Soneto Veintiseis
Para ese extraño logro que es amar
¿A qué mejor fin podría aspirar
que a poderme resumir en tu deseo,
que a poderme redimir de lo que creo
y obrar en tí una fe para olvidar?
¿Qué mejor modo habría de llegar
que allá por tu cauce siendo agua y acarreo,
que eludiendo el lance inútil del tanteo
para eso extraño logro que es amar?
¿Qué ilógica tendría más sentido
que el milagro de tu alma conquistada,
que el milagro de tu cuerpo ofrecido?
Nada, nada que no sea tu promesa,
que se escape a tu imagen revelada,
pues nada más que tú ya me interesa.
11, 13, 15 y 16 de septiembre de 1985
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