Duque de Pastrana - Juan Carreño de Miranda
Rescates de Twitter (13) - Retrato del duque de Pastrana
1.- El salón de los espejos es una estancia que una vez fuera real, pero que ahora solo tiene existencia virtual en los cuadros del Prado.
2.- Estancia emblemática del antiguo Alcázar de Madrid, lugar con resonancias psicológicas, donde España se miraba y aceptaba su locura.
3.- Pero el palacio edificado sobre los cimientos de la alcazaba mora ardió a finales del XVII por la imprudencia de un francés. ¿Cómo si no?
4.- 25 Tizianos, la mayor parte de la obra de El Bosco y Patinir, varios Velazquez, todo ardió en la mayor tragedia de la Historia del Arte.
5.- Pero lo que arde deja cenizas. A veces en forma de imágenes. El retrato de Carlos II entre penumbras, en el que el espejo rehuye su reflejo.
6.- El de su madre, Mariana de Austria, que asumió la regencia en nombre de su hijo, incapaz e infeliz en una España que se consumía lentamente.
7.- Todos los pecados le habían sido perdonados al rey: su locura, su mente infantil. Pero no su impotencia, su incapacidad para procrear.
8.- La reina madre posa en el retrato del salón mientras trabaja, vestida con los hábitos de monja, con los que regió desde las Descalzas Reales.
9.- Está sentada ante una mesa y hay unos pliegos de papel bajo su mano. La pluma descansa en el tintero. Acaba de escribir una carta quizá.
10.- O tal vez sea la sentencia de muerte para algún partidario de su hijastro, el bastardo de Felipe IV y La Calderona, que acecha el trono.
11.- En el retrato de Carlos II no hay más que pose. Es un ser despreocupado de responsabilidad, frágil y anodino que mueve a la misericordia.
12.- Ambos retratos son obra de una de las cumbres del barroco español: Juan Carreño de Miranda. Pintor de Avilés que aprende su oficio en Madrid.
13.- Como Carlos II, Carreño de Miranda vivió en la penumbra alejada de la fama, a la sombra de dos gigantes, uno español y otro italiano.
14.- Toda una vida aspirando a ser retratista del rey, puesto que al fin lograra cuando una neumonía se llevará a su maestro Velázquez.
15.- Pero ni aun así, con tan dolorosa pérdida, logró convertirse en pintor principal de la corte, en el favorito de la clientela más pudiente.
16.- Dicen las malas lenguas que lo único que hizo bien durante su reinado Carlos II fue persuadir a Lucas Jordán para que viniera a Madrid.
17.- Sería difícil de determinar si dejar en herencia la corona a Luis XIV fue una decisión acertada o errónea. En todo caso no evitó la guerra.
18.- Aun así es más que probable que su testamento fuera una falsificación que los agentes del rey francés lograron "vender" como auténtico.
19.- Una vez librado de Velázquez, Carreño de Miranda hubo de ceder el corral a otro gallo: Luca Giordano, Fa Presto, el pintor que esprintaba.
20.- Capaz de pintar con 2 las manos a la vez, 1 cuadro con cada una de ellas, Jordán era el mejor discípulo de Ribera, el español napolitano.
21.- Pero vivir su segunda etapa de pintor a su sombra al menos le permitió completar su aprendizaje. Del italiano aprendió a pintar al fresco.
22.- Buen ejemplo de ello son las pinturas de San Antonio de los Alemanes, a dos pasos de la Plaza de la Luna, en pleno centro de Madrid.
23.- Los frescos que adornan techos y paredes de la iglesia son la cumbre del barroco madrileño. O quizá lo único que no se convirtió en ceniza.
24.- Casi todo lo que sobrevivió hasta el XX fue convertido en nada por aquellos que acuñaron la festiva frase de "Que bien arde el barroco".
25.- La furia iconoclasta eliminó del Madrid de los Austrias gran cantidad de iglesias y obras irreemplazables. Esta es una historia de cenizas.
26.- El retrato del Duque de Pastrana llegó al Prado un siglo después de su fundación. Adquirido en la almoneda del Duque de Osuna.
27.- Es curioso comprobar como buena parte de la colección del barroco madrileño que atesora el museo no procede del legado de la Colección Real.
28.- Es un retrato con caballo, aunque no ecuestre. De gran formato y con intenciones ambiciosas. Es un destello de una España que ya no existe.
29.- Igual de alucinado, el cuadro es casi es un preludio del romanticismo español que impregnara artes y letras españolas dos siglos más tarde.
30.- A lo van Dick, pintor muy bien representado en la colección de sus patronos, la familia real. La influencia del discípulo de Rubens es clara.
31.- Como si de uno de los retratos que este pintor hiciera del otro infeliz Carlos, el de Inglaterra, un criado coloca una espuela al caballero.
32.- Más que duque se diría rey. Más que una España en plena descomposición se diría imperio con territorio en cuatro continentes. Solo espejismo
33.- El cielo es un adorno de nácar, rubí y zafiro. Un ocaso, por que el amanecer de todo, las luces de Ceriñola, queda muy lejos en el tiempo.
34.- El caballo parece haber sido hecho con espuma de mar, apenas clava cascos en el universo de lo tangible y se deshace en la fronda del roble.
35.- Hay despreocupación, casi olímpico desdén, en la expresión de duque, solo atento a su gesto y a mantener la mirada de quien le observa.
36.- Ni siquiera es una mirada retadora o altiva. Sabe su lugar, de su importancia, quien le debe respeto. Los pocos ante los que ha de postrarse.
37.- Muestra el puño de su florete porque empuñando este arma habrán de resolverse las pocas cuestiones en las que haya incertidumbre.
38.- Pero es solo un ardid, una estratagema. Tan inútil el arma en el cinto del duque como en la mano lánguida y sin fuerza del joven monarca.
39.- Hay cierto aire de ensoñación en el cuadro. Es un recuerdo urdido por una memoria mentirosa o un deseo a punto de convertirse en quimera.
40.- La imagen del cuadro es un de esos reflejos que nos ocultan los espejos de la estancia del Alcázar. Se trata de una España que ya no existe.
40.- Ni siquiera en tiempos de Carreño de Miranda. Son días de ceniza que a veces nos recuerdan lo que ardió con la llama y otros son mera locura.
41.- Es de ojo menos certero que su maestro Velázquez, quien jamás se avergonzó de lo que vio y siempre supoe darle dignidad a sus personajes .
42.- Sin embargo, al trasladarlo al lienzo, la mirada de Carreño sabe darle a lo que capta su retina una ternura de la que carece el sevillano.
43.- Las ropas del caballero son negras, a la usanza española. Los cuervos era como los denominaban sus rivales ingleses en tiempos de Felipe II.
44.- Negro por el luto de lo que ha de morir por mano de los españoles, ya que nunca hubo guerreros más fieros en la guerra ni mejores matarifes.
45.- Negro que solo rompe el color de algún adorno o distinción. El oro del Toisón en los retratos de monarcas. El rojo de la cruz de Santiago.
46.- Luce el emblema de la orden el señor de Pastrana, porque no hay honor más grande que el que se sepa que se es soldado y con noble causa.
47.- Quiso ser de esta orden Velázquez, a quien el oficio de pintor le parecía poco después de pintar el bosque de picas en la Rendición de Breda.
48.- Pero no su discípulo asturiano, a quien la pintura colmaba toda sus ambiciones, aunque jamás llegara a ser el indiscutido maestro de todos.
49.- Velázquez litigó durante sus 2 últimos años de vida para poder obtener el título de caballero de Santiago, lo que logró de forma póstuma.
50.- "La pintura no precisa de honores. Puede darlos al mundo entero", dijo Carreño cuando se le preguntó si quería ser caballero de la orden.
51.- Segundón en uno de esos momentos en que solo hay principales, como en la Florencia de los Medicis o el Madrid de los Austrias Menores.
52.- A la sombra de gigantes, retratando personajes en penumbras, ceniza de lo que hubo y de lo que la imaginación hurtó a las llamas del Barroco.
Carlos II - Carreño de Miranda
Mariana de Austria - Juan Carreño de Miranda
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