sábado, 16 de julio de 2011

Cine y TV (32) / Lone Star - John Sayles - 1996

Lone Star - Banda Sonora - Mason Daring - Paper Trail


Lone Star - John Sayles - 1996

¿Qué es lo que deja huella del pasado cuando llega el tiempo de empezar a hacer balance de lo que hemos sido y vivido? Para el Sheriff Sam Deeds es el amor de su vida, la chica de la que se enamoró en el instituto cuando apenas contaba 14 años. Amor que se vió truncado por la intolerancia de su padre, que no quería verlo emparejado con una mejicana. El peso del pasado solo lo alivia el olvido. Pero la desmemoria es peligrosa, porque pocos son los que tienen el don de hacerla selectiva. Para Sam Deeds una vida truncada nada más iniciarse, la suya, solo tiene sentido por la costancia de ese amor, que ha perdurado en el tiempo y le ha devuelto a casa. Pero como si fuera un naúfrago en un viaje truncado por la tormenta. Solo, exhausato, sin ningún equipaje.

Cuando al fin se deciden a hablarse el uno a otro, sin esconderse ni esquivarse, ella le pregunta cuanto tiempo lleva en el pueblo. A lo que él responde que dos años. Ella insiste en esa línea de interrogatorio e indaga acerca del motivo de su vuelta. "Porque tu vives aquí", es lo que él le dice. Una respuesta simple, contudente tal vez, pero que no puede sorprenderla. Y, sin embargo, en la escena del film el personaje parece quedarse sin aire por el peso de la revelación. Son 23 años viviendo en el limbo, desterrados de la felicidad, resignados al paso de los años. Los dos últimos esquivándose el uno al otro en un pueblo donde todos se conocen y que puede recorrerse de punta a punta con una simple caminata. La brecha del tiempo parece amplia. Lo suficientemente ancha como para que pueda escapar cualquier esperanza que pudiera albergarse. Si es que alguna vez la hubo después de que les obligaran a separarse siendo solo dos adolescentes. Pero la narración no se rinde y busca la forma de cerrar las heridas. De eso trata Lone Star, de las heridas del tiempo en las personas y las comunidades. También de la posibilidad de que cicatricen.

Creo que uno de los mayores aciertos de la película es la elección de los actores. Matthew McConaughey encarna al Sheriff Buddy Deeds, el padre de Sam. Un papel que pudiera parecer demasiado corto para el caché del actor, con apariciones esporádicas en cortos flashback que tal vez podría haber realizado otro actor menos exigente en cuanto a su salario. Pero el peso del personaje es demoledor en la trama y la elección de este actor está plenamente justificada, aunque pueda parecer que eclipsa totalmente la labor de Chris Cooper, que da vida a su hijo. En cierto modo ese es el objetivo, contraponer el brillo del padre, leyenda dorada en la memoria del pueblo, con la opacidad del hijo, un personaje retratado en grisalla, que no parece tener relieve. Aunque acabaremos descubriendo que se trata de un hueco grabado, por que las líneas que definen sus rasgos psicológicos se hunden en el silencio. Pero tras la fachada, en el subsuelo, se esconde un personaje de una pieza, quizás el más interesante de cuantos.

"No le llega a la suela de los zapatos", dirá un personaje de Sam, sin darse cuenta de que este está detrás de él escuchando. Ha irrumpido de forma sigilosa en el local donde se reúnen tres de los hombres más importantes del pueblo. Pero no moverá siquiera un músculo de la cara al escuchar este juicio sobre él, no perderá la calma. La sombra de su padre, pesada como si fuera de granito, casi la lápida de su tumba en vida, es tan solo otro elemento del pasado del que no puede desprenderse, aunque acabó por templar su carácter. La labor del actor es soberbia, y poco a poco, a medida que avance la historia, al menos aquellos que juzgamos nuestra vida tal vez gris y decepcionante, sabremos identificarnos con él, con su resignación espartana, con su código ético, que no pregona y exhibe las virtudes de sus decisiones, como sin duda haría su "viejo", Buddy Deeds, el hombre que lo cambio todo. Pero su código es plenamente efectivo y ético. Y esto es importante, saber que Sam Deeds actúa siguiendo el dictado de su conciencia, porque al final de la película habremos de enfrentarnos a su decisión respecto a un asunto difícil y espinoso.

En medio del marasmo de un pueblo cercano a la frontera mejicana, Río County, un hallazgo fortuito abre la puerta al pasado. De forma accidental es desenterrado un cadáver en el campo de tiro de la cercana base militar. El cráneo deformado clavado en la tierra obliga a la boca, que aun conserva sus dientes, a esbozar una sonrisa imposible, exagerada, una mueca de regocijo. Es como una burla que el pasado esbozara al presente. Nada más acudir al lugar del hallazgo, Sam sabe que el pasado lo va a trastocar todo. Son 40 años de historia los que yacen en aquel descampado. Un tiempo mal enterrado, que no ha podido ser olvidado con eficiencia, y que ahora aflora a la superficie, al presente. Hay una estrella de sheriff junto al esqueleto sonriente.

Pero nadie parece querer hacerse cargo de ese pasado. Su enlace con el Departamento de Los Rangers le indica en una reunión cual parece ser según todos los indicios la identidad del cadáver. Se trata del Sheriff Charlie Wade, quien precedió en el cargo a Buddy. Y todo parece indicar que su asesinó fue este último. Aunque esto último nadie lo menciona de forma abierta. Sospechas que en la mente de Sam se convierten en evidencias. El cree ser el único que conoció realmente el carácter de su padre, al que todos tienen por un santo y un héroe. Llegó a Río County tras la Guerra de Korea, con un cargamento de medallas en el petate, y se hizo con el puesto de ayudante del Sheriff. Pronto chocó, por su carácter, por su tendencia a imponer su propia moral a los demás, con Charlie Wade, un hombre sin escrúpulos, cruel y sin principios, que hizo del asesinato, amparado por la estrella de Sheriff, una forma de disfrutar de la vida.

Alguien le dice a Sam en sus pesquisas que su padre eligió servir a la Ley del mismo modo que podría haber acabado combatiéndola tras licenciarse del ejército. Por eso para Sam el duelo entre su "viejo" y Wade tiene otro significado diferente al que le dan los demás, que lo ven como un pulso entre el Bien y el Mal. Así, en mayúsculas, porque la de Buddy es una leyenda grande, que sobrevive a todos esos detalles que aquellos que son interrogados por Sam prefieren no mencionar en voz alta. Ese mismo personaje le revela que su padre tuvo una segunda mujer, con la que sostuvo una relación de pareja al tiempo que lo hacía con su madre. "¿Quien era?", le pregunta Sam. "A mi edad para poder memorizar un nombre nuevo he de olvidar uno antiguo", le responde. Y es que el pasado yace en la memoria tal como lo hace en cadáver de Wade en el campo de tiro, mal enterrado, propicio para ser descubierto por accidente por una memoria que prefiere fingir que ya no sabe, que trata de olvidar para poder seguir encajando en el presente.

Nada más ver a Pilar Peña en el patio del instituto, Sam supo que era la mujer de su vida. Ella sintió lo mismo, que había accedido al amor. Y si aquella decisión podría parecernos incongruente, arriesgada e insensata, sin base alguna en dos chicos de apenas 14 años, después del correr del tiempo, 23 años después, ha resultado ser el único acierto en la vida de esos dos personajes. Porque la mente no solo opera en el pasado. También lo hace en el futuro. Y a veces su precisión es la del cirujano. Fueron forzados a separarse. Una noche en el autocine, en plena sesión, el gran Buddy apareció linterna en mano para buscar entre los vehículos ocultos entre las sombras a su hijo. Los cláxones de los coches de los asistentes a la película sonando como protesta por el escándalo montado, es un recuerdo que Sam tiene aun vivo en la memoria cuando acude al autocine abandonado 23 años después. En una maravillosa elipsis, una más de las que ofrece la película, no solo bien escrita sino virtuosamente montada, vemos a Sam meditando sobre aquel momento, cuando era arrastrado fuera del cine por su padre, agarrado por el cuello y tironeado por la camisa para que no aflojara el paso. Después de aquello, ante la imposibilidad de consumar su amor, Sam huyó del pueblo. Se casó con la hija de un hacendado tejano. Una breve escena de la película nos da algunos indicios de lo que debió ser aquel matrimonio sin hijos con aquella mujer, a duras penas centrada en la realidad. Nada de aquello pesa ya sobre Sam cuando regresa a Río County. Aunque tal vez le haya moldeado el carácter. De la rebeldía, plasmada en aquella huida de la casa paterna, ha pasado a una resignación calmada, que todo lo comprende y lo tolera.

La vida no se ha portado mucho mejor con Pilar (Elizabeth Peña). Aun es una mujer muy hermosa, de rasgos mejicanos, aunque no acusados. Enviudó de un hombre al que no quería, aunque le dió dos hijos. Una niña, ahora casi mujer, que la evalúa y la suspende, según ella misma confiesa. Y un chico siempre metido en problemas. Uno de ellos, que da con él en la cárcel, ofrece una oportunidad para el reencuentro. Pilar acude a Sam, que no en balde es el Sheriff, para que le saque de la celda. A partir de ahí los encuentros pasan de ser fortuitos a ser buscados, culminando con la escena en que consuman su amor. No sabemos si lo hicieron cuando eran críos, aunque sospechamos que no. "Vaya", dice ella sorprendida mientras se incorpora a medias en la cama, sudorosa tras el primer asalto. "Vaya", ratifica él. Puede que sea la primera vez en sus vidas en que disfrutan del sexo plenamente. Ella le pregunta: "Y ahora que hacemos". Aquello exige tomar decisiones. "Espero que más", responde él mientras ríe de forma contenida y le contagia a ella su risa. Y mientras le vemos sonreir caemos en la cuenta de que es la primera vez que se lo vemos hacer en toda la película. Tal vez también a ella. Es una herida del tiempo a cuya cicatrización asistimos.

Pero quedan otras. Tres personas fueron testigos de la muerte de Wade y una ha de ser su asesino. La presencia de Buddy Deeds es segura. También su culpabilidad en mayor o menor grado. Los otros dos son Otis Payne (Ron Canada), quien regenta el único bar para negros del pueblo, y Hollis Pogue (Clifton James), también ayudante de Wade en aquel entonces. Hollis venera la memoria de Buddy Deeds y mantiene una pelea sorda con su hijo durante toda la narración, reprochándole, aunque sin cargar las tintas, el juicio severísimo que aquel realiza de su padre. Tuvo que asistir en primera fila a la pasión homicida de su jefe, sin atreverse a revelarse, aunque lo desaprobara. Fue cómplice impotente del asesinato del padre de Pílar tras ser sorprendido trasladando ilegales en una camioneta a través de la frontera. En realidad no es el código ético de Buddy lo que venera, que sabemos todos que contiene puntos más que discutibles, sino su capacidad para actuar conforme a él. El viejo Buddy nunca dejó de hacer algo que creyera justo fueran cuales fuesen las consecuencias. Para Sam la lectura es otra. En el acto para inaugurar una estatua en honor a su padre, para honrar su recuerdo, es invitado por Hollis a decir unas palabras. El corto discurso que realiza, no exento de ironía, es demoledor: "Todos conocísteis a Buddy como el Sherrif de Río County. En mi casa era también juez, jurado y, si era necesario, verdugo". Mira la estatua y añade: "Cuando era un crío pensaba que en ningún lugar podía escapar de la mirada de mi viejo. Ahora estoy seguro". Los asistentes ríen y la tensión se alivia. Luego agradece el homenaje y hace saber que su padre estaría orgulloso.

Otis las tuvo tiesas con Wade. Cuando era joven era orgulloso y no quería someterse a la pequeña tiranía del sátrapa del condado. Abandonó a su mujer y a su hijo. Ahora el tiempo ha obrado su ánimo, y al igual que Sam su juicio sobre las cosas se ha vuelto desapasionado. En lo que tiene que decir sobre su opinión de las cosas abundan más los silencios que las frases rotundas. También veremos como él hace cicatrizar las heridas del tiempo, reconciliarse con su hijo, que ha crecido sin su ayuda. Encontró en Buddy Deeds un aliado de circunstancias. Y nada conocerlo tuvo que confiar en él y le debió su vida. Pero es que el "viejo" de Sam era un hombre del que se rompió el molde cuando nació.

Cuando Sam averigua la verdad de lo sucedido de labios de Otis y Hollis decide enterrarla junto al esqueleto de Wade, decide olvidar la mueca del pasado, cicatrizar también esa herida. Porque además esa verdad le conduce a otra aun más relevante. El asesinato de Wade vengó el del padre de Pilar. Lo que el pensará un desfalco de su padre se convierte en ayuda económica a la viuda. El "viajo" tuvo un romance con ella. La mujer que ama es su hermana. Su padre y la madre de ella no quisieron separarlos por prejuicios raciales sino por otros más hondos. Ahora le toca a él ser juez, jurado y verdugo. Y acomete esta última tarea en la última escena, en la que Pilar y Sam deciden con entereza no someterse, luchar contra los prejuicios que van en contra de su felicidad. Esta vez los suyos.

Lone Star es una maravillosa película que optó al Oscar al mejor guión original, que podría haber recibido perfectamente. La obra maestra de John Sayles. Sobria en su puesta en escena. En la forma de narrar hay un pellizco de melancolía, que es el paso que deja el paso de los años, cuando se seca en contenido del vaso, lo hayas apurado o no hasta el fondo. Y el último sorbo es la imagen de Sam y Pilar con las manos entrelazadas, cuando ella manda al carajo todo y aboga por olvidar el Álamo, las batallas libradas en el pasado.

2 comentarios:

  1. intente verla, pero mi linea de internet deja mucho que desear. Espero poder disfrutarla pronto

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  2. A ver como ordeno lo que quiero decir...la pelicula me ha parecido un poco lenta, la he visto en dos partes, justo la mitad cada vez y he tenido la sensación de eso, de que estaba dividida en dos partes, y el punto de inflexión es el reencuentro de Sam y Pilar, su vuelta al contacto...no puedo decir que me haya gustado, pero no me ha dejado indiferente...sobre todo la historia de amor de los protagonistas, y el inesperado desenlace...cualquiera pensaría que al saber la verdad, los prejuicios les separarían, pero a ellos no, ellos deciden mandarlo todo a la mierda porque se quieren y no se ven como lo que son, hermanos...difiero en algo de lo que has dicho sobre cuando eran jóvenes, en su reencuentro "amoroso" ella le dice algo tal que "como es posible que la sensación siga siendo la misma", a mi eso me lleva a pensar que si tuvieron relaciones de jóvenes...pero en el fondo es irrelevante...

    Me han encantado los actores, todos, no voy a dar nombres porque no tengo tu memoria, pero el protagonista, que recuerdo por American Beuty está genial...y el (creo que) coronel del ejercito, me encanta...

    Y la música...ese blues...

    Bss!!!

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