Kings Of Leon - Pyro
También sus suburbios, callejones y sótanos (tan solo un desahogo)
Algunas mañanas saben a derrota. Bien quisiera que olieran a napalm y victoria, surfear las olas del río indiferente al fuego cruzado, ver desplegarse a mis espaldas el Séptimo de Caballería en el dosel azul del cielo, pero Matrix no tiene firmamento, solo una inmensa oscuridad que tratamos de colmar de palabras, porque tememos incluso aun más al silencio que a las tinieblas. Palabras que no digan mucho, que no obliguen a ir a la guerra. Y de tan medidas que las parimos solo encontramos consuelo en reiterarlas, en repetirlas como una letanía aspirando a que se convierten en el rezo de muchos. El conocimiento está sobrevalorado, ponerlo en manos de cobardes es como susurrar al oído del sordo que no tiene lengua con la que poder propalarlo.
En el miedo ajeno es donde medran los cobardes. Miedo a perder la credibilidad, miedo a enfrentarse a quienes se intuye que mandan, aunque nadie haya repartido cargos, miedo a la confrontación con quienes disfrutan con ella, con quienes han hecho de la pelea callejera en Twitter su seña de identidad, su impronta, su logo y su lema. ¿Si sumáramos todo lo que sabemos y lo contáramos querría oirnos algún sordo?¿Querría propalarlo algún mudo? Yo creo que no. Lo llevo viendo desde esta última primavera, que para mí bien pudo haber sido la última, y no sólo en Matrix. A nadie le interesa lo que pasa. Tal vez si para cotillearlo en MDs, en los chats privados de otras redes sociales, pero no para discutirlo abiertamente en Twitter. Y así, poco a poco, se nos va pudriendo el madridismo desde la cabeza a las extremidades. La pobredumbre ya alcanzó a las partes vitales del organismo, desde el instante inicial, porque se inició en ellas, en ellas tiene su fuente, su génesis y su motor de bombeo. ¡Qué bien le iba a la Yihad cuando no tenía amos, comandantes a los que rendir cuentas! Qué bien nos iba a los madridistas en Twitter cuando no teníamos que pasar revista cada mañana ante el sargento de guardia. Te podías sentar ante el PC y tuitear incluso sin haberte afeitado, sin miedo al arresto. Ahora ya nadie se libra de la regañina si no atiende al rango de quien le interpela y le da el trato debido.
¿De qué me sirve ahora el ya te lo dije? ¿Para qué vuelvas a mandarme al limbo después de decir que soy despreciable? Te advertí de esta gente y solo sirvió para parecerte un paranoico, para que lo dijera incluso abiertamente en Twitter. Nadie escarmienta en cabeza ajena, es bien cierto, eso es algo de lo que solo son capaces precisamente los paranoicos, o quienes parecen serlo. Tú dirás ahora si tenía razón, y de qué me sirvió entonces. Te has convertido en un dique que impide la propagación de su pobredumbre, estás en medio, reubicarte o quedarte quieta te va a servir de poco. Y reza porque en vez de a la confrontación te condenen al silencio. El silencio es el infierno de los valientes, y quizás por eso yo me he sentido tan cómodo en él, porque no soy nada más que otro cobarde que facilita el que ellos medren. ¿Vamos a dejar que lo que te han hecho quede impune? Supongo que sí, porque ¿qué otra opción tenemos? ¿Contárselo a ese sordo mudo que es el madridismo tuitero? A la gente le da igual. A tí te parecían paleas de críos en un patio de colegio cuando te ponía al tanto de los hechos, y eres una mujer inteligente, incluso valiente. Recuerdo perfectamente tus reproches, los velados primero y los explícitos más tarde, justo antes del unfollow. Si te les enfrentas tendrá que ser en canales privados, en los sótano de Matrix, sin testigos para la improbable victoria, en una de esas peleas soterradas en las que ellos tanto disfrutan, en las que están tan bien entrenados. Tienen la fuerza del número de su parte, no necesitan tener la razón. También la pereza del madridismo a reflexionar sobre lo que intuye. El madridismo prefiere que se lo den todo masticado, regurgitado, digerido a medias, y tiene un serio problema en la errónea elección de sus progenitores. Llegará la primavera y en vez de los títulos llegará el ajuste de cuentas de los que alegarán ignorancia con quienes fuimos tan cobardes para no contarles la verdad a sus sordos oídos.
Es mi propio miedo el que les alimenta, en el que medran como pobredumbre en la madera. Y hay días que me da tanto asco todo que desearía que ardieran todos los bosques del planeta, abrasar con napalm todo el arbolado en pie para disimular el olor a derrota con el aroma de la ceniza.
Rescates de Twitter
El día después de escribir lo anterior, que nada explica, tan solo es un desahogo, tuiteo esto que creo que describe un poco mejor lo que siento:
1.- Me contaron una parábola que viene muy a cuento. Un hombre está en una fiesta. La habitación donde está está atestada de gente.
2.- En un momento dado, ante su incredulidad, ve avanzar desde la puerta de entrada un elefante enorme. Nadie pronuncia una sola palabra.
3.- De alguna manera inexplicable, aunque ocurre ante sus ojos, ve como el animal es capaz de avanzar hacia el centro de la sala.
4.- Parece imposible con la cantidad de gente que se interpone en su camino. A una de ellas la aplasta con una pata sin alterar el la zancada.
5.- Tampoco se altera el murmullo de las conversaciones. Nadie parece haber advertido lo sucedido. La irrupción del animal y la tragedia.
6.- Y cuando el hombre cree haberse vuelto loco de remate y va a solicitar ayuda advierte algo que le pone los pelos de punta:
7.- Que los invitados a la fiesta esquivan disimuladamente cuando caminan cerca del cadáver o los lugares donde ha defecado el elefante.
8.- Sí, los vómitos de Messi van a ser porque, de lo despistado que va siempre, ha pisado una de las inmensas cagarrutas del elefante.
9.- Y Xavi a su lado se queja de que la hierba no esté lo suficientemente alta como para poder restregar la suela de la bota si le pasa lo mismo.
10.- Lo sorprendente de las parábolas es que puedan aplicarse a varios niveles de realidad superpuestos a la vez.
11.- A la situación de desamparo en que vive el RM en el universo fútbol, con burlas del mandamás del asunto tras ser atracado en el Ñú Camp.
12.- A los desmanes de quienes denuncian esa situación todos los días y con una mano pontifican y con la otra agreden a los suyos.
13.- La realidad parece a veces un dibujo de Escher lleno de paradojas que la inteligencia trata de borrar sin éxito del ojo por imposibles.
14.- Omertá es el palabra que define al día. RT si sabes de lo que hablo. FAV si haces como que no ves al elefante.
Epílogo
Exactamente 3 meses después de escribir esta entrada, @Alexcibernetica respondía en Ask a una pregunta anónima. Su respuesta tal vez de algo de sentido a todo esto.
¿Por qué te llevas mal con el Inspector Gadchet?
Cuando rechacé cenar con él en Madrid (por cierto, me ofrecía tambien presentarme a Jabois ese fin de semana, debe de ser que no se considera bastante premio) me lió un buen follón en Twitter tergiversando un tuit que escribí, y acudiendo a sus amigos (segunda vez que no se considera lo bastante él solo) para que me trolleasen. A raíz de aquello nuestra correcta (y mínima) relación se cortó, y él, imagino que dolido aún por mi negativa (el trolleo no le resultó lo suficientemente satisfactorio), se dedicó a ir contando por ahí que yo conseguía a los invitados a los podcast de manera poco ética (a cambio de fotos subidas de tono, cosa que cualquier persona que haya sido invitada a uno de los podcast que yo he moderado podrá desmentir, pero claro, a una mujer es fácil atacarle siempre por este tipo de temas), pero actuando, según creo, de manera muy cobarde, cuando uno de mis compañeros de web le recriminó su comportamiento cara a cara. Hay tuiteros que son muy hombres en Twitter. Pero sólo en Twitter.
Como entenderás hay motivos suficientes para que este señor no goce de mis simpatías.
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