viernes, 25 de marzo de 2016

El Fútbol y sus aledaños (192) - Limpiezas de vestuario



Limpiezas de vestuario

Las palabras de la tribu mutan, se sustituyen las unas a otras, rotan en sus significados, emergen en las modas, se desgantan con el uso y declinan hacia el olvido. Para que haya tribu ha de haber argot, palabras propias que describan su particular universo, cuanto mas impermeables a la realidad de lo ajeno mejor. Si hay un vocablo que haya cobrado popularidad entre el madridismo estos dos o tres últimos años es el de "limpia". El que más y el que menos, todos deseamos una limpia y la consideramos cada vez más urgente, ya sea en el vestuario, el banquillo o los despachos. Creo que fue Capello el que introdujo el concepto a los profanos. Según él los jugadores, una vez se convierten en estrellas, pierden progresivamente el hambre de títulos a medida que los ganan y se acomodan a una vida de celebridad y lujos. Su primer cometido tras llegar por primera vez al Real Madrid fue acometer una limpia del vestuario. Si mal no recuerdo, en el equipo que había ganado con Valdano una liga. La de aquel 5-0 al Barça en el bernabéu con gol final de Luis Enrique. A los periódicos deportivos afloraron sus terribles palabras a Quique Sánchez Flores: "Usted no tiene categoría para jugar en el Real Madrid". Y fue en esos términos dónde se instaló el debate. Sánchez Flores había sido un excelente lateral, fichado con cuatro duros -no había para muchos alegrías entonces- y que había dado un excelente rendimiento. A muchos nos pareció su despido un acto no solo de ingratitud sino rayando en la falta de respeto. La limpias nunca son fáciles, ni indoloras, ni agusto de todos los consumidores, es decir, de los aficionados. Pero ciertamente Capello tenía sus motivos y no estaba exento de razones. Lorenzo Sanz nos trajo aquel verano a Roberto Carlos, que había fracasado, aunque parezca difícil creerlo, en el Inter de Milán, y tenía por ello un precio razonable. Con Mijatovic y Suker se hicieron efectivas las cláusulas de rescisión, pero la sensación que nos dió a  todos aquel año es que Capello hubiera querido hacer limpia de los dos balcánicos nada más aterrizados en la ciudad deportiva de la Castellana. Para el entrenador italiano eran jugadores ya acomodados, en la cúspide de su carrera y con una caducidad muy a corto plazo. Meros caprichos presidenciales. Las limpias no tienen sentido si quien redecora no es el entrenador entrnte. Casi a regañadientes, al año siguiente, ya sin Fabio dirigiendo al equipo, se logró la Séptima y para otros quedó entonces el marrón de jubilar a los héroes de tamaño triunfo.

Yo creo que fue Capello, ya digo, el primero que quiso profesionalizar nuestros sentimientos como aficionados. El cariño a los jugadores, los encargados de hacer realidad las gestas imposibles que soñábamos para nosotros -¿para qué otra cosa jugábamos a todas horas al fútbol en el patio del recreo sino para poder sentir en nuestra piel un sucedáneo de lo que debía ser recorrer el carril del ocho del césped del Bernabéu vestidos de blanco?-, tenía un tope máximo permisible. Más allá de la raya que marcaba el límite estaba la idolatría, lo que ahora se denomina en un alarde de elegancia "mojabraguismo", el anteponer el bien del jugador al del club. Con Capello empezamos a fijarnos en los entrenadores. Fueron los críticos de la revista francesa Cashier du Cinema quienes acuñaron la expresión "El director es la estrella". Hasta entonces los reyes de Hollywood habían sido siempre los actores que protagonizaban las películas. Algo parecido pasó en el mundo del fútbol en tiempos de Capello. Hasta entonces estábamos habituados a entrenadores de la casa, tipos sin aparente relieve de cara a los medios, como Luis Molowny o Miguel Muñoz, que todo lo más adquirían un rol paternal, como ocurrió con el bueno de Bujadin Boskov. Pero llegó Capello y de pronto se hizo bien visible, dolorosamente patente, la guerra abierta que casi siempre tiene lugar en los vestuarios entre la plantilla y el cuadro técnico. El entrenador era el amo del territorio y necesitaba sacar a pasear la melena, rugir a todo pulmón en la sabana, para sentirse valorado. Desde entonces todo ha ido a peor y ya no se puede ser entrenador de fútbol sin dar un buen perfil a la cámara, sin tener labia para epatar al personar en la sala de prensa y sin tener dotes escénicas que exhibir en la banda del terreno de juego durante los partidos. Postureo versus conocimiento del oficio. No ha hecho falta que Le Equipe nos diga que vivimos en los tiempos en que el entrenador es la estrella. Messi eclipsó a Guardiola, cuando la voluntad de éste último es que ocurriera justo lo contrario, y aquello acabó muy mal, con el de Sant Pedor atendiendo al llamado de "vente para Alemania, Pepe" que le llegaba desde el Bayern de Munich, aunque con año sabático de por medio para atemperar primero el cabreo contraído por los celos profesionales. El ideal que se ha instaurado es que los entrenadores han de tener vocación de continuidad y los jugadores han de ser como estrellas fugaces. Si las ves lucir sobre el firmamento verde hay que pedir rápidamente un deseo antes de que se apaguen: el pastizal por el que los vamos a vender mientras aun tengan mercado. A ninguno se nos pasó jamás por la cabeza la idea de vender a Butragueño tras verlo lucir como una supernova en dos copas de la UEFA y otras tantas ligas y nos resignamos a verlo apagarse paulatinamente hasta que años después solo quedaron rescoldos de su genio, tan fidedignamente descritos por José María garcía, el Butanito, con su celebérima frase: "¿Pero acaso está jugando Butragueño?". "En la alineación está al menos", le contestaba siempre alguno de sus colaboradores. "Ah, sí, es verdad, no me había dado cuenta. Pues avisadme cuando toque balón".

Fue Florentino pérez quien trajo a España la figura del manager general, el tipo encargado de diseñar el equipo, fijar sus características, lo que ahora se denomina el modelo, y reclutar las piezas necesarias para lograrlo, entrenador incluido. Tenía sentido este perfil profesional que dab continuidad a las plantillas más allá de la figura del entrenador, porque era habitual que la llegada de un nuevo míster trajese aparejado el desembarco de una serie de jugadores de su agrado, a veces simplemente compatriotas con los que poder apaciguar la morriña por el terruño, que con su marcha, a veces unos pocos meses después si la temporada era aciaga en resultados, quedaban incrrustados en la plantilla como cuerpos extraños. Mourinho asumió en el Real Madrid el doble papel de entrenador y manager general, incluso después también el de jefe de prensa y protavoz del club. Pero no tengo claro que tuviese mucho voto ni en las incorporaciones ni el las bajas. Durante tres años su labor fue un continuo amagar y no dar con hipotéticas limpias de vestuario. Quienes le sobraban lo tenemos más o menos claro, en líneas generales todo el mundo menos su imagen reflejada en el espejo, esto es, Arbeloa haciéndose un selfie. No sé si es que en realidad no quería o no le dejaban, pero lo que decía querer limpiar ahí se quedó. Aun sigue en términos generales incluso. Casillas ha sido su única víctima póstuma.

Mourinho nos enseñó principalmente a odiar todo el entorno del Fútbol. A la prensa primero. Ahí se nos llevó de calle. Bastó con airear sus contradicciones, sus mentiras, su partidismo, su fobia generalizada por todo lo que representa y abarca el Real Madrid. Luego a los estamentos arbitral y directivo de las distintas federaciones y organismos. Tampoco fue difícil en este caso. ¿Qué identidad individual o colectiva que ha alcanzado la edad centenaria no cuenta con una libreta roja repleta de agravios anotados? Mourinho ejercició de Ray Man y nos deslumbró con su habilidad para contar palillos derramados por el suelo, decisiones erróneas emitidas desde los despachos -que si los calendarios de partidos, que si las sanciones cautelares, que si los sorteos con bolas calientes- y fallos arbitrales. Una vez plenamente en faena nos inculcó el odio a nosotros mismos insertando en nuestro inconsciente colectivo la semilla de una idea: la del pseudomadridista. Mourinho en el remake de Inception, a lo Leonardo Di Caprio, pulsando el botón del sótano segundo en el montacargas. Que si el Bernabéu parece la ópera, que si los piperos son como los walking dead del fútbol. Yo le hubiera dado el oscars entonces, no me esperaría a verle renacido, porque no se si el club sobreviviría a una segunda etapa suya. Una vez arraigó el germen de la insidia ya todo fue un continuo quitarnos los carnets los unos a los otros, como gendarmes de patrulla en la ciudad del madidismo solicitando DNIs a los viandantes con al tez morena en busca de inmigrantes ilegales. De este sueño de sospechas mutuas y guerras civiles no hay patada que nos despierte. Y el colofón, el elemento final de su número circense, lo que en aquella otra película, también de Christopher Nolan, denominaban el prestigio, fue enseñarnos a odiar a nuestros propios jugadores. Ya nadie ataca a Xavi Hernández en Twitter. Prefieren hacerlo al Topor, a Canelita, Mc Celo, Judas o Carajal, que asegura zascas aun más contundentes que los que se pueden arrear a Piqué, que es idiota pero gana trofeos, a Laporta, que ya ni siquiera se le ve en lontananza, o al padre de Neyymar, al que tampoco queremos cabrear demasiado para que se avenga a convencer a su retaño de que se vista de blanco. Sopapos dialecticos propinados con la mano abombada, en disposición cóncava, para que en el golpe una cámara de aire impacte primero con la carne y sean más sonoros. Mourinho redifinió las ecuaciones de campo de Capello y perfeccionó su teoría. Desde que pasó por el real Madrid todos soñamos con hacer limpias de vestuarios, con pasar por las paredes de azulejo cerámico llenas de mugre de ego de la nave industrial madridista una balleta empapada en Cillit Bang mientras bailamos al ritmo de "Maniac" de Michael Sambello. Una vez cogió carrerilla, cuando ya nos tuvo en su mano, nos enseñó también a odiar a la cantera, a los exjugadores que abrían la boca para opinar por su cuenta. Luego incluso a los callados por no predicar su nuevo orden, a los jugadores españoles por ser seleccionables y ser suceptibles de visitar la guarida culé construida por Del Bosque. El resultado del paso de Mourinho por el Real Madrid fue una guerra civil, suceso inherente a todo país que se odia a sí mismo y en el que se tergiversan o pervierten las palabras de la tribu.

Leo en el ABC de este Martes de Semana Santa, en un artículo titulado "Zidane dirigirá la revolución" y que firma Tomás González Martín, que la directiva del Real Madrid ha decidido pasarle la bayeta a Zidane y encerrarle toda la noche en el interior de la nave industrial blanca para su limpia. Quien dice noche dice verano, que es cuando el firmamento del fútbol se queda sin luz y sin estrellas. Ni Mourinho, que fue quien nos abrió el apetito, ni Ancelotti que la hizo parecer innecesaria primero y luego no tener el temperamento necesario para acometerla, ni Benítez que empezó la guerra con los jugadores antes de tiempo, pudieron llevarla a cabo. Será Zidane quien lo haga, y sin necesidad de quitarse el traje, tal como accede al barrizal de la sala de prensa tras cada partido y sale siempre impoluto, con la sonrisa a flor de labios, aunque venga de reprender a sus jugadores. "Así no vamos a ninguna parte" se le oyó decir tras la inmerecida victoria ante Las Palmas. El ABC es fuente fiable desde que arrinconó en su redacción a los pocos hostiles al presidente y al entrenador portugués que la habitaban y empezó a  recibir soplos de topos encorbatados como pago. Su primer tanto por la escuadra, que yo recuerde, fue anticipar durante unas Navidades la renovación de Xabi Alonso cuando todos lo veíamos fuera, por mor de sus supuestas desaveniencias con Casillas. Luego, más tarde, daría finalmente la espantada, que unos justificaron ahondando en la tesis de la guerra interna del vestuario y otros en supuetas fuentes fiables que hablaban de un lío de faldas con una cantante de relumbrón. El conocido síndrome Shakira. Cada cosa que dice ABC la tengo muy en cuenta, cuando aporta datos y no opinión me refiero. Su fuente suele estar cercana a la T4. Sin ir más lejos, el fichaje de JJJames lo radió en directo en el quiosco a la par que lo hacía el Sisón en Twitter. No necesita inventar ni rellenar con trapos viejos las noticias huecas para que hagan bulto y parezcan más consistentes y orondas. Tampoco son  tantas las páginas de su sección de deportes como para tener que improvisar, contando además como cuenta con fuentes de agua fresca que manan directamente de la montaña de Padre Damián. Así que si leo en el diario que Zidane acometerá al fin este verano la tan ansiada limpia me lo creo. Aunque ya sabemos que nuestra directiva es muy dada a dar bandazos, a circular en zig-zag, como si estuviera esquivando balas, de la prensa mayormente, y de aquí a entonces cabe que acabe ocurriendo cualquier cosa, valga la redundancia, aliteración o lo que diablos sea esa pseudorrima que me ha salido sin darme cuenta.

En el artículo se indica que "algunos directivos tenían dudas el 4 de enero con el nombramiento de Zidane como entrenador del Real Madrid", pero esas dudas se han ido disipando con el tiempo. Según la directiva, Zizou dirige el vestuario con mano de hierro en guante de seda, los mima pero los sienta en el banquillo, cuando no en la grada, si no dan el rendimiento deseado. Ese sería el caso de JJJames, aunque le diera muchas oportunidades, muchas más que a otros, antes de decidir marginarlo de las alinaciones. También el de Isco, que pasa por una profunda crisis de juego desde que Benítez nos lo desquiciara. Jesé constituiría la tercera pata del banco de los que están ahora mismo en entredicho, aunque parece empezar a saber aprovechar los pocos minutos de juego que se le conceden. Sorprende, para bien, que ABC afirme que Zidane apuesta decididamente por Keylor Navas. De ser cierto, y espero que sí, que se le permita retenerle, considero que sería la prueba del algodón -uso esta expresión para no salirnos del argot de los anuncios publicitarios de artículos de limpieza- de que por fin se le dan las riendas a un técnico para que confeccione el equipo que desee. Mucho me temo que persistirá la cabezonería de fichar a De Gea. Su rentabilidad comercial es lo que atrae a la directiva blanca, su calidad de próximo titular indiscutible de la selección, incluso tener una novia mediática que podría desbancar a Sara Carbonero como reina del colorín deportivo. A veces me malicio que los cantos de sirena sobre la posible salida de CR7 comenzaron justo cuando se separó de Irina Shayk y perdió punch mediático. He de reconocr que yo dudaba del portero costarricense porque me pareció verlo titubear cuando Ancelotti le concedió la titularidad, pero sería de fanático, de auténtico hater, no reconocer la extraordinaria temporada que está haciendo, su adaptación a la presión que supone el puesto de portero del Real Madrid. Además, es el tipo de portero que creo que le conviene al equipo. Es de la estirpe de Buyo y del primer Casillas. Un tipo de portero que quizá no domina su área pero que ante los compromisos extremos actúa como un kamikaze y suele solventarlos con buen resultado. Puede que no da tanta tranquilidad como otros pero es capaz de obrar milagros gracias a sus extraordinarios reflejos y su ambición por parar. La suerte de los penaltis es algo que domina, y para un equipo eso supone un plus de cara a los torneos que se deciden mediante eliminatorias, como es el caso de la Champions, precísamente lo único que nos queda este año. Si Clemente hubiera optado para la titularidad por Buyo en vez de Zubizarreta quizá el primer mundial de la selección hubiera llegado hace muchos años, en el 86. Hubiera bastado que apeara a medias de la borrica y aceptado sustituir al portero vasco por el gallego antes de la tanda de penaltis en el partido contra Bélgica.

No se indica en el artículo que Varane esté en la picota, pero si se señala la sorpresa que ha supuesto que haya sido precisamente su valedor de cara a la llegada al club, casi su descubridor, quien le haya hecho retroceder en jerarquía dentro de su demarcación. Varane es para Zidane ahora mismo el tercer central, claramente por detrás de aquellos que aparecen en más quinielas de las hipotéticas limpias de vestuario. Que no daría el mourinhismo por ver marchar a Pepe y a Ramos. El portugués para mi es el corazón del equipo, su nervio. Solo su veteranía pone para mi en entredicho su continuidad. El sevillano sigue siendo titular indiscutible, pese a quien le pese, a pesar de sus idas de olla, sus momentos de sentirse sobrado y sus pifias. Vaticino que le veremos nuevamente realizar un gran final de temporada y no me extrañaría que de haber Undécima, que ya sé que se mucho suponer, demasiada premisa, fuera también el puto amo de esta edición de la Champions. Pero aun hay esperanza para los que quieren vendeta por aquello de "O mister o nosotros, presi". Hacia el final del artículo puede leerse: "Ramos también está cuestionado por sus errores en partidos como el derbi del Calderón [...] Al capitán [le] ha faltado el poso de la experiencia que se le presupone". Pero el problema de Varane no está en quienes le disputan el puesto sino en el mismo. Ha experimentado un evidente parón en su progresión, probablemente como consecuencia de las secuelas físicas y mentales de su lesión. Tiene una patente pérdida de confianza, que solo se podrá subsanar con paciencia, dándole cariño. Y en eso Zidane pertenece a la escuela de Ancelotti. Pero tal vez no se cure nunca y estemos hablando de una carrera profesional truncada. De ser así sería una víctima colateral de quienes vodiferan hace años exigiendo la limpia de los no comprometidos y los que no pueden seguir el ritmo. ¿Aceptarían de buen grado los fans del Cillit Bang la marcha del central francés? ¿Creerían en las explicaciones que se les dieran o volverían a echarle la culpa a Casillas? Diría que tengo curiosidad por averiguarlo si yo no fuera también mojabragas del espigado defensa. No obstante lo anterior, yo sería partidario de traspasar a Ramos, que tiene buen cartel y por el que se podría sacar un pico, para así tener fuera de una vez todos los protagonistas en aquellos incidentes aciagos de vestuario (Mourinho, Ramos, Casillas y Arbeloa). tal vz eso ayudara a cerrar heridas de una vez. Por supuesto la vuelta de Mou estaría proscrita. Otar cosa sería hacer un pan como unas tortas. La baja de Pepe para rejuvenecer la plantilla en el puesto solo la vería bien si Ramos se queda. los dos de una tacada me parece un disparate logístico.

Respecto a los laterales parece que al fin se ha hecho la luz. Demasiado bueno para creerlo. Zizou estaría por buscarle competencia Marcelo en el lado izquierdo, Wendell del Bayen Leverkusen, Alaba del Bayern de Munich y Ricardo del Wolfsburgo -atención a él durante los cuartos de la Champions- serían las primeras. En el lado derecho quedaría como está. Arbeloa causaría baja segura.

Aunque parece indiscutible para Zidane yo sopesaría cuidadosamente si Kroos es un jugador recuperable al nivel que lució con Ancelotti. A veces tiene lagunas en su capacidad de compromiso. En la hipotética cama que mucha gente denuncia que se le hizo a Benítez el pivote alemán sería uno de los principales sospechosos, junto a Modric, pero este ultimo me parece intocable. Ambos son intocables para el mourinhismo y por eso tampoco ha habido tanto lío con el tema. Se avisa en ABC sobre la llegada de un medio centro defensivo con proyección atacante y se barajan los nombres de siempre: Verrati y Pogba. El jugador del PSG parace el más factible de fichar. En cuanto a Isco, siendo isquista, aunque sin exagerar, yo obtaría por su marcha. No como represalía a ningún mal comportamiento. Todo lo contario. Es un ejemplo de entrega. Quizá en demasía. A menudo se quema defendiendo sin excesiva cabeza y se quda sin energías para rendir en ataque. La marcha del jugador malagueño sería más por su propio bien que por el del club. Aquí no ha acabado de encontrar su sitio, se ha truncado su progresión y parte de la afición no quiere darle ni los buenos días pensando que no es el tipo de jugador que el gustaría a Mourinho. ¿Lo es acaso Hazard? Por sus disputas con él mientras era entrenador del Chelsea da la sensación de que tampoco. El belga es un antojo de Zidane. Nada que objetar, Zizou tiene buen ojo. Pero yo miraría a ver cual es su comportamiento fuera de la cancha de juego. Son ya muchos medias puntas los que nos han salido juerguistas últimamente. Se conoce que cuando llegan a Madrid se aficionan a tomar copas de madrugada. Se conoce que cuando se prueba el güisqui Dick engancha. No sé quien redacta los informes de actitud en el club pero se enterá menos de la vaina que una novicia en una despedida de soltera.

Mucho menos dramática sería la criba de delanteros. De no mediar accidentes judiciales en lo que a Benzemá se refiere, Zidane quiere seguir contando con la BBC al completo. Coincido en opinión con él. A los que cuestión a CR7 les preguntaría que otro jugador te asegura 60 goles al año, aunque sea a la Ponferradina en partidos amistosos. El portugués ya no es el jugador franquicia del equipo pero sigue siendo muy válido. Me ahorro al defensa de Bale por innecesria al ser el niño mimado del mourinhismo. Tiene gracia proque es la antítesis de loq ue predica el entrenador de Setúbal. Pero a caballo regalado no le mires el diente. En cuanto a Benzemá, para mi es el jugador con más talento de la plantilla junto a Marcelo. No solo de músculo y de derruir lo que hace el rival vive un equipo, también es necesario tener constructores, y si son ingenieros aeronáuticos mejor que mejor. Una posible cesión de Jesé con vistas a que fuera repescado muy probablemente en uno o dos años sería suplida por el fichaje de un nueve puro de campanillas, el tantas veces mencioando Lewandowski o Morata. a mi ni uno ni otro me desvelan el sueño, pero puestos a elegir me quedo con el canterano. Caza goles ya tenemos y creo que Morata ofrece otras cosas, sobre todo cariño al club. Supongo que algo le quedará a pesar de lo injustamente que nos portamos con él.

En resumidas cuentas:

1.- Limpia propuesta por Zidane, según ABC: Una sola baja segura: Arbeloa. Tres posibles bajas: Ramos, Isco y JJJames. Una cesión: Jesé. Demasiada balleta para tan poco fregado.

2.- Limpia propuesta por mí: Tres bajas seguras: Arbeloa, Isco y Ramos. Tres bajas posibles: Kroos, JJJames y Varane. Pepe solo si se ficha otro central joven y se retiene a Ramos. También insuficiente para la mayoría de la afición. Que ya sabemos lo que quieren algunos. Echar a todo el mundo, nombrar a Arbeloa presidente y traer de vuelta a Mopurinho para que nos enseñe a odiar lo poco que aun respetamos del Madrid, que se yo, ¿su historia quizá? ¿La sala de trofeos? Yo en realidad donde primero haría una limpia es en la presidencia y en la dirección del club. Lo mismo volvíamos a querernos y dejaríamos de sentirnos como nuevos ricos que solo gastan su dinero en horteradas.

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