El ‘caso Casillas’ solapa al Galatasaray
Diego Torres
El País - Madrid - 02/04/2013
Mourinho dice que el meta debe esperar su oportunidad y deja caer que nadie juega por decreto
La adjudicación por sorteo del Galatasaray como adversario en los cuartos de final de la Champions supuso una inyección de entusiasmo para el Madrid y para José Mourinho en particular. El mánager, que se considera a sí mismo como la figura providencial que ha sido capaz de meter al equipo por dos años consecutivos en semifinales después de una etapa de sucesivas frustraciones en octavos, vislumbró una nueva clasificación y, de inmediato, se puso a planificar el futuro con la abnegación minuciosa que le caracteriza. Sus proyectos estuvieron marcados por Iker Casillas, el capitán operado de la mano izquierda hace dos meses, con quien mantiene una larga historia de desencuentros. Siempre preocupado por su imagen, Mourinho se interrogó menos sobre cómo superar al Galatasaray que sobre cómo gestionar el regreso del ídolo incrementando al mismo tiempo su reputación de gestor infalible de recursos humanos: ¿qué hacer con Casillas? Su respuesta fue un plan de reincorporación deportiva indisolublemente unido a una estrategia de comunicación.
Dicen sus compañeros que Casillas se entrena a un nivel muy alto desde hace una semana. Que pudo ir convocado a Zaragoza el viernes pasado lo mismo que podría jugar sin problemas contra el Galatasaray. Pero que Mourinho retrasa su reaparición. Las razones del técnico son tan sinuosas como su personalidad. Quiere demostrar que sin Casillas se pueden alcanzar las semifinales pero, para no tensar la cuerda con la opinión pública, piensa en restituirle una vez eliminado el Galatasaray. A partir de entonces, el mánager considera que ya no tendrá nada que perder. Si el Madrid cae en semifinales, o en la final, sutilmente podrá explicarlo en la presencia invasiva de Casillas, que juega porque los medios presionan. Si el Madrid gana la Champions, nadie se acordará de Iker.
No hizo falta que insistieran en preguntarle por el portero. Ayer Mourinho centró la exposición de su conferencia en Casillas. Quiso dejar claro dos cosas: que Casillas goza de privilegios que no le corresponden y que no será él quien se los consienta fácilmente. Para decir esto sin que se lo atribuyan, el mánager sacó un papel con la presunta transcripción de las declaraciones de un periodista de Onda Cero a quien él considera amigo de Casillas. “Yo tengo unas palabras suyas de hace años atrás”, dijo, dirigiéndose al periodista, “en donde usted dice: ‘El jugador equis juega por decreto. Un entrenador que concede este privilegio perjudica al jugador. No se puede hacer a un jugador titular por su estatus. El palmarés no puede hacer alineaciones...”.
El Madrid juega hoy el partido más importante de la temporada y Mourinho parece más obsesionado que nunca con su imagen, sus planes, y Casillas. Sobre su imagen fue contradictorio. Ayer rechazó una manifestación en su apoyo programada para el sábado por algunos aficionados: “Lo agradezco, pero me gusta que el apoyo sea en el estadio y al equipo, no a las personas”. El pasado mes de diciembre él mismo programó un plebiscito sobre su figura antes del derbi con el Atlético.
Resumen del incidente en www.periodistadigital.com
Fernando Burgos: "Mourinho echó a Valdano y metió a su hijo" - www.periodistadigital.com
Hostias de Fernando Burgos y compañía contestando a Mourinho - Madridismo Subversivo
Rueda de prensa - www.ecodiario.eleconomista.es
Los Intimmisimi de Casillas
Si algo ha quedado perfectamente claro en la rueda de prensa de ayer de Mourinho son tres cosas. Dos de ellas las sabíamos y la tercera la intuíamos. La primera de la ya sabidas, es que a la prensa española no le interesa el Real Madrid. Y no sólo me refiero a que no le interese su bien, que las cosas le vayan razonables, que esta tarde encarrile la eliminatoria de cuartos de la Champions contra el Galatasaray, sino a que no es un tema que les interese siquiera, el estado de los jugadores, como afronta el colectivo merengue el choque, que táctica o jugadores contempla el entrenador en su planteamiento del partido. La inmensa mayoría de las preguntas de los periodistas versaron sobre Iker Casillas, de forma explícita o implícita. Si la pregunta de Fernando Burgos llevaba su carga de veneno hacia Diego López, y pretendía saber la situación de su íntimo amigo, que había de lo suyo, aunque de forma velada, se llegó a preguntar a las claras, "adelante con los faroles", como decía Super García, sobre la evolución del portero mostoleño, que sabemos seguro que no jugará contra los turcos. Ninguna curiosidad sobre el estado físico de Varane y Xabi Alonso, ambos vitales para el equipo madrileño en estos momentos y fundamentales de cara a esta tarde, sobre una posible mejoría, ya puestos a preocuparse por los que no están aun al cien por cien, del lateral brasileño Marcelo, que es como el plan B el solo en el ataque merengue. Como tantas veces, sólo interesaba lo que podía suscitar morbo, en especial los periodistas españoles. Porque los turcos, como hacen los de todos los países en los partidos internacionales, dejaron en evidencia a los de nuestro país.
La segunda cosa ya sabida para lo que lo sucedido ayer fue un ejemplo a sumar a los muchos que ya se tenían, es que los periodistas de la Cruzada son harto predecibles. Fernando Burgos siguió con su cantinela habitual, esa canción que tararea a coro con el resto de colegas de profesión que son Intimissimi de Casillas, que están en permanente contacto con el ser más íntimo del mostoleño. Algunos periodistas se ajustan a la realidad y actualidad de Casillas, a su vida personal y profesional, tan bien como la ropa interior que anuncia Irina Shayk, la novia de Cristiano, a su privilegiada y septentrional anatomía. Algunas prefieren lo que les muestra lo más bellas posibles, realzando sus propias cualidades, mientras otros eligen la comodidad, ropa de batalla, como se suele decir, que se pegue con el mundo por ellos y resalte o fabrique con la imaginación esas cualidades que vocear al mundo. Según los Intimmisimi de Casillas, Iker sería un dechado de discreción, lo que estaría en franca contradicción con el hecho de que todos ellos tengan confidencias que hacer sobre el portero. Para disimular, tarde y de forma torpe, lo que ya es un secreto a voces, que Iker es el topo del vestuario merengue -a sabiendas o no, que el debate de si es tonto o mal intencionado supera mis competencias y mi interés-, hace dos noches, en el programa Punto Pelota, se le ocurrió a Iñaqui Cano la curiosa fórmula de atribuir como fuente de cierta confidencia, de la que nos hizo partícipes a todos los espectadores, lo que le había contado Casillas a su topo. Creía el periodista que volviendo sobre sus huellas caminando para atrás con sumo cuidado, iba a poder despistarnos acerca del lugar de procedencia de sus palabras y su meta al decirlas. Ay, Señor, Señor, como si no estuviéramos hartos de ver en la tele películas de indios. Siguiendo el rastros periodísticos nos hemos vuelto tan hábiles como los apaches mescaleros. Sabemos que la procedencia de todo lo que dicen Cano, Burgos, Colino y un largo etcétera es el portero mostoleño. También, que su meta es hacer daño a Mourinho, procurarle unas condiciones laborales tan difíciles que fuercen su marcha. Sabía Mourinho, estaba razonablemente seguro que así iba a ser así, que Fernando Burgos iba a preguntar sobre el gran debate que interesa a la prensa, el de la portería blanca -en realidad el futuro profesional inmediato de Iker-, y por eso le fue posible tenderle una celada, como los pieles rojas a los cuchillos largos. Si Burgos hubiera llevado el sable envainado por una vez, Mourinho no se la podría haber sacado, siguiendo la soez pero jocosa expresión que ayer más se utilizaba en Twitter, en los momentos inmediatamente posteriores al lance con el periodista de Onda Cero.
La tercera cosa que quedó meridianamente clara ayer, es el gran forero que podría llegar a ser Mourinho en los foros de debate de Matrix. Si hay algo que irrita sobremanera a un adversario dialéctico, mucho más que un insulto, que no deja de ser como disparar al aire para hacer ruido, es enfrentarle a sus propias palabras para mostrarle la contradicción que supone su postura en ese momento. Nada deja tan desnudo a quien se nos enfrenta que usar sus propias palabras para rebatirle. Es jaque mate sin paliativos al tiempo que atropello con vehículo de gran tonelaje. Te deja derrotado y hecho un Ecce Homo para los restos, y ya solo queda apelar a la defensa de la propia dignidad con gesto amargo, más por desahogar la vergüenza que para reparar el honor, que ese ya se ha perdido por el desagüe. Echó mano al bolsillo Mourinho y fue como verle caminar hacia las tablas para pedirle a un subalterno el estoque de matar. Para cuando lo desplegó sabíamos que el toro estaba cuadrado y en posición, y recibió la estocada resignado y con la cerviz quieta y humillada, hasta la bola, sin rechistar. Eran palabras suyas las que vertía Mourinho por su boca, era la sangre de tanta afrenta al entrenador la que manaba de la suya. Algunas de ellas producto de las insidias del propio periodista. En un programa de Onda Cero de hace casi dos años, por ejemplo, se permitía mezclar al hijo de Mourinho en una de sus filípicas dedicadas al entrenador: "Echó a Valdano y metió a su hijo pequeño. Le ha metido de recogepelotas en el estadio Santiago Bernabéu, le ha metido en entrenamientos. Mourinho ahora mismo es el Real Madrid. Es el Real Mourinho". Quien a hierro mata a hierro muere, en este caso por un estoque de papel, una chuleta repleta con sus propias manos. Palabras que siempre tratan de herir las de la prensa, por eso no es extraño que se conviertan en estoque en la mano adecuada. El periodismo deportivo español se está suicidando, empeñado en esta guerra que tiene planteada contra Mourinho, para muestra un botón con lo sucedido ayer tarde.
¿Y qué decía lo apuntado en la chuleta? Cosas tan sensatas como que ningún futbolista debe jugar por decreto, sí o sí, al margen de su estado de forma, de si hay otros compañeros que puedan realizar su tarea mejor. Que tal situación va en contra en primer lugar del propio futbolista, y también del club en el que esté enrolado, porque le estanca, le merma iniciativa a la hora de querer progresar, de mejorar en su trabajo, en su nivel de juego, al tiempo que merma la eficacia del colectivo. Palabras que habrían enorgullecido a cualquiera, pero que al escucharlas Burgos comprendió su condición de Intimmisimi transparente. Al mirar a Fernando Burgos se adivina lo más íntimo de Casillas, y que no se nos excite Manolo Lama. Cuando habla Fernando Burgos oímos las quejas de Iker. Porque esa es otra de las claves: Casillas solo filtra sucesos y declaraciones, falsas o no, que tratan de dañar la imagen de Mourinho, a menudo la personal, que puede ser incluso más grave, según se mire. Mientras que lo que filtraría el cuerpo técnico -de ser cierta esa reiterada denuncia de los Intimmisimi de que el portugués también filtra-, serían aspectos meramente profesionales: Un estado de forma aun insuficiente bueno para jugar o ir convocado, una mano que se aparta ante un disparo a quemarropa en un entrenamiento. Nada sabemos de la forma de ser de Casillas por boca de Mourinho, pero con lo que ha rajado "Casillas" se podría escribir el guión de la próxima entrega de la saga cinematográfica de Aníbal Lecter.
El jugador X, cuya alineación Burgos denunciaba en las frases de la chuleta, podrían ser tantos que la realidad del dato abruma. Tantos han sido los entrenadores desbordados por el poder de los jugadores veteranos, en pleno declive profesional, sombras de sí mismos que deambulaban por el campo para quitar luz al juego colectivo, que parece hasta descabellado que algunos quieran echar del banquillo local del Bernabéu al primer mister que se recuerda en mucho tiempo que es capaz de ser dique de contención ante las presiones llegadas de donde sea, desde dentro, desde fuera, o incluso desde arriba, de la UEFA y Dios Nuestro Señor, que alabado sea. La del tándem Casillas-Intimmisimi es una presión muy bien coordinada desde dos direcciones diferentes, no siempre perfectamente alineadas, prensa y vestuario, en la que Saritísima haría la veces de junta cardán, indispensable para que el empuje y el giro se transmita de unas partes a otras de la alianza. Me decía el otro día un vecino... Perdón, seamos precisos, el tipo del sexto B le dijo a mi topo del portal, que el que creo que es el jugador X tenía varios periodistas en nómina para hablar bien de él en los medios. Quizá esa era la realidad que Burgos denunciaba en la chuleta de Mourinho, que tanto indignaba a sus escrúpulos profesionales, a su conciencia personal. Por eso se entiende el duro golpe que debió resultar ayer saberse en la nómina de los afectos de Casillas, ser uno de esos periodistas que evita que pueda verse desnuda la realidad del portero. Y que no es otra que el hecho de que lleva casi dos años en un estado lamentable de forma y en trayectoria descendente. Que su pereza sólo se ve superada en intensidad por su ira hacia Mourinho. Que la lujuria ha invadido su ámbito profesional, con su novia afectando su labor en el equipo, y aun la de sus compañeros. Que la avaricia de reconocimiento le impide ejercer su cargo como capitán del equipo con propiedad, más preocupado como está de su imagen que de proteger a los suyos, por ejemplo, Callejón, al ser tildado de mentiroso por sus amigos culés de La Grana. Que ha transmitido la envidia que siente por la situación de Diego López a sus Intimmisimi, que se descuelgan cada vez que pueden hasta sus tobillos para ver si son capaces de enredarse en los del portero gallego y hacerle caer de su puesto de titular. Que la soberbia le impide hablarse con algunos de sus compañeros de vestuario, como Alonso y Arbeloa, porque eso sería como renunciar a su situación de privilegio en el imaginario colectivo. Que la gula le tenía con un sobrepeso de seis kilos antes de su lesión, como desvelan torpemente sus Intimmisimi cuando tratan de argumentar una mejoría en su estado de forma. ¡Qué dramático sería todo esto si no fuera tan cómico! Cada vez que tratan de vestir con elegancia la desnudez de Casillas sus Intimmisimi solo nos muestran el relieve de sus partes pudendas.
Ejercía anoche Burgos su derecho a la réplica en Onda Cero, veinticuatro horas ininterrumpidas lo lleva ejerciendo, él y sus colegas de profesión, casillistas o antimourinhistas, algunos ambas cosas a la vez, y no se privó de ametrallar a todo lo que se movía. Como no, a Mourinho. También a quienes le apoyan en Twitter. A su abogado en determinados asuntos. Y a su jardinero lo hubiera hecho si conociera su nombre. A sus palabras, relativamente mesuradas, pero totalmente hipócritas -porque decir que su pregunta no iba en menoscabo de Diego López, a favor de su "campañita" para lograr la vuelta a la titularidad por decreto de Casillas, al margen de su estado de forma, es insultar a nuestra inteligencia-, siguieron los de otros contertulios. En su pastoral, monseñor Segurola, una vez más, se quejó amargamente de la impudicia que se ha adueñado de aquestos reinos madridistas. Luego vinieron las bravatas de Gica Craioveanu, que es como ese colega al que le pides y siempre te da en exceso, sabedor de a quién debe el puesto de trabajo. "Yo a Mou no lo soporto... entre comillas", nos decía Gica, y le deseamos que cuando lo tenga junto a si, sea entre paréntesis, en un momento Kit-Kat, porque cuando pone a trabajar su inteligencia para elaborar discursos de reprobación de Mourinho es verdad que nos hace reír bastante. Como aquella vez que le replicaba (en la radio el turno de réplica a Mourinho está abierto las 24 horas del día, como los Seven Eleven o las gasolineras de las autovías) por quejarse del mal trato que se le da a los portugueses del Real Madrid en España con estas sorprendentes palabras: "No te quejes, que mucho peor lo tienen los rumanos".
A lo largo de la tarde, noche y madrugada rajaron todos, en esta y el resto de emisoras de radio, sin que Mou tuviera derecho a la réplica. Que digo, ni siquiera a una defensa, a la presunción de inocencia. La imagen de Mourinho dio con sus huesos en la cárcel del periodismo nada más llegar a Barajas hace tres años. Cárcel a la que esporádicamente va a visitarlo su hijo, quedando a pernoctar no pocas veces por la inquina que ya le procesa la prensa patria el apellido oriundo de Setúbal. Oyeron música de clarines el otro día los periodistas en el programa de Punto Pelota, cuando Pedrerol desveló que un aficionado, que decía haber preguntado a Mourinho sobre su posible marcha, indicó como máximo responsable de sus pesares el trato que recibe de la prensa. En cualquier cabeza sana eso habría supuesto un toque de atención para sosegar los ánimos, no lo que ha sido a la postre: Un toque de corneta militar llamando a la carga. Desde entonces viven gozosos en la expectativa de que lo que vienen vaticinando desde hace tres años, el Apocalypse Mou, llegué finalmente en mayo, tras que el ángel anunciado por San Juan rompa el Décimo Sello de la Champions. El alborozo no es poco y está muy mal disimulado. Y ayer Mou les dio una excusa para arreciar cual granizo de tormenta de primavera. Pero yo veo en la celada de Mou casi un motivo de esperanza. Vuelve a ser el que era: Combativo, inexpugnable para sus enemigos, intratable para quienes quieren darle maltrato psicológico. Ese abrazo con Florentino Pérez en el hotel de Zaragoza ha sido como una terapia vitamínica. Vuelve por donde solía, y la hinchada se lo agradece. Ser mourinhista es escuchar un sermón diario del periodismo. Y nosotros si que no tenemos derecho a réplica alguna, con esa querencia que tienen los deditos de los periodistas de cliquear en la función del menú de Twitter que permite el "bloqueo" de tuiteros.
Lo verdaderamente irónico de todo esto, de lo que ocurrió ayer, lo que demuestra la hipocresía y el cinismo con los que la prensa se mueve en los tiempos actuales, es que quien tenía preparada una encerrona era la prensa a Mourinho. Lo demuestras el tema recurrente en la rueda de prensa y en los artículos publicados en los periódicos esa misma mañana. "Caso Casillas", lo denomina Diego Torres en su artículo, sacando la lectura contraria a la correcta de las decisiones del entrenador. "Siempre preocupado por su imagen, Mourinho se interrogó menos sobre cómo superar al Galatasaray que sobre cómo gestionar el regreso del ídolo", nos dice el señor Torres, cuando en realidad lo que ha hecho el portugués es extirparle de la situación, aislar el "Caso Casillas" de la eliminatoria de cuartos, posponer la gestión de su vuelta para mejor ocasión, para una menos delicada y con menor riesgo en caso de ir mal dadas. Otra cosa es que la prensa haya realizado esfuerzos ímprobos para solapar ambos asuntos. Nuevamente, quien denuncia el delito, la prensa, es quien realmente lo ha cometido. Ya dije antes lo previsible que es, por eso es tan fácil anticiparse a sus movimientos dialécticos, por eso son carne de cañón, o "desecho de tienta", expresión que parece más del agrado de Roberto Palomar, en los debates de Twitter o en cualquier foro. Ellos no dicen, sólo retuitean, alegan, cuando les sacas la chuleta con sus palabras exactas la vez anterior que se discutió un tema sobre el que vuelves a debatir con ellos.
Que Diego Torres diga que "No hizo falta que insistieran en preguntarle por el portero. Ayer Mourinho centró la exposición de su conferencia en Casillas", parecería el colmo del cinismo si no lo conociéramos, si no supiéramos que es incluso capaz de mucho más, que el argentino no tiene techo cuando se trata de tergiversar los hechos y retorcerlos a conveniencia. Él no necesita una junta cardán para que un suceso que no se corresponde con otro parezca su consecuencia o su causa, según convenga a la causa del anti-mourinhismo. Contestó Mou sobre el "Caso Casillas" únicamente cuando fue cuestionado al respecto. Con chuleta en el caso de la pregunta de Burgos, que ignoro si pertenece al Comando Chuletón del Txistu, o de alguna otra sede parlamentaria del periodismo, pero no me extrañaría. Ese deseo de tratar sobre este particular tema estaba, en el mejor de los casos, a la par entre quienes preguntaban y quien respondía. "El Madrid juega hoy el partido más importante de la temporada y Mourinho parece más obsesionado que nunca con su imagen, sus planes, y Casillas", insiste Torres, como ese borriquito que mueve el molino trazando círculos, pero sin ser capaz de extraer agua al estar el cauce seco. No, Torres no es un Intimmisimi, que sepamos, sólo ropa de andar por casa, para usarla sin miedo a que se estropee o se manche. Para esos están los amigos, que al tiempo que le dejan a los pies de los caballos ante los aficionados al Real Madrid, entre quienes cada vez tiene menos defensores, pierden su credibilidad como periodistas a un ritmo por el que ya puede considerarse como hemorragia.
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