Soneto Veintisiete
Un mundo concebido sin progreso
Lo que el cielo vetase tu alma me diera,
lo que al cielo pidiera tu alma olvidase,
y, a un mismo tiempo, me amara y negase
tu boca insegura de dárseme entera.
Lo que yo te ocultase el cielo supiera,
lo que el cielo dijera tu alma ignorase,
y, a un mismo tiempo, hablara y callase
mi corazón indeciso y hundido en la espera.
Un sí que es no, todo se resume en eso,
en un limbo que pretende ser mi entorno,
en un mundo concebido sin progreso.
Un limbo falso que me engulle y que me ata,
a un tiempo en el que jamás habrá retorno,
a un destino que tu sola voz acata.
11 y 13 de abril de 1985.
17 de septiembre de 1985.
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