SPQR
1.- Prefacio: El hilo que voy a editar a continuación es solo el esquema de un escrito para la serie “El Fútbol y sus aledaños” que no creo que pueda redactar. Otra vez me he enamorado, mecachis, y quien me conozca sabe que eso me deja muy pocos ratos libres
2.- Se hubiera titulado SPQR y hubiera ido sobre el partido de ayer, con más garbanzos y tropezones en el cocido, lógicamente, que los que se van a ver ahora. Los párrafos cunden más que los tuits. Aun así el meollo, el hueso de caña para untar, estará en lo que viene a continuación:
3.- Como repetía una y otra vez en un gag infinito, prolongado con mil variantes, el jefe de la torre de control de “Aterriza como puedas”: Mal día ayer para dejar el fútbol.
4.- Y es que, aunque sé que me hará daño, que debo dejarlo, por mi salud, sé también que este mismo finde volverá a haber un cigarro entre mis dedos y que mis pulmones volverán a llenarse de fútbol
5.- No tuve un buen día ayer, al menos no uno adecuado para dejarse gobernar por los vicios. Hasta olvidé el partido. Cuando lo recordé fue solo para poder tomar pista a mediados de la primera parte
6.- Y lo que vi no me gustó. Vi a un Madrid que se sabía inferior. Y construyo la frase desde su punto de vista, que es el que importa, el único que podía influir en el desarrollo y el resultado del partido
7.- Tal vez debería haber escrito que “se sabía” inferior, porque tal vez esa condición solo estuviera en su psique. En mi opinión así es pero, mi enhorabuena a la campaña psicológica del Barça (sucursales de la prensa capitalina mediante)
8.- ¿Qué es lo que vi? A un equipo desmelenado solo cuando jugaba a la contra, con al menos varios jugadores superlativos (Vinicius, Benzemá, Modric), pero jugando como un equipo pequeño que recibe en casa al líder de la liga
9.- El Madrid tenía interiorizado que ni haciendo el partido de la temporada lograría marcar un gol. Ni provocando una tormenta de ocasiones. Porque estaba en su fatum tener que saborear una amarga derrota
10.- Y llegaron las clamorosas ocasiones de Junior y de Karim, se malograron y luego escampó, como tenía que ser. Es flipante que la revelación de la temporada sea un chaval que luce el dorsal 28 y que apenas tiene edad para votar
11.- Pero lo duro no es eso. Si lo es que hubiera bastado con no encajar para pasar a la final. Pero el Madrid estaba empeñado en demostrar que tenía razón y hasta se metió goles en propia puerta para evidenciar su inferioridad
12.- Hablar de errores arbitrales me parece que no encaja en la narrativa que propuso el propio Madrid. Un penalti quizá dudoso pero a la vista de todos de Semedo a Vinicius. Un emparedado a Vázquez cuando iba a rematar casi desde la raya de gol… Anécdota todo ello
13.- Y en cuanto al posible fuera de juego de Dembelé en el segundo del Barça, imagino que en el VAR se hizo buen uso de la escuadra y el cartabón entre caña y caña porque aun creo en los Reyes Magos
14.- Porque suena obsceno hablar de moviolas en un análisis de la Iliada, que es libro que el Madrid propuso ayer para el comentario de texto. Naves negras ante Troya
15.- En la expresión de las caras de los jugadores madridistas al final del encuentro es lo que se leía: “Mil veces hubiéramos retado a los dioses, como Aracne, Pometeo o Marsias, mil veces hubiéramos mordido el polvo”. Ni una mueca de sorpresa
16.- “Jugamos como nunca y perdieron como siempre, porque ese es el astro de quien se enfrenta a quien es su superior, dibujar una bella muerte sobre el campo de batallas, en todo caso, como la de Ulises ante Aquiles”
17.- Ni siquiera vi excesiva alegría en los culés cuando se felicitaban entre ellos. Messi estaba incluso serio. El Chapi Ferrer hasta se lamentaba de la suerte de Príamo. Les habían subyugado los versos del Aedo
18.- Y tal vez haya de ser que el domingo nuestro cadáver tenga que ser arrastrado, enganchado por los tendones de las corvas, por un carro de guerra tirado por dos caballos parlantes. Propongo a Relaño y a Manu Carreño
19.- Pero no tengo miedo. Ni siquiera estoy preocupado. ¿La razón? Que no somos griegos sino romanos. Y Roma construyó su imperio sobreviviendo a cada una de las catastróficas derrotas que jalonaron su centenaria historia
20.- Incluso Zama, Aquae Sextiae o Calicino se vieron precedidas de aplastantes derrotas, con cargas de elefantes en el primer caso mucho más aterradoras que las de Dembelé, Suárez o Messi. Incluso la caída de Cartago fue el epílogo a una desastrosa campaña
21.- Ramanus Sum. Capitolinos además de capitalinos. Ya vendrá Escipión Emiliano a derribar las murallas de Cartago. La temporadas que viene habrá nuevas legiones desplegadas sobre las planicies de África. Senatus Populusque Romanus. Et Barça delenda est
22.- Post scriptum: Mourinho vuelve a estar libre. La otra vez vino justamente a curar el mal que ayer evidencio el Madrid: Sentirse inferior al Barça
23.- Lo hizo a sopapos. Efectivo pero adictivo. Acabó cogiéndole gusto al sado-Messi y casi le desfigura la cara al equipo, a la cantera, a la afición y al club. Hasta los mourinhistas saben que tengo razón
24.- Después del tratamiento de shock, que obligo a morder un palo para no sajar de un mordisco y tragarse la lengua, vinieron el psicoterapeuta (Carlo) y el sociólogo (Zizou) a devolvernos la paz. A traernos el Nirvana tras el Ragnarok
25.- Incluso se sometió al equipo a quimio y radioterapia. ¡Cuatro Champions, colega, que célula enloquecida sobrevive a eso! Aun así el cáncer se ha reproducido
26.- ¿Aceptaría Mou un contrato por un solo año improrrogable? De otra forma no quiero su mano larga por aquí, rondando el fino y delicado cutis madridista
27.- La vida es un bucle infinito que se repite y se repite y puede que no quede otra que resignarse a discurrir por la cinta de Moebius buscando infructuosamente su final o su comienzo
28.- Pero hay una cosa que consuela: Justo donde la pescadilla se muerde la cola hay un Hierro, un Casillas o un Gento, un Ramos coherente con el ciclo, alzando una plateada orejona
jueves, 28 de febrero de 2019
miércoles, 27 de febrero de 2019
Gorrión
Gorrión
Ahora entiendo por qué he sido siempre un hombre gris y taciturno. Porque la vida me mantenía separado de ti. No soportaba la lejanía de tu piel. Conocía ese temblor que percibo en ti cuando estoy en tu presencia. Es la misma vibración en las palmas de mis manos cuando tengo entre ellas un gorrión. Quererte es como jugara atrapar un pájaro, un pasatiempo infantil, una victoria que si se llega puede colmar de gozo y emoción el alma de un niño. Tu tacto es el del plumón, cálido porque un corazón celérico late debajo de él. Conocía la sensación antes mucho antes. Por eso trato de recordar cuál de ellos eran tú, en que nido capturé tu cuerpo por primera vez.
Amanece mientras de miro. Estás dormida junto a mí y nuestra cama es un gran patio de recreo, un jardín donde jugara ser naturalista, donde descubrir lo que quiero ser de mayor cuando al fin despiertes. Ser el manantial donde abreves el agua fresca y reboces alborazada en luz líquida tus plumas entre trinos y batir de alas. Las sábanas son cielos en los que has de volar para mantenerte libre y hermosa. Acerco los labios para besar tu frente y luego abro las manos. El día comienza cuando abres los ojos.
Ahora entiendo por qué he sido siempre un hombre gris y taciturno. Porque la vida me mantenía separado de ti. No soportaba la lejanía de tu piel. Conocía ese temblor que percibo en ti cuando estoy en tu presencia. Es la misma vibración en las palmas de mis manos cuando tengo entre ellas un gorrión. Quererte es como jugara atrapar un pájaro, un pasatiempo infantil, una victoria que si se llega puede colmar de gozo y emoción el alma de un niño. Tu tacto es el del plumón, cálido porque un corazón celérico late debajo de él. Conocía la sensación antes mucho antes. Por eso trato de recordar cuál de ellos eran tú, en que nido capturé tu cuerpo por primera vez.
Amanece mientras de miro. Estás dormida junto a mí y nuestra cama es un gran patio de recreo, un jardín donde jugara ser naturalista, donde descubrir lo que quiero ser de mayor cuando al fin despiertes. Ser el manantial donde abreves el agua fresca y reboces alborazada en luz líquida tus plumas entre trinos y batir de alas. Las sábanas son cielos en los que has de volar para mantenerte libre y hermosa. Acerco los labios para besar tu frente y luego abro las manos. El día comienza cuando abres los ojos.
martes, 26 de febrero de 2019
Rescates de Twitter (56) - Primavera
Primavera
1.- La primavera lleva días dando señales de vida. Ayer por la tarde una amiga mía tuvo un ataque de fiebre del heno, tan agudo que acabó con sus divinos huesos en las urgencias hospitalarias
2.- Teníamos una cita, pero no se presentó. Me dio plantón. Uno de esos en los que esperas hora y media apalancado en el lugar pactado. Cuando pude al fin reaccionar y supe su paradero, estaba en el ambulatorio atiborrada de antiestamínicos
3.- ¿Tal vez le dio pereza estar conmigo y se buscó una excusa? Sí, yo también lo pensé. Durante un buen rato. Pero entonces me acordé de las dos polillas revoloteando por mi dormitorio aquella misma mañana mientras leía a Rubén Darío
4.- ¿Son sucesos conectados? Por supuesto que sí. Obedecen a la misma causa: La primavera en ciernes, que lleva días queriendo hacerse notar, alzando la mano desde la última fila para hacer uso del turno de preguntas
5.- Otro indicio: Desde hace una semana tengo que compartir los puestos de internet en la biblioteca con una procesión de hormigas. Da igual cual escoja, cuán lejos o cerca quede de rodapiés o rendijas, siempre veo pasar a los cofrades junto al teclado
6.- Han infestado el local. Hormigas faraón (Monomorium pharaonis). ¿Sabíais que están consideradas como plaga urbana? He completado hace poco un curso de control de plagas y dispongo de licencia para matarlas. Soy agente 00 de su majestad, el falso ecologismo urbanita
7.- Y es que parece como si la primavera se colara por las rendijas del invierno cada vez más pronto. Y no es así. En la naturaleza las cosas empiezan a suceder muchísimo antes de que las notemos por evidentes
8.- Tal vez os hayáis fijado en como la silueta de los árboles en las aceras se esquematiza a finales de enero. Las puntas de las ramas se estiran sin que, en apariencia, nada vivo porten en ellas. Son como manos que se crispan tratando de tocar más lejos
9.- Se trata de las yemas florales y foliares, cuya elongación y engrosamiento son estimulados por el frío intenso. Cuando más duro es el invierno más esplendorosa es la primavera que le sustituye
10.- Y no se trata de justicia poética, aunque también, sino de fisiología vegetal, de que las cosas se inician mucho antes de que las advirtamos, a veces incluso antes de que las queramos o se hagan imprescindibles
11.- ¿Habéis oído hablar del rayo verde? Breve resumen informativo: Se supone que cuando asistimos al crepúsculo junto a la playa, el último rayo de sol al atravesar la otra orilla del mar no puede evitar teñirse del color del agua
12.- Eric Rohmer le puso el nombre de esta carambola astronómica a una película de su serie de cuentos sobre las estaciones. Tuvo ocupada a la segunda unidad durante meses en la caza de tan huidizo momento y a punto estuvo de fracasar el safari
13.- La anécdota de la caza del snark tuvo entretenidas a las revistas cinematográficas durante la época previa al estreno de “Le rayont vert” y durante toda su carrera comercial. Al final fue en Las Canarias donde el equipo de filmación cobró la esquiva pieza
14.- Delphine, la protagonista, tiene un momento de cristiana resignación al contemplar su patética vida, motivo que nos convoca ante la pantalla, cuando descubre que es verdad que la última sonrisa del sol es una esmeralda engastada entre agua y cielo en el broche del horizonte
15.- Los puros de corazón se contentan con cualquier cosa. Por eso pureza y pobreza suelen hacer tan buenas migas. Bien lo sabe la primavera, que promete sin recato pero apenas luego da nada a quien tiene ojos para ella
16.- En la mili, cuando me tocaba en las guardias nocturnas el último turno de la madrugada mataba el tedio en el punto tratando de agarrar el primer rayo del amanecer, el que lo inicia todo y provoca la cascada de luz
17.- Tal vez el amanecer, pensaba, mutará a otro color después de ser inequívocamente fuego, en simetría especular con el crepúsculo, en el que el cielo destila una minúscula gota de clorofila antes de transigir en el rojo
18.- El sol ardiendo sobre el horizonte es solo el instante final de un proceso que arranca quizá hasta una hora antes, cuando se apaga la primera estrella. Pero ¿cuál de ellas es la primera?
19.- Esa era la esencia de mi juego: Pillar in fraganti a la primera estrella que hiciera mutis por el foro. Pero, lástima: Para cuando te dabas cuenta de que había comenzado el éxodo ya habían desaparecido constelaciones enteras
20.- Durante años creí que la primera oleada de ataque de la primavera la constituían los almendros. Éstos a veces florecen demasiado pronto y a la nevada de flores blancas le sucede otra de copos de hielo que puede malograr la cosecha
21.- Pero hace bien poco averigüé que los fresnos, los sauces y los olmos florecen incluso antes, que forman partidas de exploradores que se adentran gallardamente tras las líneas enemigas del invierno para verificar su retirada
22.- Siempre hay un eslabón anterior en la cadena a aquel que palpan nuestros dedos. La primavera lleva ya un rato largo tratando de llamar la atención y es como si no nos diera la gana de hacerla caso
23.- Una alergia, dos poliilas, una hilera de hormigas y un millón de flores en las trincheras aguardando a que suene el silbato son la prueba fehaciente de su presencia. Anda al acecho en busca de una presa que atienda a sus preguntas
24.- He visto sus ojos enrojecidos, irritados de tanto frotárselos, medio cerrados, como los de los gatitos recién nacidos, y he sentido el impulso de intentar curárselos a besos. Creo que empiezo a aventurar respuestas a quien ha alzado la mano
viernes, 22 de febrero de 2019
Master Chef
Master Chef
¿Sabes qué es lo que más me gustaría hacer en la vida? Verte cocinar. No comer lo que guises. Eso tal vez sea lo segundo. O que me invites a cenar a tu casa, que es algo que parece fuera de la escala. No, poderte contemplar mientras andas entre fogones y pucheros, que es donde Santa Teresa decía que se podía encontrar a Dios. Debe ser emocionante engullir tu bizcocho de limón. Lo imagino como saborear la gloria, con toda su ternura, su azúcar y su gotita de amargor. Pero prefiero mirarte mientras lo preparas, mientras separas las yemas de las claras, y luego las bates, mientras calculas la dosis de canela y de limadura, mientras metes el molde en el horno usando las manoplas de cocinera
Y ni siquiera sé si quiero estar involucrado en la ensoñación, si quiero estar presente en la instantánea de mi imaginación. Es verdad que se me ocurren mil formar de añadir intimidad y picante al esplendor, como si fueran pellizquitos de especias con los mejorar el condimento. Por ejemplo: Que me ordenes picar cebolla y ajos y que, tras lavarme las manos, me las seque en tu delantal, rodeándote con los brazos desde atrás porque me das la espalda mientras trinchas la carne del estofado arrimada a una encimera; Que me corrijas el ritmo con el que muevo un guiso para que no se pegue, cogiéndome la mano con la que agarro la cuchara de madera e indicándome la velocidad adecuada con un suave apretón -Ahora eres tú quien respira en mi nuca-; Que me des a probar tu salsa con el mismo cubierto que acabas de usar para el mismo fin. “Sólo un poquito”, me adviertes, “que tiene que quedar para luego”. “Me basta con lo que mancha ahora mismo tus labios”.
Pero no. Prefiero ser solo espectador, que ni siquiera sepas que te espío. Lo bello no tiene nada que ver conmigo y no quiero mezclar sabores que no estoy seguro que conjuguen. Chocolate con patatas a lo pobre. Migas con bacalao reseco. Solomillo de recental con entraña de buey. Y es que creo que es cuando guisas cuando obra tu capacidad de sentimiento con su máximo potencial. Sé que el amor es tu ingrediente secreto: Preparar paella para tus abuelos en un soto de su dehesa de encinas, junto a un arroyo cantarín que te proporcionará el agua para el arroz -¿Me he pasado con la fantasía? Venga, sustituimos el encuadre junto a la ribera del regato mientras llenas una tinaja con un primer plano de tu mano regordeta echando cigalas en el paellador-; Rebozar pescado adobado -¿con gajos de patatas, dijiste? Perdona, no domino la jerga profesional-, en tu casa de Madrid para que lo coman tus padres y tus hermanos, que llevan semanas rezando para que vuelva la chef; Escribir una nota con tinta de nata usando la manga pastelera sobre la superficie de la tarta que acabas de hornear para tu ex. ¡Ay, Dios mío, me muero de celos!
Quiero verte amar aunque no sea a mí. Todas esas imágenes abrasan mis retinas. Es posible que un solo imaginario me acabe de dejar ciego. Por favor, diem algo para que pueda escuchar tu voz y sepa que sigues ahí.
¿Sabes qué es lo que más me gustaría hacer en la vida? Verte cocinar. No comer lo que guises. Eso tal vez sea lo segundo. O que me invites a cenar a tu casa, que es algo que parece fuera de la escala. No, poderte contemplar mientras andas entre fogones y pucheros, que es donde Santa Teresa decía que se podía encontrar a Dios. Debe ser emocionante engullir tu bizcocho de limón. Lo imagino como saborear la gloria, con toda su ternura, su azúcar y su gotita de amargor. Pero prefiero mirarte mientras lo preparas, mientras separas las yemas de las claras, y luego las bates, mientras calculas la dosis de canela y de limadura, mientras metes el molde en el horno usando las manoplas de cocinera
Y ni siquiera sé si quiero estar involucrado en la ensoñación, si quiero estar presente en la instantánea de mi imaginación. Es verdad que se me ocurren mil formar de añadir intimidad y picante al esplendor, como si fueran pellizquitos de especias con los mejorar el condimento. Por ejemplo: Que me ordenes picar cebolla y ajos y que, tras lavarme las manos, me las seque en tu delantal, rodeándote con los brazos desde atrás porque me das la espalda mientras trinchas la carne del estofado arrimada a una encimera; Que me corrijas el ritmo con el que muevo un guiso para que no se pegue, cogiéndome la mano con la que agarro la cuchara de madera e indicándome la velocidad adecuada con un suave apretón -Ahora eres tú quien respira en mi nuca-; Que me des a probar tu salsa con el mismo cubierto que acabas de usar para el mismo fin. “Sólo un poquito”, me adviertes, “que tiene que quedar para luego”. “Me basta con lo que mancha ahora mismo tus labios”.
Pero no. Prefiero ser solo espectador, que ni siquiera sepas que te espío. Lo bello no tiene nada que ver conmigo y no quiero mezclar sabores que no estoy seguro que conjuguen. Chocolate con patatas a lo pobre. Migas con bacalao reseco. Solomillo de recental con entraña de buey. Y es que creo que es cuando guisas cuando obra tu capacidad de sentimiento con su máximo potencial. Sé que el amor es tu ingrediente secreto: Preparar paella para tus abuelos en un soto de su dehesa de encinas, junto a un arroyo cantarín que te proporcionará el agua para el arroz -¿Me he pasado con la fantasía? Venga, sustituimos el encuadre junto a la ribera del regato mientras llenas una tinaja con un primer plano de tu mano regordeta echando cigalas en el paellador-; Rebozar pescado adobado -¿con gajos de patatas, dijiste? Perdona, no domino la jerga profesional-, en tu casa de Madrid para que lo coman tus padres y tus hermanos, que llevan semanas rezando para que vuelva la chef; Escribir una nota con tinta de nata usando la manga pastelera sobre la superficie de la tarta que acabas de hornear para tu ex. ¡Ay, Dios mío, me muero de celos!
Quiero verte amar aunque no sea a mí. Todas esas imágenes abrasan mis retinas. Es posible que un solo imaginario me acabe de dejar ciego. Por favor, diem algo para que pueda escuchar tu voz y sepa que sigues ahí.
Rescates de Twitter (55) - Mecánica Cuántica
Mecánica Cuántica
1.- Ayer, mientras venía para acá, hacia la biblioteca, me crucé con dos tipos en el arranque de la cuesta de la calle Jaén. Vestían chillabas verdes, esa prenda con capucha que visten algunos personajes de los cuadros de Mariano Fortuny.
2.- Ambos parecían moros y andar bastante necesitados de una ducha, un recorte en las luengas barbas y una comida caliente. Lucían sendos colgantes en el pecho rematados con una cocha de viera.
3.- La resolución del enigma me pareció paradójica a la par que estimulante. Ambos portaban en la mano bastones nudosos para caminar largas distancias. “¿Están buscando el Camino de Santiago?”.
4.- Se lo pregunté al que estaba solo, un par de pasos apartado de su compañero, que tenía desplegado un callejero de la ciudad y parlamentaba con un transeúnte, al parecer sin llegar al fruto de un entendimiento.
5.- Asintió con la cabeza y empecé a dar instrucciones. Curiosamente, hace unos pocos días leí en algún sitio que la señalización del ramal de Madrid se inicia en la Plaza de Castilla, a un tiro de piedra, o de ballesta, de donde estábamos
6.- En un castellano muy pobre, nutrido más con gestos que con vocablos me hizo saber que su amigo ya se ocupaba, que él no era el encargado de hablar con los nativos. Me sentí frustrado.
7.- Cuando veo a alguien por la calle con expresión de andar extraviado me digo: “Veras como me pregunta a mí”, y acierto nueve veces de cada diez. Debo tener cara de saber o de panel informativo.
8.- ¿Es un engorro? No sé. Puede que sí si te pilla con prisa. Pero te aseguro que cuando te lo quitan jode. Me fui rumiando el cabreo y trate enseguida de borrar el incidente de la cabeza obligándome a pensar en otras cosas.
9.- Hoy, mientras transitaba a mitad de la cuesta, he oído que alguien decía: “Oiga, señor”. Sabía que era a mí y he girado 360 grados, como una antena buscando una señal en el espacio profundo. Soy sordo de un oído y no distingo la dirección del sonido.
10.- Era un tipo al volante de un coche detenido junto a la acera. Estiraba el cuerpo para poder hablar por la ventanilla del copiloto. “Por favor, ¿el ambulatorio de Infanta Mercedes?”. La súplica de sus ojos era demasiada recompensa
11.- Ni que decir tiene que he bordado las instrucciones. Tan en racha me he sentido que he estado por explicarle también como se usan los parquímetros de la ORA y cuál es la especialidad culinaria de la tasca que hay al lado de la clínica.
12.- Ya retomado el camino me he sentido feliz al saber que hay alguien que vela por mis necesidades. Llámalo Dios. Lámalo guionista de la Marvel. Pero sin especificar identidad. No mentes al nombre de Stan Lee en vano
13.- Llámalo caos si prefieres y visualiza la mano de la Mecánica Cuántica arrojando los dados donde no se ven, pero entiende la lección. El azar será ciego pero tiene propósito
14.- Hay un plan, aunque se nos haga incomprensible, aunque contenga capítulos erróneos, como que el Atleti gane un partido de ida de octavos y nos den la tabarra dos días seguidos como si hubieran ganado la Champions.
15.- (Bravo, Cristiano, por sosegarles la erección. La próxima vez que ganen en el Wanda, aunque sea a un segunda con un gol de penalti, lo mismo Simeone eyacula encarando el fondo norte. El ensayo general ya lo hizo antesdeayer)
16.- Pero ten seguro que hay un plan. No te quepa la menor duda. Y hasta contempla los más mínimos pormenores. Cómo como calmar mis neuras con solo 24 horas de demora. Ni en el 112 solucionan los problemas tan rápido.
1.- Ayer, mientras venía para acá, hacia la biblioteca, me crucé con dos tipos en el arranque de la cuesta de la calle Jaén. Vestían chillabas verdes, esa prenda con capucha que visten algunos personajes de los cuadros de Mariano Fortuny.
2.- Ambos parecían moros y andar bastante necesitados de una ducha, un recorte en las luengas barbas y una comida caliente. Lucían sendos colgantes en el pecho rematados con una cocha de viera.
3.- La resolución del enigma me pareció paradójica a la par que estimulante. Ambos portaban en la mano bastones nudosos para caminar largas distancias. “¿Están buscando el Camino de Santiago?”.
4.- Se lo pregunté al que estaba solo, un par de pasos apartado de su compañero, que tenía desplegado un callejero de la ciudad y parlamentaba con un transeúnte, al parecer sin llegar al fruto de un entendimiento.
5.- Asintió con la cabeza y empecé a dar instrucciones. Curiosamente, hace unos pocos días leí en algún sitio que la señalización del ramal de Madrid se inicia en la Plaza de Castilla, a un tiro de piedra, o de ballesta, de donde estábamos
6.- En un castellano muy pobre, nutrido más con gestos que con vocablos me hizo saber que su amigo ya se ocupaba, que él no era el encargado de hablar con los nativos. Me sentí frustrado.
7.- Cuando veo a alguien por la calle con expresión de andar extraviado me digo: “Veras como me pregunta a mí”, y acierto nueve veces de cada diez. Debo tener cara de saber o de panel informativo.
8.- ¿Es un engorro? No sé. Puede que sí si te pilla con prisa. Pero te aseguro que cuando te lo quitan jode. Me fui rumiando el cabreo y trate enseguida de borrar el incidente de la cabeza obligándome a pensar en otras cosas.
9.- Hoy, mientras transitaba a mitad de la cuesta, he oído que alguien decía: “Oiga, señor”. Sabía que era a mí y he girado 360 grados, como una antena buscando una señal en el espacio profundo. Soy sordo de un oído y no distingo la dirección del sonido.
10.- Era un tipo al volante de un coche detenido junto a la acera. Estiraba el cuerpo para poder hablar por la ventanilla del copiloto. “Por favor, ¿el ambulatorio de Infanta Mercedes?”. La súplica de sus ojos era demasiada recompensa
11.- Ni que decir tiene que he bordado las instrucciones. Tan en racha me he sentido que he estado por explicarle también como se usan los parquímetros de la ORA y cuál es la especialidad culinaria de la tasca que hay al lado de la clínica.
12.- Ya retomado el camino me he sentido feliz al saber que hay alguien que vela por mis necesidades. Llámalo Dios. Lámalo guionista de la Marvel. Pero sin especificar identidad. No mentes al nombre de Stan Lee en vano
13.- Llámalo caos si prefieres y visualiza la mano de la Mecánica Cuántica arrojando los dados donde no se ven, pero entiende la lección. El azar será ciego pero tiene propósito
14.- Hay un plan, aunque se nos haga incomprensible, aunque contenga capítulos erróneos, como que el Atleti gane un partido de ida de octavos y nos den la tabarra dos días seguidos como si hubieran ganado la Champions.
15.- (Bravo, Cristiano, por sosegarles la erección. La próxima vez que ganen en el Wanda, aunque sea a un segunda con un gol de penalti, lo mismo Simeone eyacula encarando el fondo norte. El ensayo general ya lo hizo antesdeayer)
16.- Pero ten seguro que hay un plan. No te quepa la menor duda. Y hasta contempla los más mínimos pormenores. Cómo como calmar mis neuras con solo 24 horas de demora. Ni en el 112 solucionan los problemas tan rápido.
jueves, 21 de febrero de 2019
Expurgo de fiebres y males
Expurgo de fiebres y males
Seamos justos, es cierto que Séneca amamantó a la víbora. Al menos en lo espiritual, que en lo físico ya se debió encargar su madre, como es de suponer. Las matronas romanas eran austeras y tenían en sus hijos su principal orgullo. La inmortal Cornelia le reprochó un día a Tiberio y Cayo el que aún se la conociese como la hija de Publio Cornelio Escipión el Africano y no como la madre de los Gracos. Ambos morirían para dar lustre a su apellido encabezando la primera revolución social de la que se tiene noticia. Pero, como decía, también lo es que en cuanto fue consciente de su naturaleza venenosa, se la arrancó del pecho y trató de en medida de lo posible de evitar o aliviar el mal que podía causar.
En las bibliotecas públicas de Madrid, quizá sea algo común a las de todas partes, hay una sección en la que los usuarios pueden depositar los libros que ya no quieren tener en casa, para que los herede el primero que los vea y que se les antoje. En la que más frecuento lo denominan expurgo. Es una simple caja de cartón de no exiguas dimensiones con capacidad solo para una biblioteca muy pobre en títulos. Sin embargo hoy había un buen puñado de tomos purgados. He arramblado con tres de aforismo por si tengo que viajar en metro o acampar en alguna sala de espera en un futuro próximo. Estaban en perfecto estado. Edición a cargo del El Círculo de Lectores. He sopesado detenidamente añadir un cuarto al lote. “Matar un ruiseñor”·, de Harper Lee. Edición en cartoné de Bruguera. El ejemplar estaba bastante ajado, con las esquinas del taco de páginas y los cantos roídos y ennegrecidos por el roce de dedos. Para Eva, he pensado, que le pirran los volúmenes baqueteados, con muchas lecturas a cuestas de diferentes dueños. Pero, ¿cómo se lo podría hacer llegar? Vive lejos, allá en Poniente, al sur de la Costa da Morte, y solo nos vemos una vez por bienio, como mucho, ya han habido un par de desconvocatorias. Podría ser una manera de renovar temas de conversación, de incentivar su fidelidad a cumplir con las citas. Yo soy su Atticus y ella mi Scout. Mi padre también era abogado y, una vez al menos, defendió a un acusado que se enfrentaba a la pena capital. Me lo contó un día, como sin querer, como una confidencia iniciada en una indiscreción involuntaria, como si le diera más vergüenza que entonces la pena de muerte se prescribiese y aplicase que orgullo por haber sido capaz de haberla burlado. Una mujer sin apenas recursos y educación había ahogado a su hijo recién parido para evitar la vergüenza de ser madre soltera. Ser lavandera le dio la oportunidad. La marginación y el embrutecimiento, del que era culpable la sociedad en su conjunto, el móvil y el arma homicida. Logró convencer o conmover al tribunal y fue absuelta. Aquí poco importa si hubo justicia o humanidad.
Pero me desvío del tema. Uno de los libros de la terna, el primero que llamó mi atención en realidad, es una recopilación de frases de Lucio Anneo Seneca, el preceptor de Nerón. Tuvo que suicidarse por mandato imperativo, nunca mejor dicho. Le mostró a su discípulo la senda de la vida y éste, a su vez, le mostró a él el de la muerte. La simetría es clara. Bondad y maldad son cifras que cuando se mezclan forman números capicúas. Otro de los volúmenes rescatados recoge pensamientos de Schopenhauer. Abro por una página al azar y leo: “Si quitamos de la vida los pocos instantes de religión, de arte y amor, ¿qué queda sino una serie de pensamientos triviales”. Eso me hace pensar a mi vez: ¿Si es en ti en quien vertebro mi credo, si preñas mi mundo de belleza y sólo cuando percute contigo mi corazón es capaz de vibrar como acero curado y no como roca, por qué parece siempre tan trivial mi discurso amoroso? Creo que ante lo inefable hablamos como niños. Nos falta sabiduría y vocabulario. En otra página, también elegida al buen tuntún, leo: “La riqueza se parece al agua de mar, cuánta más bebemos, tanto más sedientos nos sentimos”. Será por eso que tus besos nunca sofocan la llama, por lo que surcar tus labios salados me hace sentir como un náufrago en una balsa de troncos a merced de las corrientes oceánicas que fluyen desde lo más profundo. El último del trío es de Confucio: “Confucio dijo: Las palabras hábiles y la apariencia insinuante raramente van asociadas a la virtud”. Si es así tal vez deba sentirme halagado al concederme cierta pericia en la elección de y el uso de las frases, pero yerras si crees que las palabras y el orden en que las escribo me las dicta la intención o el conocimiento. Son más bien pueriles balbuceos de infante tratando de asimilar y explicar religión, arte y sentimiento cuando medito sobre la serenidad que me transmite tu semblante de Luna llena, moreno como la madrugada y redondo como los astros que ruedan por el firmamento de horizonte a horizonte, hasta colarse por la ranura de mi asombro. No creo en las casualidades porque una vez llegué a entrever el entramado, porque advertí los surcos por los que discurren las canicas que la mano invisible lanza hacia la seguridad del guá para rescatarnos del extravío y el vértigo del libre albedrío.
“El alma que ha desdeñado las cosas externas se encuentra situada en un lugar inexpugnable, se hace fuerte en su propia ciudadela”, le dice Séneca a amigo Lucilio en una carta. Se pretendía estoico y, sin embargo, el éxito temprano como abogado, su capacidad oratoria en una sociedad donde la palabra bien dicha era un artículo de lujo extremadamente valorado y muy consumido, le acostumbró casi desde siempre a una vida de lujos exenta de privaciones de las que guarecer el alma. Pudo ser quizá hasta un playboy, porque cierto affaire con una joven dama de alcurnia al inicio de su carrera pública le fue castigado con un exilio. El principal reproche que le hacían sus adversarios no radicaba en la calidad de su pensamiento ni en su modo de hacer política, sino en cómo era posible que pudiendo vivir con tan poco por temperamento tuviera tanto. En definitiva, la vieja máxima de dime de qué presumes y te diré de qué careces. Pero formulada al revés: Dime de qué te jactas no necesitar y te diré de que tienes repletos los bolsillos. Según parece, Séneca fue el inventor del suicidio en la bañera. Lo cuenta Tácito: Invitó a sus amigos y allegados a estar con él en sus últimas horas, para poder apurar l disfrute de la buena conversación. Se había decretado, así lo había ordenado Nerón, que aquella fuera la última velada. Pero no había forma. Los venenos tardaban en surtir efecto y por más que sajaba aquí y allá venas y arterias, la sangre no se vertía con prontitud. Al final, los rezagados en despedirse del ágape para volver casa decidieron macerarlo en agua caliente para incrementar la fluidez de sus tejidos corporales. Pero ¿qué fue aquello tan grave que hizo que Seneca mereciera la muerte? Sin duda sentir la pulsión de su propia conciencia inmerso como estaba en un medio amoral y carente de ética. No renunció al lujo pero si al poder, que también le fue dado desde muy temprano al ser el principal consejero del heredero de emperador Claudio. Quien aprieta el gatillo está en el lado adecuado del cañón de la pistola si de sobrevivir es de lo que se trata. Lo sabía Beria y por eso aceptó la tarea de ser el verdugo de Stalin. Por eso y porque era un psicópata. Distanciarse voluntariamente de Nerón fue en realidad la forma de morir que eligió. En todo caso, el camarada Iósif acabó encontrando un sustituto para el cargo.
Me gustaría sr medicina para tu fiebre. Descansa, niña. Duerme, que yo te velo. Que estás palabras sirvan como cuento de antes de cerrar los ojos. La máxima de Séneca numerada como septuagésima reza: “Morirás no porque enfermes, sino porque vives”. Reposa la frente caliente sobre el frescor de la almohada, expurgo de fiebres y de males en una caja con forma de sueño. Será donde debas depositar mi recuerdo para que lo herede el olvido. Hasta que amanezca.
Seamos justos, es cierto que Séneca amamantó a la víbora. Al menos en lo espiritual, que en lo físico ya se debió encargar su madre, como es de suponer. Las matronas romanas eran austeras y tenían en sus hijos su principal orgullo. La inmortal Cornelia le reprochó un día a Tiberio y Cayo el que aún se la conociese como la hija de Publio Cornelio Escipión el Africano y no como la madre de los Gracos. Ambos morirían para dar lustre a su apellido encabezando la primera revolución social de la que se tiene noticia. Pero, como decía, también lo es que en cuanto fue consciente de su naturaleza venenosa, se la arrancó del pecho y trató de en medida de lo posible de evitar o aliviar el mal que podía causar.
En las bibliotecas públicas de Madrid, quizá sea algo común a las de todas partes, hay una sección en la que los usuarios pueden depositar los libros que ya no quieren tener en casa, para que los herede el primero que los vea y que se les antoje. En la que más frecuento lo denominan expurgo. Es una simple caja de cartón de no exiguas dimensiones con capacidad solo para una biblioteca muy pobre en títulos. Sin embargo hoy había un buen puñado de tomos purgados. He arramblado con tres de aforismo por si tengo que viajar en metro o acampar en alguna sala de espera en un futuro próximo. Estaban en perfecto estado. Edición a cargo del El Círculo de Lectores. He sopesado detenidamente añadir un cuarto al lote. “Matar un ruiseñor”·, de Harper Lee. Edición en cartoné de Bruguera. El ejemplar estaba bastante ajado, con las esquinas del taco de páginas y los cantos roídos y ennegrecidos por el roce de dedos. Para Eva, he pensado, que le pirran los volúmenes baqueteados, con muchas lecturas a cuestas de diferentes dueños. Pero, ¿cómo se lo podría hacer llegar? Vive lejos, allá en Poniente, al sur de la Costa da Morte, y solo nos vemos una vez por bienio, como mucho, ya han habido un par de desconvocatorias. Podría ser una manera de renovar temas de conversación, de incentivar su fidelidad a cumplir con las citas. Yo soy su Atticus y ella mi Scout. Mi padre también era abogado y, una vez al menos, defendió a un acusado que se enfrentaba a la pena capital. Me lo contó un día, como sin querer, como una confidencia iniciada en una indiscreción involuntaria, como si le diera más vergüenza que entonces la pena de muerte se prescribiese y aplicase que orgullo por haber sido capaz de haberla burlado. Una mujer sin apenas recursos y educación había ahogado a su hijo recién parido para evitar la vergüenza de ser madre soltera. Ser lavandera le dio la oportunidad. La marginación y el embrutecimiento, del que era culpable la sociedad en su conjunto, el móvil y el arma homicida. Logró convencer o conmover al tribunal y fue absuelta. Aquí poco importa si hubo justicia o humanidad.
Pero me desvío del tema. Uno de los libros de la terna, el primero que llamó mi atención en realidad, es una recopilación de frases de Lucio Anneo Seneca, el preceptor de Nerón. Tuvo que suicidarse por mandato imperativo, nunca mejor dicho. Le mostró a su discípulo la senda de la vida y éste, a su vez, le mostró a él el de la muerte. La simetría es clara. Bondad y maldad son cifras que cuando se mezclan forman números capicúas. Otro de los volúmenes rescatados recoge pensamientos de Schopenhauer. Abro por una página al azar y leo: “Si quitamos de la vida los pocos instantes de religión, de arte y amor, ¿qué queda sino una serie de pensamientos triviales”. Eso me hace pensar a mi vez: ¿Si es en ti en quien vertebro mi credo, si preñas mi mundo de belleza y sólo cuando percute contigo mi corazón es capaz de vibrar como acero curado y no como roca, por qué parece siempre tan trivial mi discurso amoroso? Creo que ante lo inefable hablamos como niños. Nos falta sabiduría y vocabulario. En otra página, también elegida al buen tuntún, leo: “La riqueza se parece al agua de mar, cuánta más bebemos, tanto más sedientos nos sentimos”. Será por eso que tus besos nunca sofocan la llama, por lo que surcar tus labios salados me hace sentir como un náufrago en una balsa de troncos a merced de las corrientes oceánicas que fluyen desde lo más profundo. El último del trío es de Confucio: “Confucio dijo: Las palabras hábiles y la apariencia insinuante raramente van asociadas a la virtud”. Si es así tal vez deba sentirme halagado al concederme cierta pericia en la elección de y el uso de las frases, pero yerras si crees que las palabras y el orden en que las escribo me las dicta la intención o el conocimiento. Son más bien pueriles balbuceos de infante tratando de asimilar y explicar religión, arte y sentimiento cuando medito sobre la serenidad que me transmite tu semblante de Luna llena, moreno como la madrugada y redondo como los astros que ruedan por el firmamento de horizonte a horizonte, hasta colarse por la ranura de mi asombro. No creo en las casualidades porque una vez llegué a entrever el entramado, porque advertí los surcos por los que discurren las canicas que la mano invisible lanza hacia la seguridad del guá para rescatarnos del extravío y el vértigo del libre albedrío.
“El alma que ha desdeñado las cosas externas se encuentra situada en un lugar inexpugnable, se hace fuerte en su propia ciudadela”, le dice Séneca a amigo Lucilio en una carta. Se pretendía estoico y, sin embargo, el éxito temprano como abogado, su capacidad oratoria en una sociedad donde la palabra bien dicha era un artículo de lujo extremadamente valorado y muy consumido, le acostumbró casi desde siempre a una vida de lujos exenta de privaciones de las que guarecer el alma. Pudo ser quizá hasta un playboy, porque cierto affaire con una joven dama de alcurnia al inicio de su carrera pública le fue castigado con un exilio. El principal reproche que le hacían sus adversarios no radicaba en la calidad de su pensamiento ni en su modo de hacer política, sino en cómo era posible que pudiendo vivir con tan poco por temperamento tuviera tanto. En definitiva, la vieja máxima de dime de qué presumes y te diré de qué careces. Pero formulada al revés: Dime de qué te jactas no necesitar y te diré de que tienes repletos los bolsillos. Según parece, Séneca fue el inventor del suicidio en la bañera. Lo cuenta Tácito: Invitó a sus amigos y allegados a estar con él en sus últimas horas, para poder apurar l disfrute de la buena conversación. Se había decretado, así lo había ordenado Nerón, que aquella fuera la última velada. Pero no había forma. Los venenos tardaban en surtir efecto y por más que sajaba aquí y allá venas y arterias, la sangre no se vertía con prontitud. Al final, los rezagados en despedirse del ágape para volver casa decidieron macerarlo en agua caliente para incrementar la fluidez de sus tejidos corporales. Pero ¿qué fue aquello tan grave que hizo que Seneca mereciera la muerte? Sin duda sentir la pulsión de su propia conciencia inmerso como estaba en un medio amoral y carente de ética. No renunció al lujo pero si al poder, que también le fue dado desde muy temprano al ser el principal consejero del heredero de emperador Claudio. Quien aprieta el gatillo está en el lado adecuado del cañón de la pistola si de sobrevivir es de lo que se trata. Lo sabía Beria y por eso aceptó la tarea de ser el verdugo de Stalin. Por eso y porque era un psicópata. Distanciarse voluntariamente de Nerón fue en realidad la forma de morir que eligió. En todo caso, el camarada Iósif acabó encontrando un sustituto para el cargo.
Me gustaría sr medicina para tu fiebre. Descansa, niña. Duerme, que yo te velo. Que estás palabras sirvan como cuento de antes de cerrar los ojos. La máxima de Séneca numerada como septuagésima reza: “Morirás no porque enfermes, sino porque vives”. Reposa la frente caliente sobre el frescor de la almohada, expurgo de fiebres y de males en una caja con forma de sueño. Será donde debas depositar mi recuerdo para que lo herede el olvido. Hasta que amanezca.
miércoles, 20 de febrero de 2019
Rescates de Twitter (54) - ACB
ACB
1.- Hace un par de semanas había un titular sorprendente y acertadísimo en el AS o el Marca, no recuerdo en cuál de los dos. A los que leéis prensa deportiva a hurtadillas quizá os suene.
2.- Que no os lo critico. ¿Qué se tarda en leer cualquiera de ellos? ¿2 minutos? A veces no hace falta pasar de la portada para saber todo lo que dice el ejemplar. Son como gusanitos de queso: sabor sin aportación nutritiva, sin proteína animal o vegetal alguna. No alimentan
3.- Te echas al coleto un periódico deportivo, lo aplastas con la lengua y se reduce a un polvillo grasiento que se pega al paladar, a las papilas gustativas, dónde está su destino y su cometido. Nunca en el estómago o la dieta
4.- El titular rezaba más o menos así: “Aun no ha explotado Garuba y en la cantera del Madrid ya se está gestando otra estrella”. Rumboso al tiempo que atinado. Hacía alusión a Ndiaye. No ha cumplido los 15 y ya se le ven trazas de pivot para la NBA. Para la ACB no habrá problemas.
5.- Lo alucinante es que entre uno y otro nombre se traspapela otra estrella en ciernes de la cantera madridista: Amar Sylla, de edad intermedia y que, si Dios no lo remedia, ni la terna arbitral, toco madera, se proclamará campeón de la Final Four Junior este mismo año.
6.- Y eso centrándonos solo en el apartado de los pivots, que si abriéramos el abanico a bases, escoltas o aleros (a los unos, dos doses, treses y treses-cuatros, para entendernos), no tendría hilo suficiente en la mercería para desarrollar este ídem.
7.- No sé si habéis visto jugar al equipo junior, en el que en encuadra Garuba. Parecen una maqueta de los Harlem Globbetroters. Le meten 100 a quien se pongan por delante. Yo que a Los Lakers ni lo intentaba. Por cierto, Garuba puede jugar ser el dígito que se le antoje, del 1 al 5
8.- Y no es solo que se fiche bien. A veces sorprende que todos los buenos de menos de 18 estén en la cantera del Madrid. Todo el talento FIBA en ciernes apenas cabe en las seis plantillas disponibles. No, también se les forma y moldea.
9.- Doncic llegó para engrosar uno de los infantiles. El salto de calidad de Sylla de la temporada pasada a esta ha sido abismal. Años después de emigrar a los Uyeseis, Mirotic sigue conservando el apresto de su paso por la lavandería blanca
10.- Un día dije que en el ámbito del baloncesto el futuro desembocaba en el Real Madrid. Entonces caían chuzos de punta. Acababan de fichar a Laso. El año anterior creo. De esas veces que tienes razón, pero no sabes cuánto. Perdón si me regodeo, pero es que no suelo tenerla.
11.- El caso es que mi sobrada no hacía alusión a lo anterior, aunque un poco también. Entonces aún no emitía Real Madrid TV. Lo decía básicamente por Laso, que para mí ha constituido una revolución en el mundo del basket. Y soy aficionado desde los tiempos de Gomelski y Ferrandiz
12.- Lo fue Maljkovic mientras entrenaba al Limoges. Laso es su Némesis. Y lleva una década demostrando magisterio ante sus innumerables discípulos. Pesic, Obradovic, y tantos y tantos otros a los que les gustaría padecer ic-tericia en el apellido.
13.- La premisa en la que se resumía el decálogo del balcánico era simple y ha marcado el devenir del básquet FIBA los últimos 30 años: Hay que lograr que el rival meta menos canastas que nosotros, usar las tijeras para cercenar el cronómetro si hace falta.
14.- Los equipos de Laso juegan justo a lo contrario, a meter más puntos que quienes se les enfrentan. Sin agotar posesiones. Mejor ante que después. Mejor disfrutar yo que hacer sufrir al otro. Algo tan simple ha resucitado ese cadáver que era el baloncesto europeo
15.- Y no es necesario que la ACB nos lo agradezca, el buen gusto, haber devuelto la ilusión al aficionado, los días festivos a los pabellones con parqué. Los títulos son suficiente recompensa, al WiZink Center siempre lleno. Pero tampoco se trata de ser castigados por sistema
16.- Creía que jamás volvería a experimentar la impotencia de las ligas de Tenerife. Que te roben dos veces seguidas, exactamente el mismo bien y de la misma manera y en el mismo lugar del calendario. En la segunda vez ha de haber necesariamente con recochineo e impunidad en el ladrón
17.- Y no seamos frívolos, lo que escandaliza no es que los árbitros se equivocaran sino que no quisieran hacer justicia, que erraran a sabiendas. Para poder aplicar la ley de la compensación, dicen. Ya que de jurisprudencia hablamos, creo que ha eso se llama prevaricar.
18.- Faltas evidentes que no se pitan en un encuentro ocurren muchas. Poneros a contarlas en vez de ovejitas si no conciliáis el sueño esta noche. A Rudy le dejaron un ojo morado hace poco y los árbitros de entonces (¡vaya lacra!) le acusaron de flopping, tócate los mondongos
19.- También infracciones al reglamento. Los 5 segundos sin poner en juego el balón por parte del Barça con los que se inicia la jugada de marras también tienen un pase. Bueno, no lo tuvieron, pero creo que se me entiende
20.- Tampoco seamos cínicos. Sabemos que los árbitros se equivocan, a veces sabiendo muy bien lo que hacen. Lo que pasa es que es la primera vez que nos retransmiten un error aposta en directo, en prime time y con pruebas inequívocas de cuál es su verdadera naturaleza
21.- El asunto es sumamente grave y no tiene precedente ¿Salir de la ACB? Dejé de ser extremista cuando dejé de ser mourinhista (todos tenemos un pasado) pero, ¿dónde hay que firmar? Nos vamos dando un portazo y que el último que apague la luz
22.- Es un decir, porque ya se habrá ido con nosotros. La Liga Endesa no es más que un engorro que pode trabas en la trayectoria de la Euroliga, donde además nadie te pasa la mano por el lomo después de haberte tangado. ¡Qué pena de papelón de Antonio Martín!
1.- Hace un par de semanas había un titular sorprendente y acertadísimo en el AS o el Marca, no recuerdo en cuál de los dos. A los que leéis prensa deportiva a hurtadillas quizá os suene.
2.- Que no os lo critico. ¿Qué se tarda en leer cualquiera de ellos? ¿2 minutos? A veces no hace falta pasar de la portada para saber todo lo que dice el ejemplar. Son como gusanitos de queso: sabor sin aportación nutritiva, sin proteína animal o vegetal alguna. No alimentan
3.- Te echas al coleto un periódico deportivo, lo aplastas con la lengua y se reduce a un polvillo grasiento que se pega al paladar, a las papilas gustativas, dónde está su destino y su cometido. Nunca en el estómago o la dieta
4.- El titular rezaba más o menos así: “Aun no ha explotado Garuba y en la cantera del Madrid ya se está gestando otra estrella”. Rumboso al tiempo que atinado. Hacía alusión a Ndiaye. No ha cumplido los 15 y ya se le ven trazas de pivot para la NBA. Para la ACB no habrá problemas.
5.- Lo alucinante es que entre uno y otro nombre se traspapela otra estrella en ciernes de la cantera madridista: Amar Sylla, de edad intermedia y que, si Dios no lo remedia, ni la terna arbitral, toco madera, se proclamará campeón de la Final Four Junior este mismo año.
6.- Y eso centrándonos solo en el apartado de los pivots, que si abriéramos el abanico a bases, escoltas o aleros (a los unos, dos doses, treses y treses-cuatros, para entendernos), no tendría hilo suficiente en la mercería para desarrollar este ídem.
7.- No sé si habéis visto jugar al equipo junior, en el que en encuadra Garuba. Parecen una maqueta de los Harlem Globbetroters. Le meten 100 a quien se pongan por delante. Yo que a Los Lakers ni lo intentaba. Por cierto, Garuba puede jugar ser el dígito que se le antoje, del 1 al 5
8.- Y no es solo que se fiche bien. A veces sorprende que todos los buenos de menos de 18 estén en la cantera del Madrid. Todo el talento FIBA en ciernes apenas cabe en las seis plantillas disponibles. No, también se les forma y moldea.
9.- Doncic llegó para engrosar uno de los infantiles. El salto de calidad de Sylla de la temporada pasada a esta ha sido abismal. Años después de emigrar a los Uyeseis, Mirotic sigue conservando el apresto de su paso por la lavandería blanca
10.- Un día dije que en el ámbito del baloncesto el futuro desembocaba en el Real Madrid. Entonces caían chuzos de punta. Acababan de fichar a Laso. El año anterior creo. De esas veces que tienes razón, pero no sabes cuánto. Perdón si me regodeo, pero es que no suelo tenerla.
11.- El caso es que mi sobrada no hacía alusión a lo anterior, aunque un poco también. Entonces aún no emitía Real Madrid TV. Lo decía básicamente por Laso, que para mí ha constituido una revolución en el mundo del basket. Y soy aficionado desde los tiempos de Gomelski y Ferrandiz
12.- Lo fue Maljkovic mientras entrenaba al Limoges. Laso es su Némesis. Y lleva una década demostrando magisterio ante sus innumerables discípulos. Pesic, Obradovic, y tantos y tantos otros a los que les gustaría padecer ic-tericia en el apellido.
13.- La premisa en la que se resumía el decálogo del balcánico era simple y ha marcado el devenir del básquet FIBA los últimos 30 años: Hay que lograr que el rival meta menos canastas que nosotros, usar las tijeras para cercenar el cronómetro si hace falta.
14.- Los equipos de Laso juegan justo a lo contrario, a meter más puntos que quienes se les enfrentan. Sin agotar posesiones. Mejor ante que después. Mejor disfrutar yo que hacer sufrir al otro. Algo tan simple ha resucitado ese cadáver que era el baloncesto europeo
15.- Y no es necesario que la ACB nos lo agradezca, el buen gusto, haber devuelto la ilusión al aficionado, los días festivos a los pabellones con parqué. Los títulos son suficiente recompensa, al WiZink Center siempre lleno. Pero tampoco se trata de ser castigados por sistema
16.- Creía que jamás volvería a experimentar la impotencia de las ligas de Tenerife. Que te roben dos veces seguidas, exactamente el mismo bien y de la misma manera y en el mismo lugar del calendario. En la segunda vez ha de haber necesariamente con recochineo e impunidad en el ladrón
17.- Y no seamos frívolos, lo que escandaliza no es que los árbitros se equivocaran sino que no quisieran hacer justicia, que erraran a sabiendas. Para poder aplicar la ley de la compensación, dicen. Ya que de jurisprudencia hablamos, creo que ha eso se llama prevaricar.
18.- Faltas evidentes que no se pitan en un encuentro ocurren muchas. Poneros a contarlas en vez de ovejitas si no conciliáis el sueño esta noche. A Rudy le dejaron un ojo morado hace poco y los árbitros de entonces (¡vaya lacra!) le acusaron de flopping, tócate los mondongos
19.- También infracciones al reglamento. Los 5 segundos sin poner en juego el balón por parte del Barça con los que se inicia la jugada de marras también tienen un pase. Bueno, no lo tuvieron, pero creo que se me entiende
20.- Tampoco seamos cínicos. Sabemos que los árbitros se equivocan, a veces sabiendo muy bien lo que hacen. Lo que pasa es que es la primera vez que nos retransmiten un error aposta en directo, en prime time y con pruebas inequívocas de cuál es su verdadera naturaleza
21.- El asunto es sumamente grave y no tiene precedente ¿Salir de la ACB? Dejé de ser extremista cuando dejé de ser mourinhista (todos tenemos un pasado) pero, ¿dónde hay que firmar? Nos vamos dando un portazo y que el último que apague la luz
22.- Es un decir, porque ya se habrá ido con nosotros. La Liga Endesa no es más que un engorro que pode trabas en la trayectoria de la Euroliga, donde además nadie te pasa la mano por el lomo después de haberte tangado. ¡Qué pena de papelón de Antonio Martín!
martes, 19 de febrero de 2019
El Fútbol y sus aledaños (204) - El secreto de un beso
El secreto de un beso
Goles son amores y no buenas razones. Dicho con otras palabras. De nada sirve un juego primoroso, tener la posesión del balón si no se rubrica con goles. Por cierto, ¿nadie ha advertido todavía, con tanto uso como se le está dando, de la cantosa redundancia que encierra esta expresión tan de moda? Tener lo que se posee es, paradójicamente, de un pobreza total, en este caso de estilo literario. El partido de la semana pasada en el Amsterdam Arena sigue la estela de los que se dirimieron la temporada de pasada en la recta final de la Champions en el Allianz Arena y en Delle Alpi., un vivir dominados para zanjar la cuestión con unos cuantos zarpazos. Es lo que le espera a quien se atreve a intentar arrinconar a un tigre en una esquina de su jaula. Luego, entonces, en los partidos de vuelta, tocó sufrir porque el Madrid se le olvidó para qué le sirven realmente las garras y trato con ellas de pinchar y desinflar el balón para que el tiempo transcurriese sin mayores novedades. Es peligroso que la fiera ignore su verdadera naturaleza. Peligroso para ella misma si es que no quiere que se el escape la presa y pasar hambre. Ojalá no ocurra esta vez lo mismo.
Mucho ha mutado el Madrid en los últimos años y no queda claro si para bien o para mal. Cuestión de gustos y de credos, de estados de ánimo en definitiva. El Madrid de Mourinho era puro frenesí inversor. Nada de ahorrar posesión para obtener en un futuro incierto unos raquíticos réditos crediticios que pudieran sanear la cuenta de resultados. Que va. Nada más recuperar el balón lo invertía en ataque, y por la vía rápida, con su sello postal de correo urgente en la esquina de la jugada, sin hacer siquiera cola ante la ventanilla de la sucursal. Carpe diem, quam minimum credula postero. Agarra el hoy, no te fíes de un incierto futuro. El mundo puede acabarse mañana, o en el próximo minuto, que diría Terminator. “Sayonara, Baby”. Su primer título, el logrado en Mestalla en aquella final de copa, lo obtuvo con un solo mordisco después de haber estado aguantando más de un centenar de minutos a un domador pelmazo vestido a lo Sargeant Pepper's Lonely Hearts Club Band, los amagos con la silla, agarrada por el respaldo con la mano derecha, y el urticante restallar del látigo manejado con la siniestra de Messi. Una sola vez metió el Barça la cabeza en las fauces de la fiera, en un contraataque cimentado por Di María, con fachada alzada por Pepe y enfoscado de Ronaldo, y fue quedarse sin ella. Luego, ya de nada le sirvió a su cadáver decapitado exhibir en la solapa del traje con pasamanería en los remates de ojales, puños y hombreras la medallita rutilante de la posesión.
El Madrid de Mourinho era Custer recién salido de la academia. No sé si habéis visto “Murieron con las botas puestas”. Pregunta retórica para la gente de mi quinta que la veía en la tele al menos una vez al año, pero totalmente pertinente para las más actuales. No digamos ya para los Millennials, que apenas consumen vetusto cine anterior a los años 80. A Errol Flynn lo ascienden de teniente a general de brigada nada más salir de West Point por un malentendido burocrático. Le dan el mando del regimiento de voluntarios de Caballería de Michigan, con la orden de defender la capital ante el inesperado e irresistible avance de los casacas grises dirigido directamente hacia el corazón de la nación, hacia el Capitolio. Su nueva unidad le espera en el frente de batalla. Sin siquiera desmontarse del caballo a su llegada, ordena al primer batallón formar en la cima de una colina con toda la impedimenta. Vemos a Flynn ante una hilera de soldados a caballo. La línea de jinetes, erguidos sobre sus quietas monturas, abarca de un lado a otro de la pantalla en formato Cinerama. “Atención, Primero de Michigan… Desenvainen”, ordena Flynn. “Al paso; Al trote; A la carga”, añade de forma sucesiva, mientras truenan y relampaguean los cañones y a fusilería del enemigo. En la siguiente escena vemos regresar hacia la colina un reducidísimo puñado de maltrechos jinetes, entre los que cabalga también Flynn. La estampa en mi memoria de lo maltrecho que ha quedado el Primero de Michigan es tan convincente que, aunque sé que es incongruente porque aún no han tenido oportunidad de pasar por la enfermería, visualizo a algunos soldados con vendas y brazos en cabestrillo. Una nueva elipsis narrativa, coloca a Flynn ante una hilera aún más larga de caballistas. “Atención, Tercero y Séptimo de Michigan…”. Aunque son muchos más los que marchan esta vez, por el contrario son bastantes menos los que regresan. Tras repetir la jugada unas cuántas veces, creo recordar que es con el Quinto con el que consigue finalmente alcanzar as posiciones de la artillería enemiga y salvar Washington.
Nada de diseñar cubículos de confinamiento para el enemigo con alma de carpintero, como Anibal en Cannas; Nada de convertirse en un mar de dudas a la hora desplegar los efectivos y barajarlos como un tahúr en la mesa de póker, como César en Farsalia; Nada de jugar al ajedrez y atraer al rival a la trampa amagando con los alfiles, como Temístocles en Salamina. Todo lo contrario: Directo contra el enemigo para percutir contra su vanguardia, todo lo más de forma oblicua, como Alejandro Magno en Gaugamela. El Madrid de Mou era Custer en Bull Run: robar el balón, ordenar al corneta que toque a la carga y celebrar el gol con los supervivientes del lance, si es que los hay. Una táctica que hacía las delicias de los hiperactivos mourinhistas. Las mías también, hasta que logré desengancharme de las anfetas tuiteras. Cierto, uso el vocablo delicias, precisamente porque sé que en absoluto suena a lenguaje cuartelero espartano. Serán ganas de molestar.
El Madrid de Ancelotti aprendió a mantener la posesión, a especular con el contenido de la alcancía, a tener la paciencia de un corredor de bolsa y a saber esperar el momento adecuado para invertir en los mercados. Sabía cuándo había que hacer añicos el cerdito de barro y, hasta entonces, como evitar que el balón se le escurriese de entre los dedos, esto es, de entre los cordones de las botas, y se llevase con él el escaso patrimonio acumulado, como evitar también jugárselo a la ruleta con un pase arriesgado o prematuro entre líneas. Carlo uro al Madrid de la ludopatía mourinhista. Rien va plus. Era hipnótico ver al Madrid de entonces activar el limpiaparabrisas, fluctuar de una banda a otra en los ataques posicionales, al más puro estilo Guardiola, aunque sin perder el instinto asesino cuando advertía una brecha en la muralla. “Ha caído la Kerkaporta”, gritaba Modric, y la tripleta de ataque se convertía en un comando de jenízaros saqueando sin piedad los barrios cristianos de Constantinopla. Si el Madrid de Mou convertía a menudo los saques de esquina de los rivales en ocasiones propias de gol, cosa que es cierto que sólo empezó a ocurrir con cierta regularidad cuando por fin aprendió a defenderlos con cierta solvencia, el de Carlo necesitaba robar más arriba, más cerca de la caja de caudales, por así decir, para atreverse a intentar forzar la cerradura. Nada nuevo, por su parte, trajo Zizou en este aspecto. Su fuerte radicaba más bien en la política de gestión de personal.
Los goles son los besos del fútbol. Y los hay que son castos piquitos de enamorados, como el de Benzemá tras la asistencia de Vinicius, mientras otros son tórridos y de tornillo, como de amantes con hambre atrasada, como el de Asensio al aprovechar el tenso pase de Carvajal. Me estoy acordando de lo duro de la trayectoria y casi que me pongo de nuevo. El primero se gesta en la banda izquierda. Vinicius arranca a correr junto a la línea de cal y recibe un pase adelantado por elevación de Reguilón, como si se tratase del pase del base al poste bajo, la culminación de un pick and roll en el partido de novatos del finde de los all star de la NBA. El lateral derecho del equipo holandés, Noussair Mazraoui, desbordado por el brasileño, quien por un instante se diría que se detiene su celérico progresar para marcar sobre el césped un par de samba aprovechando el bote algo elevado del balón, trata de alcanzarlo a toda costa, de subirse en marcha a ese tranvía que se le escapa. Echa mano al brazo del delantero, intenta agarrarse y ganar la plataforma interior, pero la enorme inercia de aquel, la notoria discrepancia de velocidades entre vehículo y aspirante a pasajero le impide lograr una posición estable y acaba por los suelos. El lance recuerda a un gag de una slapstick movie, a una de esas escenas de cine mudo en que un tropel de bigotudos agentes de la autoridad tratan de subirse en marcha a un furgón policial y son arrastrados por éste mientras avanza a todo trapo por una avenida sin semáforos. En resumen, que Vinicius accede al área del Ajax por su esquinita izquierda sin oposición. Una vez en ella desatiende las sucesivas súplicas del 4 y el 17, Matthijs de Ligt y Perr Schuurs, los centrales, me apunta Google, quienes rodilla en tierra le ruegan que detenga su avance. ¡Estos cuáqueros, siempre tan piadosos! La carrera discurre en paralelo a la línea de gol, suponemos que porque el madridista trata de perfilarse para el disparo. Pero es un perfeccionista y no le convence ninguna de las sucesivas posiciones por las que va pasando ni los perfiles que va adoptando en la galería de tiro, porque éste si no está seguro de poder colarla por toda la escuadra es que ni lo intenta. “Inspira. Retén la respiración y deja salir el aire de los pulmones lentamente mientras presionas suavemente el gatillo, con ternura, como si fuese el pecho de tu primera novia”, dice una voz en off con el mismo timbre, textura y cadencia que la voz del narrador de “Blade Runner”. Pero para cuando escucha tan sabio consejo de su yo interior ya está a la altura del punto de penalti, apenas a dos pasos mal contados de Benzemá. Es tarde. Así que el adolescente le cede la palabra al veterano y se desentiende a continuación completamente de la jugada. Consumar aun no es lo suyo. Es significativo el detalle de que no le propone una pared al nueve sino que se descuelga en dirección contraria a la portería rival. Ha llegado hasta ahí después de burlar el cordón policial y de desoír las admoniciones de la Santa Madre Iglesia. Ni cárcel ni infierno, no habrá castigo si aprovecha la ocasión. Pero el chaval le abruman todavía los aspectos meramente sexuales del fútbol, y ha de ser Karim, siempre atento a los deseos del compañero, quien culmine. El francés sabe –vaya juego de palabras perverso-. No se trata esta vez de hacer feliz con una asistencia al ariete ninfomaníaco de turno, como le ocurría siempre en temporadas pasadas, o aun en esta de forma esporádica cuando le emparejan con Bale, sino de mitigar la ansiedad de un primerizo tomando las riendas d la situación, esto es, a la chica por las caderas. Y lo hace con sumo tacto, situando el balón en donde lo hubiera querido poner su discípulo. “Tranquilo, yo me ocupo, que ya hace mucho que traspasé el umbral de Tannhäuser y sé cómo van estas cosas”.
Cuan diferente todo esto a lo sucedido en el segundo gol. Se gesta esta vez en la otra banda, en el otro lado del espejo de Alicia. Varanne abre con su pase el campo al tiempo que aprovecha la carrera de Carvajal. Todo es más sencillo esta vez. Se nota la mecánica que da la experiencia. Y no es que los involucrados, el central francés, el lateral madrileño y Asensio sean precisamente una terna de veteranos, para ya llevan unas cuantas campañas en la Legión Extranjera, unas cuantas Champions, mundiales y supercopas en la mochila. Son Beau Geste, Beau Sabreur y Beau ideal en las arenas del Sáhara. Lo dicho, el pase de Dani es tenso, casi violento, cargado de deseo de gol. El remate, sin control previo, es una obra maestra del bote pronto. Estamos ante un experto precoz en cazarlas al vuelo, ante un don natural, como el novato de “La leyenda de la Ciudad sin nombre”, que ya sabía beber, fumar y lo otro mejor que nadie sin siquiera haberlo tenido que entrenar, desde su estreno. Sin embargo, Asensio, tras irse, a celebrar el gol, me refiero, en vez de fumarse un piti o echarse un güisqui al coleto para desinfectar la boca de sabores ajenos, se unta una tostada con mantequilla de cacahuete para reponer calorías. Me han dicho que también va muy bien para eso el tomate crudo. Nada más eficaz para quemar las grasas acumuladas que practicar sexo entre sábanas de hilo. Es el ejercicio total, mejor que la calistenia o la carrera de fondo, disciplinas deportivas con las que está emparentado, por cierto.
Haz el amor y no la guerra, esa era la consigna durante los 70s como denuncia de las atrocidades que se cometían en Vietnam. Ojalá la prensa deportiva fuera más dada a lucir greñas largas y a cantar las canciones de “Hair” pero, por lo visto, no estamos en la era de Aquarius, sino en el año del cerdo, como aseguran los chinos. Ahora que el Madrid vuelve a ganar es el momento de raparse al cero, calzarse en la testa (coronada) un casco con la leyenda “nacido para matar (madridistas)” en su frontal y ajustarse el barbuquejo. Para ellos somos los charlies. Toda una victoria en el memorial Johan Cruyff han querido resumirla con la polémica de la tarjeta de Ramos. Decir que se trata de una maniobra miserable es quedarse corto. A todo esto, el camero no necesitó hacer edredoning en el noventa y tantos ni disfrazarse de Panenka para ser el semental de la manada, su macho alfa. Pilar Rubio nos lo trae cada mañana a Valdebebas tan satisfecho como un novio tras su noche de bodas. Pero hay tanto periodista en las redacciones que recuerda al recluta Bufón, que cualquier visita al Gerona se acaba convirtiendo en la toma de la Colina de la Hamburguesa. “Cuando aún éramos soldados” es el título que ha pensado Relaño para sus memorias. Mejor leer las crónicas de Segurola con la carga de las walkirias como sonido ambiental para entenderlas mejor. “Pedí una misión, y por mis pecados me dieron una”, protesta Diego Torres rumiando las palabras. Abogo por que el inside de la Decimocuarta lo dirija Oliver Stone, siempre más afín a dejar en paz a os chicos de Hô Chi Minh. Sería la justa recompensa a tanto aciagos lunes y jueves de prensa deportiva, luzca el sol o caigan chuzos de punta sobre el Bernabeu. Seguro que pensaréis que el himno de la Décima suena a marcha soviética por un casual de la vida. Como si lo viera. Sois unos ilusos monos amarillos.
lunes, 18 de febrero de 2019
Entomología
Entomología
Bañado en la luz refleja de tu semblante moreno, que irradia en la franja de los ultravioletas, mágico claro de Luna, soy como un insecto, ciego a los colores que no son tus turquesas, tus aguamarinas y tus magentas. Qué vida tan grata cuando me rindo a tus estímulos y acudo a posarme sobre esos pómulos, tiernos, redondeados y nutritivos, como gafos frutales, cuando libo en la corola de tus labios de pétalos gorditos el dulce néctar de una flor caribeña, cuando me rebozo alborozado en el mismo polen que te empapa. Vida de neuróptero en la jungla de tu cuerpo. El frágil ecosistema de la felicidad que sobrevuelo con las alas reticuladas y transparentes de un sueño primaveral en horario de madrugada, la misma noche que llevas tatuadas en la piel, que preludian tus ojos oscuros en eterno atardecer y que se quiebra y se hace añicos de la luz cada vez que despunta tu sonrisa. Amanece el día solo cuando tu lo dibujas sobre el terso lienzo de tu carita radiante.
Bañado en la luz refleja de tu semblante moreno, que irradia en la franja de los ultravioletas, mágico claro de Luna, soy como un insecto, ciego a los colores que no son tus turquesas, tus aguamarinas y tus magentas. Qué vida tan grata cuando me rindo a tus estímulos y acudo a posarme sobre esos pómulos, tiernos, redondeados y nutritivos, como gafos frutales, cuando libo en la corola de tus labios de pétalos gorditos el dulce néctar de una flor caribeña, cuando me rebozo alborozado en el mismo polen que te empapa. Vida de neuróptero en la jungla de tu cuerpo. El frágil ecosistema de la felicidad que sobrevuelo con las alas reticuladas y transparentes de un sueño primaveral en horario de madrugada, la misma noche que llevas tatuadas en la piel, que preludian tus ojos oscuros en eterno atardecer y que se quiebra y se hace añicos de la luz cada vez que despunta tu sonrisa. Amanece el día solo cuando tu lo dibujas sobre el terso lienzo de tu carita radiante.
viernes, 15 de febrero de 2019
La belleza
La belleza
La belleza. Esa cualidad de la que dices que careces, perdona que me sonría, es un concepto complejo, elusivo, a menudo contradictorio, frustrante porque se escurre entre los dedos cuando crees haberlo aprehendido, que lo has atrapado en una definición para cuya aceptación podría haber cierto consenso.
¿En qué consiste la belleza?¿Cuál es su territorio y su momento? Contemplo tu rostro, el atardecer de tu mirada de iris oscuro, el almuerzo frugal de tus labios, el paisaje estival de tus pómulos y, aunque encuentro inspiración no hallo coherencia, aunque mi corazón se vuelve cantor soy incapaz de componer un estribillo que explique la melodía.
Y es que quizá no concierna al ámbito de las ciencias exactas, tal vez no se trate de la armonía en las formas, sino de desgarbadas emociones, de temblar y dudar en vez de cimentar certezas, de preferir las brasas a habitar en el cortafuegos, la promesa a su cumplimiento, la perplejidad a la fe y su credo.
Solo sé que cada vez que te miro mientras me insistes una y otra vez en lo fea que eres, se demuestra la supervivencia de la belleza, o su emoción equivalente, en este árido y estéril universo por reducción al absurdo, se hace posible que el gorrión siga posado sobre la verja de la mi ventana mientras avanzo otro paso hacia su encuentro en la esperanza de poder atraparlo, distraído como está en la negación de la evidencia de su colorida existencia.
La belleza. Esa cualidad de la que dices que careces, perdona que me sonría, es un concepto complejo, elusivo, a menudo contradictorio, frustrante porque se escurre entre los dedos cuando crees haberlo aprehendido, que lo has atrapado en una definición para cuya aceptación podría haber cierto consenso.
¿En qué consiste la belleza?¿Cuál es su territorio y su momento? Contemplo tu rostro, el atardecer de tu mirada de iris oscuro, el almuerzo frugal de tus labios, el paisaje estival de tus pómulos y, aunque encuentro inspiración no hallo coherencia, aunque mi corazón se vuelve cantor soy incapaz de componer un estribillo que explique la melodía.
Y es que quizá no concierna al ámbito de las ciencias exactas, tal vez no se trate de la armonía en las formas, sino de desgarbadas emociones, de temblar y dudar en vez de cimentar certezas, de preferir las brasas a habitar en el cortafuegos, la promesa a su cumplimiento, la perplejidad a la fe y su credo.
Solo sé que cada vez que te miro mientras me insistes una y otra vez en lo fea que eres, se demuestra la supervivencia de la belleza, o su emoción equivalente, en este árido y estéril universo por reducción al absurdo, se hace posible que el gorrión siga posado sobre la verja de la mi ventana mientras avanzo otro paso hacia su encuentro en la esperanza de poder atraparlo, distraído como está en la negación de la evidencia de su colorida existencia.
miércoles, 13 de febrero de 2019
El Fútbol y sus aledaños (203) - Vae Victis
Vae Victis
Oí hablar por primera vez de las ocas capitolinas en una serie de espías de la BBC de los años 80s, o por ahí. El protagonista, era un ex agente del MI6, veterano del Vietnam. Bueno, de alguno de los vietnames británicos. Qué se yo, digamos que de la rebelión de los Mau-Mau en Kenia o de las guerra de las Malvinas. Hace mucho que la ví y ya no recuerdo los detalle de la trama. Sólo la anécdota de las ocas, que es lo que viene a colación, lo pertinente. El caso es que el prota, un émulo de James Bond en “Nunca digas nunca jamás”, esto es, un héroe legendario -para los que tienen acceso a los informes top secret, se entiende-, venido a menos por causa de los años, vive sólo, en una especie de retiro monacal, en una casa en mitad de la campiña. Sabe que le acechan los enemigos, los fantasmas de su pasado, que nunca dejarán de hacerlo, que cualquier noche vendrá alguien que tratara de colarse en su hogar, pistola con silenciador en mano a tratar de saldarle las cuentas. Y, sin embargo, vive ajeno al estrés en su idílico Shangui-La en mitad del agro británico, con la sola compañía de una bandada de ocas a las que siempre se las ve todas juntas, bien avenidas, la imagen de la familia unida, caminando de aquí para allá sin rumbo fijo por los prados que rodean la casa, con su característico andar vacilante, inestable, trufado de un cómico bamboleo, individual y colectivo, como si estuvieran a punto de caerse arrastrando en su caída las unas a las otras, como un grupo de bolos en el que acaba de impactar la bola arrojada con efecto. Un compañero le pregunta cómo es que vive tan tranquilo, tan despreocupado, con tanto desapego a sus demonios interiores, aun sabiendo que tiene una cita segura con su pasado. Entonces él le habla de las ocas capitolinas. A saber: Tras derrotar al ejército de la república que había salido a su encuentro junto al río Alia, los galos saquearon Roma en el 390 a. de C. Sin embargo, las ocas de la colina capitolina dieron la voz de alarma a los habitantes de escasas viviendas asentadas en aquel cerro y estos pudieron evitar la suerte de sus conciudadanos, refugiarse tras la antigua empalizada que rodeaba el contorno de la coronación de la colina, tras parchearla con lo que más a mano tenían. Sobrevivir en precario no deja de ser poder aspirar a ver la luz de un nuevo día.
La colina capitolina fue el germen de Roma. En su cénit se improvisó el primer fuerte defensivo. La ciudad creció en torno a ella, se desparramó por las vaguadas y las otras seis colinas que había cerca. En recuerdo de aquella terrible derrota, a la que sin embargo pudieron sobrevivir para contarlo, los romanos erigieron un templo dedicado a Juno, la esposa de Júpiter, custodiado ya por siempre por las ocas sagradas. Juno Moneta, la advocación de la diosa, la más antipática, y mira que lo son todas, pero providencial, esa que amonesta cuando ve que nos equivocamos, que advierte del peligro que entraña el error, la vulnerabilidad frente a la inconsciencia. Nuestro amigo del MI6 le explicaba en cierto episodio a su compañero que las ocas son mejores guardianes aun que los perros, porque son hipersensibles a la presencia de desconocidos, porque siempre graznan a coro cuando alguien que no conocen se les acerca. Y en ese momento sabemos cómo acabará el relato de la serie, con una silueta furtiva entrando a hurtadillas en una casa a oscuras en mitad de una noche, para ser emboscado por aquel a quien pretende pillar desprevenido.
Para el madridismo la derrota siempre ha sido una completa desconocida. Jamás se acostumbraron a los rasgos de su geta. ¿Cómo se llama esa enfermedad que padece Brad Pitt, esa que explica el título del primer bestseller que escribiera Oliver Sacks (“El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”)? Prosopagnosia, me apunta Google. Algunos viven tan ricamente casados con el fracaso. Su memoria hasta es capaz de inventarse un romántico noviazgo. El Atleti, por ejemplo. Si al Madrid le rondase la derrota con intenciones matrimoniales lo más seguro es que la colgase en el perchero más cercano. No por nada, sino por causa de una prosopagnosia diagnosticada por House durante un diferencial en una redacción de periódico. Las ocas capitolinas graznaron cuando vieron aproximarse el peligro durante la era Lopetegui. Por eso se oían graznidos cada vez que el entrenador navarro se empeñaba en no convocar a Vinicius, que si no tiene nombre de personaje de una historieta de romanos, que venga Júpiter y lo vea. O Tutatis, porque el asunto en realidad va de galos. Hemos sobrevivido a su saqueo apelando a los antiguos muros, a los rancios valores: compromiso, sacrificio, esfuerzo, y gracias sobre todo a un tipo llamado Pintus, que nadie me puede negar que también tiene nombre de personaje inventado por Gosciny para ser dibujado por Uderzo.
Cierto, si te acuerdas de Karim Benzemá, o de Fabian Causeur en el equipo de basket, incluso de Zizou y Raymond Kopa si nos ponemos en plan nostálgico o en modo NO-DO, ya no se sabe si somos romanos o somos galos. Bueno, entre los cuatro que cito como ejemplo más que galos abundan los magrebíes, pero creo que se entiende lo que quiero decir. Además, es una batalla que doy por perdida: A la selección francesa la denominan como el equipo galo los speakers de la tele y de la radio por más que esté repleta de africanos sub y supra saharianos, de hispanos y hasta de indonesios. Tampoco hay contradicción alguna: El emperador Caracalla extendió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del imperio y de eso hace ya casi diecinueve siglos. Además, quién gozando de libre albedrío, no siendo esclavo de las modas o las mentiras que graznan las ocas, querría ser de otro equipo. El Real Madrid es el club de los hombres libres, de los ciudadanos del imperio del futbol, que actualmente abarca desde el Pacífico al Mediterráneo y que amenaza con extenderse otra vez hasta el océano que bautizara Vasco de Gama, pero aproximándose esta vez por la otra orilla.
Alguien tan taimado como Benzemá debió de ser el caudillo de los galos, Breno, quien en el 390 hizo capitular a Roma. Sus huestes sometieron a asedio la empalizada de la colina capitolina durante días, hasta que los supervivientes cayeron en la cuenta de que nadie vendría en su socorro, que sin suministros resistir era inútil. Trataron de negociar una rendición honrosa, una que permitiera a la Urb asistir al inicio de una nueva era. Se fijó un precio en oro para el rescate del futuro, que fue pesado con balanza a la vista de todos, en la explanada del foro, cerca de la Rostra, esa especie de púlpito, adornado con los espolones de las naves enemigas capturadas en batalla, donde hablaban los oradores al vulgo. Los romanos se quejaron del uso poco escrupuloso, más bien fraudulento, por parte de Breno de las pesas de plomo en el plato que hacía de contrapeso. Protestaron de forma airada ante el intento de robo, pero en vez de la ira o la crueldad hicieron aflorar en el caudillo galo su cinismo y su vena didáctica, una lección de vida para el futuro. “Vae Victus”, exclamó éste, al tiempo que arrojaba su enorme espada de metal sobre el platillo de las pesas. Las reglas las establecen los vencedores, y por lo que respecta a aquellas leyes que son anteriores al conflicto, tienen la potestad de vulnerarlas.
¡Ay, de los vencidos! No cabe tener clemencia con ellos. No a tuvo Roma con Corinto, a la que arraso hasta hacer aflorar sus raíces, los cimientos de sus edificios. Ni con Cartago, cuyos campos de labor sembró con sal para que sus futuros moradores no pudieran encontrar sustento en su patria. Ni con Numancia, a la que borró de la historia. Ni polvillo de tiza le quedó entre los dedos después de usar el borrador. No la ha de tener, por lo tanto, el Madrid ni con el Ajar ni con el Barça en los múltiples frentes abiertos. Si la vuelta de la semifinal de Copa nos e va a afrontar con una clara ventaja es por un exceso de confianza. Ni una sola vez se oyó graznar a las ocas capitolinas. Ni siquiera cuando Messi entro en la liza como recurso de urgencia blaugrana. Todo parecía tan controlado y en calma. Noche cerrada en Barcelona. Ramos dejó pasar el balón del empate en un gesto de suficiencia No hagas caso, chaval, y dale un morreo en el Hormiguero a Pilar Rubio. Ande usted caliente, ríase la gente. Quizá porque creía que Navas llegaría a tiempo de interceptar su trayectoria. Y éste no se apresuró al ver a una falange completa de gurreros custodiando el poste. Juno Moneta se mantuvo muda durante todo el lance. Ramos abrió los brazos y los puso en cruz en un gesto típico de descreimiento del peligro. Una postura corporal habitual en quien desconoce el lenguaje de las ocas. Apenas tres días después. La hinchada atlética, tan nutrida en el ámbito periodístico, apeló de forma airada a las reglas del vídeo arbitraje, que haberlas haylas, dicen, aunque es cosa que empiezo a poner en duda, porque sus autodenominados intérpretes, sus relatores en el lenguaje monclovita, no hacen otra cosa que rebatirse los unos a los otros. En todo caso, nada sustancial pueden añadir al relato de vencedores y vencidos. La victoria madridista no se explica ni con huevos de oca ni de central uruguayo. Protestaron los rojiblancos antes y después del partido, porque tener por parienta a la derrota es algo que sin duda agria el carácter. En el durante la única respuesta de Solari fue arrojar su espada britana sobre el césped para desnivelar por completo la balanza ante cualquier espejismo de equilibrio. Un 1-2 era poco botín. Había mayor apetencia de oro. Vae Victis.
Courtois, que no es galo, pero casi, que ya sabemos que las tribus que combatió César en Alesia provenían de Bélgica y Helvetia, dice en su entrevista en ABC que el gran error de sus rivales ha sido dar por muerto al Madrid. Lo sabían sus enemigos, y por eso la temían, que la gran virtud de Roma residía en su capacidad de recomponerse desde sus pedazos su ánimo quebrado, que su estrategia más efectiva era su capacidad para poner un nuevo ejército sobre el campo de batalla tras cada desastrosa derrota. Zama es una consecuencia lógica de lo ocurrido en Trebia, Trasimeno y Cannas. Si Breno dejó su tarjeta de visita en las laderas de la colina Capitolina durante su breve verano romano, César devolvió a gentileza cuando recorrió los robledales de las landas para erradicar a los druidas. Fue muchos siglos después, bien es verdad, pero es que sobre los tiempos nada dictaminan los protocolos de la guerra. 37 años tardó el Madrid en descolgar el sombrero tras la derrota del 81. Y fue nuevamente la espada britana la que deshizo el equilibrio. Excalibur se forjó con acero galés en las aguas del Manzanares, que ya no es vega colchonera. Tres veces, al menos, arrojaron los caudillos galos a Excalibur sobre el fiel de la balanza: Sobre la pizarra de Simeone con su mezquino planteamiento lisboeta, locura de Di maría mediante; Sobre los isquiotibiales de Marca Bartra; Sobre la atropellada cabeza de Karius -no echéis la culpa sobre Ramos, que el muchacho ya venía atropellado de casa-. El Real Madrid se permite tener memoria, la atesora como oro en paño porque sabe convertir las derrotas parciales en victorias definitivas.
Si de beneficios extra en la aplicación del VAR, de réditos arbitrales espúrios en definitiva, es de lo que estamos hablando, a nosotros ya nos pueden ir registrando. Que si tiene pelotas que no nos concedieran el penalti que Rauli cometió sobre Vinicius en el partido contar a Real, no hubo güebos para no pitar el que sufrió en el Wanda Metropolitano, o lo que hubo es un exceso de los mismos, pernicioso y obsceno. Es como si el discurso predominante variase a conveniencia, como si fuese maleable cuando del Madrid se trata. Estamos cansados de oír que si a falta es continuada y esta acaba produciéndose también dentro del área, entonces es penalti sin discusión posible. Una verdad diáfana y escueta, perfectamente perfilada, irrompible como el diamante, tan incontrovertible que se diría que hubiera sido dictada por la zarza ardiente para ser añadida como corolario en las Tablas de La Ley, pero que cuando ha de aplicársele al Madrid nos pilla a todos agnósticos. Cuando as criadillas de Jiménez entran en contacto con el actual talón de Aquiles de los anti-madridistas, Vinicius ya se ha adentrado en el territorio vedado para hacer faltas. Es más, si alguien tiene motivos para la queja es precisamente el Club Blanco. Ni la falta sobre Bale antes de la entrada de Casemiro a Griezmann, ni a de Correa sobre Vinicius en el prólogo al gol del francés, son tenidas en cuenta siquiera en el debate. Por no sé qué disquisiciones filosóficas relativas a la forma de aplicar el VAR. Tócate los mondongos, pero no toques a nadie con ellos, sobre todo si son uruguayos. Lo dicho, los arcanos del VAR, por lo que parce, siempre se pueden amoldar a conveniencia para que vayan en detrimento de los intereses de los inquilinos del número 1 de la Avenida de Concha Espina. Mira que el chaval es joven, me refiero al brasileño, a Vinicius Junior, y apenas un recién llegado, pues ya tiene una lista de agravios tan larga que no le cabría a Rain Man en su libreta de espiral con tapas rojas. Y en lo que se refiere al gol de Morata, se trata de mero dibujo técnico, de diédrica, esto es, de abatir planos, trazar paralelas y buscar las intersecciones con las secantes. Por cierto, muy mal Petón al apelar a esa máxima, ahora obsoleta, de que en caso de duda no debe levantarse el banderín. ¿Por qué no cuando el linier del VAR va también provisto de escuadra y cartabón. Te has quedado anticuado, querido. Este señor pierde el oremus cuando el Madrid está involucrado en los temas que trata. Y ya es pena, porque es una analista de fútbol a menudo acertado y por momentos excelso. Pero tiene un problema serio. Es como ser crítico de cine y odiar a John Ford, cómo ser incapaz de decir algo coherente de la obra del director irlandés sin que las fobias le arruinen los argumentos. Óigame es que son 114 largometrajes, un porcentaje significativo de ellos obra maestras y el resto joyería de alta gama. Escuche, es que son 116 años de historia, un porcentaje significativo de ellos como campeón de Europa y el resto campañas en la élite. Puedes clamar contra cualquier cosa, hay barra libre, pero hacerlo contra la geometría o las matemáticas es, además de una imbecilidad, de una insensatez, esfuerzo estéril. Es como predicar en el desierto. Ya puedes ir provisto de megáfono y de un ejército de tertulianos atléticos que no por ello tu discurso se va a ir de modo más nítido, va a sonar más plausible. En todo caso, si no les ha gustado a los Relaños y Petones de este mundo como ha tramitado diligencias el tribunal arbitral, cual ha sido el sesgo en la sentencia, solo me cabe decir, Vae Victis. ¡Ay, de los vencidos! Viven en una luna de miel interminable.
Postcriptum: Lo habéis acertado, las ocas capitolinas son los chicos de la redacción de As. Un final previsible para la serie de la BBC: El Barça entra a hurtadillas en el Wanda, pistola en mano. Ha atornillado el silenciador porque prefiere obrara oscuras. La muchachada de Relaño grazna, el Madrid se alerta y le pone un par. De goles y de lo otro. Luego, cuando llega el amago de reacción, Breno Solari arroja a Excalibur sobre el platillo de los méritos, que ya habrán empezado a racanear los enviados especiales de la prensa deportiva madrileña en el arranque de sus crónicas -da tanto miedito ofender los catalanes-, que habrán empezado a escribir cuando aún no ha llegado el ocaso del partido y las cenizas del rival aún no están frías. Luego es tan fácil como echar la culpa de la derrota a los modos de Ramos.
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