Soneto Venticinco
Soneto Venticinco
Un amor ardiendo para tu lumbre
Tengo mío para soñar tu cumbre
no más herramienta que mi tesón
y en el centro mismo del corazón
un amor ardiendo para tu lumbre.
Una cobijura de certidumbre
tan fuera del feudo de la razón
y como tributo a su salvación
mi libertad presa de tu costumbre.
Tengo con la vida el tácito acuerdo
de perseguir tu rastro hasta su causa,
de orillar el océano de tu recuerdo.
Tengo apenas de tu atención su excedente,
un movimiento que en tí se hace pausa,
tan poquito de tí que ya no intente.
16, 17 y 30 de agosto de 1985.
10 y 11 de septiembre de 1985.
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