viernes, 1 de noviembre de 2013

El Fútbol y sus aledaños (146) - Una hoguera en la Luna

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Dudas y certezas de Xabi Alonso
Diego Torres
El país - Madrid - 31/10/2013

El jugador, que acaba contrato en 2014, está a la espera de que el Real Madrid le ofrezca una renovación que ve cada día más lejana tras el fichaje de Illarra

Carlo Ancelotti aparenta ser un hombre vacilante pero alberga pocas dudas. Después de pasarse medio verano entrenando con toda la plantilla del Madrid emitió un dictamen que todos sus interlocutores en el cuerpo técnico apuntaron de inmediato. Para el entrenador italiano el jugador más importante de todos era Xabi Alonso porque era el único que por sí mismo estaba capacitado para dotar de un orden al juego del equipo. Eso que Ancelotti, empleando un lenguaje manido, denomina “equilibrio”, eso que define una suerte de balance entre el ataque y la defensa, como si ambas actividades fueran impulsos independientes de un organismo colectivo que es preciso racionalizar, es exactamente la especialidad de Alonso.

Ancelotti tiene menos dudas respecto a Alonso de las que tiene el propio Alonso respecto a su situación en el club, y respecto al club en relación con Alonso. Ya lo repetía José Mourinho: en el Madrid todo es “política”. Precisamente Mourinho, que después de tres años de trabajo psicológico dejó pocos futbolistas en el Madrid que de verdad creyesen en él y uno de ellos fue Alonso. Tal vez porque pocos futbolistas en el mundo han aprendido a calcular mejor las derivadas políticas de sus actos en el club más político de todos. Casi nadie en Valdebebas se dio cuenta con tanto detalle lo que era preciso hacer para ganarse la consideración del poder, el aval de la propaganda oficial, y, por extensión, el apoyo casi unánime de una hinchada dividida. Alonso comprendió que debía estar junto a Mourinho aunque ello le llevara a enfrentarse a sus compañeros. Esa lealtad a la jerarquía le ha servido para que en el día de su regreso, tras cinco meses alejado de la competición por problemas físicos, la hinchada le aclamara con un furor difícil de ver últimamente. La clase de apoyo que Casillas y Ramos, sospechosos para sectores extremistas de la afición, han perdido en los últimos meses. La ovación del miércoles fue atronadora: “Alooooooonso, Alooooooonso…”

Ancelotti le considera el pilar del proyecto pero dicen en el vestuario que Alonso, hasta hace poco, no se lo ha terminado de creer. En el vestuario se tiene al italiano por un técnico “presidencialista”. Esto significa que, en caso de un conflicto de intereses con el presidente Florentino Pérez, acabará por plegarse a la estrategia de la cúpula directiva. Los jugadores observan que así como la dirigencia sustituyó a Özil por Isco bien podría sustituir, llegado el caso, a Alonso por Illarramendi. Más allá de lo que piense el técnico sobre el carácter fundamental de Alonso, la pregunta que muchos se hacen es lógica: ¿Qué tan fundamental es Alonso para Florentino Pérez? Estas consideraciones han embargado a Alonso en los últimos meses, según sus compañeros. El guipuzcoano acaba contrato en junio de 2014, se quedará libre para negociar con cualquier club a partir de enero, tiene buenas ofertas sobre la mesa y si sabe jugar sus cartas podría firmar un excelente contrato con 32 años. Como el Madrid no ha priorizado su renovación, al menos hasta ahora, Alonso ha optado por pensar en sí mismo antes que en nada. Mientras no reciba una oferta concreta del club, su objetivo sería marcharse libre, cobrar la prima de traspaso, y llegar al Mundial perfectamente a punto para despedirse a lo grande de la selección.

“Tenemos que darle minutos”, dijo el miércoles Ancelotti, cuando le preguntaron por el centrocampista vasco. “Alonso tiene muchas ganas de jugar y creo que está listo para hacerlo desde el principio. Se entrenó muy bien y ha hecho todo lo necesario para estar en una buena condición física. Sin embargo, creo que para él la condición física no es tan importante como para otros porque tiene unas cualidades excepcionales para comprender el juego. Por eso puede jugar aunque no esté al cien por cien”.

Ancelotti observa que Alonso no tiene una tipología precisamente atlética y podría costarle alcanzar su máximo nivel. Frente al Rayo considera que el medio centro podría ser cualquiera. Pero, puesto a imaginar los grandes partidos por venir, apostaría por Alonso antes que por Illarramendi, a quien juzga desatento para ciertas labores relacionadas con el “equilibrio”. Alonso, por su parte, salió encantado con el calor que le brindó el Bernabéu y aseguró en Canal+ que está listo para negociar. “Ahora”, dijo, “es el momento de empezar a hablar con el club de mi futuro. Mientras no estuviera bien no me sentía con ganas de hablar. Tengo muy buena comunicación con el club”.

Una hoguera en la Luna



Tiempo hacía que no leía a mi viejo amigo el novelista Torres. En otros tiempo, cuando militaba en La Yihad, cuando formaba parte de la guardia que custodiaba el muro, cada mañana barría la tierra de nadie con la mira telescópica de mi carabina para descubrir posibles enemigos reptando entre los cascotes, en el paisaje lunar que era (y sigue siendo) el periodismo deportivo español. Aunque imagino que la nieve se habrá derretido y habrá crecido la hierba entre los escombros, dando un aspecto más a escala de lo humano al territorio entre trincheras. En aquellos tiempos me sentía un "Centinela en el muro", y tras cada amanecer, tras apostarme con mi arma tras el PC buscaba francotiradores en el bando contrario. Alfredo Relaño y Diego Torres eran las dos piezas más codiciadas -no solo para mí, para cualquier miliciano enboscado-, tal como lo era el comandante König para Vasili Záitsev, o viceversa, aunque entonces teníamos más claro quien era el enemigo. Rezaba un dicho cuando yo hacía la mili: "Alerta centinela, el enemigo está dentro y no fuera", y tras más de 150 guardias militares doy fé de la sabiduría de estas palabras. Pero por muy enquistado que esté el peligro en la retaguardia, también acecha al otro lado del parapeto tras el que me cobijo del peligro, en el incierto territorio de las palabras de los diarios matutinos.

Ha cambiado el estilo d Diego Torre desde que no busco su silueta en mi mira. Diría que sí, pero tal vez sería una conclusión precipitada. Me alertó esta mañana @PseudoRMAD sobre su artículo de ayer jueves, vísperas enmascaradas de Haloween, y creí flipar un poco. La metáfora de reptar entre construcciones derruídas cobraba sentido, creía advertir intenciones más soterradas, más cerca del suelo para no ofrecer un blanco claro a los contrarios, menos explícitas que antes, a nuestro queridísimo enemigo Torres. Torres más altas han caído, pero para que lo haga esta tendría que derrumbarse bajo sus pies los cimientos bancarios del Grupo PRISA, que por lo que parecen deben ser de hormigón armado, como los rostros de algunos de sus periodistas en nómina, porque a pesar de que la ruína del negocio de tratar de crear cierto estado de opinión en la hinchada madridista desmuestra lo erróneo de su estrategia, el fuego graneado sigue proviniendo sobre todo de los diversos tenderetes franquiciados por este grupo editorial, en especial de AS. Con Torres ejerciendo de comandante König, utilizando como señuelo para atraer incautos hacia su tela de araña al mismísimo Xabi Alonso.

Xabi, lehendakari de ultras sur:

Si el artículo que encabeza el post es decididadamente sucio, más aun lo es el twit con que lo publicita en Twitter, cargado de malévolas intenciones y cobardía a parte iguales. Convengamos que el término Lehendakari aplicado a un vasco -en realidad navarro, por tolosarra, aunque criado futbolísticamente en Donosti, ciudad en la que, precísamente, el uso del término es menos inocente- para ser escuchado en Madrid, sede social del madridismo, donde más siniestro suena -los lenhendakaris eran esos señores que en mi adolescencia, cuando explotaba un bomba que se llevaba por delante a una docena de guardias civiles, número arriba, número abajo, salían por la tele a denunciar las torturas de presos políticos en las cárceles- está cargado de malicia, más aun si se mezcla con el término Ultra Sur, formación nutrida en sus tiempos más bizarros por perseguidores espontáneos, para apalizarlos, de simpatizantes de etarras y otras raleas del izquierdismo más radical. No, no es Lehendakari un término que pueda reprocharse, en especial si nos vestimos con las mejores galas de lo políticamente correcto, pero sí que está cargado de malicia, como el término Ultra Sur, que tiene peor defensa. Mezclados forman un cóctel difícil de tragar, una de esas mezclas explosivas que no deben ensayarse en los laboratorios de química cerca del quemador de gas. Mejor sería no acercar las manos siquiera a este tuit, no vaya a ser que me quede sin dedos al teclear esto que escribo. Pero sigo siendo un centinela, lo quiera o no. El madridismo es algo de lo que no se abjura. Puede llevarte por caminos equivocados, doy fé de ello, pero es una senda que una vez que se inicia no se abandona, te lleve a donde te lleve, y las palabras de Diego Torres, el novelista, merecen una respuesta. Rasparlascon una rasqueta para despegarlas de la sartén en que han sido cocinadas y tirarlas a la basura, a la bolsa negra para detritus orgánicos y basuras. Sigo pensando que "Todos estamos invitados", no cabe la indiferencia, tan culpables, o más, son los que hacen oídos sordos a las tesis de nuestros enemigos y fingen no conocerlas como quienes le dan su apoyo explícito.

En algo si que acierta el señor Torres en su artículo, Xabi Alonso cuenta con "el apoyo casi unánime de una hinchada dividida". Eso es bien cierto. Ni un pero desde cualquiera de las facciones madridistas, que los que tienen más vocación de esquematizar clasifican simplemente en Casillistas/piperos y yihadistas/mourinhistas. Al menos peros extra-futbolísticos, porque a su juego si se los han puesto, o a su estado de forma en momentos puntuales. Pero el respeto por Alonso, como dice Torres, es unánime, aunque lo quiera teñir del color de la sospecha y conferirle un sabor acre a lo que podría ser un punto de entendimiento con el que poder reiniciar el madridismo si lográramos apagarlo entre todos para parar tanto despropósito. No, el respeto no se debe a un desempeño político de sus tareas por parte del tolosarra, mucho menos a una traición a sus compañeros, ni al servilismo con su anterior entrenador. Arbeloa, también mourinhista confeso, vive una situación más tormentosa, en mitad de un incendio que amenaza con achicharrarle, iniciado en los papeles d los periódicos, que tan bien arden, y que ahora se propaga a las gradas. Pero la diferencia entre uno y otro es la discreción del navarro, frente a la militancia expresa del madrileño. A Arbeloa no le perdonan que diga lo que piensa, aunque la mayoría de sus declaraciones sean irreprochable, a veces puro desempeño de una capitanía que, a menudo, parece completamente huérfana, el propio Casillas ha reconocido su dejación de funciones. Pero Alonso es discreto, apenas habla, casi nunca interviene, al menos de puertas hacia afuera del vestuario, razón por la que, aunque dotado para el puesto, quizá con todas las cualidades óptimas para ello, jamás podría ser capitán del Real Madrid. De serlo probablemente perdería buena parte de su ascendente sobre la hinchada, esa situación de privilegio en lo moral que no en lo futbolístico que tanto irrita a Diego Torres. Quizás hable el rencor de la envidía, cualquiera sabe. Quizás el periodista argentino esperase un reconocimiento en el madridismo a su cruzada de encargo contra los mandatarios del club iniciada hace años y que continua tras la marcha de Mourinho con nuevos objetivos estratégicos. Florentino Pérez, Ancelotti y Alonso. ¿Y por qué Alonso? Tal vez porque es un muro de carga en el que se apoya la esperanza del madridismo en el futuro, derribarlo causaría estragos en la estructura del proyecto, el deportivo y el administrativo, y habría que volver a edificar con el solar vacío, quizá ya con la intervención decidida y aceptada de los arquitecto del Grupo PRISA.

Coincido con la interpretación, pura ficción por otra parte, no lo olvidemos, que Diego Torres hace de los pensamientos de Ancelotti: "Para el entrenador italiano el jugador más importante de todos era Xabi Alonso porque era el único que por sí mismo estaba capacitado para dotar de un orden al juego del equipo". a Alonso le recuerdo  haciéndole innumerables coberturas y relevos a Marcelo, por ejemplo, logrando que el brasileño brillara con esplendor en ataque durante los fastos futbolísticos de hace dos años, cuando el Real Madrid de Mourinho deslumbraba a todos, salvo a los que quisieron ponerse anteojeras para poder seguir ejerciendo desleal oposición. Alonso ha sido el centro de gravedad del equipo en los últimos años. Si su trabajo es circunscribía sobre todo a la defensa era porque el equipo estaba siendo dominado por el contrario, si se veía desbordado también lo era el colectivo, y si le veíamos frecuentar la frontal del área rival, poner las plantas de los pies en campo contrario, sabíamos que era casi el preludio de una fiesta de goles. Alonso es un jugador netamente defensivo, un retén de reserva para acudir a donde la lucha es más encarnizada. Lo mismo que Khedira es una reserva móvil, que puede operar tanto en defensa como en ataque -más en lo primero, aunque Ancelotti le esté queriendo dar más protagonismo en la construcción del juego, para lograra las prestaciones que le da a su selección nacional-, también lo es Alonso, aunque su radio de acción es mucho más limitado. Solo cuando el equipo está muy volcado en ataque, cuando domina los partidos, es cuando podemos ver sus pases en vertical en los desmarques que proponen los delanteros. Pero en un partido más igualado serán otros los recursos: la precisión en el pase en el arranque de las jugadas, los cambios de juego, reorientando la dirección del juego de una a otra banda con pases asombrosos que sobrevuelan todo el ancho del campo, o lo recorren en longitud. Alonso es un centro de gravedad en equilibrio estable, como dice Torres que dice su entorno de trabajo que dice Ancelotti. Lo que hemos encontrado con él, lo que nos da en el césped, es quizá insustituible, mucho más importante que lo que nos podría dar delante de los micrófonos, al menos esa es mi opinión. Alonso parece carecer d amistades peligrosas, como Ramos y Casillas, y también, aunque en menor grado -menos estridentes, circunscritas a ámbitos más reducidos, a Twitter sobre todo- Arbeloa.

A Torres parece dolerle esa imagen inmaculada de Alonso, lograda aplicando a su comportamiento la misma seriedad y discreción que aplica en el juego. Sabemos o, mejor dicho, intuímos como Torres, las querencias y la postura de Alonso en cada debate que se plantea, pero es raro que tengamos confirmación de las mismas, y es bueno que sea así. Pero a Torres, dada su vocación de pocero, le duele tanta pulcritud y trata de encontrar inmundicia en lo que brilla como los chorros del oro. Confunde la pulcritud con una fosa séptica, quizá por que mira hacia su interior más que hacia afuera, hacia aquello de lo que habla, analiza y califica. Como politiqueo califica su proceder en el club. "[...] pocos futbolistas en el mundo han aprendido a calcular mejor las derivadas políticas de sus actos en el club más político de todos", afirma de Alonso. La lealtad al líder, Mourinho, se supone que hipócrita, mercenaria, interesada, porque si no no sería politiqueo, entiendo, le habría rendido provechosos frutos en la forma de "la consideración del poder, el aval de la propaganda oficial" y la dulce y jugosa guinda "el día de su regreso, tras cinco meses alejado de la competición por problemas físicos" de que "la hinchada le aclamara con un furor difícil de ver últimamente". Su Torres utiliza la expresión "aval del poder" como eufemismo del sentir de presidente, Alonso no debe ser tan buen político como nos quiere hacer creer porque más adelante nos informa de las dudas que el futbolista y el madridismo en general albergan sobre el interés del presidente por la renovación del tolosarra. En la duda el jugador habría ido a  lo suyo, a buscar alternativas, contratos con otros clubs pudiendo contar con al prima por traspaso al llegar con la carta de libertad en la mano - ¿Quizá al Chelsea, señor Torres? Cuanto morbo- y a escalonar su puesta a punto para llegar fresco y en óptima forma al mundial de Brasil. Es decir, las pesetas antes que la lealtad, que para el caso es fingida,  y la ambición personal antes que los intereses del grupo del que forma parte. Don Diego tiene valor, como aquel personaje del cómic de la infancia de nuestros padres -bueno, de la de los míos y de la de vuestros abuelos-.

Tras el partido contra el Sevilla del pasado miércoles, el del pastel con 10 goles y la guinda de su ovación al empezar a calentar en la banda y al ingresar en el terreno de juego, ésta última atronadora, Alonso anunció que una vez en activo, superada su lesión, había llegado el momento de hablar con el club sobre su futuro. A Diego Torres le podrá parecer puro postureo sus declaraciones, politiqueo interesado pero, siendo postura forzada o natural, la que el tolosarra adquiere sin pensar cuando reflexiona sobre las cosas que le incumben, es desde luego también la correcta, esta sí poco habitual en los profesionales del fútbol. En los tiempos, a veces mitificados, de Bernabeu, los jugadores que se lesionaban eran renovados de forma automática por un año si la renovación estaba pendiente. Posponer las conversaciones ha sido un riesgo sin ninguna duda. Con 32 años ya, la necesidad de buscar un recambio a Alonso sucederá más pronto que tarde. A ello ya se ha puesto el club con el fichaje de Illarramendi. jugador casi mimético en apariencia, y cuya valía y capacidad para rendir al nivel de Alonso en los aparatados del juego en que el tolosarra es más efectivo dejo para los expertos. Los que se autotitulan como tales suelen afirmar que nadie se le parece tanto vestido de corto, y me lo creo. El Real Madrid tiene ya su sustituto, pero prefiere que el cambio de guardia sea progresivo, no traumático. Esa es la intuición que tenemos todos. Salvo el Xabi Alonso de ficción del Comic de Diego Valor que publica por entregas El País, que cavila dubitativo su futuro y calcula sus posibilidades con mentalidad de contable y corazón de ególatra.

El señor Torres solo siembra en este artículo intuiciones, rumores, ideas nacidas de su fantasía para que crezcan poco a poco en artículos posteriores y poder cosecharlos en forma de bulos y mentiras la víspera de un encuentro grande. Ese es su estilo. Ya me estoy imaginando lo que podrá decir algún día si le conviene:

1) "Sus compañeros de vestuario ven estos días a Illarra más callado de lo habitual, lo ven murmurar por lo bajo, quejoso, poco atento en los entrenamientos, y probablemente la razón sea la marginación que sufre por parte de Ancelotti, que tiene órdenes de  arriba de dar prioridad en las alineaciones a Alonso para agilizar las negociaciones para su renovación".

2) "Un ayudante de Ancelotti se sorprendió al escuchar sin querer a Alonso una conversación telefónica y oir claramente pronunciar al Tolosarra el nombre Xosé. Quizá por eso se le haya visto últimamente, al decir de sus compañeros, desinteresado por los entrenamientos, porque se ve pronto lejos de Valdebebas".

3) "Los ayudantes de Ancelotti, incluido su yerno, que fue rápido a chivarse a su mujer, no hay secretos entre quienes comparten cama, ven estos días taciturno a su jefe, desinteresado por dirigir los entrenamiento, más callado de lo habitual, delegando la tarea de impartir órdenes a su segundo, el locuaz y autoritario Zidane. Quizá su estado de ánimo se deba a que se le vió discutir con Florentino Pérez hace poco. Las voces se oían a un kilómetro a la redonda del Santiago Bernabéu. Carlo trataba de convencer a su presidente de la necesidad de renovar a Alonso y el otro le respondía que se contentara con Illarra, que había que ahorrar para el galáctico  a fichar el día del cierre del mercado del próximo verano"

No, no es difícil imitar el estilo literario de Diego Valor. Ciencia Ficción de clase B, novelillas gráficas a imitación de las de Flash Gordon, con dulces damiselas que buscan la protección de formidos astronáutas que se desinteresan de los entrrnamientos al verlas combreando las caderas por los calles de Puerto Marte. Hasta es posible que los tres argumentos que esbozo se concreten en  los correspondientes artículos novelados, todos ellos, aun contando con líneas argumentales secundarias que se contradicen unas con otras. Son muchos los mundos que recorrer en compañía de la morena que imita de forma torpe los gestos de Dale Arden en la portada del tebeo. Una morena que quizá se llame Fantasy y sea princesa dl Planeta Mongo. La mies de la mentira es mucha y mucha será por tanto la siega. Hay que sembrar para cosechar, lo dice hasta la Biblia. No, no me refiero a la página de editoriales de El País si no a la que puede encontrarse en el cajón de la mesita de noche de cualquier hotel decente de los EE.UU., como dice la leyenda urbana. Hay "Una fogata en la Luna", reza el título de la aventura de Diego Valor, y me barrunto que se trata de la quema de los rastrojos de la última cosecha de mentiras, tras trillar y separar el grano de la paja. Y ya sabemos que en la luna no hay atmósfera y, por tanto, no es posible el fuego, pero Diego Valor cuenta con la complicidad de sus lectores, para que se crean los mundos imaginarios que les describe en sus textos. Tampoco Jodorowsky se atenía a lo científicamente plausible cuando le escribía los argumentos a Moebius, tampoco nos pongamos tiquismiquis. Que valor tienes, Diego, que grande es el pistolón de rayos desintegradores que blandes -seguro que fue con él con el que mandaste a Mourinho a la Premier- y que mona es la morena que agarras por la cintura. ¿No será la hermana de Juanma Castaño? Venga, lo dejo, que ésto se va de las manos. No, la morena no, este articulillo.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con el fondo del artículo. Sin embargo hay un par de cosas en las que discrepo.

    En primer lugar, no creo que Alonso pueda ser pegamento que una a esta afición. Si no puede serlo Cristiano, ningún jugador puede. Más bien creo que lo que podría unir a la afición es el odio a la prensa. Pocas cosas unen más que el odio. El problema es que los líderes de ese movimiento que podría habernos unido, mutaron en Emilianos Zapata y más tarde en Panchos Villa. Pero bueno, esa es otra historia...

    Por otra parte, la actitud de Alonso fuera del campo, a mi parecer, no es irreprochable. Seguir en Tuiter a gente que insulta a compañeros y aficionados, no me parece de recibo, e ir a comer con los que organizan campañas para expulsar al capitán del equipo, ya ni te cuento.

    No sé, tengo la impresión de que a los de un bando les pasa con Alonso, lo mismo que a los del otro con Cristiano. Los carroñeros no comen animales sanos, y estos dos lo están, y mucho. Además, ¡qué coño! Si tienes todas las noches en tu cama a Angelina Jolie, conviene hacerse el tonto cuando la pillas mirando de más al Brad Pitt de turno ¿no?

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  2. Como diría aquel, me alegro de que lo digas tú para ahorrarme el tenerlo que hacer yo. Estoy muy de acuerdo contigo, aunque lo que señales sean discrepancias con mi artículo. CR7 no puede ser el pegamento que una la dos piezas (puede que sean más, pero por simplificar lo dejamos en un par) en que se ha partido el madridismo porque el tardo mourinhismo le tiene guardada una, o incluso dos: Haberse enfrentado a Mou y haber hecho migas con Casillas o, al menos, haber firmado la paz con él. Le sostiene su tremendo rendimiento actual. Hubo amagos de cobrarle la deuda durante su dubitativo inicio de temporada pero se ha vuelto incuestionable. Peor aun: imprescindible.

    Tienes razón en que quizás la actitud de alonso fuera del terreno de juego no es irreprochable. Aunque más que de actitud yo hablaría de posición. sabemos donde se sitúa, pero en cuestión de gestos creo que no ha cometido muchos errores. La cena aquella de La Latina quizás. Pero a lo mejor tampoco. Lo que a mi me molestó en su día del incidente fue las muchas mentiras que se contaron, no tanto el hecho en sí. Si me hubieran dicho: "Pues sí, cenamos con los jugadores y compadreamos con ellos un rato, porque son amiguetes. Y nos contaron esto y aquello, de lo que se puede decir...", quizá seguiría en el "movimiento", como eufemísticamente le denominas tú. Pero fue una mentira detrás de otra, y todas ellas evidentes e innecesarias. Primero que era mentira la noticia de la cena, que era un bulo de la prensa. Luego que nadie del "movimiento" había estado presente. Para acabar hablando de una cena privada que, sin embargo, se organizó con un cronista de la prensa.

    A Arbeloa le empaña su hoja de servicios en cuanto a gestos, que los suele tener grandes, haber asistido impasible al linchamiento, deportivo y a veces incluso moral, de Carvajal, su sustituto, por parte de sus aliados en las redes sociales. A Alonso ni siquiera eso. Su extrema prudencia creo que le imposibilita para ser capitán del equipo. Lo mismo que Ramos se pasa de frenada y a menudo se salta muchas luces en rojo, Alonso frena casi siempre antes de tiempo y se queda a muchos metros del semáforo siempre. Alonso no puede ser el pegamento para el madridismo, pero si un punto de acuerdo. Es respetado por todos, por unos más que otros, eso te lo concedo. A eso me refería más o menos en el artículo, aunque a veces divago y supongo que me contradigo. Su vuelta al equipo fue un momento dulce, de los que tan necesitados estamos, al que Diego Torres no se resiste a poner una gota de amargor. El argentino nos quiere cabreados para que en vez de partirse en dos cachos el madridismo se haga añicos que no haya quien recomponga.

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