viernes, 22 de febrero de 2013

El Fútbol y sus aledaños (105) - Todos estamos invitados


 
Todos estamos invitados
(Artículo escrito con la colaboración de @DiosaMaracana)
(Artículo editado originalmente en el Blog: Soy Madridista)

Artículo premiado con el Topérrimo de Oro de @Adrianayujuju:


Rompo temporalmente mi silencio xa decir como ALONSISTA, ahora muchos os subís al carro,q de  es TOPERRIMO


En la película de Manuel Gutiérrez Aragón, Xabier, el alter-ego en la ficción de José Coronado, vive en Donostia, aunque él llama a su ciudad San Sebastián. Podría parecer un dato anecdótico, casual, sin importancia alguna, pero ese simple capricho, consciente o no, ya supone una declaración de intenciones. Que se sobreentiende. Quizá sólo por quien se empeña en entender más de lo que hay en las palabras que escucha. Quizá por mí mismo. Aquel pastor, con su exiguo rebaño de ovejas latxas, que me encontré bajo la plataforma del tren de alta velocidad a medio construir, a la sombra del enorme pilar de hormigón  del viaducto con el fuste señalando el cielo, el estrecho cacho de azul y blanco que dejaban ver las dos vertientes próxima del abrupto valle, insistía en corregirme cada vez que mencionaba mi procedencia: Mondragón. "Ah, Mondragón-Arrasate Edo". Y yo creía que me hablaba de otro lugar, pero era el mismo. Aquel hombre, tranquilo, simpático, no excesivamente locuaz, pero sí amable y muy ponderado en lo que decía, quería señalar su equidistancia, rectificar lo que en mí parecía una declaración de intenciones. A mí, al que acaba ver bajar por la ladera sur del valle, salir de entre los pinos radiata, que no sabía quién era, que motivos traía, aunque traté de explicárselos, quizá con demasiada insistencia, para dejar claro que traía unos perfectamente explicables, aunque yo no fuera del todo consciente de mi actitud precavida. Circular por una pista forestal, pongo por caso, entre bosques maderables que están en pleno aprovechamiento. Sobrepasar la entrada a una serrería, y en una bifurcación tomar el camino de la derecha, porque tu mapa hace rato que ya no te guía, porque no tiene el nivel de detalle suficiente, porque hace rato que perdiste la ruta que traías y, de repente, aflorar a un claro, donde hay un enorme caserón forrado con pancartas a favor de ETA, del que salen corriendo dos personas, con algo en las manos, que no sabes si eran armas, porque estás mirando por el retrovisor para dar marcha atrás, dar la vuelta al coche y volver por donde venías. Eso, quizá, pueda ser motivo para no dejar en otras circunstancias todo en manos de los sobreentendidos.

Xabier deja claras sus ideas a quien le escucha. En realidad nadie lo hace. Es profesor de universidad y su opinión, alternativa a la dominante en quienes le rodean, que en realidad no es ninguna, mera equidistancia silenciosa, pasiva, sólo interesa a los medios de comunicación. No parece ser hombre con ganas de notoriedad, se diría incluso tímido, pero ha adquirido una gran notoriedad al salir repetidamente opinando en la televisión. Sobre esos temas que a todos estorban. Sobre ETA y sus motivos, sobre las posibles disculpas a sus actos, sobre el perdón, sobre las grandes palabras que, tarde o temprano, reemplazan a los hechos simples y sangrientos. Una de las cosas más terribles que te enseña la vida es que todos tenemos motivos para lo que hacemos, sea cual sea su alcance, sus consecuencias, el dolor que causemos. Y tras los motivos puede acechar un punto de vista, que si es coherente, subyugante, emotivo, puede ser un esbozo para la defensa. Todos tenemos unos motivos, que las víctimas de nuestros excesos tratan de extirpar de la realidad en legítima defensa. Hay motivos para todo: Para las mentiras, que pueden ser por un momento de debilidad, para eludir un conflicto causado por un error, para el que se desea más tiempo para poder subsanarlo sin injerencias. En los agresores, para el daño consciente infringido a los demás, que puede ser debido a haber vivido en una escuela de sufrimiento cuando te formabas como perdona -quien fue agredido, dicen, suele convertirse en agresor-. En aquella a quien se lo das todo, que lo toma sin más y te deja completamente solo y desnudo y destroza tu vida, quizás porque dejaste de ser relevante, prioritario, porque fuiste tú el que le diste razones con tus excesos o tus carencias. Para el mero asesinato incluso, porque hay vidas que ofenden, o estorban, o es necesario despejar de una ecuación cuya resolución se complica. En este caos que supone vivir entre equidistancias, motivos, silencios de quienes no quieren mirar, sólo las convicciones traen orden, propósito a quienes fueron víctimas por azar o necesidad, o simples testigos.

Xabier acude a la sede de su cuadrilla gastronómica tras un día que se le ha visto mucho en la TV. Le toca cocinar aquella noche a Imanol. Éste último ha puesto empeño en preparar cocochas. Hemos visto a Imanol en el mercado, poniendo tesón en conseguir las mejores. Es experto, se toma su tiempo en elegir el mejor género, pero en la lonja no hay apenas producto aquella mañana por una huelga convocada por los sindicatos abertzales. Sin embargo, las que prueban sus amigos, cocinadas por él, son excelentes, así se lo aseguran. Xabier se interesa por la procedencia de las cocochas. No es por la intriga, ni mucho menos. Se siente valiente, tal vez osado tras el subidón de haber hablado en plena calle, en el campus, ante las cámaras de los periodistas, sobre temas peligrosos, vetados, de los que no hay que hablar, ni siquiera con sobreentendidos. "Y, ¿dónde las has conseguido? porque, que yo sepa, las cofradías de pescadores siguen en huelga". Sabe que es una pregunta impertinente, y formulada a quien no debe. Imanol es abogado de ETA, y suele tratar con su líder en ese momento, preso en alguna cárcel de Andalucía. Precísamente le hemos visto a ambos tratando los asuntos del día a día de la banda. "He pasado a Francia", le responde, sin un asumo de culpa en sus ojos, casi desafiante en su sonrisa. "Las he encontrado en el mercado de Biarritz y, además, a mejor precio". "Ya. Yo creía que eras más solidario con los abertzales". Es pura esgrima verbal, un tocado. Pero están entre amigos, no es como hablar en el campus ante la prensa. A pesar de las creencias de Imanol, o precisamente por ellas. Cree haberlo desenmascarado. Pero Imanol le sostiene la mirada. La sonrisa se difumina en su rostro. Trae un encargo de su cliente, encarcelado allá en Andalucía y, mira por donde, quizá hasta va a disfrutarlo. A los postres, cuando Imanol está sirviendo licores a la gente sentada a la mesa, al acercarse a Xabier le pone una mano en el hombro y, mientras le sirve en un vaso pequeño por su izquierda, acerca su rostro al del amigo para decirle, con voz tranquila, una pizca burlona: "¿Qué, te gustaron las cocochas?". "Si, sí, felicidades. Las mejores que he comido nunca", le contesta, primero dubitativo, luego más seguro, mientras el otro se cambia de lado. "Me alegro, porque van a ser las últimas que vas a comer en tu vida", le dice inclinándose ahora por su derecha. Esto último tenía un tono socarrón, falto de todo recato. Todos saben que Xabier acaba de ser señalado, puesto en medio de la diana, pero nadie dice nada, adquieren de forma instantánea equidistancia respecto al conflicto, grave pero soterrado, del que acaban de ser testigos. Equidistancia respecto al conflicto en sí, los argumentarios de las dos posturas enfrentadas. Equidistancia respecto a quienes dirimen en ese momento la lucha por la verdad. Ni un solo gesto que pueda traer un sobreentendido involuntario. La soledad absoluta acaba de estrechar la mano del profesor universitario. Ha ocurrido sin más, en medio de una escena intrascendente. Una frase intrascendente pero que lo cambia todo, que sólo tiene significado gracias a los sobrentendidos, en este caso a las identidades de los dos protagonistas.

En cierta semifinal de Champions, en plena tormenta de clásicos, a media plantilla del Real Madrid se le acabaron las ganas de fomentar las equidistancias. Fue la noche en que vimos a Casillas palmeándose la cara repetidamente, en ese gesto clásico de denunciar la cara dura de alguien, y que pasó a ser el avatar de muchos tuiteros. Alguno lo luce aun dos años después, o lo tiene en el armario para sacarlo en temporada. Al Madrid le estaban robando por enésima vez, esta vez de forma descarada, y hasta el bueno de su capitán perdió el oremos. También escuchamos, en zona mixta, hablar sobre el tema a Xabi Alonso, la mismísima encarnación de la elegancia y el saber estar, del señorío si no hay más remedio que denominarlo así. Y habló con palabras de resignación, haciendo la crítica de forma implícita: "Ya sabemos lo que hay", fueron aproximadamente sus palabras, a las que siguió un gesto de resignación, indicativo de que la solución estaba más allá de su capacidad, siquiera del colectivo del que es parte integrante. Ambos jugadores fueron anotados en la pertinente libreta. Al que había sido más claro, no sólo en el terreno de juego con su mímica, sino también en zona mixta, se le hizo llegar un recado: Peligraba la Selección Española, la concordia en el combinado. Luego vinieron las famosas conversaciones de teléfono. El que Xavi no le atendiera las llamadas, que intercediera Puyol, que al final hubiera encuentro en la red y concordia. Y luego la paz de los justos: El Príncipe de Asturias redundante, que fue concedido por un jurado muy penetrado por periodistas de la prensa de Barcelona; El cese de la campaña generalizada a favor de la titularidad de Valdés en La Roja, que en los días siguientes a la discordia, arreció cual lluvia en país tropical. El acceso de Casillas al paradigma del fútbol actualmente aceptado, como elemento de primer orden además. La humildad, los premios, el pasado glorioso como coartada del presente mediocre, la protección de la prensa, las contraprestaciones en forma de manifestaciones polémicas, el asumir el puesto de adelantado del anti-mourinhismo en la misma frontera, en el vestuario del Real Madrid. Todo fue perdonado tras escuchar la llamada a la lucha a la que todos estamos invitados, por el buen fútbol, la humidad y los valores.

Sí, lo sé, el paralelismo que propongo es complicado, ciertamente molesto, excesivo si al leer el lector no se atiene únicamente a lo escrito o a su consecuencia inmediata. Se que amenazar de muerte es algo que se sale de la escala, que no es comparable con nada, siquiera con cualquier otro tipo de amenaza. Pero los mecanismos son coincidentes. También el objetivo primordial: Silenciar a quien estorba e incomoda con sus manifestaciones, quien destruye consensos al señalar evidencias o incita a hablar a quienes prefieren estar callados. También su consecuencia: Eliminar del paisaje humano que forman los que acatan y luchan por el paradigma aceptado al transgresor. "Que tonto Arbeloa...", fueron las palabras con las que Manolo Lama inicio su exultante discurso tras ser señalado un penalti al Real Madrid en el campo del Manchester City. Luego se demostró que no había sido cosa de inteligencia, que el jugador del Real Madrid había tropezado y caído sobre el Kun Agüero, que exageró en el lance, se dejó caer al suelo y engañó al árbitro. "... y qué listo el Kun Agüero". Podría haber bordado el comentario, alegría por el descalabro del equipo blanco aparte, si sólo hubiera dicho la segunda parte; pero mostró su animadversión, a veces se diría odio, usando ese término que tanto gusta a los periódicos de la Ciudad Condal. Pero el periodista es uno de los puntales, más bien de sus portavoces más estentóreos, de la campaña de desprestigio que soporta Álvaro Arbeloa por parte de la prensa que acata el paradigma. En Arbeloa confluyen todos los males: practica un fútbol físico en tiempos de un paradigma que santifica simular las agresiones, que ve con buenos ojos fingir el haber sido objeto de falta; es mourinhista y no lo esconde. Tampoco lo pregona. Es más, suele ser muy alegórico en sus manifestaciones, en las que derrocha elegancia e inteligencia que, al tiempo que son claras, no son explícitas y podrían significar sólo lo que dicen, que respecto al mudo del fútbol no son nada. Recomiendo al lector que eche un vistazo al TL del jugador. Encontrará auténticas perlas en forma de tweets. Además, es aficionado a los montajes fotográficos con leyenda incluida que cuelga en Twitter. En los peores momentos del madridismo, alguno de ellos ha servido como mensaje tanto a la prensa como a la afición. A la primera para hacerle ver sus errores, para inducirla a recapacitar acerca de sus excesos. A la segunda para hacerla saber que el vestuario blanco, al menos elementos concretos del mismo, están atentos a lo que sucede en Twitter, a lo que dicen los aficionados. Es un canal de comunicación indirecta sobre temas inapropiados, débil y con interferencias, pero que hace saber que al otro extremo, en el interior del club, también hay gente que se preocupa por lo que acontece y está atenta a lo que sucede en el madridismo.

Arbeloa manda un mensaje a la prensa

Es de lógica pensar, cae por su propio peso, que esta actitud, muy crítica en sus argumentos con la prensa, aunque muy comedida en la forma de expresarlas, no es bien acogida por la misma, que le tiene señalado y enfilado. Su participación, aunque pasiva, en los incidentes ocasionados por Messi en el último clásico en el Bernabéu han venido a agravar su situación en La Roja. Denominación que habrá que ir aceptando, porque cada vez es menos española. Se nos dijo que vivía momentos de aislamiento total en la concentración en Qatar, a donde Del Bosque le habría hecho viajar para no darle un solo minuto de juego en el partido amistoso contra Uruguay. Sabemos, porque así lo ha manifestado Xavier Hernández y lo ha confirmado el propio seleccionador, que el jugador de Tarrasa suele hacer sugerencias respecto a las alineaciones y el sistema de juego, que son escuchadas y atendidas por Vicente del Bosque. ¿A tanto llega el dominio del grupo culé en la selección y quienes la dirigen que hasta podría marginar a un jugador y borrarlo de las alineaciones? Quizá parece excesivo, pero no se entiende hacer viajar por medio mundo al único lateral del que dispone el Real Madrid para que después sea el único jugador de campo que no disputa ni un minuto del encuentro. Para eso hubiera sido mejor hacer como Alonso y Xavi, borrarse y punto; para ser despreciado por compañeros y entrenador. En partido oficial todavía, pero en un bolo organizado por la RFEF para hacer clink-clink-caja, parece que no merece la pena.


Fue muy celebrado el incidente en Futboleros, el programa de Marca TV, en el que Roberto Gómez menospreciaba a Álvaro Arbeloa, de forma además absurda, ya que se le reprochaba justo lo sensato, opinar sobre un compañero al que ve todos los días. En cualquier debate sobre Cristiano, Arbeloa se constituye como opinión muy relevante. El ataque de Roberto Gómez podría venir motivado por el mero afán de notoriedad de este periodista, encantadísimo de conocerse, que hace poco reconoció en una entrevista que se considera el mejor reportero y tertuliano de deportes de España. Arbeloa sabe defenderse, estas fueron sus palabras en respuesta al mejor tertuliano de España: "Roberto Gómez dijo el otro día que quién coño era Arbeloa para hablar de Cristiano Ronaldo. Pues yo soy compañero de Cristiano Ronaldo. Hay muchos periodistas que sueltan barbaridades sin contrastar. No se puede generalizar, y con los periodistas que están cerca de nosotros, por suerte, tenemos buena relación. A Miguel Ángel Díaz le conozco hace mucho tiempo, y ningún problema". Pero se trata de una presa muy apetecida por los creyentes del paradigma, que va a suscitar pocas adhesiones si se le ataca, quizá hasta aplausos si hay ensañamiento. Arbeloa va a suscitar escasa movilización entre los periodistas si es agredido o amenazado, a lo primero se le quitará yerro como Xabier, y me refiero tanto al de la película de Gutiérrez Aragón como al que milita en las filas del Real Madrid, que parece ser el próximo en ser llamado a capítulo.

Sport descubre por qué no jugó Xabi Alonso con La Roja

La prensa de Barcelona ya se rifa sus huesos en un posible descuartizamiento del Tolosarra. En realidad desde hace tiempo. Según los periódicos de Barcelona, Alonso sería el jugador más odiado en el vestuario blaugrana, y tal extremo fue el asunto principal de una portada en el Mundo Deportivo y una columna de opinión del subdirector del diario, Joan Josep Pàllas, periodista al que no conozco pero que compruebo que tiene los acentos peinados en la dirección que conviene. "Odiados" es el término. ¿Sorprende por su contundencia? En realidad no, es retórica habitual de combate en la prensa del movimiento, principal bastión del paradigma actual del fútbol. La prensa de Madrid, por su parte, fija a Alonso en su agenda de elementos sospechosos, a reconducir o eliminar del panorama si es posible. Xabi Alonso lleva retrasando su renovación hace tiempo. Qué curioso, como Cristiano. Se ha querido vender la idea de un fuerte desentendimiento entre los dos portugueses que comandan el equipo, pero lo más probable es que CR7 quiera saber antes de firmar, la respuesta a la pregunta que todo hace sospechar que quiere saber Alonso antes de ligar su futuro a la entidad merengue: ¿Seguirá Mourinho el año que viene? Que pueda haber desacuerdo con los capitanes españoles está por ver, no conviene afirmar aquello de lo que no se tienen pruebas, aunque indicios hay. Pero está claro que si fuera puesto en la misma tesitura, en el mismo dilema, que los topos de Marca afirman que pusieron a Florentino Pérez en la ya célebre comida para negociar las primas, lo tendría clarísimo y sus compañeros de vestuario bastante turbio. Alonso habría ligado su permanencia al club -en el que se siente muy a gusto, a pesar de las niñerías de algunos-, a la continuidad también de Mourinho. Dato del que no se nos habla cuando los periodistas nos informan de los pensamientos íntimos de unos y otros como si fueran sus confesores.

Xabier decide acudir una noche más a las cenas de su cuadrilla. Le han cursado invitación y siente que sería una cobardía no acudir. Sobre todo porque siente miedo, está aterrado. No acude con los escoltas que le ha asignado la Policía Nacional por un mal entendido. Aquella noche no está Imanol. El ambiente, más que tenso, es triste. Les hace saber que va a aprovechar el momento para despedirse de ellos. Alguno bromea sobre la razón de su marcha, pero Xabier les hace saber la razón: "No me voy, simplemente me despido de vosotros. He decidido no daros más la lata. Para vosotros soy un estorbo. Tenéis miedo, ¿por qué no reconocerlo? Tenéis miedo que os vean conmigo. No sólo vosotros, también los vecinos. Vaya donde vaya parece que molesto. Los compañeros de universidad procuran no mirarme, hacen como que no me ven. Como si el que llevara, escolta fuera culpa mía". No hay un ápice de reproche en lo que dice, sólo tristeza. Este breve monólogo puede que sea uno de los mejores momentos de la carrera de actor de José Coronado, actor que empieza a acumular grandes actuaciones. Uno de los miembros de la cuadrilla, el mayor de todos, se levanta. Fue el único que le mostró solidaridad en la cena donde fue amenazado. Aunque lo hizo en los lavabos, cuando no eran vistos por nadie. "Tengo nietos", esa fue la excusa que le dio, y le mostró las fotos que llevaba en su cartera. "Se quedaron sin padres y dependen de mí. Si no fuera así, habría escuchado lo que te han dicho". Pero eso fue el otro día. Hoy hay casi lágrimas en el anciano al escuchar a su amigo. "Ya sé que de vez en cuando alguno de vosotros se atreve a darme una palmada en la espalda, y me dice alguna palabra de ánimo. Os lo agradezco. Pero sólo lo hacéis cuando no os ve nadie. Sólo entonces. ¿A que sí?". Las últimas palabras le cuestan, apenas se escuchan. Cuando se queda en silencio se abrazan y se sientan a la mesa con el resto de la cuadrilla. Poco más, aunque es mucho.

Alonso es soldado de Mou, aunque bien merece ser capitán, junto a Arbeloa. Así lo entiende Paco González, que en su artículo para ABC, el de su debut para su nueva casa, de la que quizá nos acabe echando a lectores que heredaron esta condición de sus padres, trata el asunto en detalle, de forma esquinada, sin terminología de guerra, como sus compañeros catalanes, pero analizando seriamente el asunto de su futuro en el Real Madrid. Es periodista con mayor capacidad expresiva que su compañero Manolo Lama, por más que éste sea el que lleve la vitola de comunicador (que suele ser como se denomina en su profesión últimamente a los alborotadores sin discurso, que además lo son por capricho, que no saben explicarse, sólo gritar consignas, que tal sean de sus jefes, porque no parecen tener capacidad para albergar ideas propias). Le parece a González, y así lo expresa en su artículo, que Alonso está haciendo una mala temporada. -Lo que es significativo, porque si la de Xabi no es buena, ¿qué decir de la de Iker, Ramos, Higuain? González prefiere callar sobre este asunto, no perjudicar sus piezas dentro de la casa blanca-. El Madrid le busca recambio y nos habla del particular largo y tendido. Advierte que el recién fichado Casemiro es una buena opción. Alude a su supuesta tristeza, a un aislamiento dentro del grupo por ser el único que se alinea con las tesis de Mou. Es una afirmación sorprendente. Toda ella. La de su tristeza por de pronto, pero también la de que sea el único mourinhista de la plantilla. A todos se nos ocurren más ejemplos, incluso más evidentes, testados por la realidad; no conjeturas, como sería el del propio Alonso. Pero al periodista le conviene aislar el problema. Los disidentes es conveniente enfrentarlos de uno en uno para que se sientan solos y sus acciones se reconduzcan en la dirección de la supuesta reconciliación. Alonso es jugador al que se respeta en lo futbolístico -no como Arbeloa-, se desea su vuelta al redil, lucirlo en la pista central del paradigma. Por eso González le lanza una invitación para una reunificación, para que retorne al sendero correcto: Aun no ha llegado el tiempo para la cena de las cocochas. Si el Real Madrid fuera bien en la Liga, él y Casillas no estarían peleados, nos dice. Deberían arreglarse, esa es su propuesta, porque aun hay títulos en juego y porque "ellos van a seguir, otros no". Será Iker quien mande en el futuro, tal como se nos cuenta ya sin ambages que lo hace Messi en el epicentro del paradigma, y Xavi en el corazón cada vez más desangrado de la roja.

Me sorprendió el título de la película. Quise indagar en Google. Todas los enlaces que me devolvió a la frase exacta, al menos los de las primeras páginas, eran sobre temas referidos a acción ciudadana, problemas de la comunidad. "Todos estamos invitados", es la excusa que Xabier le da a su pareja, que no quiere que vaya -  se lo suplica incluso, temerosa del peligro-, para asistir a la segunda cena de la cuadrilla en la película, que también será la trágicamente la última. En un análisis que he leído del film se da a entender que la expresión trata de señalar que en las cuadrillas de amigos vascas todos tienen su espacio, todos tienen una función, no hay exclusiones, ni jerarquías. Todos están invitados a asistir a los encuentros porque todos tienen hueco. En lo que creí entender tras mi búsqueda en internet, "Todos estamos invitados" es una expresión propia de la retórica de izquierdas, o en los grupos de acción con base en la sociedad. Significaría que frente a ciertos asuntos de vital importancia, que se consideran capitales para la convivencia o el bienestar de la sociedad, todos tenemos obligación de atender la llamada a la acción conjunta, todos estamos invitados a actuar para aplicar las soluciones posibles. Aunque sea sólo el apoyo explícito a quienes las llevan a la práctica. Me gusta más esta segunda acepción, creo que tiene más sentido que la otra en la que se nos narra. Todos estamos invitados a romper el silencio ante las víctimas, sea el que sea el tipo de violencia que se ejerza sobre ellos, la intensidad del ataque. Es algo que va más allá del problema terrorista aunque, lógicamente, su magnitud haga más perentoria la puesta en práctica de la máxima. No, desde luego que el problema de Arbeloa y Alonso no es tan grave, tan truculento, como el de Xabier. Pero tampoco es probable que reciban el apoyo de la cuadrilla del fútbol. Por eso los madridistas estamos invitados a actuar, aunque sea sólo mostrándoles nuestro apoyo, nuestra comprensión. Una palmada en la espalda, ¿qué otra cosa podemos hacer? Que nos vean sus enemigos, haciéndonos notar en las muestras de cariño. Una defensa activa de la dignidad del madridismo, que no se puede quedar callado cuando uno a uno de sus jugadores es señalado para que el común de los mortales sepa que son personas non gratas dentro del paradigma, de ese espacio supuestamente idílico donde el fútbol de toque se enseñorea. En el paradigma resalta la calidad de los jugadores de una generación, de la gran categoría futbolística alcanzada por el equipo que más integrantes aporta a la Selección Española, y que además marca el estilo de juego. Pero también se basa en arbitrariedades -nunca mejor dicho, ya que ha de evitarse a toda costa las pocas derrotas que se plantean en los terrenos de juego-; en injusticias para favorecer el éxito de sus postulados principales; en marginación de quienes discrepan o proponen alternativas al discurso dominante. Todos estamos invitados a señalarlo, una y otra vez si hace falta. La "Yihad" -como nos llaman los periodistas, son ellos quienes los que aluden al tema del terrorismo en el debate futbolístico que mantienen con los aficionados que no comulgan con sus ideas-, es sólo palabra, no tiene más armas, palabra escrita con escaso radio de alcance. Por eso, repitámoslo cuantas veces haga falta en nuestros blogs, en Twitter, hasta que la ignominia cese.

Un día te despiertas echándola de menos, y entonces el posible perdón no es por sus motivos sino por los tuyos. No se trata de señalar a culpables. Sería inútil. Lo que parece haberse pervertido es el sistema, que asumen los trabajadores que se incorporan a los diferentes medios informativos. Los nuevos cachorros del periodismo, peor preparados que sus antecesores, parecen adherirse con entusiasmo al paradigma y los procedimientos ideados para perpetuarlo. Lo que nos interesa es hablar de ello, desenmascarar las mentiras, llenar de palabras, de nuestras propias opiniones, los silencios que ellos desean que sean la única respuesta a sus argumentos. Y tenemos las de ganar. La marea de madridismo activo, que denuncia los abusos no para de crecer en Twitter. Afortunadamente el miedo no es un factor coercitivo en todo esto, como en el símil que propongo. Tal vez para los que trabajen en el gremio, para los profesionales del deporte que tratan de eludir las campañas generalizadas en su contra. Pero nosotros sólo podemos temer a que nos arrebaten el club que amamos. Así que, "todos estamos invitados" y es obligatoria la asistencia.



Los jugadores del Barça no tragan a Xabi Alonso - Joan Josep Pàllas - Mundo Deportivo - 25/08/12


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