"Juan de Pareja", de Diego Velázquez (Museo Matropolitrano de Nueva York)
Negritud
1.- El último número de Jot Down tiene como hilo conductor la negritud en todas sus posibles acepciones (humana, cromática, conceptual).
2.- Ojeando el ejemplar que adquirí en un VIPS en una de mis tardes de hospital fue como germinó la semilla negra de esta idea.
3.- Luego me puse a escribirla con papel y boli en vez de teclearla. No tengo móvil ni PC. Parezco alguien del siglo pasado. En sentido literal.
4.- "Los negros [...] también proliferan en el mundo del arte", reza el titular de uno de los artículos de la revista dedicado a Alejandro Dumas.
5.- El escritor mulato, para poder sustentar su vertiginoso y prolífico ritmo de escritura, se apoyaba en el trabajo de varios negros metafóricos.
6.- Fue leer la frase y acordarme de mi negro favorito en el mundo del arte. En realidad mulato, como Dumas. Juan Pareja tenía por nombre.
7.- Su peripecia vital es una paradoja que dinamita las convenciones acerca de la identidad de grupo. Concretamente la de los españoles.
8.- Sustentar la definición de lo que somos en cuestiones tan casuales y fortuitas como la raza, el credo o la costumbre solo conduce al error.
9.- Una explicación de lo que es España, de lo que fue antaño sobre todo, que no incluya a Juan Pareja sería incompleta y abocada al equívoco.
10.- En el Museo Metropolitano de Nueva York, en la Quinta Avenida, puede verse el retrato de un caballero español pintado por Velázquez.
11.- Hasta aquí nada que llame especialmente la atención. El pintor sevillano se prodigo en el retrato de personajes de la corte de Felipe IV.
12.- La extrañeza se produce cuando caemos en la cuenta de que el retratado que nos mira es un mulato, alguien mitad negro y mitad moro.
13.- Alguien "morisco de generación mestiza y color extraño", tal cual nos relata Palomino, el primer biógrafo de Velázquez y casi coetaneo suyo.
14.- Juan Pareja era el esclavo de Velázquez. De origen malagueño, llevaba a su servicio desde los tiempos en que estaba afincado en Sevilla.
15.- A pesar de lo que creemos saber sobre nosotros mismos, tener esclavos en aquellos tiempos era algo sumamente raro en la España de entonces.
16.- Y no faltaban ni las fuentes para una abundante materia prima (Las Américas y el Norte de África), por así decir, ni tampoco las ganas.
17.- Los propios moros asolaban las costas del sur y de Levante en busca de esclavos. Treinta mil españoles compartieron cautiverio con Cervantes.
18.- Documentándome en su día sobre la costa almeriense me sorprendí al saber que el despoblamiento de allí tenía por una de sus causas ésta.
19.- Los Reyes Católicos trataron de erradicar de sus reinos la nefanda práctica de la esclavitud, tan en contra de la fé cristiana.
20.- Esclavos hubo en América, y por tratar de subsanar ese error desde este lado del Atlántico se sublevaron los encomenderos contra la corona.
21.- Pero Sevilla era una ciudad cosmopolita. Su puerto, tan activo, era una puerta abierta a la modernidad y las costumbres foráneas.
22.- Si en el Madrid pacato y retrógrado eran una rareza mal vista, en la pudiente y moderna Sevilla eran un elemento habitual de distinción.
23.- Era habitual entre los pintores sevillanos tener esclavos. Pacheco, sin ir más lejos, el suegro y mentor de Velázquez tenía un esclavo turco.
24.- Juan Pareja se encargaba de moler los pigmentos y tensar los lienzos que usaba Velázquez. A veces extendía la capa base de pintura.
25.- Labor artesanal, trabajo puramente mecánico, que a Juan Pareja, con profundas inquietudes artísticas, le sabía a bien poco.
26.- Cuenta la leyenda que Juan Pareja aprendió a pintar a escondidas de su amo por temor a que éste cercenase su sueño de llegar a ser pintor
27.- El taller de Velázquez ocupaba la antigua estancia del príncipe Baltasar Carlos, muerto en plena adolescencia para consternación de todos.
28.- Estancia que Velázquez convierte en un personaje más de su obra más célebre: "Las Meninas", inmortalizándola, evitando su desaparición.
29.-Ya que todo el alcázar madrileño fue pasto de las llamas medio siglo después, borrando de la faz de la tierra tantas estancias emblemáticas.
30.- Como El Salón de los Espejos, donde Carreño de Miranda retrató al desdichado (y hechizado) Carlos II, el hermano de Baltasar Carlos.
31.- En el taller de Velázquez pasan las horas en completo silencio amo y esclavo, sin que nadie interfiera en su trabajo, que requiere sosiego.
32.- Velázquez se tenía a sí mismo más como un pensador que como un pintor y así se retrata en "Las Meninas", meditando la siguiente pincelada.
33.- Solo SM, Felipe IV, tiene libre acceso al obrador del maestro, que visita siempre que sus tareas, pocas, a decir verdad, se lo permiten.
34.- Para poder acceder al taller de Velázquez a cualquier hora del día o la noche, sin tener que anunciarse siquiera, tiene una llave.
35.- La llave abre una puerta en el fondo del taller que da a un pasadizo secreto, que a su vez conecta con los aposentos particulares del rey.
36.- Bien pudiera ser esa puerta la que abre Nieto Velázquez, el aposentador de la reina, al fondo de "Las Meninas".
37.- El rey hace acto de presencia en el obrador siempre que le place, y lo hace para gozar de la contemplación de ver pintar a Velázquez.
38.- La distancia que media entre el rey de su servidor, su retratista, es igual de abismal que la que existe entre el pintor y su esclavo.
39.- Los tres personajes sienten la vocación de la pintura, pero solo el genio anida en el escalón intermedio, en el pintor sevillano.
40.- En el silencio de la madrugada el maestro crea, con parsimonia, mientras el rey le contempla y el mulato se aplica en las tareas rutinarias.
41.- Un día la rutina, aceptada por los tres de forma tácita, se rompe de forma inesperada nada más acceder el rey por la puerta secreta.
42.- Juan Pareja se arroja a los pies de Felipe IV y le suplica: "Protegedme de la ira de mi amo para que yo también pueda serviros con mi arte".
43.- Y mientras esto dice le muestra una de sus obras al rey, realizada a espaldas de Velázquez utilizando sus telas y sus pinturas.
44.- El rey no está acostumbrado a las efusividades pero es hombre de buen corazón. También aprecia lo que se le muestra. Concede lo que le piden.
45.- La leyenda dice que el rey exclamó conmovido: "Quien tiene esta habilidad no puede ser esclavo" y que acto seguido le concedió la libertad.
46.- Ojalá un final tan hermoso y vibrante para esta historia. Aunque quizá lo que ocurrió en realidad fue incluso más emocionante y aleccionador.
47.- A escondidas o con la anuencia de su amo, lo cierto es que Juan Pareja pintó y alguna obra suya hay en los peines de los sótanos del Prado
48.- En 1949 Velázquez viaja por segunda vez a Italia. En su primera visita lo hizo para aprender. Esta vez lo hace para impartir magisterio.
49.- Es un pintor del que Europa ya tiene noticia. Por eso parte con importantes encargos en su cartera. El principal: un retrato del papa.
50.-Durante la travesía en barco del Mar Tirreno, camino de Roma, se ejercita, "hace dedos", según expresión de Palomino, retratando a su criado.
51.- Lo retrata como hombre libre tras manumitirle, como caballero español, orgulloso de ser lo que es, fiero y arrogante, desafiante en el gesto
52.- El gesto hosco, la mirada al frente, como retando, como midiendo las intenciones del otro, y la mano que parece acudir al pomo de la espada.
53.- Velázquez ama la verdad, es su estilo, por lo que suponemos que pinta a Juan pareja tal como lo ve, negro y moro y, a pesar de ello, español,
54.- Como después retratara a Inocencio X con expresión inteligente pero cruel, suspicaz, sin un ápice de afectividad para con el prójimo
55.- "Tropo vero", dirá su santidad al verse en el lienzo. Y no quedará claro de si se trata de un elogio al pintor por su maestría o una censura
56.- ¿Consideró Juan Pareja también demasiado veraz su retrato? Esa sospecha nos suscita la contemplación de su obra "La vocación de san Mateo".
57.- En ella Juan Pareja se autoretrata a la izquierda del lienzo en un personaje cuyo color de piel es idéntico, al menos similar, al del resto.
58.- Es por eso que emociona tanto el cuadro del Metropolitan, porque quien nos mira es alguien que nos representa en nuestro mejor momento.
59.- Velázquez pinta a su esclavo negro y en su empeño por ser veraz lo que consigue es el retrato de un caballero español con el pelo a lo afro.
60.- Pero no se trata de un error. Tampoco de una burla. La españolidad es un modo de ser y de sentir, no una raza. Así lo entiende Velázquez
61.- En cierta ocasión acudí a una conferencia en el Prado. Versaba sobre el pintor, sobre el autoretrato que cuelga en el museo de Bellas Artes de Valencia.
62.- En cierta ocasión acudí a una conferencia en el Prado. Versaba sobre el autoretrato que cuelga en el museo de Bellas Artes de Valencia
63.- A pesar de que la impartía Fernando Marías, máxima autoridad mundial en Velázquez, reconozco que me costaba prestar atención
64.- Fue un dato en apariencia banal lo que me espabiló del sopor: Los ojos del pintor, de un oscuro aun más intenso que en otros autoretratos.
65.- Marías achacaba esa negritud a un posible mestizaje. Se sabe casi con certeza que el sevillano medio judío, creo que por parte de madre.
66.- La propuesta es que tal vez fuese medio moro por parte paterna. Si tal fuera, serían circunstancias casi idénticas a las de Juan Pareja.
67.- La moraleja de todo esto es que la negritud no desmiente nunca la españolidad desde hace al menos medio milenio. Lo saben bien en Nueva York.
"Inocendio X", por Diego Velázquez (Galería Doria Pamphili, Roma)
"Autoretrato", de Velázquez (Museo de Bellas Artes de Valencia)
"La vocación de san Mateo", de Juan Pareja (Museo del Prado)
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