Soneto Treinta
Astillas de luz en tus ojos de ciego
Retén los relojes sin manecillas
que jamás a tus dudas contestaron
y esas yescas que los dioss olvidaron
en un fango de estrellas amarillas.
Retén el horror de las pesadillas
que tus gritos conjurar no lograron,
y esas naves que tus sulos botaron
para un mar de supuestas maravillas.
Nada tan cierto como es el engaño,
astillas de luz en tus ojos de ciego.
Nada tan vivo como el dolor,
como ese recuerdo que solo hace daño
y hunde en tu piel su cicatriz de fuego,
su proximidad rota y sin calor.
20 y 21 de marzo de 1986
11 y 12 de julio de 986
Y este porque me gusta tanto siendo tan triste?
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