lunes, 8 de agosto de 2011

La Virtualidad

La Virtualidad

Hoy no tenía ganas de levantarme. Seguro que es una sensación que volverá a acudir a mí a lo largo de la semana. Pero hoy ha sido especialmente duro. Si los lunes son pésimos para quienes tienen que madrugar por obligación, mucho peores son para quienes no tienen motivos para hacerlo. Los lunes subrayan la falta de objetivos en la vida, tienen esa cualidad, con su tonillo marisabidillo, dejándote claro que no solo has perdido el rumbo sino que no sabes manejar una brújula. El día me ofrecía pocos alicientes. Pero muchos pequeños detalles han reavivado el deseo de asistir de nuevo al archisabido recorrido del sol por todo el arco del cielo. Todos virtuales, todos juegos de reflejos entre lo que es y lo que no es:

1) Tres contestaciones ayer tuve en este blog. Magnífica cosecha. Nunca había tenido tantas en un solo día. Es más, lo normal es que tenga que esperar semanas para que se produzca una. Y normalmente las tengo que forzar en parte, azuzar a quien las hace. Podrá parecer que cree este blog para transcribir mis soliloquios, para dejar por escrito mis monólogos. Y algo de eso habrá, porque soy yo mismo mi principal lector. Pero todo deriva de la necesidad de creer que hay alguien oculto entre la bruma de los días, y del deseo de forzarles a que hablen para confirmar su presencia.

2) Ahondando en esta misma idea, tengo un nuevo seguidor en el blog. Seguidora en este caso. Compruebo que a otros les llueven como un aguacero. A mi me llegan gota a gota. Pero no me quejo, es agricultura avanzada. El agua que escasea pero riega en el lugar preciso y en la cantidad justa. Lo que gastas se traduce íntegramente en cosecha, no percola hasta donde no surte efecto y deja de ser útil. Mis seguidores están al alcance de mis raíces.

3) Alguien a quien quiero mucho me ha dado los buenos días en messenger. Nunca la he tenido delante de mi y sin embargo raro es que no la tenga presente en mi pensamiento a lo largo del día. Podían haber sido dos personas. O tres o cuatro. A veces desearía desdoblarme para poder atender a quienes son importantes. estaría bien una conversación múltiple. Pero es tan gratificante la sensación de intimidad que te procuran las estancias virtuales de Matrix.

4) Alguien me ha sorprendido profundamente en FS. Ya lo había hecho antes, pero se ha superado con creces. Tratas a gente durante años a la que jamás escuchas revelar un sentimiento íntimo y aquí dentro, en Matrix, conoces a gente que desde el primer día tiene su alma con las puertas abiertas de par en par. En el mundo real desde fuera influyes en la gente que te rodea. Aquí en Matrix recorres los lugares íntimos de los demás, aunque sea sin tocar nada, dejando todo como está cuando vuelves a salir. O tal vez no, tal vez en la vida real a fuerza de intentar mover las cosas en el interior de las personas todo igual que en el principio, mientras que en Matrix sin cambiar la ubicación de nada todo se transforma.

5) Me encuentro un MD de alguien con quien converso sin prisas, demorando las réplicas para ver si somos capaces de detener el tiempo y que el próximo instante lo abarque todo y dure para siempre. Conocerla fue una llamarada que a medida que se apaga se convierte en una astro con luz propia que marca una ruta. Algún día le señalaré en la bóveda estrellada de un cielo nocturno donde se ubica para mi. Pero eso será cuando lo virtual se convierta en real para poder ser símbolo.

No, no me extraña que esto cree adicción. Hay días en que no hay nada más. Hay días en que todo transcurre aquí y lo real es solo ruido de fondo. Es la derrota de la materia. La victoria de lo que existe y no acata la Ley de la Gravedad. El peso de las cosas que carecen de peso. No, no me extraña. Y luego está ella, que aplasta mi pecho con el peso de sus palabras. Solo existe mientras me habla. Porque siento que se dirige a mí cuando sus mensajes no tienen destinatario confesado. Es un error. Pero es tan fácil equivocarse cuando lo que ocurre no tiene peso en apariencia. Hoy no quería levantarme, recorrer con el día el trecho que me corresponde. Será cuando lea sus palabras sabré que ha dado inicio realmente la jornada.

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