Alicia en el País de las Maravillas
Tiene fama Tim Barton de ser un maldito en el mundo del cine. En sus biografías se dice que era dibujante de la Disney, y que hubo de huir de esa empresa por que coartaba su inmensa creatividad. Y no digo que no sea cierto, solo que me sorprende que la película este co-producida, distribuida, o lo que sea, precisamente por la factoria del pato gruñón y el ratón perfecto. El caso es que su logo es casi lo primero que se ve cuando comiezas a ver la película. Yo cuando me di cuenta pensé, cuando hay bisness no hay desavenencias que valgan. ¿Es una nueva versión del cuento clásico? Pues no, es más bien una secuela. Tampoco desvelo con esto gran cosa, por que se averigua más o menos pronto, y tal vez así anime a más gente a ir al cine. Algunos les dará reparo ver la historia en manos de este director. Tampoco hay que alarmarse, es un cuentecillo dulce y con las suficientes moralejas como que nadie se sienta ofendido y se saque sufiente provecho moral con su visionado. A decir verdad, tampoco se muy bien donde reside el malditismo de Burton. Tal vez en sus predilecciones estéticas, en sus gustos por las mujeres pálidas y los maquillajes oscuros. Algunos de sus personajes parecen el rey del glam al que cantaba Alaska en los años 80.
Se deja ver la película, y tiene su toque de pederastia que exigen los entendidos. Ya se sabe que Lewis Carroll estaba enamorado de Alicia, que por eso le escribía cuentos, para saciar sus cariños sin soliviantar a su conciencia. Lo dicen probablemente los mismos que afirman que Batman y Robin son pareja de hecho. Y como suena truculento nos lo creemos. Es decir, lo creen los entendidos y nosotros a ellos. Pero esta Alicia, aunque en edad ya de casarse, tiene algo de ninfa. Así que cuando es cortejada por algún personaje queda dentro de los cánones que marcan lo correcto. Poco rompedor ha sido Burton en este apartado. Quizás una Alicia más joven. ¿O todo se debe a las injerencias de la Disney que quería una película para todos los públicos? Bueno, con una niña de protagonista no lo hubiera sido para ninguno. ¿Y con esto que quiero decir? Pues que me sobra el romance insinuado.
Lo mejor de la película es esa mezcla tan increíble en casi todas las escenas de personajes reales, personajes reales caracterizados con maquillaje o con efectos de ordenador y dibujitos animados. Es un prodigio de técnica. Siempre he sido de la opinión de que los efectos especiales no tienen por que recortar la creatividad de los cineastas. Al revés, permiten abordar historias cuyo traslado al cine hasta hace bien poco era mera quimera. El Señor de los Anillos es un buen ejemplo. Y ya me relamo de gusto pensando en que está al caer la adaptación de "La Guerra Interminable" de Joe Haldeman. Los efectos especiales son un problema cuando son la única propuesta. A alguien le leí hace poco que la versión antigua de "Furia de Titanes" es muy superior a la que acaba de estrenarse. Hombre, en mi opinión, ni una ni otra ofrecen un guión sobresaliente, pero mientras la de ahora es un espectáculo visual con una historia más que decente, la antigua al ser comparada con su precedente en más de un momento hasta parece ridícula.
El caso es que lo mejor de la película son sus personajes. En especial un dibujillo de una lirona, ser femenino diminuto pero aguerrido y, por supuesto, la Reina Roja, interpretada por Helena Boham-Carter, una de las malvadas de harry Potter, que aquí interpreta a la mala malísima, con una cabeza imposible que ya por verla merece la pena pagar la butaca, y que repite a lo largo de la película aquella famosa frase, "que le corten la cabeza", con todos los registros posibles: ira, hastío, desdén, impaciencia. El resto del dramatis personae es discreto. me cansa un tanto el sombrerero loco, aunque lo interprete mi admirado Johnny Depp. La liebre de marzo da miedo. La Reina Blanca dan ganas de espabilarla con un par de collejas. Los gemelos están graciosos. Y todo acaba bien aunque lo duden los escépticos.
En resumen, que quien pensara ir a verla para ajustar cuentas con el cuento de Carroll o el clásico de Disney, que se busque mejor motivo, por que no hay revolución en marcha. Solo un cuentecillo bonito en el que todo lo más se hecha en falta algún escenario de fiesta o con cromática más popi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario