jueves, 29 de noviembre de 2012

El Fútbol y sus aledaños (43) - Alguien vendrá que bueno te hará



En el filo de la cuchilla
José Manuel Cuéllar
Blog El pato mareado / ABC - Madrid - 29/11/2012

Ya no se habla de si Mourinho va a seguir en el Madrid en junio. Lo que se pregunta la gente es si va a llegar tan lejos. No es pecata minuta el asunto. Hasta ahora se le ha aguantado por los resultados, pero estos empiezan a flojear y en la casa noble se ve con preocupación los signos que empiezan a brotar del Bernabéu. Florentino le había aguantado todo y más porque pensaba que era el que le podía dar triunfos y, de hecho, aún lo cree. Por eso le aguanta, porque cree firmemente, como muchos, que la Décima es posible. De hecho, solo está a seis partidos. Además, el Madrid suele ganar este torneo cuando va fatal en la Liga, o así fueron sus últimos precedentes.

Pero el debate no es ese. Casi todos los madridistas piensan que si Mourinho gana la Décima se irá al tener los objetivos cumplidos y, si no la gana, se irá pero por la puerta de atrás y no por la de delante. Por otra parte, resulta evidente que, digan lo que digan, los jugadores no están cómodos con la situación y algunos miran más que de reojo al entrenador (por decirlo de una manera fina).

El asunto está en saber si de aquí a marzo el madridismo va a aguantar tanto. Está a once puntos del Barcelona y hasta marzo no vuelve la Champions. Es por eso que el partido contra el Atlético se ve como una posible tormenta de arena. A Florentino solo hay una cosa que le molesta más que perder con el Barcelona, y es perder con el Atlético. Si el sábado se pierde, y se pierde mal (cosa muy poco probable), ojo, que no está el horno para bollos y puede que ni para turrones.

Alguien vendrá que bueno te hará

Lo conté una vez en algún sitio. Un día limpiando que limpiaba armarios para deshacerme de cosas viejas apareció al fondo de un estante un ejemplar de ABC del día en que murió John F. Kennedy. Desde entonces se que este diario ingresó en mi familia, a la que ha pertenecido durante dos generaciones, incluso antes que yo. Como hermano mayor tendría que considerarlo. Y no fue por casualidad. Seguramente mucha gente que no lo sabe, pero este periódico es de adscripción monárquica. Defendió siempre la institución de la Corona y durante el Franquismo la monarquía parlamentaria como modelo de estado para el día después de la salida del poder del general Franco. Mire usted por donde fueron los de esta corriente, unos pocos ilusos entre los que se encontraba mi padre, quienes se llevaron el gato al agua. En épocas hubo periódicos mejores en la competencia. El Mundo muy probablemente lo sea en estos momentos. El País tuvo su etapa gloriosa en la que, al margen de ideologías, acaparaba los mejores periodistas y columnistas. Su periodico de los domingos era una lectura apasionante e interminable, llena de reportajes periodísticos de primer nivel. Con Luis María Ansón tuvo quizás ABC su mejor momento de los últimos años. Perteneciente a ese mismo grupo minúsculo de ilusos Donjanistas, supo convertir el periódico en una amenísima y formativa lectura. Si la Tercera de ABC, su artículo de la primera página, ya era entonces la más importante institución del periodismo español por haber desfilado por ella firmas ya legendarias de varias generaciones, el resto del periódico casi estaba a su altura, no siendo raro que en un ejemplar se juntaran decenas de primeras figuras de la intelectualidad, y me refiero a la de verdad, a gente docta y no enteradillos con micrófono adosado. Parecía casi requisito obligado para dar una opinión en ABC pertenecer a alguna de las reales academias, destacando en este apartado la de La Lengua, con casi la mitad de sus miembros trabajando o colaborando con el diario. Recuerdo con especial fervor la serie de artículos "El dardo en la palabra" que Fernando Lázaro Carreter, que llegaría a director de La real Academia, escribía para La Tercera. La editorial Galaxia de Gutemberg editó una recopilación de los mismos que guardo en mi biblioteca como oro en paño. En lo que a la ideología se refiere solo diré que he llegado a conocer tanto el ABC que se cuando exagera, omite información o quiere llevarme directamente al huerto. Ya lo he dicho antes, es como si fuera un hermano del que se conocen todas sus faltas y virtudes, sus manías y los tics que lo delatan. No puede haber reproche serio si trata de convencerme de lo contrario de lo que opino, pero tampoco es fácil el engaño cuando es profundo el conocimiento mutuo.

Desde esa época de esplendor se ha ido evolucionando con el correr de los años hasta el más bien triste estado actual. No deja de haber entre sus páginas rincones para la esperanza, incluso para la ilusión, como las columnas de Ignacio Ruiz Quintano, Ignacio Camacho y Hermann Tertsch, por ejemplo, pero la mediocridad acecha cada vez desde más cerca. La sección de cultura, auténtica joya de la corona en su tiempo, se despacha hoy, sobre todo en su versión digital, con cargo a las noticias de agencias, abundando esas que se suponen sorprendentes, capaces de arrancar un ¡Oh! o una sonrisa. En otras palabras, se rellena cuando no se alcanza con noticias idiotas. La última liquidación afecta a la sección de deportes. Dirigida hace dos años por Enrique Ortego, me quejaba entonces de su excesiva objetividad. Tenía bajo su dirección dos supuestos defectos que me enojaban, pero que en realidad eran virtudes: 1) En cuanto a la información se publicaban noticias y no rumores, conjeturas o meros horóscopos, como hacen, y me refiero a lo segundo, la mayoría de diarios de deportes. Eso hacía que el ABC llegara casi siempre tarde a las exclusivas, pero a cambio alcanzara una alta credibilidad. Aquello que decía el diario era cierto, aunque pudiera haber cambios de rumbo inesperados en el tema tratado que pudieran malograr la noticia; 2) En cuanto a la opinión, ABC padecía de una aguda imparcialitis, una inflamación del sentido de la objetividad que le hacía plegarse hacia posturas contrarias a los intereses del Real Madrid si existía la más mínima duda. Ya saben, los penaltis claros cometidos sobre jugadores del equipo merengue eran discutibles para los redactores del periódico, y los dudosos sencillamente no lo eran. Eso me ponía de los nervios, te hacía sentir desamparado al día siguiente de un mal arbitraje. Ni que decir tiene que para Enrique Ortego los arbitrajes y atropellos federativos no podían ser excusa para la Casa Blanca. En todo caso para otros clubs.

Casi me siento obligado a pedirle excusas al señor Enrique Ortego. Periodista serio, comedido, muy enemigo de las estridencias, con conocimiento de la materia que trata. Porque la mayoría de periodistas tienen el cuajo de hablar, por ejemplo, de la cantera del real Madrid, tema que por cierto domina Enrique Ortego, cuando no saben que José y Jesé Rodríguez son dos futbolistas distintos y jamás han visto jugar a ninguno de ellos. Participa a veces como comentarista en partidos televisados y es de los pocos que en este cometido aporta información y opinión sin divismos y sin que provoque irritación o hilaridad el escucharle. La imparcialitis que inoculaba a la sección de deportes de ABC cuando la dirigía no dejaba de ser un mal endémico de la prensa madrileña y, aunque molesto para el madridismo, algo más digno de alabar que de echar en cara. El evitar caer en la trampa de las simpatías a la hora de juzgar suele llevar a los hombres con cierta decencia al exceso con quienes tienen afinidad, a ser injustos con ellos. Pero entre aquello y lo que hoy día hay que soportar en las páginas del diario cada día media un auténtico abismo. El escalón es tan abrupto, de bajada por supuesto, que más que nada parece precipicio por el que se despeño hace tiempo, concretamente hace dos años, el buen periodismo deportivo. Dirige hoy día la sección quien firma el artículo que abre la entrada del blog, don José Manual Cuellar, tan talibán como cualquiera y tan mediocre como el que más, muy dado a la descalificación, cuando no al insulto, a la conjetura fácil, al lugar común como dato, que de tan repetido, por él y sus colegas de oficio, parece no requerir ni pruebas que lo avalen ni explicaciones que analicen sus pormenores. En cuanto a la calidad de sus escritos, no es de los peores, lo que no es decir mucho, pero no deja de ser molesto su afición a los "latinajos" cuando no sabe escribirlos correctamente: Peccata minuta sería la forma correcta de hacerlo en el que usa en el escrito que nos sirve de ejemplo.

El ABC comete un grave error permitiendo que las entradas del blog de este periodista figuren como artículos de opinión en el diario. El Pato Mareado, que es como llama a su invento, es un compendio de todas las fobias y obsesiones de La Cruzada. Están acostumbrados sus integrantes, y el señor José Manuel Cuéllar no es excepción, a insolentarse con el entrenador o el presidente del Real Madrid, por turno o con los dos a la vez. Aquí se hace uso de la intuición y los comentarios de barra de bar con amiguetes y de Twitter con colegas de profesión como principal fuente de los datos que se aportan. Se habla en representación de colectivos con total desfachatez, en este caso el madridismo, poniendo en su boca opiniones que en realidad lo son del periodista. Como tema central se trata la posible marcha de Mourinho, que se viene anunciando todos los días desde hace dos años y medio como todos sabemos. Algún día darán en el clavo, como esos concursantes a los que se les permite dar tantas respuestas como puedan en el tiempo de que disponen. El vaticinio es claro: Acertarán todos los que sobrevivan a la marcha del portugués, ni uno más ni uno menos. Sobre este tema el periodista indica que "la gente", y bien podría estar refiriéndose a su portero, yo charlo mucho sobre Fútbol con el mío, ya no se pregunta si Mou se marchará al final de la temporada sino si lo hará antes si los resultados no acompañan. Como todo mal periodista, y en España hay unos cuantos, a estas alturas empiezo a pensar que no se libra ninguno de esta valoración, el señor José Manuel Cuellar confunde la información con los propios deseos. Y para tener una mínima coartada para su falta de objetividad, para sus fobias en realidad, se las endosa a terceros como los malos pagadores, porque además es propenso, como los malos periodistas, a presumir de falta de interés en el tema. Ellos hablan y hablan de Mourinho muy a su pesar porque el tema les aburre y lo juzga poco digno para su categoría periodística. Le diría a este tipo que "Dime de que presumes y te diré de que careces". Y no se lo escribo en Latín para no hacer el mismo ridículo que él. Madridistas Mourinhistas y periodistas con Mourinhifobia, a eso se reduce a veces el dialogo entre la prensa y aficionado.

El artículo se reduce a tres párrafos cortitos en los que se repite lo que escuchamos todos los días a los líderes de La Cruzada, en la que estoy seguro que este personaje anda como loco por entras, más incluso que Velázquez en la Orden de Santiago. Que si Mou se marcha ya, que si no lo hace ahora lo hará cuando gane la Décima. Que si los jugadores no aguantan al portugués, que si don Florentino consiente por mero interés resultadista. Lo de siempre con algunas aportaciones propias en cuanto al estilo, como decir al filo de la cuchilla en vez de navaja, como en la versión canónica que no es otra que el título de una famosa novela de Somerset Maugham. Y estoy casi persuadido que lo hace no solo para dejar su impronta en el lugar común, sino también porque en una cuchilla parece haber incluso más capacidad de daño que una navaja. Y esa mención final a los turrones que cierra el artículo como gran golpe de efecto. "Casi todos los madridistas piensan..." se permite escribir en el arranque del segundo párrafo, y me pregunto como estará tan seguro, como tendrá tan buena información de lo que opina el madridismo si en Twitter es tan aficionado a insultarnos, abroncarnos tras nuestra réplica y luego bloquearnos. Lo dicho, conjetura surgida del deseo con cabeza de turco incorporado en la misma frase. Se pregunta si el madridismo será capaz de aguantarse de aquí a marzo, y lo cierto es que yo también me lo pregunto, si habrá paciencia para soportar a tanto mediocre hablando de lo que no sabe. Que bajo ha caído el ABC con este sujeto. Lo digo con auténtica pena. A un hermano se le aguanta todo, ese es el trato. Aunque últimamente empiezo a pensar que más bien debería decir casi todo.

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