lunes, 11 de marzo de 2019

Rescates de Twitter (60) - 8 de marzo


4 de marzo

1.- Al fin lo pude leer: "Hotel Florida", de Amanda Vaill. En la Colección Noema de Editorial Turner. Es un anecdotario de los periodistas que cubrieron la Guerra Civil desde el bando republicano. Grandísimo libro. Ensayo que se lee como novela.

2.- El libro funciona también como una biografía, y muy completa, de sus 6 personajes principales. Tres parejas sentimentales que se forjaron durante la guerra entre trincheras y bombardeos.

3.- El descubrimiento para mí es Arturo Barea, él único español del sextete. Era el censor de prensa en Madrid del bando republicano. Un día conoció a Ilsa Kulcsar, una chica alemana, apenas una adolescente, y decidió poner su vida patas arriba. Abandonó a su mujer por ella

4.- Y fue para bien porque era amor verdadero. A veces ocurre. Ilsa había pertenecido a una célula revolucionaria en su país. Uno de sus integrantes había sido Kim Philby, el más grande espía del siglo XX, no sé si la historia.

5.- Para mantener el secreto de su identidad la NKVD, la policía secreta soviética, llevaba años asesinando uno a uno a los integrantes de esa célula. Esta fascinante historia es uno de hilos que forman la urdimbre del libro.

6.- En realidad el libro lo quería leer por saber más sobre el caso de Hemingway y su amigo José Robles, que es el núcleo de la maravillosa novela-ensayo "Enterrar a los muertos" de Ignacio Martínez Pisón

7.- El resumen es este: José Robles, amigo íntimo de Hemingway, era el traductor de un general ruso de muy alto rango. Un día desapareció en Valencia a plena luz del día. Lo habían llevado a una checa de la que nunca salió.

8.- John dos Passos, amigo íntimo de ambos, trató de investigar y no encontró ni rastro. Todo el mundo sabía que había sido asesinado por los rusos para que no desvelara lo que sabía. También que había que mirar a otro lado.

9.- Dos Passos no quiso y Hemingway renegó de él. Le estaba entorpeciendo sus contactos en el bando republicano. Además, le estaba aguando la fiesta. Él estaba en España sobre todo para gozar del colocón de la guerra y los peligros que conlleva, tan de hombres.

10.- La que sí lo era, todo un hombre, era la amante de Hemingway en España: Martha Gelhorn. Más valiente, mejor escritora y periodista que el cabrón de Ernest. Por cierto, le editan libro recopilatorio de sus crónicas de guerra (Guerra Civil, WWII, Vietnam...) estos días.

11.- La tercera pareja la formaban Robert Capa, el fotógrafo de guerra más famoso de todos los tiempos, y Gerda Taro, que incluso era mejor fotógrafo que él, pero murió prematuramente.

8 de marzo

1.- Parafraseando al insigne literato del fútbol y bachiller en las aulas de prensa, don Fray Luis de Mourinho: “Cómo decíamos ayer…”.

2.- Hablábamos entonces de la crónica de Amanda Vaill “Hotel Florida”, y de algunos de sus célebres huéspedes del establecimiento durante la Guerra Civil, todos ellos corresponsales de guerra


3.- De la casualidad que había supuesto que durante la lectura de este libro, que llevaba al menos un par de años a la venta en las librerías, prácticamente en paralelo se hubiera editado otro libro con al recopilación de las crónicas de guerra de Martha Gellhorn.

4.- “El rostro de la guerra” contiene alguna de las crónicas cuyo génesis explica Vaill en su ensayo. También de otras guerras. Pero España fue su bautismo de fuego. Llegó como alumna y acabó superando al maestro.


5.- Martha era muchísimo más hombre que su novio Hemingway, sin dejar por ello de ser 100% mujer y una dama a quien tener que vigilar de cerca para que no te la trataran de levantar. No sé si también mejor escritora, pero no me extrañaría en absoluto.

6.- Si alguna vez he sentido el impulso de leer al premio Nóbel americano, se me apagó buena parte del ardor guerrero tras la lectura obligada en el colegio de “El viejo y el mar”. Nunca me he aburrido y deprimido tanto con un libro entre las manos.

7.- El resto del remanente de interés por su trayectoria literaria se fue disipando al ir teniendo noticia de lo gilipollas y cabronazo que era. “Enterrar a los muertos”, de Martínez de Pisón fue como mear en la hoguera para apagarla.

8.- De Martha Gellhorn lo desconocía todo, incluso su mera existencia en algún momento del pasado en el almanaque, hasta leer a Vaill. El hotel del título de su libro fue su nido de amor entre bombas y balas y metralla de egos.

9.- Ernest tenía esposa e hijos en EE.UU., pero era firme partidario de los harenes, de colectivizar a las mujeres, como hacían sus camaradas soviéticos, siempre y cuando pudiera acapararlas. Era más celoso que los moros de Franco

10.- La única pega que cabría poner al libro de Vaill es que el título es engañoso. Incluso lo fue la campaña publicitaria y de marketing aneja a la edición del libro para potenciar su venta.

13.- Pude ver en suplementos literarios, críticas y entrevistas, pequeños reseñas de la historia del inmueble, que entonces se erigía en la Plaza del Callao, donde ahora están los cines, si no me equivoca mi poca memoria.

14.- Pero si hay un escenario preferente en la acción, aparte de los frentes de guerra (Madrid, Jarama, Guadarrama, Teruel), es el Hotel Gran Vía, que se alzaba a mitad de la cuesta que conducía a la Plaza de España.

15.- O, en todo caso, el Edificio Telefónica, en la otra dirección, hacia la Red de San Luis. Donde se ubicaban muy activos servicios de censura del gobierno con sede en valencia.

16.- Entre uno y otro punto discurría un mortífero pasillo en el que las bombas caían inopinadamente sin mediar aviso de llegada. El Florida ni siquiera era el tramo más frecuentado.

17.- En el Hotel Gran Vía desayunaban, comían, cenaban y luego se emborrachaban la cuadrilla de corresponsales de prensa en Madrid adscritos al bando republicano durante la Guerra Civil.

18.- En el edificio Telefónica trabajaban Arturo Barea y su amante y colaboradora Ilse Kulcsar, la chica que había pertenecido a la misma célula revolucionaria que Kim Philby. ¿A qué mola el dato?

19.- Pero las coincidencias editoriales no se detienen ahí. Tusquets acaba de editar una novela sobre la vida de Gerda Taro, la mitad femenina de Robert Capa. El fotógrafo de guerra más famoso de todos los tiempos.


20.- A pesar de ser también Robert Capa, tan Capa, al menos, como Endre Ernő Friedmann, la parte masculina del reportero, el más famoso de todos los tiempos, nada había trascendido apenas al presente.

https://www.abc.es/cultura/abci-gerda-taro-otra-mirada-robert-capa-201903070059_noticia.html

21.- También había sido autora de la celebérrima fotografía “Muerte de un miliciano”. Pero ni las escurrajas de la memoria de Gerda Taro habían quedado a estas alturas.



22.- Robert Capa era el seudónimo compartido por Gerda y Endré, al tiempo que una empresa periodística y sociedad mercantil limitada, que al final la misógina y las casualidades dejaron en propiedad exclusiva del integrante varón.

23.- Taro murió muy joven en la batalla de Teruel al ser arrollada por un tanque republicano. Quizá por eso y, claro está, por ser mujer, ha sido completamente silenciada por la historia.

https://www.abc.es/cultura/abci-ultima-fotografia-gerda-taro-lecho-muerte-201801201318_noticia.html

24.- “Hotel Florida” es un libro escrito por una mujer, sobre mujeres sobre todo, que brillaron más que sus afamadas parejas. Una lectura ideal para un 8 de marzo.

25.- Iba a haber escrito cónyuges, pero en dos de los casos narrados por Veill, ellas nunca pasaron d ser la otra, y a aro no le dio tiempo a casarse con el hombre de su vida.

26.- Tendría gracia ver de aquí a poco en los anaqueles de novedades alguna sobre el ángel austriaco que sedujo a Arturo Barea al primer vistazo. Pienso, como los extraterrestres de “Cita con Rama”, que las cosas han de suceder de tres en tres.

27.- Ilse era una walkiria rubia y de ojos claros, hiperactiva, como Taro y Gellhorn. Aunque menuda, por coraje y carisma era capaz de lidiar con cualquiera, incluyendo generales bolcheviques y comisarios políticos republicanos.

28.- Cuando Arturo Barea se ausentaba anímicamente de este mundo y caía en depresión, Ilse era capaz de dirigir ella sola la oficina de censura. Sin problemas. Mejor casi que con ayuda.

29.- Barea llevaba mal su condición de adultero y padre a la fuga en mitad de una guerra supuestamente dirimida por cuestión de principios. Además una guerra que se estaba perdiendo porque la poca cordura estaba en el otro bando.

30.- Dejó a su mujer tras enamorarse instantáneamente de Ilse. Cuando llega el amor verdadero supongo que es algo que se sabe desde el primer momento.

31.- Pero en aquel clima de paranoia, de delatores y checas, varias fueron las veces que Arturo sospechó una delación por parte de su chica para poder quedarse con su puesto.

32.- Daba igual. Sin ella se sentía muy poco. De ser esa la causa de su muerte, el desamor le habría matado mucho antes que el pelotón de fusilamiento.

33.- Suerte hubo que el comando ruso que vino a por ellos estuviera comandado por el exmarido de Ilse, también Perteneciente a la célula de marras y también liquidado poco después. ¿La cosa da para una novela o no?

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