lunes, 1 de abril de 2013

El Fútbol y sus aledaños (124) - Por mí, que siga Lama, pero no en ABC



Por mí, que siga Mourinho
Manolo Lama
Tiempo de Juego - Diario ABC - Madrid - 01/04/2013

Es un buen entrenador, aunque no me gusten su fútbol ni sus maneras, pero nos da mucho juego

Se está extendiendo la teoría de que Mourinho no seguirá en el Madrid por culpa de la prensa. Yo alucino. El que manda en el Madrid es Florentino Pérez y no ha nacido todavía el periodista capaz de influir en sus decisiones. Aquellos que piensan que la prensa puede fulminar al entrenador, o minusvaloran a Florentino o no le conocen. Mourinho tiene contrato y si quiere continuar no hay nada que se lo impida. Otra cosa es que la prensa sea la excusa perfecta para coger la maleta y volar.

Soy periodista, me siento orgulloso de ello y en mi vida ni yo ni ninguno de mis compañeros creo que hayamos puesto o quitado presidentes, técnicos y jugadores. Como mucho, habremos influido en la opinión de las masas sociales de los clubes.

El portugués es un buen entrenador, aunque a mí su fútbol y sus maneras no me gusten, porque pienso que hacen mucho daño a la entidad blanca. Pero quiero que siga porque, egoístamente, a los periodistas nos da mucho juego. A los realizadores de televisión, para cazar el instante en que le mete el dedo en el ojo a Tito Vilanova. A los fotógrafos, para captar el instante en que espera en un parking a un árbitro. A los reporteros de a pie, para sentir en sus carnes la amenaza en un cuarto del Bernabéu, por una información publicada. A los cámaras de televisión, para pillarle cuando ordena a los futbolistas que se auto expulsen en Amsterdam. A sus periodistas seguidores, para que sigan fomentando el odio y la división en el madridismo. A los exfutbolistas y hoy comentaristas, para que sigan recibiendo andanadas a través de la palabra. Por todo ello, ¡cómo no voy a querer que siga!

Además, Mourinho ha conseguido que esos que llevan la bandera anticonstitucional a los campos y que gritan ¡España, España!, quieran ahora que la selección de Del Bosque pierda. Y que dos símbolos del madridismo como Casillas y Ramos sean declarados «no gratos» por los ultras del Bernabéu. Por favor, Florentino, por el bien del periodismo y del Madrid ¡renuévale de por vida!

Por mí, que siga Mourinho

Por mí, que siga Lama, pero no en ABC

Se está extendiendo la teoría de que Mourinho tiene una prensa afín. Lo hace Lama en el artículo que se comenta en este escrito. Y uno se pregunta si el comunicador de COPE no supondrá que todo el mundo es tonto. Sabemos que lo supone de Arbolea, de cuya supuesta estupidez se regodeo en un momento de euforia durante una retransmisión, al intuir que el Real Madrid iba a naufragar en la Champions aquella tarde de fútbol trágico y épico en el Bernabeu. Lama quiere extender la bendición de la propia estulticia de sus argumentos urbi et orbi, a todas las sensibilidades de la ciudad del madridismo y a todas las trincheras del planeta fútbol. Me parece excesivo apostolado, casi un papado. Y no es que tenga nada en contra de que quiera asumir tan gigantesca tarea. Sí a que quiera hacerlo desde un diario confesional como "mi" ABC. Porque la confesión del ABC, aparte de la católica, ha sido siempre la de procurar siempre la buena escritura de quienes siempre han trabajado o colaborado en él, y Manolo Lama no alcanza el nivel mínimo ni para escribir en un diario amateur de instituto.

Se conoce a Lama por múltiples cosas. Se le recuerda por ser el primero en improvisar una ONG en favor de los pobres en plena conexión informativa. ONG que combinaba el trabajo a pie de calle con los indigentes con el humor televisivo. Un humor qué, comparado con el suyo, hacía que el del show de Benny Hill pareciera fino, fino, filipino, en vez de humor de trazo grueso y británico. También se le conoce por ser el estimador oficial de la COPE del tamaño de los genitales de los entrevistados en los programas nocturnos. A esas horas en que a la gente se la supone en Camas, y de ahí quizá la necesidad de ir mensurando el tamaño de los genitales de la gente, aunque luego resulte que están en un plato de radio y no en un dormitorio. Asímismo, es el biógrafo, improvisado también, de "El Negro", como a él le gusta llamar al añorado Andrés Montes. Del que le hemos oído contar significativas anécdotas en los intermedios del programa de la cadena Cuatroº "Los Manolos". Anécdotas llenas de tetas, gayolas de las que le proponía a Ramos aquella noche y felaciones, quizá queriendo emular el tipo de humor que el supone -que a suponer a lo grande nadie le gana, que a Benny Hill le habría gustado ejercer con sus compañeros de reparto en los descansos de las grabaciones de sus programa. Como decía, a Lama se le conoce por muchas cosas, pero ninguna ligada a la profesión del periodismo, hablado o escrito, por eso me extraña verle en el decano de los periódicos, abusando con su columna de la paciencia de los madridistas y de los lectores en general.

Lama fue el furgón de cola en la deserción en masa de los generales y soldadesca de Carrusel Deportivo, rumbo a la competencia, tantas veces vituperada. Otros lo hicieron a las bravas, pero el tuvo que llorar lo suyo, a quienes se fueron antes que él para que lo rescataran, y a sus jefes todavía para que le dejaran marchar con quienes decía que eran los suyos. Las bravuconadas de hoy, de a diario, chocan con el recuerdo que de él tenemos en aquellas fechas. Tanto exhibir tronío continuamente para acabar pidiendo una limosna en forma de rescisión de contrato, tanto mendigar una voluntad de entendimiento para acabar mofándose de los indigentes postrados en la acera. La trayectoria de Lama está tan llena de contrastes y contradicciones como falto de matices esta su forma de ejercer el periodismo. Es éste un periodismo que el quiere hacer creer macho, aunque esté lleno de cobarde arrojo, de hombría en el toqueteo de los genitales de los varones que tiene más cerca, de defensa a ultranza de propuestas banales que a nadie le importan y nadie piensa rebatirle. Denominado como "comunicador", quizá para no gastar el vocablo periodista cuando se le alude, uno se lamente que su teléfono no comunique más a menudo para que tuviéramos menos noticia de su existencia.

No se me entienda mal, yo no quiero que Lama abandone el periodismo, porque egoísticamente nos da mucho juego a los mourinhistas. Nos permite el lucimiento a los blogueros, con sus raquíticos argumentos y su prosa de indigente en buenas letras, que son presa fácil en el juego al contraataque. Cualquier párrafo que uno escriba para rebatir uno suyo parece como salido de la pluma de un literato del Siglo de Oro. Uno se siente a veces como Quevedo, con su talento para las maldades literarias, al hacerlo blanco de las invectivas. Un astro puede lucir por la intensidad de su propia luz o por contraste con cuerpos opacos que le rodean. Y el quehacer de Lama es bien opaco en cuanto a ingenio y talento expresivo. Comunica, pero a voces, porque lo suyo es vocear más que argumentar. Y si de viva voz, gracias a su tono agreste, parece que su discurso trajese más ideas de las que en realidad lleva, por escrito su discurso es claramente un caudal fluvial menor y además en pleno estiaje, seco en cuanto a propuestas, sin flujo alguno de noticias. Además, es útil como ejemplo andante de lo que no se debe decir o escribir al ejercer el periodismo. Tantos estudiantes de la profesión hay en mi TL, tantos periodistas titulados en excedencia forzosa que pueden beneficiarse de su ejemplo, aunque sea en negativo... Este señor confunde la noticia con la opinión, la opinión con el insulto zafio, y el insulto zafio con la patente de corso. Si ha podido ejercer el periodismo y medrar en la profesión, si ahora es cabecera de cartel en varios programas de distintos medios de comunicación, es porque, precísamente no existen medios afines a Mourinho. Todo lo más algún periodista despistado, algunos francotiradores que cubren la cuota discrepante con la que cubrir las apariencias de cierta imparcialidad en las tertulias. Aunque lo normal es que ni eso exista, que los sanedrines de la radio solo los compongan los más fariseos y los más belicosos zelotas de la profesión periosística, que las tertulias sean como coros de plañideras profesionales que lloran la muerte profesional de Mourinho con varios meses de anticipo. Lamentos que solo son sinceros en lo que se refiere a la tardanza en producirse el deceso.

En el inicio del artículo Lama trata de exhibir una humildad que nunca ha tenido, tal vez para sentirse en comunión con lo que predican los suyos que son las virtudes del buen fútbol. Entre cuyas cualidades la humildad es siempre la que primero se menciona. Así, nos trata de convencer de que la prensa tiene escasa influencia a la hora de quitar o poner entrenadores. Y la ingenuidad de la propuesta casi sonroja. En otros tiempos bastaba uno sólo de los diarios deportivos madrileños para hacerlo. Los ejemplos son muchos al respecto, todos por lo visto embebidos de señorío deportivo y periodístico. Hoy el problema, para la prensa, es que ni siquiera los dos al tiempo, sumados a los de el otro extremo del puente aéreo y el resto de prensa madrileña no especializada, apenas pueden moverle la silla al entrenador o al presidente del Real Madrid unos milímetros, y sin poder descabalgarles de sus puestos. Y eso a pesar de tener toda la maquinaria para fabricar mentiras y agrandarlas y amoldarlas a sus fines haciendo uso de la demagogia a pleno rendimiento. Y el problema no se debe a que la capacidad de ejercer presión de la prensa haya mermado, o a que las calderas no funcionen al máximo, sino a lo agigantado de la genitalia de su oponente. Ese que Lama no quiere echar. Y uno se pregunta si no será por si se deja caer por los estudios de COPE para hacer otra entrevista, y en esa esta vez no se esconde detrás del burladero y se atreve a ejercer la tarea que libremente ha asumido, la de mensurar de la genitalia de los invitados.

Mourinho no necesita excusas para irse. Motivos sí. Y aunque se le han dado muchos estos casi tres años que lleva en el club merengue, empezando por los insultos personales, el acoso a su familia y a su intimidad, y la hostilidad a cuantos le rodean, tengan o no relación con la profesión que ejerce, aquí sigue de momento. Le gustaría a Lama ser el motivo para que alguien con más hombría que él -cuyo tamaño tanto le gustaría estimar, a ojo y palpando-, reculase y buscase las tablas, el territorio en que mejor puede defenderse. Inglaterra, por ejemplo. Pero no creo que su insignificante periodismo haya llamado la atención de Mourinho. Su zafia manera de ejercerlo tal vez sí. Pero con tanto ruido de fondo que hay en torno al Real Madrid su discurso es apenas distinguible del de otros de su misma ralea. Si es que alguien estuviera tan loco o ocioso, aburrido de no hacer nada, como para querer clasificar los ruidos en base al grado de molestias que causan o el nivel de decibelios. Y ya sabemos lo mucho que trabaja Mourinho, que a tantas bocas da de comer. Además en construir cosas, no en derribarlas por simple odio, o por una manera equivocada de ejercer el corporativismo. Acusa Lama a los periodistas que siguen a Mourinho, que el sabrá quienes son y a donde le siguen, de fomentar el odio y la división en el madridismo. Acusa a algunos aficionados del equipo de querer la derrota de la Selección Española. Y lo dice él, que no puede disimular lo mucho que goza cuando narra las derrotas del equipo merengue, que hace oídos sordos a lo que la afición dice, a la que acusa de ser como moscas que van detrás de la mierda cuando no le compran sus mentiras. Goce debido sobre todo a odios personales. Sordera trufada con sus propios gritos y exabruptos, como si quisiera llenar el silencio de su propio cerebro con sus propias voces, equivocadas en el tono y en las formas.

Manolo Lama es un simple reponedor de tópicos. Recoge los que se han venido creando durante la semana y los coloca en los estantes de su artículo, que nunca trae nada novedoso, nada que no sepamos ya, noticias u opiniones originales, eso que se llama buen periodismo, y que debieron impartir sus profesores mientras él jugaba a las cartas en el bar de la facultad. Que lo renueven en COPE y lo hagan vitalicio, que la emisora ya no tiene remedio, en la sección de deportes al menos. Pero no lo quiero en ABC, "mí" ABC, cuya Tercera y páginas interiores estaban hasta hace bien poco reservadas únicamente a lo mejor del oficio y hasta de la intelectualidad española. Que un diario en el que han escrito, o escriben aun, Benavente, Lázaro Carreter, Wenceslao Fernández Flórez, Pio Baraja, Edgard Neville, Azorín, Ruíz Quintano, Juaristi o García de Cortázar, por decir los primeros que se me ocurren, lo haga semejante gañán clama a los cielos. Se me abren las carnes con sólo pensarlo. Pido desde aquí a la familia Luca de Tena que den finiquito a semejante elemento, a semejante cuerpo extraño en lo que hasta hace poco era un diario de anatomía literaria exquisita. Que espabilen los responsables del diario, que no se dejen engañar en los trueques de estrellitas periodísticas a la hora de pactar alianzas o compensaciones en las fusiones de medios. Si la gente que dirige COPE quiso repescar en la piscina de la competencia a este arenque en tomate para contentar a su nuevo tiburón estrella de los deportes, allá ellos. Les colaron un túnel a pesar de llevar sotana. Pero ABC es una institución prestigiosa y centenaria. Que le dejen ejercer la profesión para nuestro lucimiento en la galaxia Blog dentro del Universo Matrix, pero fuera de "mi" ABC cuanto antes.

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