En la última escena de la serie "True Detective", cuando Marty, uno de los protagonista, parece haberse reconciliado al fin con el irreductible pesimismo de su compañero Rusty es cuando llega la revelación. Cobijados por una noche no desemparada del todo por las estrellas, en el porche del hospital donde se recuperan de sus heridas, las de Rusty que le han hecho orillar la muerte y hasta caminar descalzo por la otra ribera, éste le dice a su amigo: "Marty, creo que no lo has entendido". "Pues explícamelo", le replica con una sonrisa en la que por primera vez en toda la narración no hay reproche alguno. "Es verdad que la noche es inmensa. Que hay mucha más ocuridad que claridad, pero la luz poco a poco gana terreno". Dieciseis mil millones de años de creación resumidos en una escueta sentencia con la que no puedo estar más de acuerdo. Galaxias esparcidas ante nosotros como la espuma del oleaje al batir sobre la playa del vacío. El escozor de la luz en los ojos, como la sal del agua, porque buceamos en la oscuridad con los ojos abiertos.
Tengo exactamente la misma sensación que Rusty, que la luz gana terreno, que el tiempo está de su parte, que la oscuridad repta hacia el abismo con la lenta parsimonia de quien se sabe derrotado pero que el tiempo de su reinado será aun muy dilatado. La muerte ya no me espanta tanto como antaño porque sé que cuando deba recorrerlo ese camino estará parcialmente iluminado por las antorchas que portan aquellos que nos precedieron. Este verano se cumplirán 20 años de la muerte de mi padre, y si bien es verdad que en la distancia los rasgos se difuminan, incluidos los suyos, también lo es que a través del fuego las siluetas se estilizan en la reverberación del aire caliente ascendente que tiende hacia las alturas y el infinito. La luz gana terreno con una dulce sonrisa que evidencia la ausencia de drama. Si ahora no te tengo, eso apenas importa porque ahora sé que tiendo hacia tí como hacia un pozo de gravedad, que si tú eres toda mi luz, allá donde el tiempo se roce con el infinito llegarás al fin hasta mí para desdecir toda una eternidad abrasada por tu ausencia.
Cuando las distancias son absurdamente inmensas la proximidad se convierte en tan improbable como la lejanía. Acercarse a tí desde el otro extremo del infinito es posible en un universo que progresa desde la nada y que concita toda tu luz, que se derrama en miriadas de estrellas para abarcar y rellenar poco a poco tu sideral ausencia. Galaxias espirales que me recuerdan a los remolinos de tu pelo. Un vacío que se va colmando con tu presencia. Sé que mi padre te hubiera aprobado, tu seriedad, ese querer ser simpre la solución al problema, ese querer darte a todos pero permaneciendo fuera de su alcance. Como ya dije, se trata de un asunto de distancia, de pura Astronomía, de órbitas que divergen, de planetas helados en trayectorias de escape, de ser tu satélite y existir en la cara oculta de la luna.
"Lost Stars". Keira Knightley. (BSO de "Beguin Again"). Canción nominada al Oscar en 2015.
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