire. No se trataba de un teorema sino de un consenso, además interesado, basado en intereses gremiales y de mercado. Por eso probablemente se le intuye al amigo Brotons tan alterado en presencia de don Manuel, porque no sólo se ve obligado a aguantar según qué opiniones no ya en las redes sociales, donde tan fácil es callar a quien nos importuna, sino en ámbitos que él creía "serios" -desde su particular punto de vista, aclaro antes de que me proteste algún lector de estas líneas-, en la propia Televisión Española, que seguramente pensaba que estaba vetada para los zarrapastrosos hijos de la revuelta vikinga contra los medios.
Para mí esta es la clave de los repetidos enfrentamientos entre ambos, siempre iniciados por el periodista. Por eso ha de considerarse la mera presencia de don Manuel en el programa como un enorme triunfo para el Madridismo Underground. Para el madridismo en general también. Tenemos voz propia, en realidad muchas, no necesitamos que se nos interprete ni que se hable en representación nuestra. Tenemos cauces para expresarnos, ahora también de gran difusión. Y con don Manuel nuestro discurso es coherente, contundente, centrado en lo que nos importa, que sobre todo es desmentir ciertas verdades pactadas por los enemigos del madridismo y de sus actuales dirigentes.
Algunas de las afirmaciones de Brotons no pueden por menos que chocar. A veces incluso las frases retóricas, cuya misión en principio es dar fluidez al discurso y engarzar en él las ideas que trata de exponer. Este señor, que comparaba los dominios de Mourinho en Valdebebas con las checas madrileñas durante la Guerra Civil, contestando a las palabras de Orfeo Rodríguez, que reivindicaba la posibilidad de que hubiera debate en el fútbol, le matizaba diciendo: "Pero no histeria, no tremendismo". El periodista de GolTV es una contradicción andante, achaca a los demás los defectos de los que él adolece. Mucho más moderado, en las formas y en los recursos dialécticos utilizados, resulta el discurso de don Manuel. Lo que es prueba, para quien quiera abrir los ojos para ver, que la radicalidad está asentada en ambos bandos de la disputa en el mejor de los casos. Y en uno sólo, en el bando de la prensa, en no pocas ocasiones. Por ejemplo, en Estudio Estadio, donde quien suele utilizar un proceder inmoderado, lo que la prensa define como actitud terrorista, es precisamente quien les representa. La presencia de don Manuel junto a José Joaquín Brotons desacredita a quienes quieren eliminarnos del debate por extremistas. Por si no lo tuviéramos claro ya los madridistas que nos desenvolvemos habitualmente en Twitter, que somos testigos de la desmesura de la prensa a la hora de opinar, también empezarán a percatarse de esta realidad los madridistas que no atienden a lo que se dice en las redes sociales, o que lo hacen pero no comulgan con los grandes postulados del Madridismo Underground, con sus preferencias y sus fobias, que también las tenemos.
En este orden cosas, sobre las contradicciones en las que incurre constantemente Brotons, si hubo enfrentamiento en el primer programa, en el segundo -el último día de enero-, casi pasan a mayores, cuando tras aludir don Manuel a unos comentarios realizados por los presentadores habituales de las retransmisiones de fútbol de Canal +, el periodista calificó a su interlocutor, casi gritando, de cobarde, de tener poca hombría por opinar sobre gente no presente. Otro ejemplo seguramente de lo que Brotons entiende por debate sin histeria. Parecía una reacción preparada, en otro de esos juegos dialécticos sin los que no puede sobrevivir el periodista en su quehacer profesional. Y mejor así, porque lo contrario obligaría, además de a asignarle los calificativos que tan alegremente trataba de adjudicar a su adversario, a considerar también a Brotons como un perfecto cínico porque su profesión, tal como la entiende él, el gremio en general en estos momentos, consiste en hablar, preferentemente de forma despectiva e hiriente, de quien no está presente. La mofas, críticas desmesuradas y juicios sumarísimos que se efectúan en los programas deportivos y en las secciones de deporte de los periódicos suelen ser siempre sobre gente que no sólo no está presente, sino que además tiene difícil dar una réplica para defenderse, porque quienes gozan de la preferencia de los periodistas, como es el caso de Casillas, ni siquiera tienen necesidad de procurarse abogado, ya los tienen, varios, en los distintos medios.
Por tanto, la presencia de Manuel Matamoros en Estudio Estadio es un gran logro en sí mismo, oportunidad para que se oiga en canales con amplia difusión la opinión de otras sensibilidades del madridismo, habitualmente soslayadas. Hasta anoche, en que ha vuelto a comparecer en el programa, tenía poca esperanza de que le dieran la oportunidad alguna vez de acabar sus argumentos; de que Juan Carlos Rivero le diera la cobertura que se merece, a la que cualquiera tiene derecho, cuando es atacado en lo personal. Y no ya por justicia y decencia, que no es poca razón, sino también para que se le escuchara, que es de lo que se trata, imagino, cuando con tan buen criterio, y también valentía, vamos a reconocérselo, el director del programa decidió invitarle a participar en el debate. No participo de la opinión de que la invitación a don Manuel sea una encerrona, un intento quizás de desacreditar al madridismo más crítico con el periodismo. Para mí no tiene sentido dar voz a quien se quiere silenciar. Creo que es un intento honesto de darnos la palabra, de aprovechar un recurso disponible, como es la sabiduría de don Manuel. Con todas las trabas que se quieran y las desventajas que ya sabemos.
En todo caso, mira por donde, mi esperanza, aunque raquítica, se ha visto en todo caso cumplida. Hoy no ha participado en el debate José Joaquín Brotons. Y el cambio ha sido notorio. Hemos visto a don Manuel relajado, templado, hasta dominador durante muchos momentos del debate, con posibilidad de acabar las frases, de redondear los argumentos, de pasarlos a limpio y expresarlos en versos alejandrinos casi. Ha sido un verdadero gustazo, no puede describirse de otra manera. Hasta el habitualmente alterado y con tendencia al histrionismo, Roberto Gómez, ha estado simpático, ha permitido la réplica, sin echarse al monte de los gritos destemplados a la primera respuesta negativa, aceptando las puyas. El Madridismo Underground ha podido oír por fin íntegro el discurso de quien nos representa. Solo me cabe añadir que espero que no se trate de una excepción y que Brotons no vuelva cuando don Manuel acuda, que se trate de un cambio de planes en la dirección del programa. (Mi amiga @DiosaMaracana opina, y me parece muy verosímil, que Brotons no quiere volver a coincidir con Roberto Gómez. La otra vez que lo hicieron se le vio muy alterado, a los dos "se les fue la pinza" en algunos momentos. El encuentro se convirtió la típica pelea de gallitos para hacerse con el mando del corral, al punto de que se gritaron mucho y se desacreditaban mutuamente en varias ocasiones. Y el famoso “no nos pisemos la manguera” de Brotons a Gómez fue épico y muy significativo. Quizá Rivero crea que tener a los dos al tiempo es malgastar pólvora). Y si es una medida permanente, acuda quien acuda a la mesa de debate, mejor que mejor, y tanta paz lleve como paz deja con su marcha.
Resumen del programa Estudio Estadio del 21/1/2013
Hace unas semanas ocurrió algo que, muy probablemente, pasará totalmente inadvertido a la mayor parte de la afición madridista, que ni tuvo noticia de ello ni hubiera entendido su alcance de haberlo sabido, aunque un pequeño sector de la misma, el más bullicioso, lo vivió como una gran victoria. Un sector cuyas dimensiones soy incapaz de estimar, siquiera de forma aproximada. Si bien es verdad que se mueve dentro un ámbito marginal (lo que podría hacer pensar en unas dimensiones reducidas), también lo es que cada vez es tenido más en cuenta por la prensa -en principio como enemigo al que desacreditar, aunque ahora también como público potencial al que adaptar el enfoque o el envoltorio de su producto, es decir, la noticia y el análisis. Esto podría ser indicio de la rápida expansión de esta parte de la afición. Tampoco pasan desapercibidas sus principales señas de identidad, su carácter tremendamente combativo, la relampagueante rapidez de su respuesta, sus enormes reflejos para personarse de inmediato en el debate, nada más plantearse, cada vez que se suscita un nuevo tema de discusión sobre la actualidad madridista, la contundencia de su respuesta y sus opiniones, ya que nunca es un interlocutor pasivo ni mucho menos silencioso, ayudan mucho a calibrar la amplitud de su territorio y lo populoso de sus huestes, que podrían sobrestimarse. Estoy hablando de La Yihad, el colectivo al que José Joaquín Brotons trataba de evitar nombrar en el primer programa de Estudio Estadio al que asistió Manuel Matamoros como invitado, aunque se muriese de ganas de discutir con él sobre el mismo, sobre su implicación en este movimiento. Aunque creo que estaba en la estrategia de no nombrar para no publicitar, aunque no hablara de otra cosa prácticamente.
El hecho al que me refiero es precisamente la presencia en la mesa de debate de ese programa de Televisión Española, coincidiendo en ella con el periodista antes mencionado -y que seguramente vivió la tertulia como una derrota parcial del periodismo frente al madridismo activo-, de don Manuel Matamoros. Ilustre tuitero, al que se hace complicado no conocer, no tropezarse con él en algún pasillo de las redes sociales, a poco que uno se mueva por el sector más merengón de las mismas. Si antes decía que La Yihad es combativa y bulliciosa, Manuel Matamoros, @Chamartin4ever en Twitter, es buen ejemplo de ello, y le pido perdón por usar el término Yihad, que se que a él no le gusta demasiado. En deferencia a él usaré en el resto del escrito una expresión alternativa, de las varias que existen y se usan en Twitter: Madridismo Underground Don Manuel parece multiplicarse en el tiempo y el espacio virtual. A veces parece tener el don de la ubicuidad. Y ciertamente lo tiene, porque es posible en el ámbito de Matrix cuando, por ejemplo, le vemos atender a Twitter en un descanso en la emisión del programa de televisión. Su posicionamiento es muy crítico con la prensa aunque, y es necesario decirlo cuanto antes, don Manuel cumple a rajatabla esa máxima tan importante y, al mismo tiempo, tan difícil de aplicar cuando la discusión se acalora, de participar en los debates rebatiendo ideas, nunca a personas. Ejemplo de lo contrario, de la vulneración de esta regla, imprescindible para que el diálogo sea posible, es precisamente José Joaquín Brotons, tan amante de las descalificaciones personales, de las ironías con las que faltar al respeto a sus interlocutores, de aludir a asuntos que se escapan enteramente de lo que se discute, que aluden a los que con él hablan y no a sus argumentos o de lo que de ellos se deriva. Así, por ejemplo, en mitad de una intervención de don Manuel en su primera asistencia al programa, que trataba de agradecer que se hablara de la historia del Real Madrid en el debate, no sin ironía, oímos a José Joaquín Brotons interrumpirle con la cara casi desencajaba, parada decir, con palabras cargadas de rencor y con bastante retintín: "La historia nos la ofreces tú, que eres una eminencia". Se entiende el amago de enfado de don Manuel que, con los lógicos nervios del debut, por un momento se vio llamado a una discusión desagradable, innecesaria y, sobre todo, boba. Es muy habitual que, tras hacer uso de estas prácticas, desviando de forma irritante los debates del cauce por el que discurrían, y obligar a quien es agredido verbalmente a defenderse, Brotons trate de culpar al otro de la digresión, como si sus artimañas no fueran evidentes, casi diría que pueriles. El abuso de las trampas y las estrategias en un debate es siempre indicativo de la ausencia de fortaleza en los argumentos y, también, de la falta de confianza en ellos de quien los esgrime.
En ese mismo primer debate, le exponía José Joaquín Brotons a don Manuel, el caso tremendo, en su propia valoración, que se había producido "en el mundo vuestro, y cuando digo vuestro, me refiero al que tu quieres representar. Y es que un personaje como Roncero, amigo mío... Eh, amigo mío personal... Roncero.... Cuando defiende al Real Madrid le han llegado a llamar pipero. Frase que a ti te encanta, por cierto". Quizá fuera este el momento más curioso y más festejado también por los madridistas en Twitter. Por varios motivos. El primero, porque provocó no poca hilaridad que tanto énfasis, tanta carga dramática en lo que parecía iba a ser una tremenda acusación, tuviera como desenlace al suspense suscitado, el que a alguien le hubieran llamado "pipero". El segundo, porque hay antecedentes de descalificaciones del propio Brotons hacia el redactor jefe de AS, y sorprendió a todos la desfachatez con la que -quien fuera agresor- se convirtiera ahora en abogado defensor, y además de pleitos pobres. El titubeo de Brotons al recalcar su amistad con Roncero, seguramente se debió a que era consciente de la hipocresía inherente a sus palabras. El tercero, por el subrayado de Brotons "Frase que además a ti te encanta", que se escuchó al tiempo que don Manuel, por lo bajo, aseguraba que él mismo acudía al campo con su correspondiente bolsa de pipas de Tarancón y se declaraba pipero de pro. Algunos son inasequibles al desaliento en lo que a hacer el ridículo se refiere.
¿Es Manuel Matamoros un madridista underground? Aunque la primera intención que uno tiene es decir que sí, considerarlo incluso evidente, creo que sería arriesgado afirmarlo de forma tajante desde dentro del campo de batalla. El propio Juan Carlos Rivero lo presentaba como contertulio habitual en debates de fútbol y desde hace muchos años como analista de largo recorrido, tras una de las andanadas de descalificaciones de Brotons con la que trataba de desacreditarle como contertulio válido en la mesa de debate del programa. Y si don Manuel hace tiempo que se le escucha en los mentideros del fútbol, o bien su la propuesta de que somos un grupo underground o podría incluirle a él, o habría que optar por otra definición que sí permitiera aludir a un analista de categoría, como él. En todo caso, es bueno que sea así, que se planteen dudas, que nuestras alternativas para definirnos y denominarnos no se ajusten por igual a todas las facciones. No somos un grupo homogéneo, de una sola faceta, sin matices, como nos ven los periodistas, como a Brotons le gustaría que fuésemos para que le fuera más fácil enfrentarse a nosotros y afrontar el disgusto que le provocamos.
"Tú llevas un brazalete de personas", le espetó el periodista a Matamoros en su primer cara a cara, tratando de desacreditarle como madridista al ser favorable a Mourinho. Brotons participa de esa idea tan extendida por las redacciones de la prensa de que cabe demostrar la falsedad de una premisa o la inconveniencia de una iniciativa por reducción al mourinhismo, del mismo modo que en matemáticas cabe demostrar la falsedad (o veracidad) de un teorema por reducción al absurdo. Es decir, llegando a una conclusión que se derive de ella (o de su contraria) que sabemos que es errónea. Así, si algo es sospechoso de ser mourinhista, del gusto de Mou, queda automáticamente desacreditado. Un ejemplo chusco de esto serían los análisis torticeros sufridos por Alex Ferguson en su reciente visita a España simplemente por ser amigo de Mourinho, sólo por llevarse bien con él; porque alguno ha llegado a dudar de esta amistad, ya que Mou sería incapaz de tener amigos en base al perfil psicológico elaborado por el Departamento de Ciencias del Comportamiento de la prensa.
Esta práctica, tan habitual en las tertulias de las emisoras de radio y en las columnas de opinión de los diarios, es una de las explicaciones de que la existencia del Madridismo Underground es tan irritante para la mayoría de los periodistas. Éstos creían haber dejado demostrado hace tiempo, tras su primer año en el Real Madrid, que Mourinho es contraproducente para el fútbol español y para cualquier equipo que dirija, y nuestra irrupción hace ahora un año y medio aproximadamente, ha venido a desmoronar su castillo construido en el aire. No se trataba de un teorema sino de un consenso, además interesado, basado en intereses gremiales y de mercado. Por eso probablemente se le intuye al amigo Brotons tan alterado en presencia de don Manuel, porque no sólo se ve obligado a aguantar según qué opiniones no ya en las redes sociales, donde tan fácil es callar a quien nos importuna, sino en ámbitos que él creía "serios" -desde su particular punto de vista, aclaro antes de que me proteste algún lector de estas líneas-, en la propia Televisión Española, que seguramente pensaba que estaba vetada para los zarrapastrosos hijos de la revuelta vikinga contra los medios.
Para mí esta es la clave de los repetidos enfrentamientos entre ambos, siempre iniciados por el periodista. Por eso ha de considerarse la mera presencia de don Manuel en el programa como un enorme triunfo para el Madridismo Underground. Para el madridismo en general también. Tenemos voz propia, en realidad muchas, no necesitamos que se nos interprete ni que se hable en representación nuestra. Tenemos cauces para expresarnos, ahora también de gran difusión. Y con don Manuel nuestro discurso es coherente, contundente, centrado en lo que nos importa, que sobre todo es desmentir ciertas verdades pactadas por los enemigos del madridismo y de sus actuales dirigentes.
Algunas de las afirmaciones de Brotons no pueden por menos que chocar. A veces incluso las frases retóricas, cuya misión en principio es dar fluidez al discurso y engarzar en él las ideas que trata de exponer. Este señor, que comparaba los dominios de Mourinho en Valdebebas con las checas madrileñas durante la Guerra Civil, contestando a las palabras de Orfeo Rodríguez, que reivindicaba la posibilidad de que hubiera debate en el fútbol, le matizaba diciendo: "Pero no histeria, no tremendismo". El periodista de GolTV es una contradicción andante, achaca a los demás los defectos de los que él adolece. Mucho más moderado, en las formas y en los recursos dialécticos utilizados, resulta el discurso de don Manuel. Lo que es prueba, para quien quiera abrir los ojos para ver, que la radicalidad está asentada en ambos bandos de la disputa en el mejor de los casos. Y en uno sólo, en el bando de la prensa, en no pocas ocasiones. Por ejemplo, en Estudio Estadio, donde quien suele utilizar un proceder inmoderado, lo que la prensa define como actitud terrorista, es precisamente quien les representa. La presencia de don Manuel junto a José Joaquín Brotons desacredita a quienes quieren eliminarnos del debate por extremistas. Por si no lo tuviéramos claro ya los madridistas que nos desenvolvemos habitualmente en Twitter, que somos testigos de la desmesura de la prensa a la hora de opinar, también empezarán a percatarse de esta realidad los madridistas que no atienden a lo que se dice en las redes sociales, o que lo hacen pero no comulgan con los grandes postulados del Madridismo Underground, con sus preferencias y sus fobias, que también las tenemos.
En este orden cosas, sobre las contradicciones en las que incurre constantemente Brotons, si hubo enfrentamiento en el primer programa, en el segundo -el último día de enero-, casi pasan a mayores, cuando tras aludir don Manuel a unos comentarios realizados por los presentadores habituales de las retransmisiones de fútbol de Canal +, el periodista calificó a su interlocutor, casi gritando, de cobarde, de tener poca hombría por opinar sobre gente no presente. Otro ejemplo seguramente de lo que Brotons entiende por debate sin histeria. Parecía una reacción preparada, en otro de esos juegos dialécticos sin los que no puede sobrevivir el periodista en su quehacer profesional. Y mejor así, porque lo contrario obligaría, además de a asignarle los calificativos que tan alegremente trataba de adjudicar a su adversario, a considerar también a Brotons como un perfecto cínico porque su profesión, tal como la entiende él, el gremio en general en estos momentos, consiste en hablar, preferentemente de forma despectiva e hiriente, de quien no está presente. La mofas, críticas desmesuradas y juicios sumarísimos que se efectúan en los programas deportivos y en las secciones de deporte de los periódicos suelen ser siempre sobre gente que no sólo no está presente, sino que además tiene difícil dar una réplica para defenderse, porque quienes gozan de la preferencia de los periodistas, como es el caso de Casillas, ni siquiera tienen necesidad de procurarse abogado, ya los tienen, varios, en los distintos medios.
Por tanto, la presencia de Manuel Matamoros en Estudio Estadio es un gran logro en sí mismo, oportunidad para que se oiga en canales con amplia difusión la opinión de otras sensibilidades del madridismo, habitualmente soslayadas. Hasta anoche, en que ha vuelto a comparecer en el programa, tenía poca esperanza de que le dieran la oportunidad alguna vez de acabar sus argumentos; de que Juan Carlos Rivero le diera la cobertura que se merece, a la que cualquiera tiene derecho, cuando es atacado en lo personal. Y no ya por justicia y decencia, que no es poca razón, sino también para que se le escuchara, que es de lo que se trata, imagino, cuando con tan buen criterio, y también valentía, vamos a reconocérselo, el director del programa decidió invitarle a participar en el debate. No participo de la opinión de que la invitación a don Manuel sea una encerrona, un intento quizás de desacreditar al madridismo más crítico con el periodismo. Para mí no tiene sentido dar voz a quien se quiere silenciar. Creo que es un intento honesto de darnos la palabra, de aprovechar un recurso disponible, como es la sabiduría de don Manuel. Con todas las trabas que se quieran y las desventajas que ya sabemos.
En todo caso, mira por donde, mi esperanza, aunque raquítica, se ha visto en todo caso cumplida. Hoy no ha participado en el debate José Joaquín Brotons. Y el cambio ha sido notorio. Hemos visto a don Manuel relajado, templado, hasta dominador durante muchos momentos del debate, con posibilidad de acabar las frases, de redondear los argumentos, de pasarlos a limpio y expresarlos en versos alejandrinos casi. Ha sido un verdadero gustazo, no puede describirse de otra manera. Hasta el habitualmente alterado y con tendencia al histrionismo, Roberto Gómez, ha estado simpático, ha permitido la réplica, sin echarse al monte de los gritos destemplados a la primera respuesta negativa, aceptando las puyas. El Madridismo Underground ha podido oír por fin íntegro el discurso de quien nos representa. Solo me cabe añadir que espero que no se trate de una excepción y que Brotons no vuelva cuando don Manuel acuda, que se trate de un cambio de planes en la dirección del programa. (Mi amiga @DiosaMaracana opina, y me parece muy verosímil, que Brotons no quiere volver a coincidir con Roberto Gómez. La otra vez que lo hicieron se le vio muy alterado, a los dos "se les fue la pinza" en algunos momentos. El encuentro se convirtió la típica pelea de gallitos para hacerse con el mando del corral, al punto de que se gritaron mucho y se desacreditaban mutuamente en varias ocasiones. Y el famoso “no nos pisemos la manguera” de Brotons a Gómez fue épico y muy significativo. Quizá Rivero crea que tener a los dos al tiempo es malgastar pólvora). Y si es una medida permanente, acuda quien acuda a la mesa de debate, mejor que mejor, y tanta paz lleve como paz deja con su marcha.
Resumen del programa Estudio Estadio del 21/1/2013
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