Soneto Cuatro
Nunca sabré
Nunca sabré si es un diamante sin vida
o una anémona dormida tras la roca
lo que en mi ánimo esta ausencia provoca
en la oceánica penumbra encogida.
Nunca sabré si es arena envilecida
o un caballito de mar que se desboca
esta ira infernal que todo lo trastoca,
como una árida calina sin salida.
Presiento que es imposible descubrirlo,
que es un estado sin lógica ninguna,
que no hay palabras que puedan definirlo.
Nunca sabré, todo me lleva a ignorarlo,
porque no es posible hallar respuesta alguna
si ni siquiera se ha llegado a desearlo.
3 y 31 de agosto de 1984
14 de septiembre de 1984
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