Carta abierta a José Mourinho
¡La que ha liado usted, estimado y admirado señor Mourinho! Y es que cada día tengo más claro que usted supone la revolución que había pendiente en el Real Madrid. Ayer mismo caí en la cuenta de a quien me recuerda en su actitud habitual, a medias desafiante, a medias como enojado con todos. Pues a Ulie Stielike. ¿Quien si no? Me encanta contar la anécdota del día que le llevaron al plato del telediario de La 1 para una breve entrevista. Aquel ceño poblado fruncido casi daba miedo. Supongo que era de lo que se trataba porque él era un líder en el campo, no como los de ahora, que lo son en los eventos publicitarios, y debía infundir respeto tanto en los suyos como en los contrarios. El presentador de las noticias le pregunto: "Les vale el empate. ¿Saldrán a empatar?". Y el contestó con un infinito hastío por lo estúpido de la pregunta: "Yo siempre que me ato las botas es para ganar". No sabría decirle si esa respuesta es exactamente lo que significa el madridismo, porque creo que el madridismo son muchas cosas, algunas de ellas contradictorias o aparentemente incompatibles. El tesón de Camacho, Pirri, Zoco y Stielike. La fantasía de Zidane, que en cada cabalgada se convertía en un cisne en vuelo. La pausa de Butragüeño en el área que era capaz de detener el tiempo. Los pases de baile de Mijatovic en los instantes previos del gol que nos dió La Séptima. Madridismo son muchas cosas, sería difícil definirlo de forma exacta. Lo que si se es que lo que usted representa cae de lleno en el corazón de lo que representa el Madrid para todos nosotros en todos los rincones del planeta.
Dice usted de si mismo que es un profesional, que va donde le proponen un reto interesante, que no es madridista. Y le entiendo. Por eso no sabe la falta que hacía la revolución que su llegada ha supuesto. Todo este ruido y esta furia se debe a un intento de sofocarla. El Madrid llevaba décadas callado, aguantando robos y humillaciones. Sí, ya sabemos todos lo que dice el tópico, que a los grandes siempre se les favorece, y que si el Madrid ha sido el más grande la resolución del silogismo es que se trata del club que se ha visto más favorecido por los poderes fácticos del Fútbol. Convincente si no fuera porque son al menos dos las semifinales de Copa de Europa en las que el Madrid ha sido vilmente atracado ante los ojos de todos. Mire que curioso, en ambos casos por la misma causa, el miedo a que el Madrid perpetuase su imperio, y contra el mismo rival, que de forma industriosa siempre se convierte en ese pescador que se beneficia de que el río baje revuelto. Ligas también le he visto perder al Madrid en circunstancias anómalas. Pero no hace falta centrarse en los asuntos grandes, también en los pequeños es siempre el perjudicado. Una prensa hostil y una que no ayuda, y ninguna que sume. Comités que siempre deciden en su contra. Permanente tema de debate. El Madrid ha de ser el modelo de virtud mientras los demás se suenan los mocos con la decencia y el fair-play.
Les molesta usted porque desde el primer día les ha plantado cara, ha retado a quienes tratan de perpetuar ese status quo en el que el Madrid es el perjudicado y también el culpable. Como en aquel relato de Chesterton en que el asesino era el cadáver. Al Madrid siempre se le perjudica, se le critica y además se le achaca la culpa. Siempre ha sido así desde que yo recuerdo. Y recuerdo desde hace mucho. Vi debutar en el propio Santiago Bernabeu a José Antonio Camacho siendo un niño. Yo. Bueno, también él. Ambos lo éramos. Si usted se marcha el Madrid seguramente doblará nuevamente la cerviz, tendremos palabras amables durante un tiempo de nuestros supuestos aliados, y al cabo de poco las cosas volverán a ser como han sido siempre. Y de usted por seguro que el juego de la caza miserable y cruel se practicará con su sucesor. Es curioso que la prensa le exija respeto cuando es un concepto que no maneja porque lo desconoce. El otro día durante el clásico las emisoras de radio de cobertura nacional se dedicaban más que nada a ridiculizar a sus jugadores, Coentrao y Altintop sobre todo. Y todavía se ganaba 1-0. Ay, señor Mourinho, a veces me avergüenzo de ser español, cuando veo lo xenófobos que podemos llegar a ser. Para la prensa solo son válidos los jugadores españoles. Todos los jugadores extranjeros que ahora son indiscutibles han tenido que pasar por el purgatorio de ser ridiculizados por los periodistas. Marcelo y Benzemá son los ejemplos más recientes. Pero hay muchos otros de tiempos anteriores.
No se vaya, señor Mourinho. No se vaya nunca. Es usted puro madridismo. No recuerdo a nadie que represente tantas cosas a la vez de ese cóctel que ha ido preparando la historia. No se lo quieren reconocer pero su fútbol es elegante. Pero también es coraje. Con usted ha vuelto la calidad, pero también las noches de remontada. Nada motiva más a un madridista que empezar perdiendo. A veces nos puede la calma, la simpatía por el contrario. Tenemos nuestros defectos, animamos poco, no asustamos desde la grada a los equipos contrarios, pero créame si le digo que sabemos querer a los nuestros. No de importancia a los pitos. Todos los grandes menos el Buitre los han escuchado. Y no siempre significan desaprobación por la persona. A veces son solo una discrepancia con quien se quiere. La afición del Madrid es una amante huraña que le cuesta expresar sus sentimientos y sus estados de animo, en especial los positivos, pero a usted le llevamos ya en el corazón. Hoy en la rueda de prensa entre a matar al periodismo, quiero una estocada hasta la bola. Pediré para usted las dos orejas de As y el rabo de Marca con más fervor que nadie.
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