Soneto Siete
La soledad
la soledad. la que trafica con penas,
la de afanes rotos y camas desiertas,
la de anhelos dormidos y ojos alertas,
la que derrocha mi tiempo a manos llenas.
recorro la noche pulsando en sus venas,
sembrando vacíos de estrellas inciertas,
cambiando suspiros por palabras muertas
que cubren mi mente de grises cadenas.
Soledad, la que tus manos sellarían
si tus dedos en mí al fin reviviesen,
más zafiro y diamante en mi alma cabrían.
Me hace sangrar la vida en torpes letargos,
roja penumbra que mis labios bebiesen
de labios heridos de beso amargos.
15 y 30 de septiembre de 1984
A un domingo polvoriento (30/1/84)
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