Chocolate negro
1.- A mi chica le cuesta verbalizar los cariños. No vive en Madrid, así que la relación es más que nada telefónica y epistolar, esto es wathsappeada.
2.- Cada vez que le digo que la quiero, lo que sucede con bastante frecuencia porque me divierte sentir su turbación, la demora en las contestaciones aumenta significativamente, como si estuviera comunicándome con Saturno
3.- En realidad salgo ganando con mucho, porque para compensar su torpeza verbal me demuestra el cariño con hechos. Es un amor que más que escucharlo lo tacto, lo percibo con el resto de los sentidos.
4.- Con precisión casi astronómica en la periodicidad de los envíos llega a mi buzón un paquete postal repleto de chuches. No es metáfora. Mi chica me envía chupa-chups y ositos Haribo por correo certificado
5.- En los últimos envíos está tratando de educarme en el gusto por el chocolate negro. Empezamos por el de pureza al 72% y, tras adaptarme a su sabor y aprender a apreciarlo, hemos pasado en el último envío al de pureza al 74%.
5.- Va a ser un noviazgo largo. Casi que lo deseo, porque así podré tener suministro de chuches a perpetuidad. Para cuando lleguemos al 98% espero que Correos ya haya generalizado el uso de drones en su servicio de paquetería
Cucarachas
1.- Dice mi chica, que ha estado este finde en la playa, que ayer vio una cucaracha en un bar y enseguida se acordó de mí. Dicho así suena demoledor. Dan ganas de ponerse a llorar y no parar nunca. Pero todo tiene una explicación.
2.- Esta última es la frase más espeluznante pronunciada nunca. La pronunciaron las nazis cuando se liberó Auschwitz. Lorena Bobbit después de castrar a su pareja. Truman cuando ordenó a la tripulación del Enola gay sobrevolar Hiroshima una mañana de agosto.
3.- Lo hago yo ahora tras escribir tan poco glamouroso tuit, con la esperanza de que tras presentar el pliego de descargo y las oportunas alegaciones no me atropellen mis propias palabras y la fiscalía anti sordidez desestime presentar cargos contra mí
4-. Mi chica me conoció mientras me formaba como controlador de plagas urbanas y luego su apoyo fue acicate para no cejar mientras trataba de meter la cabeza en un gremio tan poco sexi. Del paro a la inmundicia sin pasar por la casilla de salida, que diría la tarjeta del Monopoly.
5.- El caso es que me pregunto si el que la ternura sobreviva a un modo de ser recordado tan poco halagador no será un indicio de amor verdadero. El amor es lo que queda, si es que algo resta de las lucecitas de los comienzos, cuando se ha perdido el apresto de las primeras citas.
6.- Pero es que hay más. Tamaña declaración podría significar muchas cosas insospechadas. Por ejemplo, su intento de pisar al insecto podría ser un reflejo involuntario de la tensión sexual aun no resuelta. Qué pena no haber leído a Freud con mayor detenimiento y aprovechamiento.
7.- Más incluso. ¿Ese modo de acudir a su presente desde el semisótano de su subconsciente no podría significar que me considera su único héroe creíble y factible en momentos de apuro? ¿A quién quieres de verdad? Está claro, a quien pides auxilio cuando se acercan los monstruos.
8.- Qué pena no haber estado ahí para poder evitar que tan lindo y celestial pie tuviera que inmiscuirse en sórdidos asuntos terrenales. Su pie aplasta toda la fealdad de este mundo mientras camina por la única trocha que se adentra en el edén.
9.- Sí, mi vida, las cucarachas también son criaturas del Señor. Pero les daremos matarile para que tú no sufras, Y luego fingiremos estar en el bando de los buenos en la cruenta guerra contra el medio ambiente, que principalmente se libra en las ciudades.
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