Contagio - Contagion - Steven Soderbergh - 2011
Contagio es una peculiar película de Steven Soderbergh, muy en la línea de Traffic en cuanto al modo narrativo. En aquel otro film se abordaba un problema también de carácter global, que afecta a muchas personas en diferentes partes del mundo. Un problema que en cierto modo constituye también una pandemia, el del tráfico de drogas. Y se hacía empleando el genero casi documental, con inserciones de escenas dramáticas y elementos de ficción, siendo además una película coral, con gran cantidad de personajes, no pudiéndose determinar de forma clara quien o quienes eran los protagonistas o se situaban en el centro de la trama. No obstante, aunque el tono narrativo sea parecido, pueden establecerse claras diferencias en el modo de abordar el proyecto. Variaciones quizás producto del aprendizaje conseguido al planear y rodar Traffic y en el intento de resolver los problemas y posibles desajustes en el resultado final de aquella gran película. Así, por ejemplo, los elementos de ficción tienen un tono mucho más contenido en su componente dramático. Suele achacarse a Contagio el ser una película fría, incluso gélida, con escasos alusiones a la componente emocional que acarrea el tema que se aborda. Una epidemia de las proporciones que se describe acarrea muchas muertes. Digamos que la materia prima de la que disponía el director para crear momentos de intensa emoción era inagotable. Las muertes de personajes clave del film son muchas. Sin embargo, son parecen otros los objetivos prioritarios del guión, que trata de ofrecernos una visión global del desarrollo de la crisis, utilizando los personajes más como vehículos conductores de la narración, para ayudar a explicar lo que ocurre, que como elementos para analizar la componente emocional de las situaciones planteadas, aunque a mi modo de ver tampoco se desdeñan. Más bien soy de la opinión de que no es frialdad sino contención lo que hay en el modo de contarnos la historia.
Apenas iniciada la película, Mitch (Matt Damon), el personaje que representa al hombre de al calle en el film, ha de afrontar la muerte de su mujer, Beth (Gwyneth Paltrow), recién llegada de un viaje de trabajo a Hong-Kong, y del hijo de esta de un anterior matrimonio. El mazazo no solo es para él sino para los propios espectadores, que asisten a la muerte de una cara muy reconocible, la de una actriz con la que quizás se hayan identificado y hayan elegido para vivir la trama desde dentro. La escena en que los médicos del hospital tratan de explicar a Mitch la muerte de su mujer es un prodigio, ya que sin abandonar ese tono contenido, resulta extrañamente creíble. Mitch escucha a los doctores disculparse, argumentar que el desenlace ha sido inevitable. Lo hace con paciencia, sin mostrar casi emociones en su rostro. Y cuando los doctores acaban su exposición, su pliego de descargo se diría, pregunta: "¿Puedo entrar ya para hablar con mi mujer?". es un hombre completamente superado por los acontecimientos, aturdido y que no es capaz de razonar con lógica. Cuando el doctor insiste en que su mujer ha muerto se niega a creerlo, trata de argumentar lo absurdo de la proposición. Apenas esa mañana estaba bien. El desenlace ha sido demasiado rápido. A lo largo de la película Mitch obra con cautela para tratar de preservar lo único que le queda valioso en la vida, su hija, habida de un matrimonio anterior. Es consciente, por unos datos que se le aportan durante la investigación epidemiológica, que su mujer le fue infiel. Casi parece saberlo de antemano. Su suegra le asegura en las instalaciones de la funeraria que su hija, a pesar de sus errores, le quería. Una forma de hacernos saber que todos eran conscientes de los fallos de ese matrimonio. Sin embargo, Mitch acepta todo lo que se le viene encima casi con resignación, al margen del breve estallido de ira durante su discusión con el doctor en el hospital. Será casi al final del metraje cuando le veamos exteriorizar por primera vez todo lo que siente al ver unas fotos de Beth en la memoria de una cámara digital. El mismo reprimirá el llanto para no influir negativamente en el ánimo de su hija, que empieza a recuperarse de los meses de pesadilla vividos. Y de esta forma tan comedida se nos hará saber que los personajes son humanos, sin desviar la atención de lo que más interesa y sin romper el tono comedido de la narración.
El guión tiene esa capacidad de las películas americanas para explicarnos como funcionan las cosas, de forma comprensible y hacerlo creíble. Su responsable, Scott Z. Burns, lo es también de una de las películas de la saga Bourne, donde la trama también parece avanzar desbocada hacia el desastre. Me entero trasteando en Google que es el primer candidato para escribir la secuela de Blede Runner. He mirado su curriculum y es de los más singular. Aparece, además de como guionista de varias películas, entre las que destacan Contagio y la última, y dicen que la mejor de la saga Bourne, como productor de aquel documental que tanto dio que hablar: "Una verdad incómoda", en el que Al Gore hablaba sobre el cambio climático, y también como director de algún capítulo de la serie de TV Californication. No parece llevar mucho en la industria del cine, pero si tener una carrera meteórica. Es la segunda vez que trabaja con Soderbergh, que unas veces parte de guiones propios y otras veces se apoya en otros escritores.
Muy importante en la película es la música compuesta por Cliff Martinez, que ya trabajo para Soderbergh en Solaris. Si en la película de Ciencia Ficción la música ayudaba a crear atmósferas casi oníricas, a explicar la fascinación e influjo que el planeta viviente ocasionaba en quienes lo contemplaban, creando una sensación de estancamiento en la trama, de no avance, de eternidad incluso, en Contagio los cortes de la banda sonora ayudan casi a todo lo contrario, a crear una sensación de avance vertiginoso, de continuo y acelerado progreso. Los cortes en realidad son variaciones sobre una misma melodía, casi abstracta, que, sin embargo, tiene un claro parentesco con los temas musicales de Solaris. Habrá que concluir que la música de Martinez es claramente identificable, que tiene un sello muy personal, además de ser claramente funcional y ser hábilmente utilizada por Soberberg para mejorar el efecto de lo que intenta suscitar en los espectadores. El primer corte, como buena parte de los demás, acompaña a una ráfaga de planos y escenas, magistralmente montadas, que tratan de explicar los hechos de forma muy visual. Vemos en muy pocos minutos como se desencadena la epidemia y sus efectos en los primeros contagiados.
Contagio - Banda sonora - Corte 1 - They're Calling My Flight - Cliff Martinez
Contagio - Banda sonora - Corte 4 - Move away From The table - Cliff Martinez
Contagio - Banda sonora - Corte 8 - Affected Cities - Cliff Martinez
En un extenso grupo de cortes de la banda sonora se aprecian elementos que semejan latidos de corazón y/o el ruido de manecillas de un reloj, en ambos casos claramente acelerados. Ritmos inconfundibles, constantes, que procuran esa sensación de avance, de desasosiego, casi de amenaza, ya que sabemos que cuando en una películas se escuchan las contracciones de un corazón es porque muy probablemente va a pararse. El corazón de la sociedad, que hacia el último tercio de la película parece muy cerca de detenerse. Son cortes con muy ligeras variantes, por lo que se ofrecen únicamente tres ejemplos, siendo los restantes, salvo excepciones, muy similares, los mismos elementos musicales mezclados de otra forma, ensamblados de un modo alternativo, como si de un mecano sonoro se tratase, o procurados con otros instrumentos o sonidos alternativos, aunque claramente emparentados.
Otros temas de Martinez permiten subrrayar momentos de emoción o suspense. En este grupo purde destacarse especialmente el momento en que Erin (Kate Winslet), la doctora del CDC encargada de investigar la epidemia, su modo de avance, sobre el terreno, en Minneapolis, descubre que está infectada y ha comunicárselo a su jefe, Ellis (Lawrence Fishburne), máximo responsable del centro de tratamiento de epidemias de Atlanta (CDC). Sabe que su contagio supone la muerte, casi fulminante y es evidente que el mazazo emocional es brutal. La perspectiva de todo ha de cambiar necesariamente al enfrentarse a un hecho así. No obstante, tras un breve momento casi de pánico, se recompone, entre lágrimas efectúa las gestiones necesarias, en este caso conocer de boca del recepcionista del hotel donde se aloja quienes han estado en contacto con ella o su habitaciones y donde se encuentran, y dar a conocer la noticia a su jefe, para que busque sustituta. esta llamada no solo es burocrática sino personal. Del otro lado del hilo la respuesta puede parecer fría, pero transmitir su abatimiento, piensa Ellis, solo puede suponer empeorar el estado anímico de Erin, que ahora mismo se sostiene a duras penas. Nuevamente hemos presenciado una escena cargada de emoción interior, pero hábilmente diseñada para no suponer una ruptura en el tono general de la película. la música que la subraya es la del corte que se incluye a continuación.
Contagio - Banda sonora - Corte 10 - I'am Sick - Cliff Martinez
Un aspecto curioso de la película, sobre todo por los tiempos que corren, tan proclives a que se crean las teorías conspirativas y a suponer que los estados y organismos internacionales gobiernan y actúan no con el fin de servir a sus ciudadanos sino de acuerdo a oscuros intereses, es que Soderbergh se decanta claramente por los poderes. El único villano de la historia es Alan Krumwiede (Jude Law), un periodista freelance y creador de un blog, supuesto experto en este tipo de temas, en manipulaciones globales, oscuros intereses supra-estatales y autor de un blog con millones de seguidores, que creen más en lo que él dice que en lo que dicen sus respectivos gobiernos. Los héroes de la función, con sus debilidades, siempre dentro de los márgenes de lo tolerable, son los funcionarios públicos del CDC y la OMS. Incluso el militar de alta graduación que supervisa la actuación del CDC, un almirante con entorcuados en la bocamanga de la guerrera (Bryan Cranston), llega a hacerse simpático. Pudiera ser que la elección de este actor, dado a conocer sobre todo por su trabajo en la televisión en series cómicas de humor disparatado, como "Malmcom in the Middle" y "Breaking bas", fuera uno de los mayores aciertos del casting si ese fuera el fin, ya que la idea preconcebida de él nos imposibilita aceptarlo como el clásico militar que pretende servir a los intereses del gobierno, o a los suyos propios, cueste lo que cueste. Piénsese en los personajes homólogos en "Estallido", la película de Wolfgang Petersen, los generales encarnados por Morgan Freeman y Donald Sutherland, quienes están dispuestos a emplear una bomba sobre el área infectada cuyo efecto devastador solo es superado por las bombas atómicas.
Laurence Fishsburne compone su personaje con gran acierto, dentro del clima de contención emotiva del que venimos hablando, aunque no serán pocos los gestos humanos que le veamos hacer. Su punto de vista será el único global, él único que tenga una visión de todos los aspectos del problema al que se enfrenta la humanidad, constituyéndose en el eje de la narración. Aparte del interpretado por Matt damon, el papel más goloso es el que da vida Kate Winslet, una doctora eficiente del CDC, pero al mismo tiempo vulnerable y apocada. la actriz, tan camaleónica, capaz de dotar a sus creación lo mismo de frialdad que de extrema calidad, nos propone en este caso una mujer víctima del vértigo que le planteada la situación, pero al mismo tiempo capaz de sobrellevarlo para realizar su labor con eficacia y rigor. Todas sus vacilaciones y miedos hacen a la doctora que interpreta más creíble. El papel de Marion Cotillard ofrecen menos posibilidades de lucimiento, una doctora de la OMS encargada de investigar el origen de la epidemia, el primer foco de contagio, situado en Hong-Kong. Menos lucido pero aun así fascinante, por que la presencia de esta mujer es casi hipnotizador. habrá que convenir que las actrices francesas, las mujeres de esta nacionalidad en general, tienen algo indescifrable que ejerce magnetismo en quienes las contemplamos. Los ejemplos son muchos. El más reciente es el de esta actriz, de éxito fulminante en los últimos tiempos en el cine USA.
Marion Cotillard
El personaje de Alan Krumwiede, el único negativo como antes hemos indicado, sirve para que nos alarmemos aun más de lo que deberíamos, que es mucho, durante la primera mitad de la película, tal vez para poner momentáneamente en entredicho la capacidad y honestidad de los encargados de dirigir la crisis. Pero a medida que la credibilidad de estos aumenta, hasta llegar a cotas de puro heroísmo, con la muerte en combate de Erin, y los riesgos casi suicidas que asumen quien logra descifrar el genoma del virus y la empleada del CDC que elabora la vacuna, que la prueba consigo misma para acelerar el proceso de verificación. Mientras, el personaje de Jude Law se va volviendo cada vez más antipático, nos van dando más motivos para recelar de él, hasta que al final concluimos que se trata únicamente de un embaucador que trata de lucrarse con la situación. El análisis que realiza Soderbergh de los agentes que actúan por libre es claramente negativo. Es el punto de vista oficial, que ve en internet un enemigo, no un cauce para mejorar la libertad de las personas, su acceso a la información. Que sepamos lo que no nos conviene no es bueno, se nos viene a decir. "Los blog son solo graffitti con signos de puntuación", exclama el científico que descifra la secuencia de ADN del virus (Elliot Gould). A mi me dolió oirlo, para que negarlo. Todo lo que se lea en internet ha de ponerse en cuarentena, porque puede contagiar paranoias y destruir la labor de quienes si tienen información veraz y pueden resolver los problemas que se le plantean a la sociedad. Es pues el planteamiento del director muy poco revolucionario, apegado al poder. Y podría estar en lo cierto. en todo caso es una postura insólita en los tiempos que corren, en que ser descreído y receloso, no creer en nada ni en nadie, parece lo inteligente, casi la postura ética.
Alan propone como tratamiento para la enfermedad el uso de extracto de Forsitia, desaconsejando en su blog el empleo de la vacuna que ha conseguido sintetizar en los laboratorios del CDC. es cierto que todo acaba en un anticlímax. El ritmo vertiginoso del film se ralentiza notablemente en los minutos finales. No se nos muestra una visión clara de los efectos de la epidemia sobre el mundo, destinándose el final a narrarnos secuenciados, ahora que hay tiempo, por así decir, los momentos más emotivos del film, sin cargar las tintas claro. Mitch improvisa un baile de graduación en el salón de la casa familiar para su hija, que lleva recluida meses en su casa, y al que invita a su novio, del que lo ha separado todo ese tiempo para evitar el contagio. Vemos la escena ante aludida, mientras los adolescentes bailan un tema de U2, en que Mitch se deshace al fin en lágrimas. Solo un breve estallido que logra sofocar cuando su hija le reclama para que se incorpore a la fiesta de tres. También asistimos al momento en que el Doctor Ellis expía sus culpas mediante un gesto noble. Y todo acaba tal como empezó, en la más absoluta cotidianeidad, tras lo cual la película rebobina y contemplamos el día 1 de la historia, la forma en que se crea el virus, en una granja porcina asiática.